El fracasado sistema electoral cubano ante una difícil prueba

Martes de Dimas

El domingo 26 de marzo de 2023 se “elegirán” en Cuba los 470 diputados que conformarán la X Legislatura de la (ANPP) para  los próximos cinco años.

Para brindar una idea de las particularidades del sistema electoral cubano enumeraré siete aspectos históricos y conceptuales relacionados con el mismo.

1- Las elecciones son procesos en el que los electores, entre una pluralidad de candidatos, eligen a los que ocuparán los cargos públicos. Ese ejercicio en las sociedades democráticas constituye una de las formas legítimas en que los ciudadanos concretan su participación en la vida pública.

2- La pluralidad de candidatos representa la pluralidad de opciones. En Cuba, donde constitucionalmente existe un solo partido político, la opción se reduce a elegir entre personas, no entre programas, lo cual explica que los candidatos se presenten ante el elector mediante una síntesis biografía sobre los estudios o trabajos realizados, su pertenencia a alguna de las organizaciones permitidas y el cumplimiento de las tareas que les fueron asignadas.

3- Las elecciones son un reconocimiento de la voluntad popular en el quehacer político y le abren el acceso al poder institucional y a su ejercicio[1]. En Cuba la Constitución declara que el Partido Comunista, “organiza y orienta los esfuerzos comunes en la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista”. Sin embargo, a pesar de que ese proyecto ha conducido a la pobreza material y espiritual, el que no comparta esa ideología queda fuera del juego,

4- La igualdad de oportunidades de elegir y ser elegidos, de formar sus preferencias y expresarlas públicamente, un requisito para que la participación ciudadana sea efectiva, resulta imposible cuando los derechos y libertades sólo se pueden emplear para apoyar y defender al sistema político establecido; un sistema, que además, se auto declara “irrevocable” tal como si la historia tuviera un punto de remate.

5- Las últimas elecciones libres competitivas se celebraron en Cuba en 1948[2]. Como para participar en ellas se exigía haber cumplido los 20 años de edad, los que votaron en esa oportunidad fueron los nacidos antes de 1928. Por tanto hoy, sólo los mayores de 95 años, si es que conservan la memoria, tienen una experiencia sobre elecciones.

6 -El 8 de enero de 1959 el líder de la revolución aseguró que se iba a convocar a elecciones en el más breve plazo de tiempo posible. Sin embargo, al mes siguiente, el 7 de febrero, la Constitución de 1940 fue sustituida por la Ley Fundamental del Estado Cubano. La promesa se convirtió en aquella consigna de “elecciones para qué”.

7–Las elecciones son una manifestación de la soberanía popular; un concepto que Juan Jacobo Rousseau, en “El Contrato Social o Principios del Derecho Político” (1762), definió así: de la unión de las personas para defender y proteger sus bienes emana una voluntad general que convierte a los contratantes en un cuerpo colectivo político. Al ejercicio de esa voluntad general, devenida poder, se le denomina soberanía y al sujeto que la ejerce, es decir, al pueblo, soberano.Precisamente –expresó Fidel Castro en su defensa durante el juicio por el asalto al Cuartel Moncada– en esta filosofía se alimentó nuestro pensamiento político y constitucional que fue desarrollándose desde la primera Constitución de Guáimaro hasta la de 1940[3].

Esos siete aspectos son suficientes para saber que el próximo 26 de marzo tendrá lugar un nuevo evento que no califica como elecciones.

El procedimiento

La Constitución vigente establece que la soberanía reside en el pueblo, pero que es ejercida “por medio de las Asambleas del Poder Popular y demás órganos del Estado que de ella se derivan”. Es decir, la soberanía se desplaza del pueblo a otras instituciones, cuyo funcionamiento es tan sencillo como engañoso.

En las reuniones de vecinos a mano alzada, se eligen los candidatos a delegados de circunscripción[4]. De ellos los que resultan ratificados en los comicios municipales, conforman las Asambleas Municipales del Poder Popular (AMPP), donde  termina la supuesta soberanía del pueblo.

Los plenos de las organizaciones de masas: Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Comités de Defensa de la Revolución (CDR), Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM, están facultados por la Ley electoral para proponer los precandidatos a la ANPP. En este paso, según el diario Granma del pasado 20 de diciembre, la CTC hizo 920 proposiciones, los CDR 342, la FEU unos 300, la FEEM 200 y así sucesivamente. Lo interesante es que esas propuestas no tienen que haber sido elegidas directamente por el pueblo.

Las Comisiones de Candidaturas –integradas por las mismas organizaciones de masas–conforman las candidaturas finales, con la potestad para incluir en ellas hasta la mitad de los candidatos sin necesidad de que hayan sido electos por el pueblo. Un sistema diseñado para aparentar elecciones y garantizar la continuidad, pues los plenos de las organizaciones de masas y las Comisiones de candidatura responden al poder establecido. Por tanto, las figuras que ocupan los cargos determinantes no tienen que provenir de los elegidos a nivel de circunscripción, pues las Comisiones de Candidaturas garantizan su presencia.

Finalmente los aspirantes al Parlamento son distribuidos en los 169 municipios, donde los “electores” en cada uno de ellos eligen a los candidatos a diputados que le tocan a su territorio, lo que permite que con un mínimo de votos se integre la ANPP y pueda ser electo para los más altos cargos del país. Por ejemplo un candidato “elegido” por el municipio de Santa Clara con aproximadamente el 0,21” de los cubanos con “derecho” al voto puede ser el Presiente del país. Así de sencillo.

Conclusiones

Las “elecciones” del 26 de marzo tendrán lugar en medio de la crisis más profunda de la historia de Cuba, con un pueblo inmerso en una pobreza creciente, con permanentes protestas públicas y un éxodo masivo, lo que ha puesto a la orden del día la merma de gobernabilidad y el debate de si Cuba es o no un Estado fallido. Una de las manifestaciones de tal estado de cosas fueron las “elecciones” municipales del 27 de noviembre de 2022, cuando el voto de castigo se elevó hasta el 38,90% del electorado, y en la capital a la mitad de los cubanos aproximadamente.

Por lo anterior el Gobierno está obligado a cambiar; pero en ausencia de voluntad política, parece haber optado no por democratizar y empoderar a los cubanos, sino por trasladar a Cuba el modelo oligárquico de Rusia como única forma de conservar el poder.

La Habana, 6 de febrero de 2023

[1] José Ángel Borjas. Sistema electoral y partidos políticos en Cuba (1899-1920). La Habana, Editorial UH, 2017, p.15.

[2] Las elecciones de 1954 y 1958, por las condiciones en que se celebraron, aunque fueron multipartidistas, no se pueden calificar como libres y democráticas.

[3] Fidel Castro. La historia me absolverá. Edición anotada. La Habana, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 2008, p.85

[4] Subdivisión territorial.

 


  • Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
  • Reside en La Habana desde 1967.
  • Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
  • Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
  • Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
  • Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
  • Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).
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