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marzo-abril. año V. No. 30. 1999 |
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ECONOMÍA |
COOPERATIVISMO Y ECONOMÍA SOLIDARIA NECESIDAD Y PERSPECTIVA DE SU DESARROLLO EN CUBA
por Jorge Efrén González Lazo |
"La generosidad de la tierra nos permite alimentar a toda la humanidad; sabemos lo suficiente de ecología para preservar la tierra como lugar saludable; hay espacio y materiales suficientes en ella para que todo el mundo tenga un refugio apropiado; somos lo bastante competentes como para producir lo que falta a fin de cubrir las necesidades de la gente y que nadie tenga que vivir en la miseria". E.F. Schumacher.
"¡Los pobres no pueden esperar! Los que nada tienen no pueden aguardar un alivio que llegue por una especie de rebalse de la prosperidad generalizada de la sociedad". S. S. Juan Pablo II.
A MODO DE INTRODUCCIÓN Cuba es un país del llamado tercer Mundo. Un hermoso país donde habita una población sometida hoy por hoy a una situación de penuria, que tiene su origen, fundamentalmente, en la hostilidad manifiesta de la gran potencia vecina de la Isla, los Estados Unidos de Norteamérica, cuyo bloqueo económico no puede recibir otra denominación que la de genocida, y en un sistema económico de estricta planificación central, donde esa estructura tan necesaria en el control y dirección superior de los procesos económicos pero a la vez tan ineficiente en el proceso productivo y en lo relativo a la Microeconomía en general, el Estado, se ha erigido desde mil novecientos cincuenta y nueve en el propietario de los medios de producción, condenando al ostracismo a la iniciativa privada y creando mecanismos empresariales que más que diabólicos resultan absurdos.Este modelo, basado en el sistema soviético y adoptado en parte debido a la necesidad de afiliarse al bloque Euro-Oriental como forma de poder enfrentar a los Estados Unidos, ha probado su ineficiencia en todas partes y hoy Cuba trata de irlo dejando paulatinamente en el pasado, pero sin acabar de encontrar una vía que le permita abandonar de plano los errores pasados. El gobierno cubano, que sí ha procurado siempre elevar el nivel de vida de la sociedad y su protección integral, teme a perder el control total de la economía y es opinión de quien escribe que esto sucede porque teme a perder el control total de la política. Lamentablemente el sistema vigente tiene como precepto el monopartidismo, y la oposición pública y activa no está permitida. Creo que es por ese afán totalizador que en Cuba aún no existe una Ley General de Cooperativas, si bien existe hace más de veinte años la Ley de Cooperativas Agropecuarias y en la Constitución se recoge la propiedad cooperativa como una de las formas reconocidas de propiedad. En Cuba sólo existen asociaciones Cooperativas en el Sector Agropecuario. Primeramente surgen las llamadas de Créditos y Servicios, que en realidad no son cooperativas en el sentido estricto de la palabra, ya que sólo son una forma más organizada para obtener créditos bancarios y servicios técnicos, pero en las que no existe una relación solidaria de producción ni de distribución, pues cada quien es responsable por su cuenta de su crédito, de su producción, de sus ingresos, sin que exista relación solidaria entre los socios ni intereses por la Comunidad. Si bien debemos señalar que la más reciente creación de Cooperativas de Créditos y Servicios fortalecidas son un paso de avance hacia la Cooperativización dentro de las C.C.S; como se llama, por sus siglas, a las Cooperativas de Créditos y Servicios. Sí son Cooperativas las C.P.A (Cooperativas de Producción Agropecuarias) que si bien en algunos casos se hicieron sin criterio económico y van por tanto cuesta abajo, en otras, donde sí primó la cordura, van saliendo a flote y resultando un gran empeño socializador, aunque hay que aclarar que muchas atraviesan grandes problemas debido, entre otras cosas, a las limitaciones y excesos de intervención del Estado y los gobiernos locales en sus asuntos y a una crisis económica general que ha elevado exhorbitantemente los precios de los productos del agro y que estimula más a la producción particular con ánimo de lucro que a la colectiva con interés social. En muchas C.P.A. el problema radica en falta de sentido de pertenencia y carencia de fuerza de trabajo, pues no es estimulante trabajar en entidades con problemas económicos reales. Pero donde se ha trabajado bien, las C.P.A. han tenido éxitos. Existe otra forma, las Unidades Básicas de Producción Cooperativa. De esta hablaremos con posterioridad y aquí sólo diremos que es el reconocimiento de la ineficiencia del Estado y son un paso positivo, pero muy lastrado por prejuicios, trabas y voluntarismo estatal. Estas son las formas cooperativas, surgidas en el período revolucionario. Pero aún Cuba está a años luz de la instauración de una economía a la que se pueda catalogar como Solidaria, si bien ya se va avanzando en la vía de una economía de mercado, negada por el gobierno pero existente a todas luces, que puede ser, gracias al fuerte papel que desempeña el Estado, la génesis de una Economía Social de Mercado donde la Economía Social y la Economía Solidaria se desarrollan a pleno pulmón. Claro que para esto hace falta cambiar muchos criterios y concepciones en Cuba, cambios que se dificultan debido, entre otras cosas, a la hostilidad manifiesta de los Estados Unidos, sus ambiciones sobre la Isla y el bloqueo económico, y a la falta de conocimientos que al respecto prima en Cuba. Por ello debemos, sintéticamente, hablar de los orígenes de esta concepción de Economía Solidaria, que es la vía que creemos necesario construir en Cuba, vía que consideramos contenida dentro de la Economía Social de Mercado pero que va aún más allá en su concepción socializadora y democrática. Ahora bien, aunque Economía Social de Mercado, Economía Social y economía Solidaria tienen mucho en común, no son términos idénticos ni intercambiables entre sí, lo que explicaremos más adelante. El calificativo Economía Social de Mercado se le dio al sistema aplicado en la RFA al término de la Segunda Guerra Mundial con resultados muy favorables basados en las contribuciones de la llamada Escuela de Friburgo encabezada por Walter Eucken y Frankz Bohm, quienes comprendieron que no era posible que el mercado como guía del sistema actuara solo, si no que era necesario darle un marco compatible con las condiciones de una situación social aceptable. Este sistema tuvo como promotor político al legendario primer Ministro de Economía de la RFA, Ludwing Erhard, no siendo esto un recurso populista sino el fruto de serios estudios, respaldados por la autoridad científica de intelectuales como los de la Escuela de Friburgo y posteriormente otros como Wilhelm Röpke y Alfred Müller Armack, que son quienes acuñan el término Economía Social de Mercado. Las medidas sociales en la E.S. de Mercado tienen un origen bipolar o multipolar, pues de una parte se aportan elementos éticos socialistas que a su vez se funden con otros de origen social-cristiano y hasta ambientalistas, y referidos desde los que resaltan el importante papel del Estado en la macroeconomía hasta los que corresponden a diversos sectores empresariales en la microeconomía. El economista Colombiano Doctor Carlos Uribe Garzón lo resume en doce medidas fundamentales que son: 1. En cuanto a los objetivos económicos: - El ser humano como centro de la actividad económica. - El objetivo de la economía descansa en la creación segura y permanente de precondiciones materiales destinadas a hacer posibles a los individuos y a las comunidades un desarrollo acorde con la dignidad humana. 2. La economía de mercado no debe conducir al consumismo. 3. Los mecanismos del mercado no son suficientes: - La economía de mercado no solamente puede ser orientada sino que debe serlo a favor de los aspectos sociales, entre ellos: - La distribución de las riquezas. - La superación del desempleo. - Los requerimientos de la protección ambiental. - La prevención de las crisis cíclicas. 4. Control del poder económico - A monopolios y oligopolios de toda clase. - Protección de los sectores sociales que por su importancia social no pueden quedar sujetos a la libre competencia. 5. Orden de prelación de los valores. - Por encima de los valores económicos están los relacionados con la dignidad de la persona humana, como la familia y como los valores espirituales y trascendentes. 6. Capital y trabajo. - No es posible poner en contradicción los términos de capital y trabajo. - De hecho, un sistema económico basado en la primacía de los seres humanos sobre el capital debe superar de manera radical el contraste capital y trabajo. 7. El progreso y la racionalización. - La tecnología no puede ir en contra de los valores supremos de la humanidad. 8. La estructura básica del poder de las empresas. - La empresa solamente puede funcionar si todos sus partícipes interactúan armónicamente. - El orden de las cosas debe estar al servicio de las personas y no al revés. 9. Responsabilidad mundial. - La dependencia recíproca no puede conducir a la explotación de los países débiles por parte de los poderosos. 10. La defensa del empleo. - Armonía con la estabilidad de los precios, el crecimiento económico, el comercio exterior equilibrado y la protección ambiental. 11. La protección del ambiente. - Debe fortalecer el sentido de responsabilidad entre todos los individuos y pueblos acerca de la naturaleza. 12. Redistribución del ingreso. - Por vía de diversos procesos económicos, de modo especial por: los impuestos y la seguridad social.
La economía social de mercado en su mayor amplitud cubre la totalidad de las actividades de un país -aspectos macroeconómicos y microeconómicos- y a todos sus agentes: el Estado, de una parte y de otra los sectores privados organizados por la sociedad civil, vale decir el mundo empresarial que incluye las empresas integrantes de la denominada economía social -cooperativas, entidades mutualistas y asociativas- así como las empresas mercantiles orientadas por el ánimo de lucro e igualmente las empresas mixtas de participación estatal y privada que pueden revestir una gran variedad. Por Economía social, hace referencia a la que gira en ámbito propio de las empresas sociales, cuyas características han sido precisadas partícipes de la vida económica en los campos de la producción, distribución y consumo de bienes y servicios con miras a lograr mayores espacios en el conjunto de la economía de mercado mediante diversas modalidades de interpretación y del desarrollo de toda una ideología que incluye las medidas sociales y salvaguardas inherentes a la naturaleza de la economía social. Por Economía Solidaria a un sistema que va aún más allá de la economía Social de Mercado al deparar a la Solidaridad un papel determinante en el proceso económico desde la producción a la distribución, con gran énfasis en la socialización, la educación y la responsabilidad compartida entre todos, a fin de garantizar un desarrollo humano sostenible y digno, incorporando a la Economía de Mercado los elementos éticos y sociales que garanticen el bien común. En nuestro criterio, esta Economía Solidaria es la que permitirá a la sociedad humana construir un mundo más digno además de ser la única capaz de salvar al hombre tanto de ser explotado por el Estado como de serlo por las consecuencias horripilantes que acarrearían al mundo de imponerse las ideas deshumanizantes del neoliberalismo.
DESARROLLO "La solidaridad como actitud de fondo implica en las decisiones económicas sentir la pobreza ajena como propia, hacer carne de uno mismo la miseria de los marginados y, a la vista de ello, actuar con rigurosa coherencia.No se trata sólo de la profesión de buenas intenciones sino también de la decidida voluntad de buscar soluciones eficaces en el plano técnico de la economía". S.S. Juan Pablo II.
La Economía Solidaria es la perspectiva idónea para el mundo moderno y, de hecho y especialmente, es la vía adecuada para Cuba. La isla atraviesa una situación de depresión y carestía que no puede ser resuelta por el Estado sin la incorporación a la vida económica de los elementos conformadores de la Sociedad Civil. En sectores tan claves como lo es el de la venta de alimentos a la población, fundamentalmente cárnicos y productos del agro, se ha abierto de nuevo la posibilidad a las personas naturales para que asuman dicha actividad a través del llamado Mercado Agropecuario. La solución sólo ha sido a medias y ha resultado, en ocasiones, peor el remedio que la enfermedad. A la habitual ineficiencia de los mecanismos estatales, cosa no exclusiva de Cuba ni del socialismo real, le ha venido a sustituir el ánimo de lucro de una serie de neocapitalistas que se han hecho de una u otra forma, "dueños" del negocio de los mercados. Se les llama en Cuba "intermediarios" y suelen revender en los mercados los productos que, a través de una gestión personal no carente de iniciativa, esfuerzo y méritos, adquieren en el campo. Sólo que los precios suelen triplicar a los de adquisición que son de por sí altos, y en tiempos de crisis especiales pues hasta los cuadruplican. Veamos por ejemplo: una familia de cuatro miembros, donde exista entre padre y madre un ingreso de trescientos y tantos pesos, recibe una parte mínima de sus necesidades alimenticias de parte del Estado, a precios subsidiados, necesita comprar la inmensa mayoría de los alimentos en el Mercado Agropecuario o en la bolsa negra, con precios algo inferiores a los del mercado pero limitada además a productos muy específicos y a la vez de adquisición penada por la ley. En estos momentos, en nuestra provincia, esta familia necesita sólo para alimentarse decorosamente alrededor de treinta pesos diarios, algo que realmente la mayoría de nuestras amas de casas no puede pagar. Y son sólo, en este caso, trescientos y tantos pesos. Esto es una media elevada. Sin embargo, el producto existe, y los precios pudieran ser más de dos veces inferiores si en lugar de realizar estas actividades de Mercado sólo los particulares, existieran sociedades Cooperativas de Producción, Comercialización y Consumo que se desempeñarían sin ánimo de lucro y sin caer en la abominable y cotidiana práctica de los intermediarios particulares de permitir que parte de los alimentos se deterioren y se destinen a los cerdos con el solo propósito de no bajar los precios. Cuba tiene en la alimentación diaria de su población el problema inmediato de mayor fuerza y cree quien escribe que a partir de este aspecto y a través de la creación de Cooperativas de Producción y de Consumo y de Cooperativas de Comercialización y de Transporte se puede iniciar el proceso de cooperativización de la economía en Cuba, proceso que debe ser amparado por la Ley de Cooperativas y por disposición que favorezca a estas sociedades en el marco financiero tributario y de autoeconomía en la gestión. Esto es un sencillo ejemplo de lo que puede traer de beneficio para la sociedad cubana el desarrollo del cooperativismo tal y como lo concibe la doctrina al respecto y sin que esto implique que, además de atenerse a los principios universales del cooperativismo, las sociedades que se desarrollen en Cuba dejen de estar marcadas por elementos propios de la idiosincrasia y la realidad nacional. La sociedad Cubana se debate en una profunda crisis de valores. El hecho mismo de que algunos pretendan negarla es un índice de lo profundo de la misma. Se ha desvirtualizado lo que se consideraba perfecto; (el sistema soviético) se ha comenzado a criticar, y hoy hasta se puede hablar de hipercriticismo irrefrenable, lo que hace unos años nadie se atrevía a cuestionar en público, pues el hecho de considerarlo inconmovible frenaba la voluntad crítica de todos o, mejor dicho, de casi todos. Las estructuras económicas Estatales, en su ineficiencia lógica, tratan de estabilizarse compitiendo en precios con los particulares respecto a los cuales hacen rebajas ridículas, sólo para guardar la forma ante las autoridades centrales que les exhortan a bajar los precios. En medio de este ir y venir angustioso está la sociedad civil en su conjunto. Si malo es el control total (por no decir totalitario) por parte del Estado, en la mayoría de las actividades del desempeño social, peor es el imperio de los neocapitalistas en algunas actividades, ya que lo que en el Estado es consecuencia de la ineficiencia, sin que se pueda dejar de reconocer el esfuerzo que hace el mismo por garantizar en lo posible e intentar mejorar el nivel de vida de la población, en los capitalistas que recién afloran es un ánimo desmedido de lucro y de la deshumanización propia de quien busca enriquecerse a toda costa. Pero no es con represalias con lo que se resuelve el problema, pues el Estado no está en condiciones de asumir muchas actividades de las que realizan los particulares. Se necesita competencia eficaz, y esa competencia sólo se puede basar en dos pilares: a) estructuras económico-sociales autónomas del Estado con carácter social y sin ánimo de lucro y b) El mecanismo de regulación, control y poder público del Estado actuando de consuno con estas estructuras, que no deben ser otras que sociedades cooperativas que abarquen todas las esferas de la vida, siendo ésta garantía tanto contra el exceso de participación estatal propio de un sistema que sí nos ha legado otros valores no renunciables, pero con una probada inviabilidad por su propia esencia totalitaria, como contra ese flagelo de la humanidad que son las ideas de economía de mercado salvaje, sin visos de huma- nismo ni responsabilidad social y que son llamadas "neoliberales". Tengamos en cuenta, a la hora de valorar el flagelo neoliberal, que una personalidad, Milton Friedman, a quien no se puede negar el poseer conocimientos profundos en las ciencias económicas, ha llegado a sostener la aberrante y vergonzosa idea de que "la economía pertenece a un ámbito neutral con relación a la moral y por consiguiente debe estar regida por sus propias leyes dentro de las cuales no caben las aspiraciones éticas y sociales". ¡Dios nos proteja! Al constituir una forma de propiedad social sobre los medios de producción y la primacía del trabajo y el hombre sobre el capital, a la vez que manteniendo los principios democráticos de organización y autonomía de gestión y la ausencia de ánimo de lucro, las empresas de economía Social o Solidaria serían un factor que, unido a la dirección suprema del quehacer económico por parte de la autoridad pública, la cual, según manifestara su Santidad el Papa Juan Pablo II el tres de abril de 1987 ante los delegados de CEPALC en Santiago de Chile "no puede abdicar la dirección superior del proceso económico", darían la clave para el desarrollo de una Economía Social de Mercado sana, moderna y capaz de asumir los retos de una época convulsa, preñada de grandes cambios y marcada por el ocaso de muchos dioses, no sólo los Euro-orientales, sino más recientemente los que preconizaban "el fin de la historia" y el cese de las luchas de clase, como si el capitalismo a la norteamericana fuera a resolver los problemas de un país como el nuestro, que ni quiere dejar de ser país, ni tiene una economía desarrollada, ni puede renunciar a conquistas sociales que, de forma contraproducente con la geografía, nos acercan más a la Europa de post-guerra con su marcado interés por el desarrollo social, que a una Norte América que no obstante su poder económico y las virtudes innegables y reconocidas de sus habitantes, no ha alcanzado el desarrollo social ni el bienestar equiparable de sus conglomerados humanos que ha alcanzado la vieja Europa y que ostentaron algunos países del antiguo campo socialista, (ej. RDA) si bien es cierto que en estos últimos se conculcaron las libertades democráticas y en algunos de ellos (no mencionamos por no hacer leña del árbol caído) se cometieron locuras y atrocidades sociales que no se reparan ni con todo el bienestar del mundo y cuyas consecuencias sufren hoy las naciones emergentes de esa parte del mundo. Cuba es un lugar idóneo para el desarrollo de la Economía Solidaria. Se cuenta con una población educada, carente de analfabetos y con niveles de salud por encima de la media y aunque el actual deterioro de la situación socio-económica ha provocado el surgimiento de actitudes individualistas y egoístas en determinados factores sociales, existe en el país una tradición de solidaridad humana basada tanto en la propia idiosincrasia nacional, conformada por todos los elementos que inciden en este comportamiento, incluidos la geografía del país, sus fenómenos naturales, cultivos y su historia como nación, además de los valores religiosos que hoy renacen y se arraigan, y ello, unido a concepciones sociales positivas crean en el país terreno fértil para el desarrollo de una cultura de la solidaridad en lo económico. En el país existen precedentes en las antiguas mutualidades como la famosa Colonia Española que antes de mil novecientos cincuenta y nueve y aún años después ofrecía asistencia médica a los asociados a sus clínicas y, que no por el nombre se debe pensar que fueron solo descendientes de Españoles, y otras mutualidades fundamentalmente de Salud y recreación y también de Educación y Crédito. Después de la Revolución surge en el Sector Agrario, entre otros, la forma de organización que en mayor medida cumple con las características propias de una cooperativa, las llamadas Cooperativas de Producción Agropecuaria (C.P.A), donde los trabajadores unifican sus propiedades y trabajan la tierra en común, si bien existen una serie de factores que discrepan con los principios de la A.C.I, en lo tocante a la salida de los socios, la autonomía en la gestión y exceso de influencia e intervención del estado en los asuntos propios de la cooperativa, además de mecanismos de la economía interna que conspiran contra el desenvolvimiento autónomo y eficaz de la misma, pero que a pesar de todo ello aún son económicamente viables en su gran mayoría, aunque con los problemas que mencionamos anteriormente en este trabajo. Problemas generalmente creados por parte de personas; a quienes aún no se sabe cómo hacerles entender que las leyes que rigen la economía no son invento de nadie sino realidades a las que hay que humanizar pero que no se pueden ignorar. Pero en estos ejemplos está la génesis de lo que pudiera llegar a ser cooperativismo cubano. Resulta contradictorio que en un país como Cuba no exista aún una Ley General de Cooperativas, si bien existen la Ley de Cooperativas Agropecuarias (Ley 36) y un decreto de creación de Unidades Básicas de Producción Cooperativa, (UBPC) que son la última forma de trabajo asociativo surgida en el país, también en el campo, donde los trabajadores son dueños de la producción pero no de la tierra, que era anteriormente de Empresas irrentables o poco viables y que ahora se han dividido en varias partes (cada parte en una UBPC) construyendo éstos generalmente, entidades poco viables dadas su azarosa creación, las inmensas amortizaciones por dotación inicial (se le han vendido equipos casi de deshecho como si fuera equipamiento nuevo de primera) y por la dependencia del mecanismo empresarial anterior, que no pudo en su momento ser capaz de resolver los problemas y ahora se suele caracterizar, en contra de lo indicado por el gobierno de la nación, en poner trabas al desempeño de la UBPC a través de controles sin fundamento lógico y ejerciendo el papel de intermediarios ante las UBPC y el destinatario final de la producción, expresión ésta del ánimo de control total que no ha podido superar el Estado Cubano y el temor a "perder el control" sobre la economía, aunque se trata de un control que no es más que un freno a la productividad (ya que además, de frenar no controla nada) y una economía que solo existe, muchas veces, en el pensamiento y la imaginación de alguien. Y que me disculpen si soy hipercrítico. Si esto es así, ¿Cómo hacer posible en Cuba la Economía Solidaria? Ante todo, podemos decir que para ello se cuenta con la necesidad, con el caudal humano necesario y con una generación dentro de la dirección del Estado que ha entrado en contacto con una diversidad de ideas, personas y conocimientos que la generación mayor, dada su propia línea de acción y el momento histórico vivido no pudo conocer tan a fondo. Pero sobre todo, existe una realidad que nadie, ni el más optimista ni el mayor pesimista pueden obviar. El mundo, aunque amenazado de crisis en unos lugares o en otros y atravesando siempre mares de inquietudes, avanza sin detenerse, en una revolución constante del conocimiento, y las estructuras que lo conforman están obligadas a adecuarse, más temprano que tarde, a las nuevas condiciones. Esto es parte de la dialéctica de la existencia. Tenemos que avanzar por caminos de integración y globalización que irán haciendo cada vez más limitado el concepto de soberanía. Esta se va cediendo desde los Estados hacia bloques y la zona del Caribe, que plantea y avanza en la creación de una unión de Estados Caribeños plenamente integrados en lo económico, político y social no está ajena a esa situación. Para evitar que los modelos neoliberales se apoderen del entorno, es necesario crear modelos de economía basados en la fraternidad, único factor que puede hacer coincidir entre sí elementos aparentemente contradictorios como la igualdad y la libertad, tan propios del ideal socialista. Resulta convincente traer a colación al respecto el razonamiento de E.F. Schumacher (Guía para perplejos, Ed. Debate, Madrid 1981, citado por el Dr. Uribe Garzón) cuando dice: "En política uno de esos problemas divergentes es el que se plantea en relación con la libertad y la igualdad, que de hecho aparece como libertad versus igualdad, ya que si se da rienda suelta a la libertad los más fuertes o hábiles prosperarán, los débiles o inhábiles se quedarían a la vera del camino y se alejará toda posibilidad de igualdad. De otra parte, si se trata de reforzar la igualdad será necesario recortar la libertad, a menos que intervenga algún elemento de nivel superior". Al llegar a este punto, Schumacher afirma que quien ideó el tema de la Revolución Francesa tuvo una visión al agregar a estos opuestos, libertad versus igualdad, inconciliables a la ley de la lógica, un tercer factor, la fraternidad, procedente éste de un nivel más elevado, imposible de implantar por las leyes o reglamentos, sino que tiene que hacer mejores a los hombres por actitudes concretas y constantes de la conducta diaria, por lo cual el problema "libertad versus igualdad" no se soluciona, sino que trasciende por la presencia transformadora de la fraternidad. La virtud de la solidaridad no se decreta por las leyes pero sí se edifica en la práctica y el pueblo cubano es un pueblo solidario por excelencia. El primer paso para convertir a Cuba en un paraíso de la Economía Solidaria ya ha sido dado cuando en la actual Constitución se proclama el reconocimiento legal de la propiedad cooperativa. También existe otro aspecto de singular importancia al efecto y éste consiste en que el Estado es el director supremo de la actividad económica. Existen además las experiencias previas en el sector agrario como son las ya citadas CPA y UBPC y lo que va faltando es una decisión descentralizadora por parte de la dirección política del país que facilite el desempeño de la actividad económica cooperativa y de la iniciativa privada dentro de los límites adecuados para el bienestar común de los ciudadanos, pero teniendo en cuenta que en las actuales circunstancias la protección estatal debe dirigirse hacia las formas de asociación solidaria, no sólo por su marcado carácter social sino porque son, además, el freno y contraparte más efectiva contra los especuladores y todo tipo de neocapitalistas que sólo piensan en la forma de lucrar a costa de las necesidades del pueblo. Las formas de asociación que proponemos deben profesar los principios y prácticas comunes que propugnan la Alianza Cooperativa Internacional y que consisten en: · Adhesión voluntaria y abierta. · Gestión democrática por parte de los asociados. · Participación económica de los asociados. · Autonomía e independencia. · Educación, formación e información. · Interés por la comunidad. Las cooperativas de producción, de distribución y comercialización y las de consumo podrían abarcar múltiples sectores del quehacer económico nacional y convertirse en elementos de socialización, fraternidad, educación y revalorización dentro de la sociedad civil. La cooperativa es democrática por excelencia ya que no se puede aplicar en ella discriminación de ninguna índole y pueden incorporarse a la misma personas de diferentes credos políticos o religiosos en igualdad de condiciones. El cooperativismo, en sus diferentes grados, será siempre una forma socialista por origen y esencia y debe ser tratado con la debida atención por todos los que nos consideramos personas de izquierda a fin de protegerlo, estimularlo y desarrollarlo. En Cuba no hay que partir de cero. Existe una base. ¿Por qué demorar la obra? Cuando afirmamos que en Cuba el cooperativismo es la vía ideal de desarrollo dada su capacidad probada para enfrentar los desafíos de esta época y así como para integrarnos en una economía social de mercado, lo hacemos teniendo en cuenta que ésta abarca la totalidad de las actividades y agentes económicos de un país y sus aspectos tanto micros como macro-económicos. Por una parte el Estado y por otra los sectores organizados en el mundo empresarial, donde se encuentran las empresas que integran la economía social y otras empresas mercantiles guiadas por el ánimo de lucro, además de asociaciones mixtas de gran variedad. Pero cuando nos referimos a economía social, enfatizamos en las empresas de carácter social que se desenvuelven en los campos de la producción, distribución y consumo de bienes y servicios con vistas a obtener espacios cada vez más amplios en el conjunto de la economía, aplicando modalidades de protección social y de interpretación del desarrollo propios de la naturaleza de una economía con marcado interés por la sociedad. Pero cuando utilizamos el término Economía Solidaria vamos aún más allá pues además de todo lo positivo de Economía Social, la concepción de solidaria que se propone para caracterizar esta economía no es otra que la que se identifica con la fraternidad en libertad, con el bien común, la protección mutua y el desarrollo democrático integral de la sociedad y de todos los hombres. Pedro Kropotkin, uno de los pioneros del cooperativismo decía que "el amor, la simpatía y el auto-sacrificio desempeñan ciertamente una parte importante en el desarrollo progresivo de nuestros sentimientos morales. Pero no es el amor, ni siquiera la simpatía lo que constituye los pilares de apoyo de la humanidad. El verdadero pilar de sostén es la conciencia de la solidaridad humana aunque sea en la etapa del instinto. Ese reconocimiento inconsciente de la fuerza que cada hombre toma prestada de la práctica de la ayuda mutua; de la estrecha dependencia entre la felicidad de cada uno y la felicidad de todos, y del sentido de justicia y equidad que conduce al individuo a considerar los derechos de todos los demás individuos como iguales a los suyos propios. Esos valores no son ajenos a los cubanos. El sistema soviético fracasó. No es la vía porque no es humano, porque Lenin no tuvo tiempo de perfeccionarlo con la aplicación de las concepciones de la NEP y sus seguidores no fueron capaces de continuar y perfeccionar su obra. El neo-liberalismo es peor, pues con Lenin aprendimos que el socialismo Marxista-leninista podía transformarse y democratizarse, aunque lamentablemente no supieron sus partidarios encaminarlo en esa dirección. Pero el neo-liberalismo no tiene forma de arreglo pues arrasa con todo. Creo que la forma de no caer en los excesos de uno u otro sistema es la creación de una cultura de la solidaridad que nos permita crear una sociedad que ejerza la democracia y las libertades individuales de forma tal que nunca haya que temer excesos. La base económica y educativa de esta sociedad se encuentra en el desarrollo de una economía y una ética de la solidaridad humana de lo que el cooperativismo es parte "sine.qua.non". Concluyo esta parte citando de nuevo a Su Santidad el Papa Juan Pablo II en Chile, al decir "creo que en esa economía de la solidaridad ciframos todos nuestras mejores esperanzas para la región. Los mecanismos económicos más adecuados son algo así como el cuerpo de la economía. El dinamismo que les dé vida y torne eficaces, su mística interna, debe ser La Solidaridad".
Creemos conveniente concluir planteando lo siguiente: · Cuba necesita de la instauración de una fuerte economía solidaria. · Esta economía debe basarse en la creación y desarrollo de formas asociativas contempladas en los principios de la A.C.I y en una fuerte presencia y dirección estatal, sobre todo en la Macroeconomía. · Se necesita incrementar la educación cooperativa. · Se precisa una democratización de la Sociedad que permita a todos los sectores de la sociedad civil jugar su papel en el quehacer económico y social. Sin ello, no habrá solidaridad. · El Estado debe Controlar y dirigir los procesos macroeconómicos, pero debe dejar de hipercontrolar y de lastrar las iniciativas no estatales y fomentar las formas asociativas y no lucrativas de participación privada en los procesos económicos, sobre todo las cooperativas. Esto no será la panacea. Las panaceas no existen. Será un elemento de estabilización y recuperación tanto en lo económico como en lo social. La solución definitiva pasa por aquí, pero como siempre sucede en el mundo de los hombres, va más allá.
BIBLIOGRAFÍA ·Dr. URIBE GARZON Carlos, La Economía Solidaria. E.d. Coopdesarrollo. Bogotá, 1995.·SCHUMACHER, E.F. Guía para los perplejos. Ed. debate. Madrid, 1981. ·S. S. JUAN PABLO II., Discurso ante el pleno de la CEPALC. Chile, 1987. ·MAX-NEEF Manfred, La economía descalza. Ed. Nordam, Estocolmo, Buenos Aires, Montevideo, 1986. ·VERANO PAEZ, L.F, La Economía Solidaria, una alternativa frente al Liberalismo. Bogotá, 1995. |
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