HACIA UNA CONCEPCIÓN INTEGRAL DE LA PERSONA HUMANA: ENTRE LA IZQUIERDA Y LA DERECHA.

Paul Vitz © Jordi Picazo

El Centro de Estudios Convivencia (CEC) tiene a bien publicar esta interesante entrevista al eminente profesor Paul C. Vitz, publicada en Zenit el 17 de septiembre de 2019. El tema de la comprensión de la naturaleza, el propósito, la vocación y el desarrollo de la persona humana es una de las líneas de trabajo del CEC, porque consideramos de vital importancia la salvaguarda de la dignidad y los derechos de toda persona, que es y debe ser el centro, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales, como proclama el Concilio Vaticano II. En Cuba, este tema adquiere una relevancia mayor teniendo en cuenta la necesidad apremiante de reconstruir, sobre estas bases, a la persona humana del cubano lesionada por el daño antropológico causado por el totalitarismo. Invitamos a nuestros lectores a conocer más del metamodelo holístico del profesor Vitz que integra tres visiones fundamentales sobre la persona humana: la filosófica, la teológica y la psicológica.

Consejo del Centro de Estudios Convivencia

(ZENIT – 17 sept. 2019).- El profesor Paul C. Vitz presentó su Metamodelo en el I Congreso Europeo de Antropología Cristiana y Ciencias de la Salud Mental, celebrado la semana pasada en la Universidad AbatOliba CEU, en Barcelona.

En el encuentro, participaron figuras de referencia como Sarah Lane de Edimburgo, Martín Echavarría, Michael S. Serwin, Werner May o Juan José Pérez Soba de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma, o Mar Álvarez Segura, también entrevistada para Zenit por Jordi Picazo.

Es un esfuerzo en profundizar en la visión holística de la psicología y ciencias de la salud, al servicio del ser humano que es Hijo de Dios y para el cual lo somático tiene repercusión en el espíritu. El Congreso pretende ser una aportación importante, a nivel europeo y más allá, a la visión integral de la persona humana, que es espíritu encarnado. 

Paul C. Vitz

El doctor Paul C. Vitz*, profesor emérito de Psicología de la New York University y Profesor de Divine Mercy University en Arlington, Virginia, concede esta entrevista exclusiva vía telefónica a Jordi Picazo, en exclusiva para Zenit.

El Dr. Vitz lleva más de 45 años trabajando con los mayores expertos de su país y del mundo en las teorías de la personalidad y en la conceptualización de qué nos hace personas humanas, para “recuperar la noción de qué es realmente la persona humana. Y para poder hacerlo debemos admitir la idea que los seres humanos tienen límites y que hay cosas que no podemos cambiar, porque esa es la forma en que estamos hechos”. Su trabajo de las últimas dos décadas se ha traducido en un volumen que saldrá a la luz en pocos días y que presenta su Metamodelo cristiano católico de la persona. 

A continuación, ofrecemos la entrevista exclusiva para Zenit.

Jordi Picazo: Dr. Vitz, usted trabaja intensamente el campo de la antropología /psicología, y más específicamente en los campos de la antropología filosófica y trascendental y la dimensión psicoespiritual del ser humano, para recuperar el saber sobre aquello que nos hace humanos. ¿Es esto una tarea urgente hoy?

Paul Vitz: Estamos inmersos en una crisis cultural a nivel global a la hora de reconocer qué es lo específicamente propio de la persona humana. Y están los que dicen que no hay naturaleza alguna y que por tanto podemos manipular a la persona humana biológicamente, genéticamente, políticamente a nuestro antojo. Y esto lo llevan a cabo utilizando la ideología o la ciencia incluso, a manera de “escopeta cargada” para cambiar la concepción de la persona. De manera que ahora tenemos híbridos de animal y personas humanas, tenemos gente que se identifica con animales, tenemos la misma ambigüedad transexual etc. y estos son signos de la pérdida de comprensión de lo que es la persona. Están creando una enorme crisis de identidad tanto en la derecha como en la izquierda políticas.

Ambos lados del espectro político están respondiendo a esto. La izquierda responde diciendo que no hay identidad, que no hay naturaleza humana, que podemos manipular a la persona y forzarla a nuestro gusto unas veces con una presión cultural que pretende definirla superficialmente, otras veces incluso pensando en arrimarse a alguna corriente científica y crear personas biológicamente friquis, híbridos etc., en esencia monstruos.

Por parte de la derecha hay un retorno a la identidad basada en la raza, la identidad étnica, los nacionalismos. Y esta es la tradición en muchas culturas a lo largo de la historia, la de la lucha de una tribu contra otra tribu. En este contexto puedes referirte a por ejemplo los anglos y los sajones contra los celtas hace 2000 años en Inglaterra. Así que siempre hemos tenido identidades grupales basadas en la raza o la lengua, o en el asentamiento geográfico. Y si reduces todo a eso reduces todo a una crisis que dura desde tiempos ancestrales. Y reduces como consecuencia a la Persona a la cultura que quieras y a cualquier parámetro que se te antoje, porque controlando la biología y la cultura la persona se ve reducida a una crisis ya arcaica y ciertamente fascista. Tú decides -o bien una crisis de auto referencialidad confusa y sin sentido, o una crisis de conflicto entre cada grupo, tribu o raza.

Tiene que haber una posición intermedia. Esos dos extremos son nuevas formas de idolatría. Las personas que se identifican con la extrema izquierda o la extrema derecha están en el fondo adorando una solución humana de la vida que no lleva a ninguna solución. 

Así pues en nuestro metamodelo definimos la persona a un nivel teológico, a un nivel filosófico y luego a un nivel psicológico. Las tres definiciones son compatibles entre sí aunque existen en tres niveles conceptuales distintos, cada uno con su propia epistemología. También exploramos que la comprensión de una persona no es solamente la comprensión de sus traumas y de sus patologías pasadas. En lugar de eso, estamos muy en consonancia con el movimiento de la psicología positiva, que no es explícitamente religiosa, y estamos en consonancia con la noción de “desplegarse”, en un sentido de florecer. Una vez que sabemos lo que es la persona humana podemos conocer lo que significa “desplegarse”. Desplegarse es moverse hacia el objetivo de la persona, aquello para lo que estamos hechos. Pero no podemos desplegarnos a menos que conozcamos lo que somos y aquello para lo que estamos hechos. Presentamos la idea que hemos sido hechos para desplegar una vocación, una vocación de crecimiento espiritual personal, adoptar una relación de compromiso a algún estado de vida como el compromiso en el matrimonio, a una vida célibe o a la vida religiosa. Y estamos así comprometidos a desplegarnos a través de una forma de trabajo y de ocio creativo que ayude a la sociedad. 

Y esto es lo que ofrecemos en nuestro Metamodelo: un perfil de la naturaleza de la Persona con el que creo que la mayoría de las personas razonables podrán estar de acuerdo y al que podrán enfrentarse formal y seriamente, aun no siendo cristianas. Con algunas modificaciones este modelo es apropiado también para judíos, y posiblemente para ateos. Así que proponemos definir la naturaleza de la Persona en unas dimensiones que todos los pensadores deben finalmente abordar: por caminos de la teología, de la filosofía y de la psicología, puesto que para “desplegar” la Persona se requiere propósito, moralidad y niveles de comprensión por encima de la psicología básica. Y esto es lo que es nuevo en nuestro Metamodelo, la integración de estas disciplinas de una manera que se refuercen unas a otras. Y es un metamodelo también porque es un marco de trabajo en el cual pueden incluirse distintas teorías existentes de la personalidad (como las freudianas o junguianas) y distintos tipos de terapias (psicoanalíticas o las cognitivas-behavioristas por ejemplo) siempre que constituyan formas verdaderas y útiles de terapia.

Jordi Picazo: “Desplegar” y empoderar, ¿no siempre sinónimos?

Paul Vitz: Empoderar va de nosotros mismos, es todavía un arte de la auto adoración, la gente que dispone de mucho poder a menudo compite y se atacan los unos a los otros. Así, lo que consigues dando más poder a las personas es crear más conflicto. Porque el poder no es a lo que se supone que debemos aspirar. Se supone que debemos trabajar hacia un amor de donación hacia el otro, hacia el “desplegamiento” de nuestras capacidades. De esta manera, empoderamiento es estrictamente un término principalmente secular utilizado para afirmar que vamos a dar a la mujer poder de manera que pueda ser tan poderosas como los hombres. Y lo que esto significa es que hombres y mujeres lucharán con más ahínco.

Jordi Picazo: Usted ha comentado que su equipo en la DMU (Divine Mercy University) en Arlington, Virginia está intentando hacer con la psicología lo mismo que santo Tomas de Aquino hizo con la teología. ¿Cuáles son los riesgos y peligros de dejar esta tarea urgente de perfilar las bases de la naturaleza humana a disciplinas reduccionistas?

Paul Vitz: Así es. Este modelo tal y como lo hemos dado a conocer es la respuesta de santo Tomás de Aquino a la psicología moderna. El peligro del reduccionismo es que no hay comprensión de lo que es Propósito, o de lo que significa Desplegarse. Y así es como acabamos reduciendo nuestra condición a una substancia material que puede ser manipulada a voluntad según la forma de poder a tu disposición, tanto si es poder social o poder biológico. Eso es solamente el hombre autorreferencial, porque al fin y al cabo será un juego de poder: no hay en estos casos un propósito en la vida, no hay un sentido para la Persona, y en este momento la ausencia de propósito y sentido de la vida ya está causando estragos tanto en la extrema derecha como en la extrema izquierda.

Eso es lo que te trae el reduccionismo, al final del día, sin un sentido más trascendental. Ahora bien, ciertamente que puede haber otros conceptos de sentido trascendental, puede que tengas un sentido trascendental de ser judío, que puede ser en su mayor parte compatible con el nuestro desde el punto de vista cristiano católico, pero en cualquier caso tenemos los dos grandes Mandamientos – más aquello a lo que estamos llamados individualmente para poder “desplegarnos”: nos desplegamos amando a Dios y a los otros. Y eso anula la extrema derecha y la extrema izquierda.

Jordi Picazo: En cuanto al doble Mandamiento del amor que Usted menciona en el Nuevo Testamento en la Biblia de “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el principal y primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mt 22,37-39)”, se me ocurre pensar que la segunda parte es demasiado importante para olvidarla y a menudo es olvidada por muchos. Pero si no te amas a ti mismo, ¿cómo va uno a amar al prójimo? Creo que todo esto tiene mucho que ver con la sanación personal y “desplegamiento” fruto de la terapia que ustedes proponen.

Paul Vitz: Esa es la función de una buena psicoterapia. El psicoterapeuta clínico o el terapeuta está hablando con alguien; y casi siempre con un “alguien” que en cierta manera está encerrado en una “prisión”. La prisión son las estructuras mentales que esa persona humana se ha creado y que la hieren. Y tu trabajo consiste en sacarle de esa prisión. Y en nuestro metamodelo hay mucho de los desarrollos de los últimos cien años en estas áreas. Después de todo, si Dios te ha creado, entonces a pesar del pecado y el abuso eres básicamente bueno. Y esto implica que es un pecado odiarte a ti mismo a quien Dios ha creado. 

Como paciente lo que quieres hacer con tus patologías es entenderlas conscientemente en primer lugar, y después lo que vas a hacer es establecer de alguna manera una agenda positiva para poder alejarte de ellas y dejarlas atrás, hacia un nuevo florecer desplegando tu persona: dejar atrás tus traumas y fuentes de sufrimiento. Como terapeuta esto significa que has dado a los pacientes más libertad. Pero simultáneamente debes poder proporcionarles el entendimiento de para qué sirve la libertad. Sirve para “desplegarse”, y les proporcionamos la descripción de lo que significa desplegarse.

Jordi Picazo: Parece que hay una necesidad de articular claramente el lenguaje para este tipo de discurso, ya que la lengua puede también ser manipulada.

Paul Vitz: Absolutamente cierto. Y ese es el motivo por el cual nuestro Metamodelo es el trabajo coordinado de muchas personas a lo largo de 20 años de esfuerzos. Y aunque los tres editores han liderado este desarrollo durante largo tiempo hay que reconocer a tantos otros que han contribuido. No es solamente pues un logro personal de ninguno de nosotros sino un esfuerzo grupal llevado a cabo sistemáticamente por medio del debate intelectual y de encuentros formales a lo largo de años de argumentaciones acerca de cómo lo presentaríamos al gran público. Y es así importante insistir en que lo que ofrecemos es un marco de trabajo, y es por ello precisamente por lo que lo describimos como un Metamodelo. Es un marco de trabajo que consta de 11 premisas básicas: tres teóricas, dos teleológicas y seis estructurales. Tomadas en conjunto pensamos que proporcionan una concepción adecuada y muy útil de la persona.

Nuestro Metamodelo no es una teoría particular de terapia, ni tan siquiera va de cómo aplicar la terapia a tu paciente. Decimos que introduciremos algunas ideas nuevas con las que trabajaremos, o que discutiremos: aspectos como la llamada a la virtud y la llamada a una vocación, o cómo vamos a “desplegarnos” una vez terminada la terapia. Es un “Meta”-modelo, “por encima”. No es una teoría más sobre la personalidad, no es como el Fourierismo o el Unionismo o la línea de trabajo de Carl Rogers, como explicaba antes.

Jordi Picazo: ¿Ha tenido influencia en su estudio la “teología del cuerpo” de Juan Pablo II?

Paul Vitz: Sí, ha tenido una gran influencia. Y de hecho Juan Pablo II había acabado de publicar ese material, su antropología, un año más o menos antes de que empezáramos a trabajar estos problemas. Luego, sí, en muchas maneras ha sido este trabajo nuestro una respuesta a sus conceptos y una respuesta también a la visión de Benedicto XVI de que la psicología y la teología pueden apoyarse una en la otra. Esta es una de las maneras de extender la razón más allá del mero experimento, más allá del pensamiento reduccionista.


  • Jordi Picazo.
  • Profesor y escritor.
  • Máster en Filología Inglesa en la Universidad de Barcelona.
  • Colegiado como periodista en España y Reino Unido.
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