La Feria Internacional de La Habana, o ¿Havana?

Martes de Karina

La 35 edición de la Feria Internacional de La Habana, FIHAV 2017 (no sé por qué habana en inglés), se desarrolló del 30 de octubre al 3 de noviembre. Según la prensa oficial con el objetivo de contribuir a la promoción de las exportaciones cubanas, a la atracción de capital extranjero y la ampliación y diversificación de nuestras relaciones económicas internacionales.

En esta feria es que participan empresas extranjeras exponiendo sus productos y haciendo negocios con empresas cubanas, independientemente de la políticas de sus países. Incluso en estas ferias, han participado empresarios estadounidenses, a pesar del Embargo. La empresa cubana Maquimport y la compañía estadounidense Deere&Company firmaron un acuerdo de términos y condiciones de validación y venta de equipamiento agrícola.

Es un buen espacio, como oportunidad de exposición y negociación. Aún cuando en esta edición participaron 10 países menos que en el 2016, FIHAV 2017 fue un espacio para intercambiar, promover, hacer negocios. Se desarrolló con la participación de empresas de alrededor de 63 países. No obstante, no se han conseguido todos los acuerdos y la participación de capital extranjero que se necesita para capitalizar la economía cubana ni siquiera en 35 años de ferias internacionales.

Es que conseguir la inversión necesaria para emprender el camino del desarrollo económico y superar el modelo de economía de supervivencia no es cuestión de ferias.

¿Qué falta?

Faltan testimonios de prosperidad verdadera y sostenible de empresas cubanas no estatales. La aparente apertura económica que se vive en la feria, debe convertirse en una realidad para los pequeños empresarios cubanos. Abrir al mundo después de abrir a los cubanos.

Falta que la calidad expuesta por empresas cubanas estatales sea la regla de la vida económica en Cuba y no la excepción de las empresas que participan en la feria.

Falta que, con la misma facilidad con que se consigue participar en la feria se consiga invertir en Cuba. Facilidad que no solo incluye el aspecto burocrático y tributario, sino que se refiere también a funcionamiento de infraestructura y mercado interno, sistema financiero y monetario.

Falta que el propósito de diversificar las relaciones internacionales deje de ser, durante el resto del año, asunto solo de las autoridades económicas o políticas.

Para lograr despegar hacia el desarrollo, lo positivo que sucede en esta feria de La Habana y más, tiene que suceder en toda la realidad económica de Cuba cada día. Necesitamos democratizar el intercambio económico.

 


Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

Columnas anteriores

31 octubre 2017│Nauta hogar: un paso importante

24 octubre 2017│El socialismo y la envidia

17 octubre 2017│Cuando lo absurdo se vuelve normal 

10 octubre 2017│La historia puede salvarnos

3 octubre 2017│Ponerse la capa antes de la “precipitación”

26 septiembre 2017│La injerencia en los asuntos internos

19 septiembre 2017│Expectativas que no son prejuicios, son experiencias

12 septiembre 2017│Cuando la solidaridad indica aumento de la necesidad

5 septiembre 2017 │¿Cuándo Internet en casa?

29 agosto 2017 │El desabastecimiento persistente

22 agosto 2017 │El gobierno cubano vuelve a “botar el sofá”

Scroll al inicio