La actual campaña tabacalera: limitaciones, retos y propuestas

Foto cortesía del autor.

La campaña tabacalera 2020-2021, como todas, debió desarrollarse de octubre a febrero como fecha óptima del cultivo de la hoja. Hoy, como la generalidad de los procesos productivos de la agricultura en Cuba, muestra claramente serias afectaciones y gran necesidad de transformaciones y aplicación de medidas que den, al menos, nuevas oportunidades de recuperación para este sector. 

Algunos aspectos que han incidido directamente en la campaña en curso

  1. El suelo: La propiedad estatal, de modo mayoritario, sobre los terrenos, así como la ausencia de los beneficios que lleva el mejoramiento de suelos, desestimulan el cuidado de los mismos, sobrexplotándolos, descuidándolos y afectando la voluntad de los productores y su sentido de pertenencia de cara a su cuidado y conservación. Es común ver vegas que en los últimos diez años pueden haber estado bajo el cuidado y la tenencia legal de dos o más personas, y como consecuencia hoy existe un severo deterioro de la tierra, entre otros por los aspectos siguientes:
  • Escaso o ningún relleno vegetal o aplicación de materia orgánica a los suelos.
  • Mal drenaje y manejo de los arrastres provocados por las intensas lluvias, linderos indefinidos, cunetas tupidas.
  • Pastoreo indiscriminado que genera la compactación de los suelos y evita el crecimiento de los pastos como cobertura de protección contra el viento y las intensas lluvias.
  • Agricultura de supervivencia en la que hay que sobrexplotar los suelos sembrando cultivos que no favorecen la recuperación de los mismos y aportan, cada vez, menores rendimientos.
  • Uso excesivo de fertilizantes químicos en etapas anteriores, unido a la ausencia de regulaciones específicas por áreas. Se trabaja por una estrategia global, los análisis periódicos de los suelos brillan por su ausencia salvo alguna excepción y, cuando se realizan, tardan años en llegar, afectando al productor que posee el interés y las posibilidades, obligándolo a un trabajo netamente intuitivo.
  1. El acceso a los insumos y pesticidas: Aunque en medio de la crisis la producción tabacalera ha sido priorizada, la política de precios en esta campaña está cada vez más alejada de los necesarios subsidios y están más acorde con una economía centralizada que con una de mercado. La eliminación o reducción de muchos de estos subsidios tampoco ayuda a la mejoría en el acceso a estos recursos por parte de los productores o sus cooperativas.
  2. Los semilleros para la siembra: Los semilleros de cepellones, salvo alguna excepción, tuvieron malos resultados afectando la siembra de los tapados en el tiempo establecido. Además, los fallos en este tipo de producción intensiva de posturas, afectaron la estrategia varietal en la que se priorizó la variedad Criollo 2010 para este modo de obtención de posturas que es más resistente y oportuna. Al atrasarse la campaña, debido a las adversidades climatológicas en los semilleros tradicionales y los intentos fallidos en los cepellones, se recurrió a la variedad Criollo 98 que es más susceptible al ataque de la enfermedad conocida por “pata prieta”, por el moho azul y por la sequía. En cuanto al tabaco de sol este elemento es menos significativo pero aun así afectó.
  3. Las infraestructuras de casas de curar tabaco: En su mayoría, estas casas están en pésimo o mal estado, la mayoría de los productores no posee la cantidad de aposentos necesarios y, por tanto, se suele extender los periodos de siembra para el cumplimiento del plan. Como consecuencia del mal estado, dependiendo del comportamiento climático, se afecta la calidad de las producciones recolectadas durante el tiempo de secado y zafadura.
  4. La fuerza de trabajo: Este es otro eslabón que afectó fuertemente a la campaña tabacalera. Afecta el poco número de trabajadores en las zonas con respecto a la necesidad de fuerza de trabajo, además de la falta de calificación e interés por este trabajo. Influye también la falta de medios apropiados y facilidades para que los productores obtengan esos implementos que dignifiquen y humanicen el trabajo. También afecta la mala gestión de las estructuras cooperativas en torno a los créditos y el seguimiento de los procesos productivos que garanticen mejores condiciones de pago al trabajador. Históricamente San Juan y Martínez y San Luis recibían fuerza de trabajo de otros municipios, durante las primeras cuatro décadas posteriores a 1959 este refuerzo se recibía a través de los conocidos batallones, las escuelas y movilizaciones al campo a nivel de país. Desde el año 2000 comenzaron a disminuir drásticamente estas movilizaciones hasta casi desaparecer en la actualidad. Además, en este año la COVID-19 afectó las escasas posibilidades de poder atraer fuerza de trabajo.
  5. Los precios para la venta del tabaco y la ficha de Costo de Producción tabacalera: El descalabro de este elemento propio de la economía planificada ha sido muy significativo en los últimos 10 años, encontrado su punto más alto en los últimos meses con la conocida Tarea Ordenamiento. Se han hecho una costumbre los largos periodos de incertidumbre con respecto a la fijación de los precios para el pago al productor, así como con las fichas de Costo de Producción.
  6. “La Tarea Ordenamiento” ha provocado el más crítico de todos los momentos en las últimas décadas, mostrando profundas contradicciones y escasos resultados que aún hoy permanecen sin claridad y acumulan fuertes tensiones, inconformidad y desencanto para los productores. Los productores iniciamos la campaña tabacalera 2020-2021 con los precios vigentes, además bajo la especulación y la tensión de los cambios del llamado “Día Cero” en que comenzaría a aplicarse la Tarea Ordenamiento. El desconociendo de este día marcaría un verdadero “pasaje a lo desconocido”. Por fin fue anunciado que sería el primer día del año 2021. Del 1ro de enero a mayo, con la campaña ya concluida, aún no podemos evaluar claramente la realidad, ni para los productores de tabaco de sol, ni para los de tabaco tapado. En esta fecha se daban unos precios para el pago de tabaco tapado y sol que, aproximadamente, duplicaban el valor anterior y se mencionaba un pago en moneda libremente convertible (MLC) mediante tarjetas al productor, aún sin detallar el porciento a pagar, ni el alcance en el uso de esa moneda. Además, se informaba que la Empresa Tabacalera disponía de hasta tres meses para formar precios en torno a una ficha de costo que permitiera la obtención de créditos acorde al nuevo momento.

El rechazo a los nuevos precios por insuficientes fue tal que los responsables nos informaban una nueva revisión. Los campesinos fuimos afectados por esta incertidumbre, la insuficiencia de dinero para pagar y el costo de la vida, precisamente en el momento pico de la campaña.

Hasta la fecha, a más de cuatro meses, ni el Ministerio de la Agricultura, ni la ANAP, ni la Empresa Tabacalera de San Juan, han encarado a los productores para dar por firme, como modo de pago, ni el precio vigente ni ningún otro. Como consecuencia de esto impera la desesperanza que, para no pocos, ya se traduce en una actitud de brazos caídos. Muchos vendieron objetos, medios de trabajo, animales necesarios, o contrajeron deudas de los garroteros en la ilegalidad, todo esto actuando desde el umbral de la ignorancia y pensando en una última esperanza de salir adelante.

Apenas al cierre de abril el Banco proporcionó una moderada ampliación de créditos tras haber superado ya la actual campaña. Un resultado que, como se diría, “más vale tarde que nunca” pero que no resolvió la situación de muchos casos en los que ya existen daños irreversibles.

Sobre la mencionada moneda, se habló desde el comienzo de la Tarea Ordenamiento que se iba a pagar un porciento en MLC al productor, calculado a partir de las clases obtenidas para la exportación y del importe de la venta de la producción en Moneda Nacional (MN). Esta iniciativa contempla el pago en MLC, por parte de los productores, de aquellos recursos de la canasta básica que son importados. En días recientes, a más de cuatro meses del inicio de dicha Tarea Ordenamiento aún no se da por definitivo el precio en MN y se habla de reducción de cargas tributarias. Sobre el tan mencionado pago en MLC, se informó que lo que se estaba previendo era vender al productor el MLC a razón de 24 pesos cubanos x 1 de divisa, en lugar de pagar una cuantía en MLC.

Todas estas medidas, y los frecuentes cambios, no permiten una visión clara y simple que posibilite, motive y movilice las fuerzas productivas de modo creciente para invertir, trabajar y tener buenos resultados para cada productor y para la economía personal y nacional. Solo una minoría más arriesgada y con indicadores que así lo posibiliten, está dispuesta a poner más en función de tener mejores resultados productivos y a afrontar los riesgos que hay de sufrir un duro revés.

Si bien es cierto que cada día la estrategia económica del país apunta a fortalecer el controlado mercado en divisas, aunque aún está muy alejada de favorecer un libre mercado y una sana competencia, la propia incertidumbre de estos meses y los resultados en otras áreas, preocupan profundamente a los productores del sector tabacalero.

Es palpable el interés oficial por mantener la producción tabacalera. De hecho, fue de lo más priorizado en cuestión de fertilizantes y recursos fitosanitarios. Como se puede ver a través de estos últimos meses y de los acontecimientos ocurridos, parece que se alejan, cada vez más, de aspectos esenciales del carácter planificado y centralizado de la economía nacional, que en momentos anteriores articulaban mejor, pero todavía no se acerca a un verdadero modelo de libre mercado aunque se plantean y aplican ya conceptos y cambios certeros en esta dirección.

A modo de conclusión, considero que la falta de apertura y el reordenamiento reiterado, cuyo centro sigue siendo la empresa estatal, unido a la eliminación de subsidios y la aplicación de terapias de choque, sin libertad de mercado ni desarrollo de la propiedad privada, entre otros aspectos, acercan a este sector tabacalero, y a toda la agricultura en general, a su peor momento del último siglo.

Como última medida en desesperación, se podrían vender, o negociar de algún modo, estas empresas con todos sus activos, incluidas las tierras y sus contratos de usufructos, lo cual dejaría una dura tarea y realidad para un futuro gobierno y a un posible camino de transición hacia un auténtico proceso de libertad y desarrollo. Esta es una simple campaña tabacalera, si se quiere ver así, pero no deja de mostrarnos con toda su complejidad que se necesitan cambios y acciones diferentes. Las reformulaciones de un mismo modelo solo agudizan el dolor y cada vez más ralentizan la siguiente etapa de recuperación, con las mayores secuelas posibles.

Las propuestas serían reconocer la economía social de mercado, la propiedad privada, el pluralismo político y el derecho a invertir entre otros sectores. Estas serían directamente proporcionales a la igualdad de oportunidades y a la justicia social, si el Estado cubano, en lugar de demeritarle, le dignificara reconociendo en ello el camino del progreso y la dignidad de los cubanos. El tabaco, sus profesionales, científicos y el campesinado, representan aún una buena oportunidad en este camino.

 

 


Néstor Pérez González (Pinar del Río, 1983).
Obrero calificado en Boyero.
Técnico Medio en Agronomía. Campesino y miembro del Proyecto Rural “La Isleña”.
Miembro del Consejo de Redacción de Convivencia.

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