La salud del tercer sector

Jueves de Yoandy

En la actualidad, a pesar de que el término de ONG (Organizaciones No Gubernamentales) no es tan antiguo, resulta bastante difícil que los ciudadanos no conozcamos a este tipo de organizaciones, siempre asociadas a beneficios o aportes a la sociedad en las principales áreas de desarrollo.

Quizá una de sus características principales y que le define como lo que son, es el hecho de estar “organizadas”, y esto, aunque resulte elemental, es un hecho fundamental; sobre todo en países con gobiernos autoritarios o totalitarios, como es el caso de Cuba. Estar organizadas significa, además de contar con cierto grado de institucionalización, que la ciudadanía y el gobierno perciban al conjunto de personas reunidas en torno a un objetivo común, como un ente colectivo y como una institución. Esta primera y principal característica de las ONG considero es la principal a superar. La combinación de esa percepción como institucional con el estatus legal, garantizará la salud del tercer sector. En el futuro de Cuba, más bien a corto plazo, el marco legal establecido deberá reconocer la personalidad jurídica de todas aquellas organizaciones independientes que se presentan con objetivos precisos, un sólido programa para su cumplimiento, y una firme expresión de respeto a la dignidad humana y los derechos fundamentales y de todo tipo.

El autogobierno de las ONG debe ser respetado, garantizando la independencia en cuanto a estructura interna y funcionamiento, al margen de todo control o intento de ser dirigida desde el gobierno u otro tipo de intervención externa. La separación de los controles del Estado o gobierno permitirá asegurar que se trata de entidades privadas, con las facultades necesarias para elegir sus dirigentes, asociarse de acuerdo a fines comunes y gestionar fondos para desarrollar sus proyectos. En el futuro de Cuba debe erradicarse la confusión que conlleva esta característica. Las ONG con diferentes funciones sociales dejarán de ser vistas como organizaciones políticas y de masa que respondan a los intereses del gobierno, y este dejará de establecer planes de trabajo, y suprimirá la relación con procesos políticos que tergiversan su visión, misión y estrategias de impacto social.

El financiamiento dejará de ser un problema constante. El acceso a diversas fuentes de financiamiento garantizará el desarrollo de nuevas actividades, permitirá un mayor alcance de las mismas y eliminará el principal problema que resulta de tener una única fuente de financiamiento que condicione los planes de trabajo o ponga límites a determinadas acciones por falta de presupuesto. En el futuro de Cuba, en relación con la primera característica que le otorga reconocimiento legal a las ONG, cada una de ellas podrá presentarse a concurso frente a diversas fuentes de financiamiento. Hasta el momento, las organizaciones independientes que han emergido dentro de Cuba son consideradas mercenarias, y no pueden recibir fondos ni tan siquiera de la cooperación para el desarrollo de bloques regionales como la Unión Europea o países independientes. Estas entidades ofrecen presupuesto para áreas de trabajo que no se desarrollan o especializan en el gobierno, pero estos fondos le son asignados porque gozan de la personalidad jurídica requerida por el donante. Se continuará trabajando en el altruismo, para evitar que se desvíen recursos hacia otras líneas que no se correspondan con el objetivo general, así como se potenciarán mayores resultados que se correspondan con altos valores en los indicadores de desarrollo humano.

Aumentará el voluntariado en las ONG, tanto en la participación directa como en cuanto a las donaciones. El voluntariado será más activo con capacidad para nuclear mayor número de integrantes, fortalecer el liderazgo comunitario y la participación consciente y responsable en el desempeño de las actividades, así como también en la búsqueda de bienes económicos que permitan la permanencia de la institución en la sociedad. En el futuro de Cuba, esta característica de las ONG es un gran desafío debido a que, al confundir este tipo de actividades sin fines de lucro con mercenarismo, e incluso, aplicar sanciones gubernamentales a los protagonistas y participantes, disminuye la participación y el impacto de la acción social.

Las ONG del futuro contarán con un mayor grado de profesionalización que se iniciará a través del fomento de la vocación, la motivación y la capacitación de todos los miembros implicados, porque todo empeño que se realice en el área de la educación-formación de formadores es considerado una inversión directa en el capital humano. Además se contará con profesionales externos que sean capaces de asesorar, transmitir experiencias y monitorear el funcionamiento en base a los conocimientos propios. Unido a la profesionalización se contará en cada organización con un sistema tecnológico avanzado que permitirá una mejor articulación del trabajo, coordinación de grupos, trabajo con miembros externos, intercambio de experiencias a través de sistemas comunicacionales de rápido acceso, herramientas para la realización de censos y/o encuestas que posibiliten proyectar nuevas actividades. En el futuro de Cuba, esta característica de la profesionalización estará ligada a la especificidad de funciones, es decir, la definición de roles. En la actualidad, la falta de un programa coherente para cada organización que surge al margen del gobierno limita su vida útil, a la vez que desacredita al resto de ellas, que trabajan en un entorno adverso. Los excesos de liderazgo, el clima desfavorable en los ambientes de trabajo, la falta de competitividad para la ejecución de una tarea y la falta de preparación para el trabajo en equipo, serán superados con vistas a alcanzar mayores grados de coordinación en la ejecución de las tareas.

Siendo optimista, imagino las ONG en el futuro, en un grado de cumplimiento máximo de sus funciones: el reconocimiento, respeto y ejercicio de los derechos humanos (de primera, segunda y tercera generación); la inclusión social; el mantenimiento de las garantías fundamentales y, en resumen, el Estado de Bienestar. La experiencia adquirida, la formación alcanzada por cada uno de los miembros de las organizaciones, y las herramientas disponibles, permitirán sobrepasar cualquier reto que se presente en el desempeño de las funciones anteriormente mencionadas.

 


  • Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
  • Licenciado en Microbiología.
    Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
    Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
    Responsable de Ediciones Convivencia.
    Reside en Pinar del Río.

 

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