LAS LEYES TAMBIÉN TIENEN QUE RESPETAR A LAS PERSONAS

Foto tomada de Internet.

Es sabido que todos los países necesitan y son regidos por leyes. Estas leyes deben ser aprobadas, evaluadas y cumplidas por los ciudadanos de cada país, sea de forma directa o por medio de los representantes democráticamente elegidos por el pueblo.

No es baldío recordarlo, los ciudadanos debemos cumplir las leyes justas pero las leyes y los que las hacen deben respetar a los ciudadanos. Hoy se habla mucho del respeto a la soberanía de otros países y no meterse en sus asuntos internos. Entonces, centrémonos en el nuestro, donde vivimos, en el cual tenemos el derecho de valorar las normas legales que deberían ir destinadas a hacernos la vida más ordenada y próspera. Valoremos algunos ejemplos:

En Cuba se prohíbe ejercer el periodismo a quien piense con cabeza propia. En la actual regulación que amplía el “permiso” para los trabajos por cuenta propia tampoco se autoriza una licencia para ser periodista independiente. Sin embargo, cuando encendemos la televisión vemos, a cualquier hora o día, que todos los que dan opiniones, analizan o comunican noticias son de una sola forma de pensar: la oficial. En todo caso, si aparecen “otros” que opinan diferente le quitan la voz y solo se les ve mover los labios, y otro nos dice qué dijo aquel como si hablara en una lengua extranjera y hubiera que traducirlo. Algo anda mal en esto.

Otro ejemplo: existe una regulación para “topar” los precios de las ventas de los privados pero que no se aplica para las ventas estatales que han aumentado hasta diez veces los precios de cualquier tipo de productos indispensables sean alimentos, medicamentos, aseos, electricidad, combustible para cocinar y un largo etcétera. Por otra parte algunos de esos productos son vendidos en moneda libremente convertible (MLC) que no podemos ganar en nuestro país. Nos pagan en una moneda y nos venden en otra o al equivalente de la otra. Los salarios o jubilaciones no nos alcanzan ni para los más básicos. Solo con los envíos familiares, para quienes tienen familiares en el exterior, se puede sobrevivir. Los que no tienen esta ayuda verdaderamente no sé cómo pueden. Algo anda mal en esto.

Igual que podemos ver que los vehículos de chapas estatales surcan nuestras calles y carreteras generalmente con solo uno o dos tripulantes, a toda hora. Si uno se pusiera a contar en una esquina se daría cuenta de la cantidad de combustible que se está gastando en lo estatal mientras el mismo Estado quita el transporte público, dejando muy pocas o ninguna “guagua” para ir a trabajar o para hacer gestiones vitales. El que compruebe esto pensará que algo anda mal.

Pongamos el ejemplo del agua: Por la escasez de agua en una ciudad en la que no faltaba, ahora se puede pagar, quien los tenga, hasta 350 pesos por llenarte un tanque o porque te traigan una pipa estatal. Porque el mismo Estado nos suministra agua con una semana o 10 días pero nos cobran ahora el mes completo, y nueve veces más de lo que pagábamos por este servicio vital, tarea difícil de explicar por parte de los cobradores del preciado líquido.

También podemos hablar de que es ilegal sacrificar una res propia, nacida en tu finca de otra res propia, sin embargo antes de 1959 se podía comprar y comer carne de res sin ser un producto perseguido o clandestino. Otro tanto pasa con los cigarros y los tabacos en la tierra que tenía el mejor tabaco del mundo. Cuba producía el producto para fumar en variadas marcas y precios, en tal abundancia que alcanzaba para que estuvieran disponibles siempre en cualquier esquina y se pudiera exportar. Eso era cuando los vegueros no tenían el “estanco del tabaco” y podían sembrar lo que quisieran o pudieran y vender al precio que acordaran libremente con los compradores que eligieran libremente.

Podríamos seguir poniendo ejemplos incontables de leyes y regulaciones claramente injustas. También podemos poner varios ejemplos de amagos para arreglar esas fallas. Hace tanto tiempo ya que casi nadie recuerda cuándo y por qué se lanzaron las llamadas “ofensivas”: Una se llamó “Rectificación de Errores y Tendencias Negativas” de hace varias décadas. ¿Volvieron o nunca se fueron los errores? Ahora se les llama “Tarea de Ordenamiento”, ¿qué, cuándo y quién desordenó? Es como si no hubiera memoria o como si se tratara de decir lo mismo con palabras distintas. Pero seguir haciendo lo mismo sin cambiar el meollo del problema que no es este error o el otro.

Dicho esto y viendo que a pesar de todo el resultado esperado no emanan de las leyes que la rectifican, entonces cada cual puede sacar sus propias conclusiones de qué hay que cambiar y quiénes deben ser respetados en sus derechos.

 

 


  • Luis Cáceres Piñero (Pinar del Río, 1937).
  • Pintor.
  • Reside en Pinar del Río. 
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