EDITORIAL 93: CUBA, UN PAÍS QUE ENVEJECE

Foto tomada de internet.

Un creciente estado de cansancio y vejez devasta a Cuba. Sus hijos más jóvenes, y los hijos de sus hijos huyen sin freno de un vivir sin futuro. El presente se deshace en el cansancio de un proyecto impuesto y agotado. La gente se marcha cansada de resistir, cansada de vivir en la miseria, cansada de vivir en la represión de todas sus libertades y derechos. Cansada, en fin, de ser víctima de un largo experimento con seres humanos.

La experiencia que estamos viviendo nos grita que hemos sido convertidos en objetos en manos de unos pocos. Nos someten a sus “planes”, “tareas”, “lineamientos”, “ordenamientos” y “reordenamientos”, todos sin consultarnos, todos incumplidos, todos para empeorar ad infinitum la angustia, la penuria y el sinsentido, de nuestra existencia. Es asfixiante y desolador.

Los más jóvenes y capaces, los más arriesgados y emprendedores, huyen, escapan sin parar. El país se desangra. No es una metáfora, es una terrible realidad. La iniciativa, el talento, la fuerza, las ganas de vivir mejor, todo eso, se escapa de Cuba.

Esto tiene muchas consecuencias y la mayoría negativas para el presente y el futuro de Cuba. Entre ellas podemos mencionar:

  • El que emigra sufre el desarraigo que sufren aquellos que se ven compelidos a separarse de su familia con la incertidumbre adicional de no saber cuándo los volverá a ver y si algún día se volverán a reunir.
  • El que emigra tiene que comenzar de cero una vida nueva, en un país extraño, con una cultura diferente, lejos de los seres queridos, enfrentando mil discriminaciones y desventajas reales.
  • Sus hijos y nietos corren el riesgo de perder sus raíces y de no saber bien de dónde proceden y viven con la mezcla de idiomas, costumbres, expresiones religiosas, formas de vida.
  • Cuba pierde a sus hijos más jóvenes, su talento, su creatividad, sus deseos de emprender y progresar. Pierde incluso fragmentos de su propia identidad, pues los vínculos familiares a distancia introducen tradiciones como Santa Claus y Halloween, ajenos por completo a nuestra cultura.
  • Cuba se estanca al faltarle fuerza joven, iniciativa creadora y se va volviendo lenta y cansada como la inmensa mayoría de los ancianos que se quedaron.
  • Cuba pierde muchos de sus hijos que piensan y actúan de forma independiente y que trabajaban aquí dentro por los cambios imprescindibles.

Otras muchas consecuencias negativas podrían ser mencionadas, pero todos los que somos cubanos, dentro y fuera de la Isla, las hemos experimentado de una forma u otra. La vida cotidiana del pueblo cubano tiene un disco rayado: fulano se fue, mengano está esperando para marcharse, de la familia tal no queda nadie solo el abuelo porque es muy mayor… y así en cansina repetición. Nadie hace planes a corto o mediano plazo. La gran mayoría está paralizada en vilo esperando el día de poder marcharse.

Sin embargo, también y, a pesar de todo, los repetidos éxodos masivos que ha sufrido Cuba han traído algunos aspectos positivos:

  • La Cuba de hoy es una comunidad transnacional en la que muchos de sus hijos han mantenido su cultura, su religión, su amor por la Isla, en cualquier país de los cinco continentes donde vive, trabaja y progresa la Diáspora cubana.
  • Los que se han marchado ahora pueden ayudar a la parte de su familia que se ha quedado en Cuba con dinero, medicamentos, alimentos y todo lo demás.

Cuba envejece pero no solo en edad sino también en las limitaciones, los dolores, la invalidez y la disfuncionalidad que acompañan a las personas de la tercera edad. Todos sabemos cuál es la causa raigal de estos éxodos masivos: el sistema económico, político-social que no funciona y oprime. Los cubanos no solo, ni en primer lugar, se marchan de su país por las inenarrables carencias materiales. Se marchan, sobre todo, por la falta de libertad.

Ir a las causas y resolverlas es la única solución para este grave problema. El cambio es inevitable.

Pinar del Río, 20 de mayo de 2023

121° aniversario de la Independencia de la República de Cuba

 

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