El control no soluciona una crisis económica

Martes de Karina

Los últimos meses se han caracterizado por la celebración de consejos ministros y reuniones de los consejos de administración principalmente de las provincias centrales de Cuba, con el objetivo común de “resolver” la situación creada por las intensas y continuas lluvias de los pasados días, que se ha descrito como desastrosa.

Las intenciones se evidencian como muy loables. Pero las intenciones no bastan para solucionar la carestía y la precariedad económica. Hasta el momento, todas las propuestas para aliviar la crisis, son del mismo estilo de las que no han funcionado durante 60 años: más exigencia, más control, más sanciones, más vigilancia. Todas, medidas que, frenan a los que ladrones o corruptos, e impulsan y advierten a los que no quieren trabajar.

¿Cuándo escucharemos soluciones que aumenten las posibilidades de aportar a los honestos y trabajadores? Los que normalmente trabajan con responsabilidad y no roban, necesitan espacio para contribuir mejor a la búsqueda de soluciones.

Ya es suficiente tiempo tomando medidas de pequeñas aperturas que siempre terminan en cierres tan herméticos que quedamos peor que antes de producirse la apertura. Es difícil creer en Cuba que una apertura perdurará, por muy buena que sea. Recordemos los mercados paralelos de los años 80, que terminaron siendo considerados un “error”. O el auge del trabajo por cuenta propia del 94, que casi desaparece en el 98, por solo citar dos ejemplos. Actualmente parece que sucederá lo mismo con la cadena de mercados “Ideal”, surgida como una alternativa en moneda nacional de venta de productos de forma liberada, que permite complementar la parte subsidiada y racionada de la canasta básica. Ya existen provincias con limitaciones para la adquisición de productos en estos mercados, en los cuales, los precios son tan altos como los de los privados. También parece que se tambalea aquella afirmación de que el precio se decide entre el vendedor y el comprador en las “formas de gestión no estatales”, con el hecho de que se decida topar precios a algunos productos como la carne de cerdo, considerando que esta es una medida que solo agrava la situación, provocando un freno en la oferta.

La corrupción y la indisciplina laboral y social son grandes problemas que debemos enfrentar, pero no son la causa principal de nuestra crisis económica. Sí lo es la excesiva centralización y la consecuente falta de libertad para la iniciativa privada, así como la dependencia de otros países, de la que no logramos deshacernos, a pesar de las lecciones de 1989, con la caída del campo socialista.

Liberar las fuerzas productivas, de manera que, al mismo tiempo que se controla mejor el uso de los recursos, estas impulsen el desarrollo, es la solución para dejar de sobrevivir y comenzar a vivir cada vez mejor.

La economía solo puede resolverse con economía. Los cubanos queremos escuchar que se discuten y se deciden estrategias económicas, técnicamente viables, que abran puertas al trabajo fructífero y a la riqueza. Solo así podremos entender bien el sentido de las palabras prosperidad y sostenibilidad.

 


Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

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