EL MANIFIESTO DE MONTECRISTI

Foto tomada de internet.

El 25 de marzo de 1895, un mes después de haberse iniciado la revolución del 95 y poco antes de embarcarse para incorporarse a las tropas mambisas, Martí y Gómez suscriben una declaración en la que reflejan las intenciones de las fuerzas revolucionarias. El “Manifiesto de Montecristi, llamado así por haberse redactado en esta ciudad dominicana.

129 años después de este hecho histórico, como justo homenaje a los que lucharon por una Cuba Libre y, por qué no, como homenaje a todos los que han luchado, a lo largo de nuestra historia, por una Patria no sometida a tiranos internos ni externos, a todos los que han luchado por la realización del sueño martiano de una Cuba “con todos y para el bien de todos” (1), donde quepan todas las formas de pensamiento, excepto las discriminatorias e intolerantes, donde “la ley primera de nuestra republica sea el culto a la dignidad plena del hombre” (2); porque “la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio integro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio integro de los demás; la pasión. en fin, por el decoro del hombre, -o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos. para ajustar en la paz y en la equidad los intereses y derechos de los habitantes leales de Cuba trabajamos, y no, para erigir, a la boca del continente, de la república, la mayordomía espantada de Veintimilla, o la hacienda sangrienta de Rosas. o el Paraguay lúgubre de Francia!” (3)

Porque, como bien expresa Martí, sustituir al tirano anterior por un nuevo tirano, no vale el esfuerzo de los próceres. La revolución se hace para garantizar la libertad de trabajo, de pensamiento, para que cada hombre pueda, con dignidad, tener sus propias ideas y expresarlas, no para oprimir al que piensa distinto, no para instituir una nueva tiranía como ha ocurrido en muchos países en que los lideres de la revolución triunfante se erigen en suprema e indiscutible autoridad, megalomaníaca, paranoica y delirante, lideres que surgen por el sacrificio de los pueblos y, al llegar al poder, los oprimen.

Martí, en el manifiesto, expone de forma precisa por qué y para qué se hace la revolución contra la tiranía.

Como sencillo homenaje a nuestros próceres, pasados, presentes y futuros, reproduzco y comento algunos fragmentos seleccionados del “Manifiesto”

“La revolución de independencia, iniciada en Yara después de preparación gloriosa y cruenta, ha entrado en Cuba en un nuevo período de guerra, en virtud del orden y acuerdos del Partido Revolucionario en el extranjero y en la Isla, y de la ejemplar congregación en él de todos los elementos consagrados al saneamiento y emancipación del país, para bien de América y del mundo; y los representantes electos de la revolución que hoy se confirma, reconocen y acatan su deber, sin usurpar el acento y las declaraciones sólo propias de la majestad de la república constituida, de repetir ante la patria. que no se ha de ensangrentar sin razón, ni sin justa esperanza de triunfo, los propósitos precisos, hijos del juicio y ajenos a la venganza, con que se ha compuesto, y llegará a su victoria racional, la guerra inextinguible que hoy lleva a los combates, en conmovedora y prudente democracia, los elementos

todos de la sociedad de Cuba” (4)

La guerra de independencia no persigue la venganza y se realiza “en conmovedora y prudente democracia” y los representantes electos del pueblo, lo afirman.

“La guerra no es…el insano triunfo de un partido cubano sobre otro, o la humillación siquiera de un grupo equivocado de cubanos; sino la demostración solemne de la voluntad de un país harto probado en la guerra anterior, para lanzarse a la ligera en un conflicto solo terminable por la victoria o el sepulcro…” (4)

Queda claro, la guerra no es para colocar a un partido o a un grupo de cubanos sobre otro, la lucha tiene como objetivo la independencia y la democracia.

“La guerra no es la tentativa caprichosa de una independencia mas temible que útil, que sólo tendrían derecho a demorar o condenar los que mostrasen la virtud y el propósito de conducirla a otra más viable y segura y que no debe en verdad apetecer un pueblo que no la pueda sustentar; sino el producto disciplinado de la resolución de hombres enteros que en el reposo de la experiencia se han decidido a encarar otra vez los peligros que conocen, y de la congregación cordial de los cubanos de más diverso origen, convencidos de que en la conquista de la libertad se adquieren mejor que en el abyecto abatimiento las virtudes necesarias para mantenerla” … (4)

… “La guerra no es contra el español, que, en el seguro de sus hijos y en el acatamiento a la patria que se ganen podrá gozar…de la libertad que sólo arrollará a los que le salgan, imprevisores, al camino. Ni del desorden, ajeno a la moderación probada del espíritu de Cuba, será cuna la guerra; ni de la tiranía” … (4)

La guerra no es contra cubanos, es contra los tiranos, como ya aclaró, no es la venganza el objetivo, es instaurar una república donde se respete la diversidad de opiniones y creencias, donde la dignidad humana se sitúe como primera ley, una república donde cada hombre pueda pensar por sí mismo y expresar su pensamiento sin temor a la represión.

… “Punible ignorancia o alevosía fuera desconocer las causas a menudo gloriosas y ya generalmente redimidas, de los trastornos americanos, reunidos de error de ajustar a moldes extranjeros; de dogma incierto o mera relación a su lugar de origen, la realidad ingenua de los países que conocían sólo de las libertades el ansia que las conquista y la soberanía que se gana por pelear por ellas” … (4)

La importación de ideologías extranjeras, de sistemas sociales y económicos extraños al país, es, como bien expresa el manifiesto, un error de aquellos que piensan que un sistema extranjero es mejor que uno nacional y el aplicarlos se hace por ignorancia (¡Oh!, los ignorantes gobernantes que aplican lo que es extranjero como si extranjero fuera sinónimo de infalible) o por alevosía, los malvados que, sabiendo que el sistema no funciona, lo aplican para llenar de esperanzas a los gobernados y, cuando se comprueba la ineficacia del sistema fallido, traen uno nuevo alegando que “el anterior no funciona, pero este si va a funcionar” Daría risa si no fuera tan triste ver como las previsiones de Martí se han cumplido.

La ignorancia o la alevosía son mayores cuando el sistema social o económico extranjero fracasó estruendosamente en su país de origen y, reciclado por los alevosos ignorantes, nos lo presentan como novedoso y eficaz.

Como si aún nos succionáramos el pulgar.

… “Un pueblo libre, en el trabajo, abierto a todos, enclavado a las bocas del universo rico e industrial, sustituirá sin obstáculo, y con ventaja, … al pueblo avergonzado donde el bienestar sólo se obtiene a cambio de la complicidad expresa o tácita con la tiranía de los extranjeros menesterosos que los desangran y corrompen” … (4)

El hombre libre sustituirá al que, por acción u omisión, ha tenido que unirse a la farandulesca comparsa de los que la tiranía ha hecho cómplices de ella para obtener, no un verdadero beneficio, sino apenas migajas para la supervivencia.

… “En la guerra inicial ha de hallar el país maneras tales de gobierno que a un tiempo satisfagan la inteligencia madura y suspicaz de sus hijos cultos, y las condiciones requeridas para la ayuda y respeto de los demás pueblos, y permitan, en vez de entrabar, el desarrollo pleno y término rápido de la guerra fatalmente necesaria a la felicidad pública. Desde sus raíces se ha de constituir la patria con formas viables, y de sí propia nacidas, de modo que un gobierno sin realidad ni sanción no la conduzca a las parcialidades o a la tiranía. Sin atentar, con desordenado concepto de su deber, al uso de las facultades íntegras de constitución, con que se ordenen y acomoden, en su responsabilidad peculiar ante el mundo” … (4)

Desde sus raíces debe aplastarse toda manifestación de tiranía, desde el inicio deben procurarse formas de gobierno que garanticen el ejercicio pleno de la democracia y el respeto a la dignidad humana, con formas viables, nacidas del seno mismo de nuestro pueblo y, aunque tomen en cuenta la experiencia de otros países, sean, básicamente, fruto de nuestra inteligencia y visión nacional.

… “Conocer y fijar la realidad; componer en molde natural, la realidad de las ideas que producen o apagan los hechos, y la de los hechos que nacen de las ideas; ordenar la revolución del decoro, el sacrificio y la cultura de modo que no quede el decoro de un solo hombre lastimado, ni el sacrificio parezca inútil a un solo cubano, ni la revolución inferior a la cultura del país, no a la extranjeriza y desautorizada cultura que se enajena el respeto de los hombres viriles por la ineficacia de sus resultados y el contraste lastimoso entre la poquedad real y la arrogancia de sus estériles poseedores, sino al profundo conocimiento de la labor del hombre en el rescate y sostén de su dignidad; ésos son los deberes, y los intentos, de la revolución.” … (4)

Muy claro, dignidad, derechos, libertad, democracia, es lo que quería Martí para su pueblo (Que es el nuestro) y así lo plasmó en el manifiesto.

… “La guerra sana y vigorosa desde el nacer con que hoy reanuda Cuba, con todas las ventajas de su experiencia, y la victoria asegurada … no es solo hoy el piadoso anhelo de dar vida plena al pueblo que, bajo la inmoralidad y ocupación crecientes de un amo inepto, desmigaja o pierde sus fuerzas superiores en la patria sofocada o en los destierros esparcidos. Ni es la guerra el insuficiente prurito de conquistar a Cuba con el sacrificio tentador, la independencia política, que sin derecho pediría a los cubanos su brazo si con ella no fuese la de crear una patria más a la libertad del pensamiento, la equidad de las costumbres, y la paz del trabajo” … (4)

Una patria a la libertad del pensamiento, a la equidad de las costumbres y a la paz del trabajo, para todos los cubanos por igual, no la imposición de límites al pensamiento o la expresión, colocados por tiranos o tiranuelos, peleles de los anteriores.

Dígase hombre y se habrá dicho todo, porque las virtudes del hombre incluyen la libertad de pensamiento, el valor para expresar lo que pensamos y el derecho, garantizado por el gobierno, a ejercer nuestras libertades. Eso es lo que Martí quería para Cuba y es lo que todos los cubanos debemos querer para nuestro pueblo.

… “Honra y conmueve pensar que cuando cae en tierra de Cuba un guerrero de la independencia, abandonado tal vez por los pueblos incautos o indiferentes a quienes se inmola, cae por el bien mayor del hombre, la confirmación de la república moral en América, y la creación de un archipiélago libre donde las naciones respetuosas derramen las riquezas que a su paso han de caer sobre el crucero del mundo, apenas podría creerse que con semejantes mártires y tal porvenir, hubiera cubanos que atasen a Cuba a la monarquía podrida y aldeana de España, y a su miseria inerte y viciosa” … (4)

O a otras monarquías o tiranías inertes y viciosas.

Termina el manifiesto con el compromiso expreso de los firmantes.

… “A la revolución cumplirá mañana el deber de explicar de nuevo al país y a las naciones las causas locales, y de idea e interés universal, con que para el adelanto y servicio de la humanidad reanuda el pueblo emancipador de Yara y de Guáimaro una guerra digna del respeto de sus enemigos y el apoyo de los pueblos, por su rígido concepto del derecho del hombre, y su aborrecimiento de la venganza estéril y la devastación inútil. Hoy, al proclamar desde el umbral de la tierra veneranda el espíritu y doctrinas que produjeron y alimentan la guerra entera y humanitaria en que se une aún más el pueblo de Cuba, invencible e indivisible, séanos licito invocar, como guía y ayuda de nuestro pueblo, a los magnánimos fundadores cuya labor renueva el país agradecido, y al honor, que ha de impedir a los cubanos herir, de palabra o de obra, a obra a los que mueren por ellos. Y al declarar así en nombre de la patria, y deponer ante ella y ante su libre facultad de constitución, la obra idéntica de dos generaciones, suscriben juntos, la declaración, por la responsabilidad común de su representación, y en muestra de la unidad y solidez de la revolución cubana, el Delegado del Partido Revolucionario Cubano, creado para ordenar y auxiliar la guerra actual, y el General en Jefe.

José Martí          Máximo Gómez”

Montecristi, 25 de marzo de 1895. (4)

  • Discurso pronunciado el 26 de noviembre de 1891 en el “Liceo Cubano” Tampa. Pag 267. Volumen 4, Obras Completas.
  • Pag 267. Volumen 4, Obras Completas.
  • Pag 270. Volumen 4, Obras Completas.
  • Pag 93 a 104. Volumen 4, Obras Completas.

 


  • Antonio Manuel Padovani Cantón (Pinar del Río, 1949). Médico.
    Profesor de medicina interna.
    Abogado.
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