La Constitución del 40

Por Wilfredo Denie Valdés
Ante la inestabilidad existente en el país, el pueblo presionó al régimen de Batista que detentaba el poder por la fuerza de las armas, a inclinarse a la necesidad de encaminar a la nación hacia un nuevo orden constitucional. En abril de 1939 se aprobó un nuevo código electoral para crear las condiciones de una elección que reflejara en alguna medida los sentimientos populares.
De las experiencias acumuladas en aquella lucha, los partidos de oposición lanzaron una consigna que se hizo muy popular en Cuba: Constituyente primero, Elecciones después.
La asamblea se celebró, sin la representación de ningún militar. Estos no tenían el derecho ni a ejercer el voto ni a ser elegidos. En la Constituyente participaron las más prominentes figuras de las letras y de las ciencias que debatieron y aprobaron la Constitución de la república de Cuba de 1940. Esta constituyó el fundamento del Estado de Derecho y la garantía de los derechos de cada ciudadano.
El texto de la Carta Magna de la nación era todo lo contrario a las tiranías, a las dictaduras, a los gobiernos llamados De Facto, es decir, De Hecho, impuestos por los hechos y no por las leyes que emanan del pueblo con un criterio propio sin tutela de ningún caudillo.
La Carta Magna de la nación cubana fue el futuro de la concertación libre de muy diversas tendencias y corrientes sociopolíticas del país, que dio fuerza a un Estado de Derecho que comenzó a prevalecer en todos los ámbitos de nuestra vida republicana, con verdadera democracia y respeto mutuo con las naciones libres del mundo.
Con la puesta en marcha de la Constitución de la República de 1940, ya el pueblo contaba con un instrumento civilista poderoso para luchar por sus derechos ciudadanos sin ser reprimido por la fuerza. Ya Cuba estaba regida por su Ley de Leyes, con sus tres poderes con autonomía propia, el Legislativo, el Ejecutivo y el Poder Judicial. Nadie se atrevería a atentar contra la Constitución del 40, hacerlo era un crimen de primera contra la Patria. Había llegado a feliz término el que un solo hombre tuviera todos los poderes en sus manos.
Pero no fue así, la Constitución de 1940, solo estuvo vigente 12 años (1940-1952), que fue derogada por Batista para imponer sus estatutos constitucionales al producir el golpe del 10 de marzo de 1952. Este avaricioso militar con sus compinches, fueron los verdaderos culpables de nuestros sufrimientos durante los años subsiguientes que como una pesadilla no acabamos de terminar. Lo sucedido después es obvio. Observemos el panorama bien conocido por nuestro pueblo:
A partir de aquella abominable traición de los golpistas contra nuestros derechos ciudadanos, nos lanzamos a la lucha con la única aspiración y más ninguna de restablecer la Constitución de la República de 1940. Pero nuestras aspiraciones no fueron cumplidas. He ahí el grave error, sumamente doloroso y lamentable.
En las dos últimas elecciones celebradas en nuestro país fueron elegidos dos presidentes pinareños: Ramón Grau San Martín (1944-1948) y Carlos Prío Socarrás (1948-1952). El golpe militar del 10 de marzo de 1952 interrumpió el proceso electoral cubano. Este año lamentamos 60 años sin democracia.
En este largo período, (casi toda la vida de un ciudadano), se han violado procesos legales en un pueblo que no se resigna a vivir en este sistema impuesto como un régimen totalitario de corte marxista-leninista.
Desde la convocatoria a unas nuevas –elecciones generales- el 9 de julio del 2007, el régimen puso en marcha su labor proselitista, que se extendió a no menos de seis meses, proceso para el cual dedicó todos sus espacios de los medios masivos de comunicación y otras vías propagandísticas como dueño absoluto. Su consigna: “Votar por el voto único”. Claro está, sin contrario.
Después de los años transcurridos el pueblo está obligado a decir sí, cuando desea decir no, ante el sistema que lo tiene en la miseria y la desesperación. Ese pueblo aspira a ser dueño de su propia historia dentro de un nuevo orden económico, político y social para vivir en paz.
La Constitución de la República de 1940 fue una de las más avanzadas para su época en el mundo. Todos los cubanos debemos conocerla, estudiarla y actualizarla. Todavía hoy es un valiosísimo antecedente que nos debería inspirar a todos los que deseamos que ese nuevo orden constitucional asiente sus raíces en el humus más genuino del Derecho Constitucional.

Wilfredo Denie Valdés (Pinar del Río, 1926)
Periodista. Licenciado en Historia. Historiador de la ciudad de Pinar del Río durante mucho tiempo. Fundador del Movimiento 26 de Julio en su provincia.
Director del Instituto de Amistad con los Pueblos en Pinar del Río.
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