El nuevo curso escolar

Yoandy Izquierdo Toledo
Jueves de Yoandy

Dentro de pocos días concluyen las vacaciones de verano y comienza el curso escolar. Una nueva etapa que pone sobre ruedas a los padres para poder mantener el ritmo no solo desde el punto de vista material, sino también en cuanto a la zozobra del aprendizaje de sus hijos. Sobre estas dos grandes preocupaciones me gustaría comentar, brevemente, en la columna de hoy.

Lo primero que me gustaría decir es que, como en todos los casos en la vida, hay opiniones encontradas. Algunos padres están ansiosos porque llegue septiembre para que los niños “se acaben de incorporar porque ya esté tiempo en la casa se hace irresistible, no hay entretenimiento ni comida para mantenerlos tranquilamente en casa”. Yo me pregunto si en las escuelas hay esos recursos. Y yo mismo me respondo que no y entiendo esta actitud como una dejación de la responsabilidad parental para trasladarla a la institución estatal, como un alivio de la crisis en casa. Al estar el niño en la escuela, es menor el tiempo para compartir o aguantar todos los dolores de cabeza por la situación que se vive en los hogares cubanos. Podemos entender, incluso, que no siempre es un problema de desinterés de los padres. Es un mecanismo de liberación al compartir ese dolor de cabeza que es la educación, pero yo diría que el más importante y necesario de los dolores de cabeza.

De otro lado están los padres que, a pesar de las vicisitudes de casa, preferirían tener a los hijos todo el tiempo con ellos por las malas condiciones para la educación escolar, las carencias no solo materiales sino del recurso humano en la educación. Algunos hasta se sacan la cuenta de que la educación cuesta mucho en Cuba, porque envían su pupilo a la escuela para luego pagar a maestros particulares que den clases de “refuerzo” porque no basta con los conocimientos recibidos en la enseñanza estatal.

En cualquiera de los dos casos, los padres y a veces otros miembros de la familia, deben enfrentarse a un periodo de búsqueda de las condiciones óptimas para el inicio del curso escolar. Desde encontrar zapatos y medias hasta, en ocasiones, la propia base material de estudio porque no alcanza o tocan libros de texto para compartir entre dos alumnos. Los útiles escolares que escasean, cuando aparecen en el sector privado, tienen un precio elevado que a veces es imposible pagar: libretas, lápices, gomas y mochilas, haciendo un sondeo, muy por arriba, pueden llegar a sumar más que lo que devenga un padre por concepto de su salario. En este punto también se pone de manifiesto la polarización en cuanto a los que reciben remesas o los propios materiales enviados de familiares del exterior y los que tienen que esperar por los dos o tres recursos que brinda la escuela el día del inicio del curso escolar. En este último caso, a veces no hay otra solución que usar la misma mochila, el mismo merendero o jabita para la merienda y los mismos zapatos del curso anterior.

No vamos a hablar de los uniformes, que son un dolor de cabeza. No solo supone un problema el racionamiento a través de un cupón, a veces con “derecho” a comprar uno solo o una sola pieza del conjunto. A esto se agrega que las tallas son enormes y no se corresponden con la talla promedio para cada enseñanza. Hay quienes pueden y también compran algunas piezas del uniforme escolar, nada menos que, en Miami. Increíble pero cierto.

Asunto aparte es el de la alimentación. Si en los hogares es crítica la situación para llevar un plato digno a la mesa, no es difícil imaginar cuánto aumenta la crisis cuando se suma merienda y almuerzo para llevar a la escuela. No podemos exigir rendimiento académico sin una alimentación adecuada.

Llegado a este punto me gustaría mencionar solo algunas de las

responsabilidades parentales y del Estado en la educación:

  1. Los padres y la familia en general son responsables máximos de la educación de sus hijos. El Estado, a través de las instituciones escolares, es responsable de la instrucción de los educandos y de garantizar la base material de estudio adecuada, así como la preparación de los maestros.
  2. Los padres tienen la obligación de promover en la casa la lectura, la escritura, las relaciones humanas, así como enseñar en valores y reglas de cortesía, velar por el progreso no solo académico sino en la virtud de esas generaciones en una etapa tan importante para la vida.
  3. La escuela tiene la obligación de garantizar la base material de estudio necesaria y la calidad del personal educativo.
  4. El Estado debe garantizar el derecho a la educación, insisto, de calidad, proveyendo, financiando y supervisando el proceso de enseñanza-aprendizaje.
  5. La familia y la escuela conforman un binomio esencial en la educación; sus funciones son diferentes, pero complementarias en un mismo proceso, complejo y esencial.

La educación, junto con la salud en Cuba, otroras adalides de un supuesto progreso, han devenido en talón de Aquiles.

Debemos desmitificar esa realidad de que son las dos potencias cubanas por aquello de la accesibilidad.

Menos propaganda y más enseñanza, menos ideología y más formación en valores y virtudes.

Entiendo a esos padres preocupados desde semanas antes de comenzar el curso. Les exhorto a ejercer activamente ese rol primero y principal que corresponde a la familia en el proceso educativo de las nuevas generaciones.

Buen curso escolar 2023-2024.


Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología por la Universidad de La Habana.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia. Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

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