Revista Vitral No. 68 * año XII * julio-agosto de 2005


ESPECIAL

 

XI ANIVERSARIO
DE LA REVISTA VITRAL

Palabras de Dagoberto Valdés al inicio de la Velada por el
XI Aniversario de Vitral
.

Valoración crítica de la Revista Vitral en su XI Aniversario por
Antonio José Ponte

Premios del Concurso Vitral 2005

Cartas de algunos Embajadores del Cuerpo Diplomático acreditado
en Cuba por el XI Aniversario de la revista Vitral

Otras cartas

Palabras de Mons. José Siro González Bacallao en el XI Aniversario de la revista Vitral.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Palabras de Dagoberto Valdés
al inicio de la Velada por el
XI Aniversario de Vitral

Querido Sr. Obispo de Pinar del Río
Distinguidos miembros del Cuerpo Diplomático
Admirados miembros de la sociedad civil,
Queridas Damas de Blanco, tenemos a sus esposos e hijos muy presentes en este momento.
Estimado Antonio José Ponte.
Reconocidos intelectuales, miembros del Jurado del Concurso Literario Vitral 2005
Amigas y amigos todos:

En nombre del Consejo de Redacción de la Revista y en el mío propio deseo darles a todos la más cordial bienvenida. Sabemos lo que cuesta y por ello valoramos altamente su presencia y solidaridad.
Vitral llega a sus once años. Cuesta arriba, contamos cada día y cada año como si fueran mil, pero así, multiplicados también, sentimos la satisfacción de la verdad proclamada y de la acogida recibida por gran parte de nuestro pueblo sencillo. No hemos atacado a nadie, ni hemos huido de la realidad. Estamos en paz con nuestra conciencia. Y eso, en este momento, en Cuba, es algo verdaderamente raro y gratificante.
Este año hemos vivido, no sin cierta sensación de estupor, el vigor inapagable de la libertad de la luz ante el avance creciente de la oscuridad. Si no fuera una experiencia, es casi increíble lo que se puede sufrir y lo que se deja de esperar al final del más cerrado camino que parece conducirnos hacia ningún lugar.
Pero, lo hemos experimentado también, cuánto mayor es la tiniebla, más valor damos a la luz, no la que pudiera tener una revista o una obra literaria, que son sólo espejo y resplandor, sino de esa luz que cada cubano y cubana llevamos dentro y que no deja que se apague definitivamente nuestra esperanza.
De esa luz se ha hecho esta publicación, sin ella se hubiera extinguido hace muchos años. De esa luz vive Vitral y vivimos los cubanos, de esa luz vive Cuba. Y aunque Jesucristo en los Evangelios dice que los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz, no dice que ellos tendrán la última palabra. Esta será de los que, desde la pequeñez de la semilla, sean “sal de la tierra y luz del mundo”, piensen como piensen, crean o no.

Dagoberto Valdés, durante las palabras
de inicio de la celebración.


Nos hemos preguntado si hacíamos fiesta después de un año como este. Después de un mes como este. Y la respuesta es precisamente esta celebración que quiere ser, no la fiesta de una revistica provinciana, mosca en la oreja en comparación con los problemas de Cuba, sino la fiesta anticipada de la luz que cada cubano lleva dentro y que nadie podrá sofocar, la celebración de la fuerza de lo pequeño ante el poder de lo aplastante, la fiesta del grano de sal en medio de los sinsabores de la desesperanza, la fiesta del diálogo frente a la intolerancia sin puertas, la celebración anticipada de la paz frente a la violencia, la fiesta de la gestación de una nueva convivencia social frente al caos que intenta desorientarnos como puerta falsa y espejismo sin retorno. Este es y debe ser el único sentido de esta celebración. Lo otro sería pantomima y patetismo.
Cuba sufre, suframos con ella, pero sin desesperanza, sin violencia y sin abandonarla en manos de la nada. ¿Quién puede saber el año que nos espera...? Sólo Dios lo sabe. Pero lo que sí podemos saber es que el derrotero de Cuba dependerá de cada uno de nosotros, de los otros y de la capacidad de todos para mantener la serenidad, superar el miedo, vivir en libertad, buscar la verdad, ceder espacios a la tolerancia y a la participación, fomentar el diálogo, pero un diálogo de verdad y adelantar la reconciliación.
¡Lo sabemos! Cuba podrá hacerlo… y entonces esa será la verdadera fiesta.

Muchas gracias.

Valoración crítica de la Revista Vitral
en su XI Aniversario por
Antonio José Ponte

Mons. José Siro González, Obispo de Pinar del Río:
Señor Dagoberto Valdés, Director de la revista Vitral:

Inicio mis palabras agradeciéndole a Uds. esta invitación que me han hecho a recorrer el trabajo de todo un año de la revista y, más, el trabajo de estos once años de publicaciones.

Lectores y colaboradores de Vitral:

Quiero también agradecerles a Uds. su presencia hoy aquí, y el apoyo que prestan a la existencia de esta revista.
A mí se me ha pedido que ofrezca una valoración crítica de Vitral, y esto me hará preguntar qué particularidad tiene una revista religiosa provincial (llamémosla así tentativamente) en comparación con el resto de las revistas que se publican en el país.
Dicho de esta manera, parecería que lo más notable de la revista que esta noche nos reúne es su concentración en lo local (una provincia entre el resto de provincias) y en lo religioso (un credo entre otros credos). Se pensaría entonces que otras publicaciones cubanas cubren franjas más amplias de interés, ambicionan más heterogeneidades. Y que, en cambio, Vitral posee las virtudes de lo católico y lo provincial.
Sin embargo, de adoptar esta hipótesis difícilmente podrá explicarse el influjo de Vitral más allá de los límites provinciales y más allá de los límites de una determinada creencia. Difícilmente podrá explicarse entonces el hecho (y éste es sólo un ejemplo) de que un lector habanero y no católico lea celosamente las páginas de algún número obtenido de Vitral, guarde ese ejemplar por ciertas razones (cierto artículo o frase o idea lo ha tocado especialmente), e intente procurarse los números anteriores y los venideros de la revista. Todo esto sin que el catálogo de comercios pinareños cerrados que aparece en ese número de Vitral signifique nada para él, que apenas conoce o nada conoce la ciudad de donde viene la revista. Todo esto sin que las esperanzas que despierta en un católico la Navidad (otro tema publicado) sean precisamente las suyas.
Pero en ese listado de comercios clausurados el lector del que hablo ha alcanzado a leer la decadencia en que vivimos. Y ha tratado de explicarse qué clase de expectativas despierta en un católico el nacimiento de una criatura hace dos milenios. Los nombres de comercios pueden ser otros para él y lo sagrado de un nacimiento no deja de serle comprensible, pero algo más lo inclina a leer y conservar ese número de la revista, y a pretender otros números. Y es ese algo lo que vendría bien averiguarse, porque en ello radica el valor de Vitral como revista. Y es, encontrado ese punto, al que debemos hacerle algunas exigencias.

Antonio José Ponte, en un momento
en que hacía la crítica a la revista.


En el tiempo limitado de mi intervención me gustaría aventurar ante Uds., hacedores y lectores de la revista desde hace largo tiempo ya, una posible respuesta a esta interrogante. Creo que, a diferencia de lo que sucede en la mayoría de las revistas literarias y científicas y de pensamiento que se publican en Cuba, los redactores y colaboradores de Vitral parecen creerse responsables de la sociedad cubana como un todo.
Vitral domina la temporalidad de un modo como no lo domina ninguna otra publicación periódica hecha en Cuba que yo conozca. Domina esa temporalidad desde su confianza en lo eterno, gracias a saberse duradera pese a los cambios que sobrevengan. Partícipe hoy y mañana de la vida del pueblo de Cuba, responsable hoy y mañana del destino de ese pueblo.
Otras publicaciones cuentan con tanta cuota de vida como las de las instituciones y organismos que las editan. Resultan, por tanto, más efímeras. Podrán, en algunos casos, afrontar los cambios venideros, aunque para ello deberán hacer profundos cambios. Vitral, a diferencia, ha tomado desde el inicio tales precauciones, y esas precauciones son parte irrenunciable ya de la revista.
Seré más explícito: la mayoría, sino la casi totalidad de las publicaciones periódicas de esta isla, se editan desde el miedo a lo político. El miedo a tocar temas espinosos, miedo a mencionar algún nombre prohibido y topar con la censura oficial, estrecha cada vez más el rango de intereses de las revistas (¡no hablemos de los diarios!) nacionales. En el mejor de los casos sortean la censura con tales tortuosidades de expresión que parecen ser órganos oficiales de sociedades de contorsionismo.
Las revistas literarias cubanas (que son las que más conozco) proponen, para evitar lo político, una puridad de la literatura, y disuaden al escritor de otras preocupaciones que no sean las estilísticas. No han conseguido (dicho sea de paso) mejorar un ápice la calidad de la prosa literaria cubana, pero sí han llevado a cabo exitosas lobotomizaciones en muchísimas cabezas. Han logrado convencer a quienes tienen el deber de pensar de que ciertos temas, ciertas problemáticas no son de su incumbencia.
Las páginas de esas revistas consiguen dar una sensación de eternidad, de desapego de problemas demasiado terrenales o demasiado minúsculos ante sus apuestas por la posteridad. Gracias a sus escrúpulos frente a lo político, gracias a su nerviosismo y su delicadeza de estómago, logran ser revistas de sabor muy antiguo. A fuerza de no comprometerse con la actualidad, parecen haber sido editadas hace un siglo.
El desuso en ellas de temas políticos no las estiliza, las estiriliza e invalidan al pensamiento, infantilizan el pensamiento. Proponen despreocupaciones, abandonos de la reflexión acerca de la realidad cubana. Y así, por ejemplo, el temor a hablar de más, temor a ser impropio, ha terminado por arrasar con la crítica literaria y artística. Porque es sabido que la discusión de un libro o de un filme o de una exposición puede llevar muy lejos, puede conducir a mar abierto y se está expuesto entonces a ser interceptado por fuerzas guardafronteras, por los guardianes de los límites pronunciables (y hasta pensables), por los comisarios políticos, por los censores.
Mejor entonces atenerse uno mismo a límites bien calculados, terminan por aceptar muchos. Y tanto cálculo, como se supondrá, abona el aburrimiento hojeable en tantas publicaciones cubanas. Así entra el tedio en las revistas, que tendrían que ser las más sorprendentes de las ediciones. Piénsese si no en que, al leer el libro de un autor solamente nos confiamos a las sorpresas que ese autor pueda brindarnos de una página a otra. (Lo cual no es poco, en dependencia del autor que se lea.) Una revista, en cambio, aumenta el número de posibilidades, de sorpresas. No sólo puede asombrarnos un autor en su texto, sino que la conjunción de autores, la diversidad, es un mayor motivo de sorpresas.
Dado lo anterior, creo que producir una revista aburrida es trabajo que lleva mucho esfuerzo, mucha planificación. Y qué decir de revistas que mantienen estable, de un número a otro, su capacidad de no ofrecer sorpresas. Son pura calma, reposo asegurado, modorra del pensamiento.

Momento muy emotivo fue cuando llegó
Jorge Domingo Cuadriello, Premio Narrativa
y Gran Premio del Concurso Vitral 2005,
junto con Orlando Freire Santana,
Premio Ensayo del citado concurso.


Esta tarde me complace mucho afirmar que Vitral no se encuentra entre esas publicaciones, sino más bien en las antípodas. Los intentos hechos durante este año, consecución de los diez años anteriores, de aprehender nuestros problemas como sociedad y como pueblo (y como grey, debería decir también), mantienen el tono vital de esta publicación en su undécimo año. Vitral mantiene en sus lectores la capacidad de sorprenderse, la expectación que va de una entrega a la próxima. Porque, como en el caso de los buenos autores, las buenas revistas forman a sus propios lectores. Y así las revistas parecen dividirse en dos grupos según sean sus desvelos: las que intentan complacer a la censura, las que intentan apasionar a los lectores.
Vitral es de las segundas. Propone (y esta es su rareza dentro del panorama actual cubano) pensar entre todos los problemas de todos. Propone la discusión de nuestra realidad. O, mejor, de nuestras realidades.
Intenta buscar las conexiones entre (pongo por caso) el aumento del ruido público y el problema del libre albedrío. Y creo llegar aquí a lo esencial del acto de hacer una revista, y que podría formularse del modo siguiente: toda revista que se precie aspira a establecer relaciones entre heterogeneidades. Sin forzar demasiado esas relaciones, por supuesto. Cuidándose de construir, de unas partes disímiles, un sistema. Toda buena revista ha de moverse, pues, entre el azar y el destino.
Esta noche, en medio de la celebración, no mentiré diciendo que Vitral lo ha conseguido ya, o que siempre lo consigue. Pero este ha de ser (presumo) el motivo esencial de sus redactores, su aspiración mayor.
La revista que hacen Uds. aquí encierra en sus páginas un gran número de heterogeneidades. Y no podría traicionarse ese esbozo de totalidad, de summa, dejando fuera de ella nuestros desvelos actuales como pueblo y nación, nuestros asuntos políticos, nuestra (para llevarlo a su raíz etimológica) manera de vivir en ciudad, de vivir juntos todos.
El lector de Vitral que soy agradece a todos los hacedores de la revista, director, redactores y colaboradores, un año más de inteligente y sensible compañía. Y les desea perseverancia y éxitos. Muchas gracias.

Antonio José Ponte

Premios del Concurso Vitral 2005

Los premios del VIII Concurso de Literatura VITRAL fueron otorgados el pasado 27 de julio de 2005 como parte de los festejos por el XI Aniversario de la Revista.
Este año el Jurado de cuento estuvo integrado por los narradores:
Amir Valle,
Ángel Santiesteban y
Raúl A. Capote

Quienes acordaron otorgar, por unanimidad, el Premio al cuaderno

"Fábulas sin (contra)sentido" de Jorge Domingo Cuadriello

al que consideraron escrito “...con un limpísimo lenguaje y una prosa ágil que demuestra se trata de un escritor maduro y en ascenso”.

A su vez el Jurado de poesía agrupó a los escritores
Antonio José Ponte,
Raúl A. Capote y
Amauri Gutiérrez Coto

Quienes distinguieron al poemario:

"Las márgenes de la noche" de Misael Aguilar Hernández

por “...la calidad poética conseguida, a partir de la sencillez, y el alto contenido de sus atmósferas.”

El Jurado ensayo fue integrado por:
Ivette Fuentes de la Paz,
Armando León Viera y
Rafael A. Bernal Castellanos

Quienes, por mayoría, premiaron el trabajo:

"La evidencia de nuestro tiempo" de Orlando Freire Santana

por “...su gran poder de síntesis y una original óptica de valoración de fenómenos históricos, sociales y políticos (...) con una ágil prosa, amplio dominio del lenguaje y un nivel de información que el lector agradece.”

La labor de juzgar las obras presentadas en literatura infantil correspondió al Jurado integrado por:
Bárbara M. Vento,
Gladys Serrat y
Yuritza Morales

Quienes distinguieron, por unanimidad, a:

"La magia de mis bolsillos" de Benigno Horta Hermida

Por “la forma amena y novedosa de abordar los temas más diversos de modo tal que resulten agradables y lleguen a los niños...”

Por último, todos los jurados se reunieron para decidir entre los premiados el merecedor del

Gran Premio VITRAL 2005

que correspondió, también por unanimidad, a:

Jorge Domingo Cuadriello por su obra "Fábulas sin (contra)sentido".

En esta ocasión se recibió medio centenar de obras lo que indica como este certamen literario se ha ido imponiendo por su constancia y seriedad al publicar las obras distinguidas dentro del año siguiente.

Integrantes de los jurados dialogan
para consensuar opiniones.

 

Cartas de algunos Embajadores
del Cuerpo Diplomático acreditado
en Cuba por el XI Aniversario
de la revista Vitral

En la Habana a 15 de julio de 2005.

Monseñor José Siro González
Obispo de Pinar del Río.

PINAR DEL RÍO

Monseñor:

Con motivo del XI Aniversario de la revista Vitral he recibido la invitación a la Velada Cultural, que tendrá lugar el próximo 27 de julio y que tan amablemente me ha hecho llegar tanto a mí, como a mi familia. Lamentablemente y por razones de compromisos ya adquiridos, no podré desplazarme hasta Pinar del Río ese día. Le ruego me excuse, en esta ocasión.
Le transmito mi agradecimiento, y le ruego acepte mi consideración y respeto.

Atentamente:

Carlos Alonso Zaldívar.


Carta del Embajador del Reino Unido de la Gran Bretaña
y de Irlanda del Norte.

Estimado Monseñor González Bacallao.

Tengo el inmenso placer de enviarles mis más cálidas y sinceras felicitaciones para el XI aniversario de la revista Vitral.
Desde mi llegada a Cuba me he convertido en un ferviente admirador de su revista excelente, la que considero que contribuye de manera singular e importante al análisis crítico y al debate genuino. Soy de la opinión que desempeña un papel importante en el desarrollo de la sociedad civil. La revista también contiene artículos interesantes y de alta calidad.
Tengo recuerdos muy gratos de mi visita a Pinar en mayo y la oportunidad que tuve de conversar con usted y con el equipo de Pinar, sobre todo con mi amigo Dagoberto Valdés. Lamento mucho no poder asistir a las celebraciones de hoy y espero poder volver a visitarles de nuevo en septiembre.

Reciba usted mis más cordiales saludos.

John Dew
Embajador de Gran Bretaña y de Irlanda del Norte.

Embajada Británica,
Calle 34 No.702 e/ 7ma y 17, Miramar,
PO Box 1069, La Habana.
Tel: (53)(7) 204 1771.
Fax: (53)(7) 204 9214.
Email: john.dew@fco.gov.uk

 


Carta del Nuncio Apostólico en Cuba

Querido Monseñor Siro.
Estimado Ingeniero Dagoberto Valdés Hernández
y demás miembros del Consejo de Redacción de la revista Vitral

Les saludo afectuosamente en ocasión de la celebración del XI Aniversario de la revista Vitral y agradezco la invitación que me han hecho para participar en el acto conmemorativo de la efeméride y en la ceremonia de entrega de los premios del Concurso Vitral 2005.
Siento no poder acompañarles, pero no he querido dejar de expresarles mi cercanía y compartir con ustedes algunas reflexiones que me ha suscitado su fraterna invitación, a propósito del importante significado que tienen, para la propia vida de la Iglesia y para su acción evangelizadora, estos eventos que permiten encontrarse a hombres y mujeres que comparten sus reflexiones personales a través de los artículos publicados. Por lo tanto, la celebración de un nuevo aniversario de esta publicación, es ocasión no sólo para mirar, evaluar y agradecer el camino recorrido, sino también para proyectar el futuro con confianza, esperanza y sentido eclesial.
Que la relación de la Iglesia en Cuba con el Mundo de la Cultura se dé con naturalidad, es un don del Señor que permite intuir que otros espacios de la sociedad cubana podrían ser también propicios para ampliar la presencia de la Iglesia: una aspiración expresada por los Obispos cubanos en su Instrucción Teológica Pastoral sobre La presencia social de la Iglesia de 2003, confirmada por el Papa Juan Pablo II, de venerable memoria, en su discurso al nuevo Embajador de Cuba ante la Santa Sede, el 8 de enero de 2005, y considerada, además, de alta prioridad por las comunidades cristianas, como resultado del “Estudio socio-religioso de la Iglesia Católica Cubana 1998-2004”.
La senda hacia el logro de ésta y otras legítimas aspiraciones debe necesariamente recorrerse, como lo exige toda acción apostólica, con una prudente consideración de lo que es posible en cada momento y lugar, y de lo que debe hacerse para ampliar el campo de lo posible. En la Cuba de hoy creo que ese examen indica como prioritaria la búsqueda de una relación serena con la sociedad y sus autoridades, no como recurso instrumental, sino sobre todo como modo natural de presencia de la Iglesia que aspira siempre a que esa relación sea recíprocamente respetuosa, acorde con las respectivas autonomías y abierta a una colaboración sincera. Para lograr estos propósitos el rol de los laicos es fundamental, ya que por vocación específica están llamados a hacer presente a la Iglesia en las realidades del mundo. De aquí también una renovada llamada para los redactores y colaboradores de Vitral.

¡Buena celebración del Aniversario!

Aprovecho la ocasión para reiterarles mi afecto fraterno en Cristo.

Luigi Bonazzi
Nuncio Apostólico.

Otras cartas

De la Sra. Rosario González

Querido Obispo José Siro
Amigos todos:

Extrañando la presencia del P. Manolo, supongo, estarán uds, como yo, pero con un sano orgullo de saber que a esa alta jerarquía fue elegido; estamos seguros que trabajará allí con fe profunda cada día y con el lema por él escogido con alegría. Así pido al Señor estén todos alegres por ver a Vitral vivito y coleando en medio de las vicisitudes de nuestro pueblo y por consiguiente de nuestra Iglesia.
Felicidades, querida Revista, un abrazo fuerte a los que intervienen en su edición. Que el Señor los bendiga a todos.


Del Sr. Humberto J. Bomnín Javier

Vitral en tu XI Aniversario:

Tu Aniversario es la fiesta dulce y valiente de la libertad. Es invitación periódica a la reflexión fecunda de muchos cubanos, de todas las partes, de todos los colores.
Al celebrarte, no se trata de tu simple existencia, de tu belleza o tu calidad. Eso puede ser discutible. Lo que nadie te puede discutir ni escamotear es tu franqueza, tu limpio espacio, tu presencia viva, tu honestidad a toda prueba, tu simple obrar de todos los días desde la fuerza incomensurable de lo pequeño: y sobre todo, “tu luz”, que en la oscuridad de tanta sombra es el más hermoso regalo de la esperanza porque, abierta a tu pueblo, como humilde maestra cargada de testimonios, le enciendes a tantos el corazón y el pensamiento, con ese humanismo renovado y dulce, que anuncia la cercanía de la claridad a este largo túnel, de tanta noche acumulada, de nuestro incansable peregrinar.
Vitral, tu alimento no es sólo la merecida celebración, no, no lo son solo las encomiables frases o las críticas acertadas para hacerte mejor, ni las musicales notas de una alegría pasajera, ni la crítica acusadora de daños que no sabes, ni quieres hacer..
Tu alimento viene con el aliento que nadie puede parar, el del Señor de la Historia, ese que cual guía circundó tu espíritu al nacer.
El tiempo va siendo tu juez de adolescente y tú has aprendido también sus lecciones y sus juicios.
Por eso la alegría que nos mueve, viene de tu luz, que es alimento de lo alto, Espíritu de la virtud con que seguirás alentando a tus lectores, a tus colaboradores, críticos y realizadores, valor y amor que viene a los cristianos de lo alto.
Así tú, simple y sencilla, con tu valor y transparencia, tú, anuncio de la Buena Nueva en la forja de las ideas: letra a letra, palabra a palabra, número a número te seguirás repartiendo por los largos y angostos caminos de este pueblo, con tus sencillas luces y tus retos, tus esperanzas y tus amores, simiente de la verdad, la justicia y el decoro.
En hora buena Vitral, a los que te quieren, a los que te hacen, y a los que intentan deshacerte, que es también una forma en la que ya has aprendido a crecer, a ser, a hacerte y darte con amor.
Felicidades Vitral…


De la Sra. Nancy Fernández-Fontecha Fuentes

Con gran alegría celebramos el XI Aniversario de Vitral, nuestra revista católica pinareña, la cual ha seguido adelante dejando pasar la libertad de la luz, con sus valiosos artículos para el deleite de sus lectores y satisfacción de su equipo y colaboradores.¡Muchas Felicidades y Muchas Gracias!
Gracias especialmente por el homenaje a nuestro querido e inolvidable Juan Pablo II.
Ha sido un gran aliento, sosiego y un recuperar fuerzas, después de tantos días de angustias. El Mensajero de la Verdad y la Esperanza ocupó un importante lugar en nuestras vidas. He leído varias veces cada artículo del número de Vitral dedicado a él, me han conmovido mucho, como me conmovía su inmenso amor a Dios, su devoción a la Santísima Madre, su incansable empeño de “Papa Viajero”, su lucha por el mejoramiento de este mundo nuestro, que ustedes han reflejado de forma tan accesible en la Revista. En su visita a Cuba, el Papa nos dejó sabias enseñanzas y muy gratos recuerdos, sobre todo los de su relación con los valores, esfuerzos y esperanzas de esta Diócesis nuestra, que dejó encargada a su Obispo diciéndole: “cuídeme bien la cola del caimán”. En fin, Vitral ha rendido un hermoso homenaje a quien quizás, en esta significativa noche, desde el lugar cimero en que se encuentra, nos esté dando su bendición.
En esta celebración quiero saludar a Mons. Manuel Hilario de Céspedes, el Padre Manolo para los pinareños, expresándole mi satisfacción y felicitaciones. Mons. Siro ha visto alejarse a un gran amigo, pero tendrá un hermano más en ese hermoso ministerio que es el Episcopado de la Iglesia Católica.
Para usted, Mons. Siro, todo el cariño y respeto de siempre, rogando por su salud. Envío también un fuerte abrazo al Padre Mario, con mis fervientes oraciones.
¡Que Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida, los bendiga, proteja e ilumine en sus esfuerzos, para que se haga realidad el gran sueño de tener una Patria unida, creyente, libre y próspera. Como lo soñara el primero que nos enseñó a pensar: el Padre Félix Varela.
¡Que la Santísima Madre los siga cobijando y que San Rosendo y San Diego de Alcalá, rueguen por ustedes!
¡Un abrazo de quien mucho los admira! ¡Cuenten con mis oraciones!


De los Sres. Janely García Alfonso y Sergio Lázaro Cabarrouy Fernández-Fontecha.

Vitral, para que pase la luz en el apagón

En Cuba hay un gran apagón, tal como lo ha presentado el maestro Pedro Pablo Oliva en su obra. Un apagón que se oscurece cada día, y que dura ya demasiado.
Apagón de las termoeléctricas, caducas y falta de buen petróleo.
Apagón de los medios de difusión, donde todos los días aparecen la misma caricatura de una realidad que se aleja cada vez más de nuestros sentidos.
Apagón del trabajo, mal remunerado, escaso, y sin la iniciativa individual y cooperativa que genera la riqueza,cuya falta vacía nuestros platos y nuestra esperanza de mejorar.
Apagón de la convivencia pacífica, que se ve cada vez más afectada por la violencia que viene de los pobres y de los poderosos, del barrio y de la prensa.
Apagón de la tierra y de la naturaleza, que están esquilmadas y mal aprovechadas.
Apagón por el exilio y el trabajo en el exterior, como vías de mejorar, aunque el costo sea muy alto.
Apagón por la corrupción a todos los niveles.
Apagón, en fin, de la conciencia y la sensibilidad de quienes no acabamos de entender de que solo tomando las riendas de nuestra vida personal, familiar y social, podemos resolver los problemas que nos aquejan para acceder a mayores grados de libertad y progreso humano integral.
En medio de esta realidad hay pequeñas luces:
La de una sociedad civil cada vez más articulada, que es capaz de intentar concertaciones por encima de penosas diferencias, apenas a dos años de una ola de encarcelamientos que afectó a una parte importante de sus protagonistas.
Las luces de personas concretas que van perdiendo el miedo a decir la verdad.
Las luces de los pequeños empresarios que luchan el sustento cotidiano por vías éticamente aceptables aunque no siempre reconocidas.
Las luces de la solidaridad en la dificultad y la mano amiga en el dolor y las carencias.
Las luces de los que aún trabajan, crean, rezan y esperan sin desfallecer.
Ese es el mérito y el reto de Vitral, hacer que las pequeñas luces pasen por su ventana multicolor y cubanísima para que ilumine esta noche, cuyo fin ya se acerca.
Las pequeñas luces, cuando se articulan, pueden alumbrar cualquier oscuridad, así funcionan las estrellas como nuestro sol. Así es también Dios, Uno y Tres luces, que se vale de las nuestras, insuficientes y tintineantes para construir su historia de salvación.
¡Ánimo hermanos!, que el apagón no nos impida ver las luces pequeñas a nuestro alrededor.
¡Ánimo!. Encendamos la nuestra.

Palabras de Mons. José Siro González
Bacallao en el XI Aniversario
de la revista Vitral

Pinar del Río, 27 de julio de 2005.

Sres. Embajadores.
Queridas Damas de Blanco y sus familiares.
Miembros del Jurado.
Amigos, hermanas y hermanos todos.

La amistad pinareña y el cariño y admiración a Vitral, nos han reunido esta noche para celebrar el XI Aniversario de ésta revista diocesana que, como otras, quiere ser voz de la Iglesia y eco de un sano humanismo cristiano.
Hace diez años, al celebrar el 1º Aniversario, el inolvidable pinareño, nuestro querido Aldo Martínez Malo, al concluir su conferencia valorando la revista brindó por su 2do cumpleaños..parecía que no aseguraba un segundo aniversario…han transcurrido los años y entre amenazas, desafectos y empeños nobles de los que la aman, sin faltar dificultades y contratiempos, hemos continuado este corto o largo camino, con un consejo que se hacía lema en la vida de aquel inolvidable sacerdote escolapio, P. Pastor González, modelo de cubanía y fuente de filosofía práctica de la vida…”Hay que tener mirada larga y pasos cortos”.

-Con mirada larga hemos procurado atisbar el horizonte, para no confundir... halagüeñas esperanzas con falsos espejismos.
-Con mirada larga hemos querido distinguir entre engañosos sofismas y verdaderas promesas.
-Con pasos cortos hemos sembrado pequeñas semillas de valores humanos que sin duda darán buen fruto.
-Con pasos cortos pero seguros hemos enseñado a distinguir entre el arroz y la cortadera... entre el trigo y la cizaña.
-Con pasos cortos hemos animado a hombres y mujeres de este pueblo a hacer este largo y fatigoso camino, con empeños de legítima cubanía, que vayan haciendo nacer en los corazones, no la crispación y la desesperanza, sino la reconciliación y el amor.
¿Estamos satisfechos? No…pero estamos contentos del esfuerzo y de la siembra y seguros de la bondad de la tierra del corazón cubano…
-Felicito a los ganadores del premio, que lleva siempre consigo el estímulo... acompañado del gozo.
-Agradezco a los Sres. Embajadores y a los invitados su presencia y su compromiso y amistad.
-Agradezco a las Damas de Blanco su presencia. Tenemos muy presente en nuestras oraciones a sus familiares presos.
-A todos, nuestro afecto y estima por acompañarnos en esta fiesta.
- El buen Dios les bendiga.

El Padre Juan Carlos Carballo, nuevo asesor
de la revista Vitral, lee las palabras del Obispo que,
como es sabido, por razones de salud
no pudo asistir a la celebración.


 

Revista Vitral No. 68 * año XII * julio-agosto de 2005