Jubilados reincorporados ¿Logro o desesperación?

Cada día, cuando me dirijo al trabajo, me gusta adentrarme en las “profundidades” del barrio Los Sitios, en Centro Habana. En el recorrido, suelo dejarme abrazar por el entorno, y contemplo las múltiples realidades que dinamizan la vida comunitaria. Entre ellas: el espíritu de lucha de la gente, las expresiones de religiosidad popular, la cultura centro habanera, el desenfado y espontaneidad de las personas, y el sentido de pertenencia a la comunidad.

En cambio, también existen otros escenarios que para nada resultan agradables: las miradas desesperanzadas de sus habitantes, las ilusiones rotas, el agobio cotidiano, las ganas de liberarse de la tortura económica, la desconfianza en las instituciones y la sensación de desamparo estatal. En lo ambiental, se percibe la suciedad por dondequiera, las paredes pintadas con hollín, los rincones de las edificaciones convertidos en baños públicos, los latones de basura desbordados, la fetidez, las aguas negras que pululan en esquinas, los animales que deambulan dejando “huellas” fecales a su paso, el mal estado de calles, aceras e inmuebles; el miedo a ser sepultado por algún derrumbe, y por supuesto, las penosas colas para comprar lo primero que se oferte.

Ocurre, además, un fenómeno que no deja a ningún transeúnte indiferente: las personas mayores que luego de recolectar objetos variados que han sido desechados, se dedican a venderlos en los portales como una estrategia desesperada de supervivencia.

Al percibir esta lamentable situación, no dejo de preguntarme continuamente: ¿cuánta vida de sacrificio al estudio y al trabajo podrán sentir que fue en vano cuando ven las pésimas condiciones en las que malviven? ¿Quién de estos mayores se iba a imaginar cuando joven, que terminarían vendiendo de manera indigna productos descartados para completar –tal vez- lo que de manera injusta le pagan de jubilación? ¿A cuántas enfermedades y complicaciones se exponen, luego de estar días enteros sentados en el suelo y rodeados de una indiscutible contaminación ambiental? Ante la pésima calidad de los productos que comercializan, ¿cómo se las arreglan aquellos que no venden nada cuando tienen ante sí los horarios de alimentación? ¿Cómo pueden los organismos e instituciones gubernamentales permanecer inmóviles y en mutismo selectivo (en efecto espectador) frente a las causas de este fenómeno, algo que demuestra –una vez más- la presencia de un estado de pobreza y desigualdades sociales manifiestas?

En días recientes me dediqué a leer diferentes noticias. Como dijera una gran amiga: “leyendo periódico viejo”. Para mi sorpresa, encontré un artículo polémico en el periódico Granma del día 23 de agosto de 2022 que se titula: “Más de 39 mil jubilados regresan al trabajo”. En el mismo se expresó –además de la información que el propio título revela para el primer semestre del año-, que la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), al cierre del 2020, contabilizaba 210 202 trabajadores que sobrepasaban la edad laboral.

Me pregunté inmediatamente: si estas son las cifras oficiales del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y de la ONEI, entonces, ¿a cuánto ascendería el número si sumamos a los que se emplean en trabajos informales de subsistencia, como los mencionados adultos mayores que venden en los portales y calles de la ciudad? Convencido estoy que, si hacemos un repaso en nuestra memoria, podemos sumar a otros que igual se encuentran “luchando la vida” como coleros, revendedores, parqueadores o mensajeros.

Ahora bien, lo más relevante del artículo citado no fue lo que en él se decía explícitamente, sino los comentarios que se originaron en la plataforma virtual del mencionado órgano de prensa del Partido Comunista de Cuba. Los internautas supieron expresar –sin miedo alguno-, los motivos de estos datos que, en lo absoluto, interpretaron como un resultado favorable. Como denominador común, se detectó sentimientos de rechazo y enojo hacia el escrito, sobre todo, porque los usuarios asociaron la información con una burda manipulación mediática, en la medida que muchos de ellos regresan al mercado laboral como una estrategia familiar de desesperación, debido a la aguda crisis económica que sufren los hogares cubanos desde la implementación de la fallida Tarea Ordenamiento.

Algunas palabras fueron claves en los comentarios, definiendo las emociones sentidas de los lectores. Emociones que no quisieron callar porque les quemaban por dentro, tales como: pena, dolor, amargura, tristeza, vergüenza, miseria, sobrevivencia, falta de garantías y descanso. Ejemplos de comentarios fueron los siguientes:

“Los niños nacen para ser felices. Y los viejos para descansar. Me da pena y dolor esta noticia” (Miguel, 26/08/2022).

“Yo no considero que sea una buena noticia. Para mí es amarga, triste, regresan porque no le alcanza el dinero de la jubilación para vivir dignamente, lo veo en mi hermana” (Jose, 24/08/2022).

“…No es un logro, es una pena. Es que si no trabajas y no eres jubilado de las Fuerzas Armadas o del MININT [Ministerio del Interior] te mueres de hambre con la jubilación tan degradante que le dan a trabajadores con 35 y más años” (Alnardo, 24/08/2022).

“Aquellos jubilados que puedan aún trabajar felicidades, porque con la miseria de jubilación no pueden sobrevivir a la inflación económica del país” (Pedro, 24/08/2022).

“¿Interesante noticia?… ¿Es un gran logro este resultado? Por un lado, representa la garantía para ese grupo de personas de elevar sus ingresos y poder enfrentar el alto costo de la vida… Por el otro, representa que aunque sirvieron durante tanto tiempo a la sociedad no tienen garantías para enfrentar su tercera edad… Nuestra sociedad sigue envejeciendo, ¿cuál será el futuro? ¿Seguir elevando la edad de jubilación?… No creo que sea una noticia para tantos titulares…” (Yariel, 24/08/2022).

“Ustedes se han preguntado por qué sucede esto…Ellos se merecen un descanso decoroso por la ardua labor por tantos años de servicio” (Jorge, 24/08/2022).

Hoy en día, en Cuba, la tasa cambiaria es de 1 USD x 190 MN, de acuerdo a la información obtenida por el medio independiente El Toque, con fecha 25/09/2022. De ahí que, si la media de jubilación es de 1528 MN, esto equivaldría a 8.04 USD al mes, lo que significaría 0,26 USD al día. Esta estadística demuestra que las personas mayores que poseen una jubilación se encuentran muy por debajo del umbral de pobreza extrema internacional (1.90 USD al día), según las cifras determinadas por el Banco Mundial.

La situación económica se agrava si se le suma el elevado proceso inflacionario que prevalece en el mercado, la escasez de productos fundamentales para el sostenimiento básico familiar, y en especial, para proveer de una vida digna a nuestros mayores; la dolarización de la economía, y la devaluación sostenida y acelerada de la moneda nacional. Otro agravante lo constituye la presencia de aproximadamente 340 000 adultos mayores que viven solos, cuyas redes de apoyo social están limitadas. Es este caso, el peso del hogar, e incluso, el de su propia vida, les parece una carga muy pesada de sobrellevar.

Ante estos escenarios estresantes, retadores y de maltrato que enfrenta la vejez en Cuba, estoy convencido que la decisión de reincorporarse al trabajo (formal o informal), seguirá siendo una necesidad apremiante de las personas mayores para aliviar la desesperación financiera. De ahí que inventar, luchar, batallar y echar pa´lante, seguirán siendo las palabras de orden para el cubano adulto mayor “de a pie”, aunque eso implique sacrificar–desgraciadamente-el derecho a un descanso laboral digno. Y yo pregunto ¿hasta cuándo?


  • Orlando Miguel Barbán Guerra.
  • Vicedirector del Centro Loyola Reina, coordinador del ProgramaSocialydelproyectoComunidadesendesarrolloe Investigador asociado a Cuido60.

 

Scroll al inicio