El debate

Foto tomada de Internet.

A los cubanos y cubanas nos encanta el debate. Hay académicos que lo exponen como un código tangible de nuestro proceso cultural. Este rico componente de cualquier sociedad tiene como origen científico a Sócrates y la Mayéutica. En sentido general el debate expone los fenómenos para que cada uno lo discuta a su manera. Por eso, no es necesario ser un intelectual para ser partícipe de un debate enriquecedor sobre nuestro pasatiempo nacional.

Aunque es bueno reconocer que hay reglas elementales que ayudan a construir un debate mucho más productivo y eficiente; en este ensayo trataremos de abundar en ellas. Porque, tampoco se trata de discutir por discutir, incluso es importante comprender que no solo se trata de ganar, sino de poder brindar con acierto nuestro criterio de la escurridiza verdad. Adelino Cattani, profesor de poética y retórica en la Universidad de Padua, define el debate como: “Una competición (un reto, un desafío) entre dos antagonistas, en los que, a diferencia de lo que ocurre en una simple discusión, existe una tercera parte (un juez, un auditorio) cuya aprobación buscan los dos contendientes. Se puede debatir, incluso sobre cuestiones que se consideran imposibles de resolver con el objetivo de persuadir a otros.”1

Desde hace tiempo, los medios de comunicación vienen interpelando a nuestro pueblo a realizar debates de calidad sobre temas de interés, por ejemplo, cómo se interpreta en la Cuba de hoy el Marxismo. Es ineludible comprender que un verdadero debate parte de la necesidad de las personas de tener una conciencia crítica de la sociedad intentando buscar la tan anhelada libertad de pensamiento. “No puede haber una conciencia crítica de la sociedad si el sujeto no está impactado por ella.”2 Pongamos un ejemplo: una persona que no utiliza de manera regular el transporte público, es imposible que pueda de forma genuina ser parte de un debate serio sobre esta realidad; por mucho que lea, sin la praxis su discurso carece de vida.

Para que cualquier discusión pueda ser considerada un debate deben estar involucrados en ella un conjunto de personas. “En la cotidianidad se mezcla el debate con otros conceptos como: discusión, asamblea, polémica, diatriba o disputa.”3 En Cuba podemos destacar como precursores del debate a la generación formada alrededor del seminario de San Carlos y San Ambrosio. Félix Varela, uno de los precursores del debate social en nuestra nación expresó: “el hombre mientras menos ignorante sea, mejor podrá desarrollar un diálogo enriquecedor en torno a su realidad.”4 El propio Varela estaba seguro de que el futuro de la educación era construir un proceso interactivo que fuera vital en la apropiación del conocimiento. No podemos pasar por alto que de forma general lo que un profesor expone en sus clases es la herencia cultural de la humanidad. De ahí que hoy se promueva un mayor debate escolar, en función de una sociedad que cuenta con un acceso bastante rápido a la información. Pero, también es importante comprender que una cosa es conocer un hecho y otra bien distinta es poder analizarlo con elementos precisos, para establecer un criterio propio sobre el mismo.

Hoy, cuando tendemos a relativizar tanto la vida no podemos olvidar que un verdadero debate siempre debe contar con un sentido histórico, intentando crear lugares de socialización de conocimiento. Por eso, en pleno siglo XXI, hay disímiles plataformas en internet, intentando consolidar espacios abiertos de debate mundial como parte del proceso de globalización. Una de las características principales que debe tener un buen debate es contar en su entorno con personas con gran capacidad de reflexión. Lo trascendente es poder aceptar diferentes visiones del tema a debatir, sabiendo que, no contamos con la verdad absoluta, y que debemos aceptar las diversas posturas: políticas, pragmáticas, existencialistas, positivistas, por solo mencionar algunas.

Con el debate se busca implicar al ciudadano en la transformación de la sociedad y luego hacer de esto un ejercicio de la vida cotidiana. La socialización del debate debe ir emanada de las transformaciones sociales. El abogado y profesor Carlos Felipe Parra Rojas, fundador y actual director de la Liga Colombiana de Debate Competitivo y Oralidad (LCDCO), expresó con mucho acierto que: “La participación política en democracia es absolutamente importante. En sistemas como los latinoamericanos, mientras más ciudadanos participen en la toma de decisiones más legítimas serán sus estructuras de poder. El debate es una herramienta que contraataca las amenazas internas y que trabaja con las personas. Un sistema constituido por redes de debate en colegios, universidades y asociaciones civiles genera individuos que se interesan por su contexto, por lo que pasa alrededor. Convertir la participación en algo atractivo en el aula de clase hace que lo sea también en la vida en sociedad.”5

Conclusión

Cuba es un país que cuenta con las herramientas necesarias para promover y consolidar espacios múltiples de debate. Es necesario, en pos de lograr este objetivo, reconocer y aceptar la pluralidad de pensamiento dentro del pueblo. Fiel ejemplo de lo expuesto en este artículo son los “Jueves de Temas” o los encuentros de “Reflexión y Debate” promovidos por la revista Espacio Laical; en ambos lugares se ha creado un debate muy enriquecedor y se cuenta con una aceptación notable de público en cada encuentro. Además, han logrado consolidar un espacio de gran valor cultural. Y desde su objeto social influyen en la transformación cultural de nuestra sociedad.

Referencias

  1. Cattani, Adelino. Los usos de la retórica; página 67; Alianza Ensayo. Madrid. 2003
  2. Notas tomadas de la Conferencia sobre el debate impartido por MsC. Ángel Rodríguez, viernes primero de diciembre del 2017.
  3. http://abacus.universidadeuropea.es; consultado el 5 de diciembre.
  4. https://www.oas.org/es/ried/PDF/Carlos_Parra_liga_de_debate.pdf ; página 2; consultado el 5 de diciembre del 2017.
  5. http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/07/21/ideas-en-el-centro-del-debate

Bibliografía

  1. Cattani, Adelino. Los usos de la retórica; página 67; Alianza Ensayo. Madrid. 2003.
  2. Nota tomada de la Conferencia sobre el debate impartido por Msc. Ángel Rodríguez, viernes primero de diciembre del 2017.
  3. http://abacus.universidadeuropea.es; consultado el 5 de diciembre.
  1. Nota tomada de la Conferencia sobre el debate impartido por Msc. Ángel Rodríguez, viernes primero de diciembre del 2017.
  2. https://www.oas.org/es/ried/PDF/Carlos_Parra_liga_de_debate.pdf; página 2; consultado el 5 de diciembre del 2017.

 


Julio Norberto Pernús Santiago (La Habana, 1989).
Licenciado en Comunicación Social por la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de La Habana.
Redactor de Vida Cristiana.
Coordinador de la Comisión de Estudios de la Historia de la Iglesia en América Latina (CEHILA), sección Cuba.

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