DOS TIPOS DE ESCLAVITUD

Foto tomada de Internet.

A lo largo de la historia humana han existido diferentes formas de esclavitud. Nos referiremos brevemente en este trabajo a la esclavitud de los negros africanos traídos como mano de obra a nuestro continente y a Cuba en siglos pasados, y a la esclavitud moderna reconocida por la ONU para calificar a formas de trabajo esclavo adaptadas a las condiciones contemporáneas.

Según los que han estudiado estos temas Cuba ha padecido ambos tipos de esclavitud. Nosotros comenzaremos por la actual.

Desde hace años, las autoridades cubanas están enviando misiones internacionalistas de médicos, enfermeros y otros técnicos del sector de la salud a decenas de países en varios continentes. Después de escuchar el testimonio de un número de médicos y enfermeros, el Parlamento Europeo en su Resolución No. 2744 del 10 de junio de 2021, en su artículo 10, considera como “esclavitud moderna” esas misiones médicas por la principal razón de no pagarle a los médicos cubanos la totalidad del salario devengado por su trabajo en el extranjero. El Estado cubano se adjudica entre el 70% y el 80% del total devengado en un flagrante acto de saqueo. Esto no es un secreto para nadie. Todo el mundo conoce a un médico u otro personal de la salud que han salido en misiones y al regresar comentan el total del salario que firmaban en la nómina y el efectivo que realmente le pagaban en el país, y el que le depositaban en Cuba.

Seguidamente mencionaremos aquella esclavitud antigua, más cruel y descarnada pero totalmente injusta y condenable como la esclavitud moderna y cualquier tipo de esclavitud.

Nadie mejor que el Dr. Manuel Moreno Fraginals, historiador, ensayista, profesor, Doctor en Ciencias Sociales y abogado, cuya obra cumbre es su libro “El Ingenio” quien, en tres tomos, puede explicarnos los siguientes datos sobre los esclavos antiguos:

La alimentación de los esclavos era la siguiente, ellos consumían diariamente, per cápita: media libra de carne de res, o tasajo vacuno ahumado, o bacalao o pescado salado; 500 gramos diarios de harina de maíz, además de boniato o yuca, calabaza o fufú de plátano, o guiso de maíz, guiso con quimbombó; y otras veces viandas como la malanga, el congrí y el chilindrón de chivo.

Esta dieta combinada era una obligación de los dueños de esclavos y una necesidad, porque el que trabaja de sol a sol requiere una alimentación suficiente. Imaginemos por un momento, a aquellos esclavos preocupados en medio de la dura faena cotidiana por el qué tendrán que comer, o como conseguirán la comida, o con qué la cocinarán. Que tuvieran que estar pendientes de qué van a dar, qué trajeron a la bodega, padeciendo una sudorosa cola parecida al sudoroso campo de caña que aquellos tenían obligatoriamente que sufrir.

La esclavitud no es buena nunca, ni la antigua ni la moderna, ni ninguna variante que el mismo hombre invente para abusar de los demás. Nadie defiende ninguna forma de esclavitud. Todos debemos defender lo contrario, que es la libertad, don supremo del Creador para todos los seres humanos por igual. Hoy carecemos de muchas de esas libertades: la libertad de conciencia, la libertad de expresión, de reunión, de asociación, la libertad de viajar y de movilidad dentro de nuestro propio país. Todos sentimos la falta de democracia y las formas de opresión antiguas y modernas.

Quiero terminar compartiendo una pregunta para reflexionar:

¿Sentimos en nuestras vidas cotidianas alguna forma de esclavitud, de falta de libertad o de falta de alimentos pensando cómo vivían y sufrían aquellas víctimas de la esclavitud antigua y comparándolos con la esclavitud moderna y las acumuladas faltas de libertades?

Amigo, lector, le toca a usted, mirar a su vida, la de sus hijos y familia, y darse a sí mismo una respuesta. Yo doy la mía: con frecuencia me siento así, con falta de mucha libertad y de alimento, medicamentos y muchas cosas más. Pero respeto la respuesta de los que tienen opiniones diferentes.

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