LA DECLARACIóN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS: UNA INICIATIVA CUBANA

Sr. Guy Pérez Cisneros, al centro, en el Palacio de las Naciones, el 10 de diciembre de 1948. Foto de tomada de Internet.

REVISTA VITRAL NO. 6, AÑO I, MARZO-ABRIL DE 1995. SECCIÓN: EDUCACIÓN CÍVICA

CELEBRACIÓN DEL 70MO. ANIVERSARIO
DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA ONU: APORTES DE CUBA.

Con ocasión de celebrarse el 10 de diciembre, el septuagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aquel otro 10 de diciembre de 1948 en el Palacio de las Naciones de París, Convivencia se honra en reproducir con autorización de su autor, un artículo publicado por la revista Vitral No. 6 de marzo-abril de 1995, en el que se destaca el protagonismo de Cuba en el trabajo de redacción de dicha Declaración y el gran honor que supuso que fuera el embajador cubano, Sr. Guy Pérez Cisneros, quien tuviera el insuperable privilegio de ser quien presentara a la Asamblea General para su votación el entonces proyecto de Declaración Universal de Derechos Humanos.

Con este sencillo pero sustancioso homenaje nos unimos a la comunidad internacional que está celebrando este trascendental paso de la humanidad en defensa de la dignidad, la libertad y los derechos de toda persona humana, centro, sujeto y fin de todas las instituciones y sociedades.

Consejo de Redacción de la revista Convivencia

Sorpresa y compromiso fueron las dos reacciones que me produjo encontrarme con un documento que la generosidad de un abnegado amigo de Vitral puso en mis manos.

Después de agradecer profundamente esta donación me dije: la próxima sección de Educación Cívica está asegurada. En efecto, el documento que ahora les presento es uno de los aportes sustanciales a la educación de los cubanos para que podamos asumir, con más información y con mayor conciencia histórica nuestras responsabilidades como ciudadanos libres y responsables.

El documento que pongo a la consideración de los lectores es:

DISCURSO DEL DOCTOR GUY PÉREZ CISNEROS Y BONNEL, EMBAJADOR DE CUBA ANTE LA ONU AL PROPONER A VOTACIÓN LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LA TERCERA ASAMBLEA GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL

10 diciembre de 1948

Sr. Presidente
Sres. Delegados

Cuba no podía dejar de figurar en el coro de países que en esta Tercera Asamblea General de las Naciones Unidas desean celebrar, desde la más importante tribuna del mundo, la realización, ya muy próxima, de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.

Al efecto, fue por iniciativa cubana que, desde las primerísimas sesiones de la Asamblea General en Londres, se le encomendó al Consejo Económico y Social la ardua tarea de elaborar un documento de tan larga trascendencia. Y en esta oportunidad, sentimos verdadero orgullo al recordar que el primer proyecto, muy modesto, depositado oficialmente para servir de base a la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, lo fue por el Doctor Emesto Dihigo, eminente profesor de la Universidad de La Habana, y miembro de la delegación de Cuba.

Hoy, aquella iniciativa, madurada gracias a los brillantes trabajos de la Comisión de los Derechos del Hombre, alcanza su resultado definitivo, que fue presentado con tanto talento por el ilustre Relator de la Tercera Comisión, el senador haitiano señor Saint Lean y por su presidente el señor Laar, ministro del Líbano en La Habana, por quien sentimos tanta admiración y tanto afecto. Séame permitido añadir que ha sido para Cuba una honda satisfacción este hecho de ser un haitiano el portador frente a la humanidad del más valioso mensaje de las Naciones Unidas, porque no puede dejarse de reconocer que Haití es precisamente de aquellas tierras privilegiadas cuya historia entera se caracteriza por un esfuerzo heroico y constante por defender y dar vigencia a los derechos del hombre.

La delegación de Cuba agradece a la Tercera Asamblea haber acogido con calor su propuesta de designar como Relator para la Comisión de los Derechos Humanos al señor Saint Leau. Como pueblo de la América de habla española, Cuba se siente orgullosa de haber delegado para el informe de la Tercera Comisión en un destacado hijo de un país americano de lengua francesa, de Haití, tierra en la cual el gran Bolívar, nuestro Bolívar, halló a la vez estímulos morales y ayuda material para lograr su gran obra de liberación y de libertad.

Mi delegación, en estos momentos de alegría en que a cada uno debe dársele lo suyo, tiene el deber de reconocer la labor de gran mérito de la Comisión de los Derechos del Hombre, que trabajó incansablemente durante dos años bajo la inspiradora presidencia de Mrs. Roosevelt y que redactó en verdad un valioso proyecto de documento que expresaba con belleza y con fuerza la aspiración más elevada del hombre del siglo XX: el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencia.

Otro de los documentos históricos que inspiró las labores de la Tercera Comisión fue la Primera Declaración de los Derechos y Deberes del Hombre aprobada internacionalmente por los pueblos americanos en Bogotá. Mi delegación, a quien le cupo el honor, hizo un deber de presentar y defender ante las Naciones Unidas los más valiosos aspectos de aquel precioso texto y puede afirmar ahora, con toda sinceridad, que las Naciones Unidas han sabido recoger todos los puntos esenciales con los cuales el documento de Bogotá podía enriquecer el proyecto del Consejo Económico y Social.

Sobre este aspecto de nuestras labores, no podemos dejar de mencionar que fue gracias al tesonero esfuerzo y al gran poder de convicción del delegado de México, doctor Campos Ortiz, que la Tercera Comisión agregó a su texto original el importante artículo 9, inspirado en el derecho de amparo mexicano y que es el único texto de la Declaración que garantiza, en el campo nacional, el efectivo respeto de los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución y por la ley.

Dentro de un mismo orden de ideas, le corresponde a mi delegación el honor de haber inspirado la forma definitiva de uno de los Considerandos, que reconoce esencial que los derechos, del hombre sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión. Así queda inscrito, en esta Declaración, el espíritu de uno de los Artículos de la Constitución cubana que confiere el derecho de resistencia adecuada contra tales desmanes arbitrarios. Y este Considerando es, además, un homenaje a Francia, tributado por mi país, que tanto admiró y que siguió, como lucha propia, las etapas de su gloriosa ‘resistance’.

Nos es grato comprobar que, en la Declaración, los derechos sociales, que son el principal aporte del siglo XX en esta materia, así como los derechos jurídicos lo fueron del siglo XIX, quedaron tratados con toda la importancia que merecen, y le queremos expresar a las Naciones Unidas nuestro agradecimiento por haber acogido favorablemente textos inspirados por dos enmiendas cubanas que reconocen, en el campo del trabajo, el derecho de seguir libremente su vocación, y también el derecho que ha de tener todo trabajador de recibir una remuneración equitativa y satisfactoria que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana, y que sea completada de ser necesario por cualesquiera otros medios de protección social.

No podrá tampoco olvidar mi delegación la acogida que recibió otra de sus iniciativas por parte de las Naciones Unidas: la de inscribir en la Declaración el derecho a la protección de la honra, elevadísimo concepto moral tan enraizado en toda alma de estirpe española.

Y no nos es posible silenciar que gracias al esfuerzo conjunto de Francia, México y Cuba, se le reconoció de manera definitiva a aquellos que pertenecen a la única aristocracia legítima, me refiero a los creadores, ya sean artistas, literatos o bien científicos, el derecho a la protección de sus intereses morales y materiales, que les corresponden por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autor.

No nos corresponde por el momento subrayar otros aspectos importantes de la Declaración, que tanto valor le dan. Pero no silenciaré que mi país y mi pueblo están altamente satisfechos al ver que de manera tan rotunda se ha condenado para siempre la odiosa discriminación racial y las injustas diferenciaciones entre hombres y mujeres.

La delegación de Cuba vaciló muchas veces antes de presentar sus numerosísimas enmiendas al proyecto de la Declaración de los Derechos del Hombre. Sin embargo, en definitiva entendió que ese afán de perfección y esa severidad crítica eran uno de sus deberes, ya que tenía el derecho de ser muy exigente en un asunto de esta índole una delegación que representa a un país que tiene el orgullo de haber producido el Manifiesto de Montecristi, una de las más generosas y humanas declaraciones de los derechos y deberes del hombre que haya presidido al nacimiento de una nación.

Y creo a bien, señor presidente y señores delegados, que los miembros de la delegación cubana se sienten hondamente conmovidos cuando, al recorrer los Artículos de la importante Declaración que vamos a aprobar dentro de unos minutos, pueden reconocer que todos sus pasajes podrían haber sido aceptados por aquel generoso espíritu que fue el Apóstol de nuestra independencia, José Martí, el héroe que al hacer de su patria una nación, le fijó para siempre esta generosa norma: “Con todos y para el bien de todos”.

Muchas gracias

Entonces le respondí, dándole las gracias a mi querido amigo que puso en mis manos aquella invalorable grabación de la voz de Cisneros en la ONU:

Sí, mi querido amigo, yo también creo que vale la pena divulgar el discurso de Pérez-Cisneros y también a mí me ha puesto a pensar “en el pasado de Cuba, en esa generación seria y democrática que ha sido silenciada, primero por una realidad de corrupción de esas mismas décadas del 40 y del 50”. Pero también por los intereses políticos, de izquierda y de derecha, para los que cosas como estas es mejor que no se sepan.

Habría que estudiar esa época -como tú dices porque podría resultar que la “Cuba de ayer” no fuera ni tan virtuosa ni tan corrupta como nos la quieren presentar casi todos. Y que tenemos una base sólida para iniciar cualquier proyecto futuro de democracia.

Y ésto es lo que más me admira. Porque quedarse en el recuerdo nostálgico de momentos verdaderamente gloriosos como este en la historia de nuestra nación, no basta para reconstruir su futuro. La admiración debe dar paso al compromiso de continuar en nuestros días esa obra por “la dignidad plena del hombre” que habla puesto, como programa de la república, el Apóstol José Martí.

Todos los cubanos, sin distinción de ideología ni de opinión política, deben reflexionar sobre estas iniciativas de Cuba en 1948 y preguntamos qué nuevas iniciativas para responder a los desafíos de nuestro presente deberíamos proponer al concierto de las naciones. Pero, cómo lograrlo si al interior de nuestro país no encuentran eco constructivo algunos nuevos proyectos que apuestan por la salida de nuestras crisis por el camino del diálogo, la concertación pacífica y la reconciliación de todos los cubanos.

¿Me preguntó que fallará en nuestros códigos de comunicación que cuando proponemos proyectos de paz, justicia social y unidad nacional recibimos ecos de violencia, radicalismo y la insana deducción de que por esos caminos únicamente se llega al “alzarse” trasnochado y ajeno, a lo que consideramos la única salida digna y viable para nuestros problemas nacionales, si queremos salvar la nacionalidad y la soberanía de cada cubano?

Este documento nos invita una vez más a apostar por el espíritu integrador -no integrista- y constructivo. A votar por el diálogo y la concertación, a postular que las soluciones e iniciativas de reconstrucción nacional deben surgir del interior de nuestro país aunque cuente también con los cubanos que sienten a Cuba en cualquier rincón de este mundo.

Pasemos la vista a las 9 iniciativas de Cuba en 1948:

  1. Fue el país que encomendó al Consejo Económico y Social de la Naciones Unidas elaborar una Declaración Universal de Derechos Humanos.
  2. Cuba presentó el primer proyecto de Declaración Universal de Derechos Humanos para que sirviera de base al trabajo de dicha Comisión. El autor fue el Doctor Emesto Dihigo, profesor de la Universidad de la Habana.
  3. Cuba propuso designar relator para la Comisión de Derechos Humanos al Sr. Saint Leau de Haití.
  4. Cuba fue ponente de la primera Declaración de los Derechos del Hombre aprobada por los países de América en Bogotá el 2 de Mayo de 1948 y presentó y defendió en la ONU dicho documento para que sirviera de base a la Declaración Universal.
  5. El Tercer “Considerando” del Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es copia de uno de los artículos de la Constitución del 40 de la República de Cuba.
  6. Cuba presentó y fue aceptada, una primer Enmienda al Proyecto de Declaración y se agregó el derecho de seguir la vocación, es decir, a elegir su trabajo libremente (Art. 23. l).
  7. Cuba presentó una segunda Enmienda que fue aceptada. El derecho de todo trabajador de recibir una remuneración equitativa y satisfactoria y que pueda ser completada con otros medios de protección social (Art. 23. 3).
  8. Cuba tuvo la iniciativa de incluir en la Declaración el Derecho a la honra y a la reputación, así como a la protección contra injerencias arbitrarias en su vida privada (Art. 12).
  9. Cuba, conjuntamente con Francia y México, introdujo el derecho a la protección de los intereses morales y materiales que corresponde a los autores por sus producciones científicas, literarias o artísticas.

Si quisiéramos que estas iniciativas no quedaran en el pasado, tendríamos que preguntamos con toda seriedad y respeto:

  • ¿Qué divulgación da Cuba hoy a la Declaración que ella tuvo la iniciativa de presentar a la ONU en 1948?
  • ¿Tienen nuestros profesores universitarios iniciativas como las de Dihigo o por lo menos un papel significativo en la educación de las nuevas generaciones en el respeto a los Derechos Humanosconsagrados en esta Declaración cuyo primer proyecto fue redactado por un profesor cubano?
  • ¿Tiene nuestro país iniciativas a nivel del continente como la tenía en 1948 en cuanto a los derechos y deberes del hombre?
  • El tercer Considerando propone como condición “esencial que los derechos del hombre protegidos por un régimen de Derecho…” ¿de qué modo se educa a nuestro pueblo y se hace efectivo este tipo de relaciones sociales basadas en el derecho de todos y no en la fuerza de la mayoría o de un grupo determinado?
  • ¿Pueden los trabajadores y estudiantes cubanos elegir libremente según su propia vocación?
  • ¿Es la remuneración salarial de nuestro país equitativa y “suficiente para el trabajador y su familia?
  • ¿Es protegida la vida privada, la familia, la honra y la reputación de todas las personas o los derechos salen en cuanto alguien cae en la mirilla o está en desgracias.
  • ¿Se sienten los científicos, artistas y literatos suficientemente correspondidos en relación con su obra?

  • ¿Por qué siente necesidad de irse a trabajar a otro país?

    Estoy seguro que estas mismas preguntas tendrían que habérselas hecho los cubanos de 1948 al leer estediscurso de Pérez de Cisneros en la ONU porque entonces había también muchos problemas sin resolver y otros más graves. Pero, ¿por eso vamos a dejar de preguntar hoy cuáles son los problemas que nos atañen?

La Declaración Universal que Cuba tuvo la iniciativa de promover es el ideal que siempre está en el horizonte de todas las aspiraciones humanas. Como todo ideal forma parte de la utopía, y por eso no existe ningún lugar sobre esta tierra donde todos los Derechos se cumplan, ni donde todos se violen totalmente. Pero ello no nos debe eximir de la responsabilidad cívica de preguntamos siempre, en cualquier sistema y nación:

¿Cómo se cumple hoy en mi país esta Declaración Universal de los Derechos Humanos?

Y si esto es válido para cualquier país, en cualquier tiempo… ¿Cómo lo será para Cuba que tuvo tantas iniciativas en el nacimiento de esta Declaración y que vive hoy un tiempo de crisis al que se le ha llamado “Período Especial?”

Esta Declaración Universal es fruto de grandes esfuerzos de civilización y progreso humano, momentos señeros en que la humanidad llegó a la mayoría de edad en su educación cívica; que ella sea motivo de inspiración para la formación de los ciudadanos de hoy y no motivo de divisiones entre quienes creen defenderla de una forma y quienes pretenden defenderla de otra.

Educación Cívica es también descubrir los caminos auténticos en los cuales podamos encontrarnos todos los cubanos, unidos en la diversidad, al servicio desinteresado de la “dignidad plena del hombre”.

 


  • Guy Pérez Cisneros (París, 7 de junio de 1915, La Habana, 2 de septiembre de 1953).
  • Se educó en Burdeos. Adolescente aún, se trasladó a Cuba.
  • Cursó estudios de filosofía y letras en la Universidad de la Habana.
  • En 1934 ingresó en el servicio diplomático.
  • Ocupó cargos en el Ministerio de Estado, en la Unión lnteramericana del Caribe, en la Comisión Cubana de Cooperación
  • Intelectual y en la Comisión Cubana de la UNESCO.
  • Participó, como representante cubano, en conferencias y asambleas de la ONU y de otros organismos internacionales.
  • Fue miembro del Colegio Nacional de Periodistas y de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional.
  • Fue codirector, con José Lezama Lima, de Espuela de Plata.
  • Ocupó la jefatura de redacción de Grafos Havanity.
  • Colaboró en Grafos, Social, Información, Verbum y Orígenes, así como en otras publicaciones nacionales y extranjeras.
  • Fue un importante y activo promotor del movimiento plástico cubano.
  • Publicó trabajos de crítica de arte, sobre política y sobre literatura.
  • (Extraído de “Diccionario de la Literatura Cubana”, lnstituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias, Editorial “Letras Cubanas”, 1984).
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