“Cáritas Cuba” un proyecto de gestión multinivel de promoción humana

 Foto tomada de Internet.

La lucha contra la pobreza tiene un carácter multinivel y multidimensional

La lucha contra la pobreza es mencionada como uno de los principales objetivos de las diferentes organizaciones internacionales, organismos locales, así como también es parte de los programas de gobierno y plataformas electorales de candidatos a cargos de elección popular, a todos los niveles, en todos los países en desarrollo. Es por ello que han surgido múltiples proyectos en las áreas pública y privada, que comprenden diversidad de áreas del desarrollo social, entre las que se encuentran: la salud, la educación, el desarrollo científico-técnico y productivo, el medio ambiente, las comunidades vulnerables, los grupos de defensa de derechos humanos, derechos de la mujer, derechos del niño, y derechos de género, entre otros.

La pobreza es un fenómeno muy estudiado y debatido en los círculos del conocimiento y como parte de las políticas públicas en general. Sin embargo, no existe una única definición que haya sido aceptada universalmente para describir a la pobreza. Cada institución o persona la define en función del lado que esté observando o viviendo el fenómeno. Es así que: para el Banco Mundial (BM) “La pobreza es una pronunciada privación de bienestar, y abarca muchas dimensiones que incluyen bajos ingresos y la imposibilidad de adquirir bienes y servicios básicos necesarios para la supervivencia con dignidad. La pobreza, también, abarca bajos niveles de salud y educación, acceso limitado al agua potable y saneamiento, seguridad física inadecuada, falta de voz e insuficiente capacidad y oportunidades para procurar una mejor calidad de vida” (BM, 2000); mientras que para Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) “desde la perspectiva del desarrollo humano, la pobreza significa la denegación de oportunidades y opciones básicas para ese desarrollo, [para] vivir una vida larga, sana, creativa y disfrutar de un nivel decente de vida, libertad, dignidad, respeto por sí mismo y de los demás (PNUD, 1997). Por otro lado, esta misma organización internacional “mide la pobreza de capacidades en términos de analfabetismo, desnutrición, esperanza de vida, deficiente salud materna y enfermedades infecciosas prevenibles” (PNUD, 2000).

En todos los casos se presenta el fenómeno de la pobreza como un flagelo de la humanidad necesario de combatir en todos los niveles en que se presente. La búsqueda y el éxito de las estrategias que se pongan en práctica para paliar las situaciones que se presenten, dependerán de la calidad de las políticas públicas aplicadas, los verdaderos intereses de quienes las protagonicen y la participación consensuada de diferentes actores sociales con un fin común.

La pobreza y la desigualdad que ella genera es un fenómeno asociado a la globalización, vista por algunos como las consecuencias negativas de las sociedades contemporáneas, pero que pueden ser solucionadas a través del equilibrio entre los mecanismos de integración internacional y el control de sus efectos en la base. Es lo que Dani Rodrikllama la “tercera vía”, que se traduce en “sistemas comunes de gobernanza local”, donde la fortaleza, credibilidad y ejecución de proyectos de las instituciones potencien su calidad.

Las sociedades contemporáneas viven y sienten la pobreza en sus múltiples dimensiones, por lo que es necesario abordar la problemática desde una perspectiva global, para llegar a todos los niveles que van desde la familia hasta la dirección de la sociedad y del Estado, de modo que sean abordados integralmente los factores que determinan la pobreza, analizados en profundidad por los decisores o implicados en generar cambios sociales, e intervenidos efectivamente para obtener soluciones y establecer propuestas viables.

La pobreza no debe ser entendida como un problema netamente cuantitativo, que se corresponde solo con el asunto económico-financiero; sino que debe incluir todos los elementos cualitativos como la posibilidad de acceso a los recursos, la exclusión social y la seguridad ciudadana.

La pobreza en Cuba

La situación económica, política y social de Cuba es vista, al menos, desde dos perspectivas fundamentales: 1. La que el gobierno cubano muestra al mundo; y 2. La que vive y constata el ciudadano de a pie que reside en la Isla. En el discurso de despedida del Papa Juan Pablo II, el 25 de enero de 1998, mencionaba varias dificultades que enfrentaba nuestro pueblo en aquel entonces, y enfrenta todavía, más de 20 años después. Entre ellas “la pobreza, material y moral, cuyas causas pueden ser, entre otras, las desigualdades injustas, las limitaciones de las libertades fundamentales, la despersonalización y el desaliento de los individuos…” (Juan Pablo II, 1998).

A pesar de haber mencionado anteriormente lo difícil que resulta encontrar una definición para la pobreza, en el caso cubano este fenómeno, como la mayoría de las áreas de desempeño humano, se encuentra politizado ya que se insiste en distinguir su situación con respecto a la región, teniendo en cuenta el acceso gratuito a un conjunto de servicios sociales entre los que siempre destacan la salud y la educación (que no se debe confundir acceso con calidad), comparándolos con las relaciones mercantiles por las que pasan estos servicios en otros países.

Si bien son ciertos estos niveles de acceso a esas esferas, al ser entendida la pobreza como un fenómeno global, no se puede dejar de analizar su relación con los factores económicos, políticos y culturales que son los determinantes en la distribución de los ingresos y el acceso a las oportunidades. Referirnos solamente a una visión reductiva de la pobreza, que la asocia directamente a la carencia económica, es lesivo para cualquier análisis multidimensional que se realice. Es indispensable establecer sus relaciones con el ejercicio de los derechos ciudadanos relacionados con la toma de decisiones, la participación de la vida política del país, la vulnerabilidad de diferentes grupos sociales y los procesos discriminatorios. La existencia de estos elementos no solo afecta la cohesión social, sino que también demuestran la presencia en Cuba de grupos en situación de pobreza parcial, población en riesgo de pobreza, y pobreza con protección y garantías.

El papel multidimensional de la Iglesia en Cuba: promocional, educacional, asistencial

La misión específica de la Iglesia, que no se confunde con ninguna tarea política de ningún grupo o partido, ni se mezcla con la función del Estado y sus instituciones, es la de promover la dignidad inviolable de la persona. Dada la diversidad de carismas y funciones realizadas por las numerosas comunidades religiosas no debemos confundir el sentido de su existencia que coloca al centro de toda relación a la persona humana y los procesos de dignificación y socialización.

El papel de la Iglesia en Cuba no escapa del papel común de esta institución universal como colaboradora en la promoción humana, articulando a los grupos o asociaciones asistenciales en el crecimiento personal y social. Su función educativa, basada en el cultivo de los valores humanos y la convivencia pacífica, contribuye a la generación de un espacio consciente y crítico que ayuda a mejorar la sociedad.

Promoción humana como salida de la pobreza

La promoción humana es entendida como el conjunto de todas las actividades que ayudan en el ser humano a despertar la conciencia en todas sus dimensiones, para que pueda responder a todos los desafíos que se le presentan en la vida, y pueda convertirse en el protagonista de su propio desarrollo humano integral. Su objetivo fundamental es fomentar el espíritu de convivencia traducido en una participación solidaria, incentivar al trabajo que dignifique a la persona e impulsar a la organización de grupos humanos con intereses comunes.

En el mundo cada vez es mayor el número de personas y familias que se encuentran en situaciones de pobreza o en riesgo de pobreza y exclusión social, afectando principalmente a los grupos más vulnerables, como la infancia y la tercera edad. Todos los esfuerzos que se realicen deben fundamentarse en la máxima de asegurar el respeto y la realización de la justicia en todos los sectores de cada comunidad. La promoción humana, por tanto, se basa en los Derechos Humanos y se presenta como salida de la pobreza; pero no solo a través de la asistencia, sino ofreciendo las herramientas necesarias para que la persona se empodere, es decir, a la vez que mejora sus condiciones de vida se inserta en la dinámica social.

Promover al ser humano en el siglo XXI significaque“…crece la conciencia de la excelsa dignidad que corresponde a la persona humana, ya que está por encima de todas cosas y sus derechos y deberes son universales e inviolables. Conviene pues, que se haga accesible al hombre todo lo que necesita para llevar una vida verdaderamente humana, como es: el alimento, el vestido, la vivienda, el derecho a elegir libremente un estado de vida y a formar una familia, a la educación, al trabajo, a la buena fama, al respeto, a una adecuada información, a actuar de acuerdo con la recta norma de su conciencia, a la protección de la vida privada y a la justa libertad…”(Gaudium et spes, 1965). Empoderar a la persona humana significa una mejor preparación y formación en cuanto a valores y virtudes, un cambio en las estructuras sociales que refuercen el fin anterior, y en definitiva, una transformación del mundo. Como dice también el Papa Francisco “No habrá una nueva relación con la naturaleza sin un nuevo ser humano” (Laudato Si’, 2015: 92).

2.2. Cáritas Cuba y su labor multidimensional

Cáritas Cuba es una institución de la Iglesia Católica que se fundó el 25 de febrero de 1991, como resultado de un decreto emitido por la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba. Basada en los mismos principios de Caritas Internationalis y sus homólogas en el mundo, desarrolla diferentes acciones que ayudan a reconocer y proteger la dignidad de todas las personas, haciendo énfasis en los grupos vulnerables sin distinción de credo, sexo, raza, ideología u otro tipo de discriminación.

La organización tiene una sede nacional en La Habana y una oficina de trabajo en todas las provincias del país. Cada Diócesis, a su vez, articula en cada parroquia un Grupo de Cáritas para el apoyo desde la base a este proyecto de escala nacional. Las líneas de trabajo se centran en el desarrollo de programas y ejecución de proyectos dirigidos, fundamentalmente, a todas aquellas personas que se encuentran en desventaja social, que en Cuba es un porcentaje bastante considerable de la población. La meta, como toda obra basada en la promoción humana, se ubica en poder lograr la inserción de todos los sectores en una sociedad abierta, que tiene a su vez la mentalidad y la capacidad de asumirlos e integrarlos. Otro de sus objetivos es favorecer el clima de tolerancia, el diálogo y la reconciliación en cada una de las acciones de impacto social que se realicen, en el intercambio de experiencias con sus homólogos, y en la ejecución y evaluación de los proyectos de cooperación que se realicen con instituciones nacionales y extranjeras.

Resulta muy necesario analizar que Cáritas Cuba, aunque es un proyecto con intenciones semejantes a las del proyecto matriz, que se lleva a cabo en la mayoría de los países del mundo por parte de la Iglesia Católica Universal, puede alcanzar otras dimensiones producto de la situación económica, política y social adversa que atraviesa la Isla. La determinación de los grupos hacia los que puede ir dirigida la ayuda, del tipo que sea, puede dificultarse ya que, por ejemplo:

  1. En el campo de la educación, la formación general e integral de los estudiantes cubanos se encuentra en su peor momento debido a la ideologización de los programas de enseñanza, y la ausencia de educación en valores y virtudes que fomenten la participación ciudadana en el Estado de Derecho, el empoderamiento y la libre creación;
  2. En el campo de la salud, la asistencia médica, aunque figure entre los grandes avances del país de cara al mundo, hacia lo interno las condiciones de las instituciones públicas son precarias, y la legislación no permite el desarrollo del sector privado para esta y otras labores profesionales;
  3. En el campo del trabajo y los ingresos, el salario promedio en Cuba equivale, aproximadamente, a 30 dólares, y el costo de la vida, demasiado alto, no está en correspondencia con estos niveles de ingreso. Ello provoca la aparición de otros males sociales como el robo, la corrupción, la emigración en busca de mejores condiciones de vida, o una mala alimentación, desnutrición infantil y altas tasas de incidencia de enfermedades.

Para cumplir sus objetivos, Cáritas Cuba desarrolla su labor a través de la puesta en práctica de cinco programas que propician cambios para el bienestar de las personas y los inserta en los ambientes de relación cubanos. Ellos son:

  1. Grupos de Desarrollo Humano (GDH)
  2. Aprendiendo a crecer
  3. Programa de Personas Mayores
  4. VIH/SIDA
  5. Respuesta a emergencias y ayuda humanitaria

Grupos de Desarrollo Humano (GDH)

El desarrollo humano es entendido como el proceso mediante el cual pueden ser ampliadas las oportunidades para el ser humano, que pueden ser resumidas en tres grandes categorías. Estas incluyen: 1. El disfrute de una vida prolongada y saludable, cuyo indicador fundamental es la esperanza de vida al nacer; 2. La adquisición de conocimientos y habilidades, medida por el nivel de acceso a la educación y los índices de alfabetización; y 3. El acceso a los recursos que posibilitan un nivel de vida digno, a partir de los ingresos netos que provienen del trabajo.

GDH es un Programa de Apoyo a Grupos Infanto-Juveniles y sus Familias cuyo objetivo es contribuir al desarrollo general e integral de aquellos grupos susceptibles a la exclusión social, siendo capaces ellos mismos de transformar su realidad y la de su entorno de realización. El programa se encuentra organizado en cada Diócesis y llega en todo el país a miles de personas que forman parte de familias disfuncionales o que se encuentran en riesgos. Entre sus tareas específicas están: el apoyo sicológico a los miembros de los hogares monoparentales a través de Consultorías, sesiones de apoyo y terapias familiares; el tratamiento del alcoholismo y el uso de otras drogas mediante terapias y la constitución de la Sociedad de Alcohólicos Anónimos; así como la articulación de programas especiales para niños que presentan dificultades en el proceso de enseñanza aprendizaje o tienen problemas conductuales. Cáritas ha apoyado también el trabajo en otras líneas relacionadas, como son la Hermandad de Ayuda al Preso y sus familiares.

Aprendiendo a crecer

Es un Programa de Apoyo para personas con discapacidad y sus familias que persigue el objetivo de favorecer el desarrollo de estilos de vida que le permitan a la persona con capacidades especiales, ya sean físicas, mentales o ambas, ser independientes y sentirse incluidos en el entramado social. Las áreas de trabajo están en función de las personas que presentan las dificultades, pero también se realizan encuentros de tipo formativo con los familiares, y entre todos realizan presentaciones en la comunidad, manualidades que pueden ser vendidas en ferias o en actividades donde se presentan para sensibilizar a otros miembros de la población.

Programa de personas mayores

Es un Programa para el desarrollo de personas mayores y sus familiares. Se encarga de compensar la difícil situación que viven las personas correspondientes a la tercera edad en Cuba, quienes sobreviven con una pensión mínima que oscila alrededor de los 10 dólares al mes. El país se encuentra entre los de más alto número de adultos mayores, y se espera que esa cifra aumente en las próximas décadas según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI). “Los demógrafos cubanos vaticinan que para el año 2030, el 30,3% de la población nacional superará los 60 años de edad” (De Armas, 2018). Corresponde a las autoridades locales analizar las causas que provocan tan elevado envejecimiento poblacional, y establecer sólidos programas que incentiven la maternidad, en base a mejorar la calidad de vida y las atenciones de salud y empleo para hacer la vida más digna en la mayor de las Antillas.

En este contexto tiene lugar el programa, como una alternativa eficaz para paliar las crecientes necesidades de este grupo etáreo. En los inicios del programa las líneas de trabajo se concentraron en una labor netamente asistencial a través de la distribución de alimentos, el servicio de almuerzos en comedores, y la entrega de productos de aseo personal a aquellas personas que las comisiones de trabajo en cada institución parroquial identificarán como más necesitadas. Luego, y cumpliendo con la importante dimensión promocional de la Iglesia y de toda institución al servicio de la persona, se comenzó a insertar al adulto mayor en los ambientes de trabajo comunitario, en talleres de corte y costura, trabajos manuales, entre otras actividades que pudieran contribuir a elevar la dignidad de los beneficiarios.

VIH/SIDA 

Se trata de un Programa de Apoyo a Pacientes con VIH/SIDA y sus familiares, puesto en práctica a partir de 1996. Ha posibilitado la integración de estos pacientes en la comunidad mediante el desarrollo de terapias de grupo, consultas sicológicas en el marco de los 30 Grupos de Ayuda Mutua que existen en las 11 Diócesis del país. Las personas que participan en el programa, a la vez que resultan beneficiarios directos son parte de una línea de trabajo paralelo, la de prevención, para promover los valores de la responsabilidad, la armonía y las una correcta educación sexual.

Respuesta a emergencias y ayuda humanitaria

Es un Programa de respuesta ante situaciones de catástrofe y atención a casos sociales. Los índices de pobreza descritos para Cuba incluyen entre sus indicadores una terrible situación de la vivienda, producida fundamentalmente por dos razones: 1. El hacinamiento, pueden convivir en un hogar más de tres generaciones al mismo tiempo; 2. El deterioro en las condiciones físicas que se ve agravado ante situaciones de desastres naturales.

El país, que es afectado por fenómenos naturales cada año no cuenta con la infraestructura óptima para enfrentarlos y cada vez los daños son mayores, porque se acumulan las consecuencias de un año a otro. El ritmo de construcción de viviendas por parte del Estado no se corresponde con las necesidades de la población, y los materiales de construcción escasean o son vendidos a precios imposibles de alcanzar con los ingresos de un trabajador cubano. Los procedimientos establecidos por el Estado para la entrega de subsidios son extremadamente burocráticos e inefectivos.En este contexto desde los inicios de este programa, la participación de Cáritas en la mayoría de las emergencias provocadas por fenómenos meteorológicos ha sido a través de la intervención humanitaria en dos momentos, a corto y largo plazo. Primero, la asistencia puntual a través de la facilitación de recursos mínimos como el agua y la alimentación. Segundo, la rehabilitación o reconstrucción de los hogares de acuerdo a la disponibilidad de los recursos y la magnitud de los daños.

Multidisciplinariedad en el trabajo de Cáritas Cuba

Las gestiones que se lleven a cabo en la lucha contra la pobreza evidencian la importancia del trabajo comunitario, porque de forma aislada no se puede llegar a cumplir ningún objetivo. Cáritas Cuba agrupa a una extensa red de colaboradores voluntarios a lo largo de todo el país que incluye a profesionales de la salud, la educación, la economía, la ciencia, la cultura, el deporte, etc. con un fin común, que es respetar y promover la dignidad humana.

Otras tareas específicas incluyen las labores de sensibilización de toda la comunidad civil, y en este particular intervienen los medios de comunicación social con los que cuenta la iglesia Católica en Cuba, porque el Estado laico cubano, no promociona la labor de las ONGs, sino de las organizaciones que, como parte del gobierno, realizan trabajos complementarios.

Además de todas las ramas que se integran para la solución de las problemáticas abordadas en los cinco programas descritos anteriormente, cada sede de Cáritas cuenta con mecanismos de distribución de información sobre su trabajo, ya sea a través de folletos, plegables o boletines.

Consideraciones finales

Dice el Papa Francisco que “Nunca ha tenido la humanidad tanta abundancia de riquezas, posibilidades y poder económico y sin embargo todavía una enorme parte de la población mundial se ve afligida por el hambre y la miseria; es incalculable el número de los totalmente analfabetos. Jamás tuvieron los hombres un sentido tan agudo de la libertad como hoy y sin embargo surgen nuevos tipos de esclavitud social y psicológica” (Gaudium et spes). Por tanto es loable toda labor que realicen las organizaciones intermedias para elevar la calidad de vida de las personas alrededor del mundo, especialmente de los grupos más vulnerables.

En el marco de estas reflexiones es de resaltar el papel de Cáritas Cuba en su relación complementaria con el Estado. Las instituciones del gobierno deben estar encaminadas hacia la búsqueda de alternativas efectivas, puntuales y sistemáticas para los problemas que presenta la población. Sin embargo, se constata en la realidad que las intenciones oficiales, en sus planes de cooperación regional y global, no priorizan a la persona humana. Y es ahí donde viene a ser fundamental la labor de la Iglesia como institución milenaria para la promoción, el desarrollo y la potenciación de los proyectos de vida.

En todo proyecto de desarrollo humano integral es clave la combinación de todos los actores implicados partiendo de la persona, co-participando con la familia, e implicando a los diferentes sectores de la sociedad. Las organizaciones intermedia, como su nombre lo indica, se ubican como mediadoras, facilitadoras, entre la persona y el Estado, que debe colocar todas sus relaciones en función de la primera. La preocupación por los pobres y grupos vulnerables en general, hacen de Cáritas el brazo solidario de la Iglesia en el mundo.

La globalización, entendida como esa relación causa efecto en el proceso de desarrollo social, se materializa en las interacciones de Cáritas Cuba, con sus contrapartes extranjeras, que no solo interactúan en la búsqueda de recursos financieros sino, y sobre todo, intercambian experiencias, comparten planes, objetivos y evaluaciones del desempeño que realizan, a la vez que abren nuevos caminos para la gestión concertada de posibles soluciones a los problemas locales.

De la realidad que vive Cáritas Cuba hoy, durante el desarrollo de su misión en el país, hace más de 20 años, se pueden resumir las siguientes enseñanzas a tener en cuenta para el diseño de nuevos programas que contemplen la superación de la pobreza y las desigualdades sociales:

  1. El contexto político existente condiciona la evolución de los programas sociales.
  2. Los límites de acceso a recursos gubernamentales potencian la búsqueda de soluciones creativas a los problemas.
  3. La politización debe evitarse para mantener los programas de asistencia, educación y promoción humana, aún en sociedades de transición política que es, precisamente, cuando más apoyo se requiera.
  4. La generación de propuestas coordinadas incluye una preparación de los ejecutores y una certera planificación del esquema global del programa social a poner en práctica.
  5. La definición de los objetivos, los indicadores para medir su cumplimiento, y las estrategias para la evaluación del impacto de los programas, previo a la aplicación del programa condicionarán los éxitos obtenidos.
  6. La elaboración de diseños integrales permiten abarcar el problema desde diferentes aristas.
  7. El empoderamiento de los beneficiarios permite pasar de ser receptor pasivo a ejercer el liderazgo en la solución de sus propios problemas y los que se presenten en la comunidad.
  8. Las lecciones obtenidas de otros programas para la reducción de la pobreza y la inclusión social deben ser tenidas en cuenta para que, combinando la experiencia con la innovación, se presenten programas robustos.

Bibliografía

  1. Banco Mundial. Página Web. Disponible en: http://web.worldbank.org/WBSITE/EXTERNAL/TOPICS/EXTPOVERTY/0,contentMDK:22569747~pagePK:148956~piPK:216618~theSitePK:336992,00.html
  1. Concilio Vaticano II. (1965). Constitución Pastoral Gaudium et spes.
  1. De Armas, I. (2018). El 20,1% de la población cubana tiene 60 años o más. Bohemia, abril de 2018. La Habana, Cuba.
  1. Juan Pablo II. (1998). Homilía de la Misa en la Plaza José Martí de La Habana. 25 de enero de 1998.
  2. Papa Francisco. (2015). Carta Encíclica Laudato Si´. Sobre el cuidado de la casa común. Librería Editrice Vaticana.
  3. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo [PNUD].[2000]. Overcoming Human Poverty: United Nations Development Programme Poverty. Report 2000, Nueva York, USA.
  4. Sitio web oficial de Cáritas Cuba www.caritascuba.org

 

 


Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia. Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

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