Alamar Express. La fecundidad de un espacio de libertad

Por Virgilio Toledo López
Alamar Express es un documental de la directora polaca Patricia Satora que hace honor a su género. Lo absurdo de la vida de los cubanos, lo inexplicable, lo que no tiene sentido, se hace evidente con una fidelidad y dinamismo que son dignos de admirar. Cualquiera que desconozca la realidad de la Isla, y no quiera conocerla a través del prisma oficial, podría llevarse una idea general de esta realidad, pero también y sobre todo le sirve de estímulo a los que han vivido, viven o quieren comenzar a vivir alguna experiencia de soberanía y libertad.
Uno de los mayores logros de Patricia en este documental es haber sido capaz de entrar como cirujano experto en la interioridad de los cubanos, más aún, de un grupo de ellos y de su ambiente, profundizar en su cultura, entendiéndose esta como estilo y filosofía de vida, y encontrarle algunas respuestas a los diferentes problemas sociológicos, psicológicos, existenciales, comunitarios, cívicos y éticos que cohabitan en Cuba. Otro triunfo es mostrar cómo ocurre ese proceso de liberación y toma de conciencia de una persona, cuando al cerrársele todas o casi todas las alternativas, encuentra o se decide a crear y participar en un espacio donde puede desarrollar sus potencialidades, donde puede ejercer su libertad y su derecho a crear, a manifestar su diferencia, a cultivar valores comunes para los seres humanos.
Patricia logra poner al descubierto el proceso de como un grupo de jóvenes, al estar sometido a una situación de conflicto e incomprensión familiar, de falta de espacios y oportunidades en la sociedad, se rebelan contra este ambiente hostil y deciden hacer un camino de emancipación, de toma de conciencia.
Sin dar ninguna respuesta o fórmula hecha, respetando el proceso, sin violentar nada, el documental muestra con gran maestría, cómo la persona que está sometida a tales situaciones de conflicto y desaliento puede desembocar, por un lado, en la pérdida del sentido de vivir, en la apatía, en la queja estéril; y por otro, en la revelación de la gran capacidad que consigue desarrollar cuando encuentra un pequeño espacio, una opción que le permite ser ella misma, porque puede expresarse, actuar, salir o enfrentar sus temores y desarrollar su espiritualidad profunda, íntima, no para encerrarse sino para salir de su yo personal y entregarse al otro, a los otros, trascendiendo las fronteras de los intereses puramente individuales y emplear todas sus potencialidades en un proyecto al servicio de la comunidad.
La armonía entre la libertad interior y la libertad exterior de un espacio que se conquista con mucho esfuerzo y coraje, es capaz de sacar lo mejor de la persona aunque esté viviendo momentos difíciles. La libertad interior es esencial para crear y aunque se puede crear sin libertades exteriores, ayuda mucho en esta dinámica de la creación disfrutar de las dos. En Alamar Express se prueba una manera de cómo el hombre y la mujer pueden buscar, apoderarse de espacios donde viven y cultivan la libertad, donde logran mostrar su universalidad y sobre todo apreciamos que esto ocurre a pesar de vivir en un ambiente adverso, a pesar de un régimen totalitario y excluyente, sobre todo cuando se discrepa de él, a pesar de carecer de una educación cívica y ciudadana sólida, o de una sociedad civil fuerte y articulada, o de una legislación que favorezca y legitimice este tipo de iniciativa. Solo hay que decidirse a ser protagonista de la historia personal y social con responsabilidad y libertad.
No quería dejar de resaltar dos factores importantes que a mi juicio, con una profesionalidad e inteligencia sagaz, contribuyen a lograr el éxito del documental: la fotografía y la música, con su letra, apreciamos como articulan perfectamente entre sí y con el contenido, es más, son parte inseparable de la trama. Estos dos elementos logran una sinfonía equilibrada y sin estridencias, pero a la misma vez exigente y denunciante de la injusticia que brota y existe en una sociedad que coarta la libertad de sus ciudadanos.
Varias enseñanzas pueden sacarse al ver este documental, como dicen algunos de sus protagonistas de una u otra forma:
La calidad de la vida no depende solamente del entorno que nos ha tocado vivir, depende también y sobre todo, de la calidad de la meta que nos proponemos y de cómo recorremos el camino para llegar a ella.
Mirar para afuera, culpar a otros de nuestras desgracias, nos imposibilita mejorar nuestros errores y vencer los obstáculos que se nos presentan en la vida, haciéndonos incapaces de salir de nuestro egoísmo y de brindarle un servicio a la comunidad al dejar que predominen en nosotros las miserias humanas.
En los momentos difíciles puede aflorar lo peor del ser humano, pero también lo mejor de él al encontrarle sentido al sufrimiento que se padece.
Lo esencial es abrirse y querer hacer por transformar la realidad que nos ha tocado vivir, no huir de ella, sino abrir espacios en la comunidad civil donde quepa toda la gama de diversidad y riqueza que emana de los diferentes grupos de seres humanos.
Gracias Patricia, por Alamar Express, gracias por haber recogido la experiencia que ha vivido y que está viviendo un grupo de cubanos en el camino de su liberación, que estimula y demuestra a nuestro sufrido pueblo que sí se puede recorrer un camino de liberación que conduzca a la libertad de ser, por ahí pasa la verdadera liberación de nuestro pueblo, Cuba lo necesita.
Gracias Patricia, por viajar al centro de la cultura cubana, por exhibir su esencia y contribuir con este documental a darle un motivo de esperanza a este pueblo que tanto lo necesita y comprobar que con un espacio y un proyecto pequeño se puede llegar a la cumbre de la felicidad y trasformar ambientes hostiles para la convivencia, en remansos donde se cultiven los mejores valores y talentos del género humano.
Gracias por hacer y mostrar el arte que hace cultura, que comunica y cuestiona, que sensibiliza y mueve a trabajar, y a construir o reconstruir, y que sobre todo, muestra la fecundidad de un espacio de libertad.
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