BANFAIC: HISTORIA Y VIGENCIA

BANFAIC en La Lonja del Comercio de La Habana. Foto tomada de Internet.

Nace una esperanza 

El 9 de octubre de 1951 se inauguró el Banco de Fomento Agrícola e Industrial Cubano (BANFAIC) en La Lonja del Comercio de La Habana. La Ley No. 5 de 1950 que lo creó, hizo realidad un antiguo sueño de muchos cubanos de bien. Un sueño que maduró en la mente del Dr. Felipe Pazos, presidente fundador del Banco Nacional de Cuba (BNC), pero que se concretó gracias al concurso de eminentes profesionales cubanos y extranjeros con la anuencia e inspiración del Dr. Carlos Prío Socarrás, Presidente de la República.  

Un raro antecedente 

Un mes antes, el 10 de septiembre de 1951, se inauguró una filial del BANFAIC en Contramaestre, en la entonces provincia de Oriente. 

En la inauguración de la primera oficina oriental, a la que el grupo gestor consideraba una minúscula universidad de crédito agrícola, el Señor Presidente de la República, Dr. Carlos Prío Socarrás, dijo: “…el Banco inicia sus funciones… y sus primeros desvelos tienen que ser para el campesino perdido en los valles y en las serranías, el que solo ha recibido de la patria hasta hoy, otros bienes que el himno y la bandera, caros para el hombre libre, pero solo con los cuales ningún trabajador puede vivir” Tal era el estado de abandono que la nueva institución crediticia intentaría revertir. 

Qué fue el BANFAIC 

En su edición del viernes 7 de septiembre de 1951 El Diario de la Marina decía que el BANFAIC era “el primer gran esfuerzo por darle al campesino criollo la fuente de crédito indispensable para independizarlo de intermediaciones onerosas y casi siempre absorbentes de la riqueza de nuestro suelo”. 

Un banco que vendría a “democratizar el crédito, y a darle un contenido social y humano a las finanzas”, según expresó el Dr. Felipe Pazos en su discurso en Contramaestre el 10 de octubre de 1951. 

Un banco para el cual, como dijera el Sr. Antonio Jorge en la celebración del 46 aniversario de la institución en el Radisson Mart Hotel, el día 11 de octubre de 1997 en la ciudad de Miami, el crédito era “un instrumento para el fomento de la riqueza, no para la especulación financiera”.  

La misión del nuevo banco 

El BANFAIC tuvo la misión social de crear, fomentar y mantener las facilidades financieras necesarias para el desarrollo y diversificación de la producción de Cuba, a fin de elevar el nivel de vida de su población. 

Fundamentos jurídicos 

El fundamento jurídico del BANFAIC fue el artículo 280 de la Constitución de 1940. En el mismo se establecía la creación de un sistema bancario para el desarrollo de la economía cubana. Sobre esta base jurídica se edificaron el Banco Nacional de Cuba y el BANFAIC. 

La ley No. 5 del 20 de diciembre de 1950 creó al BANFAIC como una institución estatal de crédito con patrimonio independiente y personalidad jurídica propia, tutelada por el Banco Nacional de Cuba, auditada por el Tribunal de Cuentas y con total capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones. 

Estructura orgánica 

Estaba compuesto por una División Agrícola y una División Industrial íntimamente vinculadas, pero con perspectivas de independencia. Tuvo oficinas filiales en todas las provincias del país, así como novedosas estructuras de base que vincularon a las fuerzas económicamente activas de las comunidades con los funcionarios oficiales del banco. Tales fueron las Asociaciones y los Patronatos del Crédito Rural. Estas estructuras, aunque fueron inspiradas en parecidas creaciones norteamericanas, fueron adecuadas y enriquecidas por el ingenio y la creatividad de los cubanos. Eran una especie de cooperativas que acercaban el crédito al productor y lo involucraban en decisiones financieras induciéndolo a entrenarse y a razonar para ello. También era un espacio en que las relaciones técnicas se tornaban humanas y cordiales hasta donde los intereses en juego lo permitiesen. 

Estas Asociaciones llegaron a tener decenas de miles de afiliados con varios millones de pesos ahorrados y listos para convertirse en préstamos e inversiones.  

Estructura administrativa 

El Banco estaba dirigido por una junta integrada por un presidente, dos vicepresidentes con funciones de director de división y dos directores asignados por el BNC. El Presidente era nombrado por el Sr. Presidente de la República y aprobado por el Senado. Con excepción de los directores asignados por el BNC, los otros tres altos ejecutivos eran inamovibles.  

Una Junta de Crédito existía en cada División para organizar y fiscalizar sin restricciones el funcionamiento de las mismas; esta estructura estaba integrada por el vicepresidente y el gerente de la División más un funcionario asignado por la Junta de Directores. 

Existían tres gerentes en el banco, uno para cada división y uno común para llevar los asuntos administrativos de ambas. 

Captación de personal 

El BANFAIC cazaba talentos. Los aspirantes a sus plazas debían acceder a las mismas por concurso-oposición. La calidad humana y la excelencia técnica eran requisitos indispensables para hacer carrera en el banco. El esfuerzo personal continuado era un valor muy apreciado en la institución. La composición de su nómina tenía equilibrio técnico y adecuada proporción etárea y de género. Ingenieros, contadores, economistas, geógrafos y biólogos, hombres y mujeres de diversas edades e iguales propósitos: servir y crecer. 

Un sistema de capacitación enfocado al mejoramiento continuo de las habilidades y capacidades de los empleados y funcionarios, posibilitaba al BANFAIC funcionar como un equipo nacional bien ajustado y actualizado.  

El Banco buscó y obtuvo la cooperación de los mejores técnicos de América Latina y Norteamérica. Los Señores Barnes, Esgaste y Alfonso Rochac estuvieron entre los ilustres asesores del banco. Rochac, salvadoreño procedente de la O.E.A., fue la principal columna de carga sobre la que se erigió el desarrollo técnico del BANFAIC. 

También el Dr. Raúl Presbisch, director de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) contribuyó al mejoramiento metodológico y analítico del BANFAIC. Fue así, sobre todo, en el análisis planificado y dirigido por él para solucionar los problemas surgidos en el negocio del café. La organización de aquellas sesiones constituye un legado útil para todo el que quiera llegar al fondo de una problemática de negocios vinculados.  

No solo hubo ilustres extranjeros. Un equipo cubano de lujo acompañó el quehacer del banco durante toda su corta existencia. Felipe Pazos y Martínez Sáenz marcaron con su talento la gestión del banco.  

El doctor Felipe Pazos, un economista que llegó temprano al Fondo Monetario Internacional (FMI), fundador del BNC y uno de los artífices del BANFAIC, dio un constante apoyo intelectual y práctico que enriqueció el acervo de buenos métodos del banco. 

Un elenco minuciosamente justo de las lumbreras del banco se sale de los propósitos de este artículo. Pero añadiré unos pocos nombres que seguramente compensarán a los omitidos: Justo Carrillo, Gerardo Canet, Isabel Pérez Farfante, Rufo López Fresquet, Samuel Arrastía.  

El capital fundacional 

La ley No. 5 de 1950 que creó el BANFAIC lo dotó de un capital inicial de 25 millones de pesos. A cada División del banco correspondieron 12,5 millones que se repartieron en 7,5 millones para operaciones financieras y 5,0 millones para operaciones de fomento. 

Los 25 millones serían colocados a través del BNC a razón de un 10% anual, de acuerdo con las expectativas de crecimiento del banco y la debida cautela financiera. 

En un país con tantas y tan acuciantes necesidades financieras acumuladas, 25 millones de pesos resultaba una cifra verdaderamente pequeña, aunque 100 veces superior a la norma que en aquel momento exigía el BNC para la creación de un banco, según el Sr. Arturo Pino, en su discurso de 11 de octubre de 1997 en el Radisson Mart Hotel de Miami.  

“Pocos son, desde luego, los 25 millones de su capital original…” Sentenció el Presidente Prío en su discurso en Contramaestre, el 10 de septiembre de 1951, pensando, seguramente, en los grandes problemas de la economía cubana y no en los requerimientos de un mercado financiero especulativo.  

Pero esa no sería la única fuente de capital del BANFAIC. 

Otras fuentes de capital 

La ley le otorgaba al BANFAIC la posibilidad de encontrar financiamiento en otras dos fuentes: 

1. Operaciones de redescuento en el BNC.

2. Emisión de bonos y otros valores para su venta pública.  

En las operaciones de redescuento el BANFAIC podía utilizar los pagarés, letras de cambio e hipotecas firmadas por los prestatarios y con vencimiento no mayor de 270 días, para endosarlos al BNC quien los conservaría, entregaría el importe de los mismos al BANFAIC cobrando, por supuesto, un determinado interés por ello. 

La emisión de bonos de inversión se garantizaba con los pagarés e hipotecas depositados en el BANFAIC, así como con su capital de constitución. 

El lector podrá imaginar el cuidado que tendría el BANFAIC para aceptar los valores que luego presentaría al BNC y al público como garantías. 

Algunos objetos de préstamo 

Comprar una finca.

Cubrir gastos de siembra, cultivo y recolección.

Cubrir gastos de empresas ganaderas.

Comprar ganado, forrajes, aperos, fertilizantes, semillas.

Beneficiar, elaborar, almacenar y transportar productos agrícolas e industriales.

Comprar equipos y maquinarias.

Crear plantas y empresas productivas.

Realizar plantaciones agrícolas permanentes.

Construir o reparar edificaciones en fincas.

Hacer obras de riego, drenaje, cercas, etc.

Otros emprendimientos productivos que generen utilidades para pagar el préstamo.  

Plazos de los préstamos 

Antes de la creación del BANFAIC los pequeños empresarios no recibían préstamos bancarios a mediano y largo plazos. Solamente los usureros asumían el riesgo de prestarles dinero con esos plazos de vencimiento, pero a tasas de interés que iban desde 30% hasta 200%. 

Para el BANFAIC el corto plazo podía extenderse hasta 18 meses. El mediano plazo podía prolongarse hasta 5 años y el largo plazo podía extenderse hasta 8 o 10 años. La fijación del plazo dependía del tipo de negocio y del tiempo necesario de maduración para que las operaciones generasen las ganancias adecuadas para devolver los préstamos. 

Tipos de interés 

El interés varía con el costo del dinero, los costos de las transacciones bancarias y los riesgos de las operaciones. No obstante saber esto, cuando el político revolucionario Pelayo Cuervo y el ex Presidente de la República Dr. Ramón Grau San Martín conocieron que el BANFAIC iba a cobrar un 8% de interés, pusieron un “grito en el cielo”. Quizá por ello Felipe Pazos, en su discurso en Contramaestre el 10 de septiembre de 1951 dijo: “…el banco no es una institución de caridad o beneficencia…” 

Las garantías exigidas 

El BANFAIC exigía sólidas garantías a los prestatarios porque utilizaría esos mismos valores prendarios para endeudarse con el BNC y con los inversionistas privados y así obtener el capital adicional necesario para existir como banco. Un sencillo problema de supervivencia financiera. 

Las garantías podían ser pignoraticias o prendarias corrientes como cuando un agricultor entregaba en prenda productos o valores financieros al banco. O prendaria sin desposesión cuando entregaba en prenda activos físicos pero sin moverlos de su finca o empresa. O hipotecaria, cuando entregaba como respaldo la primera hipoteca de un inmueble radicado en el país. También podía ser un gravamen total sobre la unidad de producción del prestatario. Obviamente, el que no pagaba su deuda al banco perdía parte o toda la garantía ofrecida en prenda.  

Un detalle: los bienes prendarios eran tasados por peritos del BANFAIC a costa del prestatario, asimismo ocurría con los títulos de propiedad presentados los cuales debían ser registrados oficialmente. 

Algunos proyectos aceptados por el BANFAIC 

  1. Planta de producción de papel a partir de bagazo de caña (15 millones)
  2.  Planta de derivados del kenaf (14,5 millones)
  3. Planta pasteurizadora de leche (111 mil)
  4. Planta de congelación de jugos de frutas (400 mil)
  5. Planta de fabricación de equipos de bombeo (100 mil)  

Algunos proyectos rechazados por el BANFAIC 

  •   Ampliación de un hotel (40 mil)
  •  Planta de cemento (2 millones 300 mil)
  •  Fábrica de licores (30 mil)
  •  Fábrica de cargadores automáticos de revólveres (3 mil)
  •  Mezcladora de fertilizantes (33 mil)
  •  Fábrica de abonos (10 mil) 

La aceptación de un proyecto dependía de su viabilidad económica, de su utilidad pública y de la capacidad de generar utilidades para cumplir con los pagos al banco debidos a los préstamos. 

Los diez mandamientos del BANFAIC 

1. Mantenga cuentas claras.

2. Informe al banco todas sus deudas.

3. No se precipite. Otorgue al banco el tiempo suficiente para evaluar su proyecto.

4. No vacile en solicitar un crédito si lo necesita.

5. Pague sus deudas al vencimiento o días antes.

6. No sorprenda a su acreedor. Comuníquele a tiempo sus problemas financieros.

7. No pida dinero si no lo necesita.

8. Celebre el celo de su acreedor por conocer en profundidad su negocio y sus problemas.

9. No se empeñe por encima del valor de sus propiedades.

10. Un crédito no es un regalo ni una renta, úselo con juicio. 

Conclusión 

El BANFAIC es un hito importante en el desarrollo del crédito asociado al éxito de las pequeñas y medianas empresas, sobre todo de las agrícolas y ganaderas. Fue un ejemplo de creatividad organizativa, idoneidad técnica y buenas prácticas financieras. Sentó pautas en la capacitación de su personal técnico y ejecutivo.

Fue un empeño sincero y eficiente por sacar a Cuba del atraso financiero y empresarial en que se encontraba, pero como señaló el Dr. Felipe Pazos en su discurso del 10 de septiembre de 1951 en Contramaestre “… el banco no vendrá a resolver todos los problemas de ustedes, ni mucho menos, todos los problemas de Cuba. Como he dicho muchas veces refiriéndome al Banco Nacional, ninguna institución, por sí sola, puede resolver los graves problemas económicos de Cuba. Los problemas de Cuba son demasiado complejos y profundos para que ninguna fórmula única pueda resolverlos”.

El BANFAIC fue extinguido mediante la Ley-Decreto No. 766 de marzo de 1960. Sus funciones fueron reasignadas al Departamento de Crédito Agrícola e Industrial (DECAI) del Instituto Nacional de Reforma Agraria.

 


José Antonio Quintana (Pinar del Río, 1944).
Economista jubilado.
Médico Veterinario.
Reside en Pinar del Río.

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