¡DIGAMOS NO A UNA CUBA POLARIZADA!


Miércoles de Jorge

Para nadie es un secreto que en tiempos de crisis las contradicciones se exacerban. Los seres humanos por lo general somos muy pasionales y cuando “nos aprieta el zapato” esa característica de nuestra naturaleza nos lleva con frecuencia a situaciones de enfrentamiento. Tal es el caso de la realidad cubana, especialmente en los últimos años. La gravedad de la crisis, genera un ambiente de tensión en el que a menudo nos ponemos unos en contra de otros.

Es cierto que situaciones como la escases hacen que la gente tenga que competir por recursos prácticamente inexistentes, pero lo que no es normal es que esa competencia se torne una batalla en la que cada una de las partes solamente piense en sus propios intereses.

Del mismo modo, con el agravamiento de la crisis se aceleran también las contradicciones entre la parte de la población que aún se aferra al sistema imperante y quienes ya no lo ven como una solución válida y por tanto optan por otras ideas y apoyan otras maneras de hacer las cosas. Al igual que la situación anterior, esto es normal que suceda, pero lo que no deberíamos ver como algo correcto, ni permitir que suceda, es que hagamos de las diferencias un criterio de exclusión y violencia contra los demás.

Tanto víctimas como victimarios podemos caer en situaciones de este tipo. No es solamente el victimario el que excluye y asume posturas que llevan a la polarización de la sociedad, sino que a veces los que sufrimos los problemas podemos también –desde una postura defensiva– avivar la exclusión y la discriminación de quienes no piensan como nosotros, o contra aquellos que nos agreden.

En cualquier caso, la polarización de la sociedad es la mejor de las herramientas con que cuenta el sistema que por sesenta años ha dominado la vida de los cubanos para permanecer en el poder y negarse a hacer los tan necesarios cambios que Cuba necesita. Tener a la sociedad dividida entre honestos y mentirosos o corruptos, revolucionarios y contrarrevolucionarios, trabajadores estatales y privados (con los estigmas que estas categorías tienen en el contexto cubano), disidentes y personas confundidas, entre muchas otras divisiones o subgrupos de ciudadanos que desde el poder se promueven, es una poderosa estrategia para dominarnos.

Es por ello que ante quienes quieran polarizar la sociedad hemos de responder con auténticos esfuerzos por unirnos en la diversidad, por respetarnos, incluirnos, acompañarnos, y ponernos al servicio para la construcción del bien común, que es el bien de todos y cada uno de los cubanos, sin exclusiones de ningún tipo.

Esta no es una estrategia nueva, ni exclusivamente del caso cubano. Seguramente todos conocemos el dicho de “divide y vencerás”, y ejemplos de momentos en la historia y otros contextos en los que ha sido aplicado. Esta es precisamente la idea detrás de quienes se esfuerzan por promover la polarización de la sociedad, pues siempre ha sido un camino seguro para que los poderosos puedan dominar y someter a las poblaciones a las que dicen representar y por las que deberían velar.

Y por otro lado, ante nuestras emociones hemos de responder con inteligencia. Si bien es cierto que la crisis que se vive y otras muchas circunstancias generan momentos en los que reaccionamos con violencia, y que nos volvemos promotores de la polarización de la sociedad; la respuesta que se impone es la reflexión y el uso de la razón. No se trata de que todos seamos iguales y nos relacionemos maravillosamente bien, se trata de que nos respetemos, nos reconozcamos unos a otros como personas valiosas y con dignidad, y que por tanto busquemos siempre el bien propio y ajeno, evitando situaciones de violencia y exclusión.

Por el bien personal, familiar, comunitario y nacional, todos los cubanos de buena voluntad deberíamos unirnos en el esfuerzo por acabar con la polarización de la sociedad y por evitar que siga creciendo. Cuba no es de unos pocos, sino de todos.


Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.

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