La circulación del dólar ha terminado virtualmente
en Cuba. La Resolución No. 80 de 2004 asevera que “la población podrá mantener en su poder sin restricciones de ningún tipo, al igual que hasta el momento, dólares de los EEUU…en cualquier cantidad” y también que las medidas “no implican ningún tipo de limitación sobre la tenencia de dólares”. Ambos preceptos legales tienen como propósito tranquilizar a la población, pero es obvio que se han implantado duras restricciones desde noviembre y que hay fuertes limitaciones al uso del dólar que sólo puede ahora usarse legalmente en cinco funciones: (1) guardándolo «debajo del colchón» en previsión de tiempos de necesidad; (2) cambiándolo por pesos «convertibles» con el descuento del 10%; (3) manteniéndolo en cuentas bancarias que no pueden recibir nuevos depósitos en esa moneda y la extracción está gravada con el 10% o en cuentas nuevas en que se aceptan depósitos en dólares; (4) conservándolo en depósitos a plazo fijo y certificados de depósito en dólares que pueden hacerse efectivos y recibir intereses en dólares—entre 1,5% y 2,75%—sin el gravamen, y (5) cargándolo a tarjetas de crédito en dólares que tampoco son gravadas.
Este artículo analiza tres posibles causas de las medidas restrictivas del dólar, así como sus efectos a corto, mediano y largo plazo para el gobierno y la población.
I. Las causas de las medidas
A. La explicación oficial
Según la Resolución, la causa de las medidas es la presión del gobierno de EEUU sobre bancos extranjeros para impedir que Cuba pueda hacer depósitos en dólares a fin de satisfacer sus obligaciones, así como la creación de un “Grupo de Persecución de Activos Cubanos” para detener el flujo de divisas hacia y desde Cuba. El gravamen de 10% se justifica como una “compensación por los costos y riesgos que origina la manipulación de dólares a la economía nacional” y por el recrudecimiento del embargo estadounidense. El trasfondo es que Unión de Bancos Suizos (UBS), el banco mayor de ese país, aceptó depósitos en dólares del gobierno cubano por siete años consecutivos por la suma de 3.900 millones de dólares y envió informes falsos al Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Cuando éste descubrió la operación le impuso a UBS una multa de $100 millones de dólares y varios empleados de dicho banco han sido despedidos y están siendo investigados. La Resolución aduce que esa suma procedía de los cobros en dólares hechos a turistas y a la población de Cuba por compras en tiendas de divisas y servicios prestados. Pero hay una acusación de que la suma procedía de lavado de dinero por drogas, la cual ha sido rechazada públicamente por las máximas autoridades cubanas.
La explicación oficial tampoco justifica el gravamen del 10% y crea interrogantes. El gobierno continuará recibiendo dólares (más que antes de las medidas, al menos a corto plazo) y no está claro que hará con ellos. Puede usarlos para comprar alimentos de los EEUU (lo que sería irónico) o depositarlos en algunos bancos extranjeros no sujetos a la presión estadounidense, con el fin de financiar importaciones en dólares.
B. ¿Un paso hacia la convertibilidad del peso?
La dualidad monetaria (en peso y dólar) ha sido una preocupación creciente del gobierno, porque le impide el control de un considerable sector de la economía y porque crea «segmentación de mercados» (racionamiento, mercados agropecuarios, TRD) así como creciente desigualdad entre sectores de la población (los que tienen y no tienen acceso a divisas). Un libro reciente de CEPAL dice que la dualidad monetaria atenuó las consecuencias negativas de la crisis pero es una “solución transitoria” que ha generado iniquidades sociales, declive de las actividades en pesos dirigidas a la demanda interna y altos costos de importaciones para actividades en divisas, por lo que recomienda “alcanzar la convergencia cambiaria” o “eliminar la dualidad monetaria”.
Algunos economistas cubanos han argumentado que la referida Resolución es un paso positivo para lograr dos metas: la convertibilidad del peso y la eliminación de la dualidad monetaria. Aunque respeto dicha opinión, disiento de ella por las razones siguientes: (1) las medidas no cumplen esas metas pues ello implicaría la completa sustitución del dólar por un peso único cuyo valor reflejase su oferta y demanda en mercados internacionales, lo cual requeriría profundas transformaciones estructurales contrarias a las medidas recentralizadoras tomadas en los dos últimos años y que se explican después; (2) el peso “convertible” no lo es en realidad porque no se transa en el mercado mundial sino que su valor se fija arbitrariamente por el gobierno a un valor igual a $1.10 dólares; (3) el cambio en el pasado del dólar en 26 pesos en CADECA es una indicación que si el peso «convertible» realmente se transara en el mercado mundial, probablemente se cambiaría por 3 o 4 centavos de dólar en vez de por 1.10 dólares, y (4) el euro, el peso canadiense, la libra esterlina y el franco suizo siguen circulando en Cuba y probablemente aumente su volumen de circulación, de ahí que en vez de haber dualidad monetaria la habrá quíntuple.
Si las dos explicaciones anteriores no son satisfactorias, hay que indagar cuáles han sido las causas subyacentes de las medidas.
C. Posibles causas subyacentes
La principal es la severa y creciente escasez de divisas debido al fracaso de las políticas económicas y la deuda de 11.000 millones de dólares con el Club de París desde 1986, a más de otras con varios países, por lo cual es muy difícil obtener crédito y cuando se consigue es a corto plazo y con alto interés. La falta de divisas se ha agudizado por varios problemas recientes: el déficit en la balanza comercial sobrepasó los 3.000 millones de dólares en 2003; la inversión directa foránea disminuyó en el período 2001-2003; el conflicto con la Unión Europea por el encarcelamiento de 75 disidentes cubanos pospuso la entrada al convenio de Cotonú y la recepción de ayuda económica; la compra en dólares en efectivo de alimentos y medicinas a los EEUU alcanzó un total acumulado de 1.000 millones de dólares a fines de 2004; el colapso del sistema eléctrico ha creado necesidad de importar piezas de repuesto y equipo, y el escándalo del UBS limita el depósito de divisas cualquiera que sea su origen. El gobierno ha rechazado que las medidas tengan un carácter recaudatorio; por el contrario, algunos economistas independientes cubanos han reafirmado esa explicación.
Las medidas también pueden ser interpretadas como un paso más en el proceso de recentralización de la economía, cierre de espacios al sector privado y control estricto de divisas. Las reformas económicas que se iniciaron en 1993, precisamente con la autorización de la tenencia y circulación del dólar, y que generaron la parcial y oscilante recuperación, fueron paralizadas desde 1996. Desde entonces el gobierno de forma consistente ha aplicado fuertes impuestos y multas a trabajadores por cuenta propia, dueños de paladares, arrendatarios de habitaciones a turistas y otras actividades. En el 2000 el Banco Central obligó a cambiar los billetes de peso viejos por una nueva emisión, lo cual le permitió capturar pesos escondidos y no depositados en el sistema bancario; esta medida causó el temor en la población de que era la antesala para la eliminación del dólar. A partir de 2003 ha ocurrido un claro proceso de reversión con cinco medidas: (1) la prohibición a las empresas estatales de operar con divisas y la obligación de hacerlo en pesos convertibles, así como la venta de divisas por el Banco Central con un recargo del 1% al 2%; (2) la recentralización del comercio exterior a través del MINCEX que retomó el control de importaciones y exportaciones que antes ejercían empresas descentralizadas; (3) la prohibición de 87 servicios que proveían empresas estatales y generaban divisas, y que ahora sólo pueden ser ofrecidos directamente por el gobierno; (4) la recentralización de varias empresas turísticas que operaban de manera relativamente autónoma y percibían dólares, y (5) la suspensión de licencias en 40 actividades por cuenta propia, entre ellas magos y payasos, ahora irónicamente a cargo del Estado.
II. Efectos de las medidas
A. Efectos positivos para el gobierno a corto plazo
A pesar de la aseveración que las medidas no tienen como fin recaudar divisas mediante un gravamen, no cabe duda que a corto plazo generarán dólares por varias vías. La principal es el descuento del 10% en el cambio de dólares a pesos convertibles: El monto total de remesas enviadas anualmente a Cuba fluctúa entre 400 y 1.200 millones, si asumimos que todas serán cambiadas, ello generaría entre 40 y 120 millones para el gobierno. También el Banco Central ejercerá mayor control sobre las cuentas en dólares, por ejemplo, impidiendo nuevos depósitos en esa moneda en las cuentas existentes, restringiendo la extracción e imponiendo el gravamen en las cuentas de empresas y representaciones extranjeras.
Además, según el Presidente del Banco Central, el número de nuevas cuentas bancarias abiertas en dólares aumentó diez veces porque, cuando estas se abrieron antes del plazo en noviembre, se permitió hacer extracciones en dólares en efectivo o en pesos convertibles sin el gravamen. De manera que los que tenían una suma modesta en dólares que sabían gastarían a corto plazo en las TRD, les convino esa acción para evitar perder el 10% de su valor y por esa vía el gobierno capturó más dólares. Por último, el número de personas cambiando dólares a pesos convertibles en las CADECA aumentó 30 veces el día posterior al anuncio, pues si hubiesen esperado hasta después del plazo también hubiesen perdido el 10%. Por el contrario, es probable que los que tenían guardada una suma grande en dólares, la han mantenido «debajo del colchón» (sin abrir cuentas o cambiarlos en las CADECA antes del plazo) pues no querrían que el gobierno conociese su cuantía y preferirían tenerlos más seguros y poder ejercer más opciones.
B. Efectos negativos para el gobierno a mediano plazo
A mediano y largo plazo las medidas pudieran generar cinco efectos adversos para el gobierno. Los cubanos con abundantes dólares guardados tratarán de comprar en el mercado negro (el cual fue reducido de manera notable por las TRD), de manera que habrá más incentivos para robar al Estado a fin de vender en el mercado negro. Este se volverá más competitivo pues no sólo los productos son gratis (se roban) sino que además los precios en las TRD se incrementaron el pasado mes de marzo y con las nuevas medidas se han aumentado un 10% adicional, o sea, que el mercado negro puede ahora vender a precios más bajos que las TRD. Esto a su vez puede atraer a los que reciben dólares en cantidades modestas que preferirían el mercado negro para ahorrar un 10%. Si esta predicción se materializa, el gobierno entonces impondrá fuertes sanciones a los especuladores en dicho mercado, pero estas medidas serán difíciles de ejecutar, la razón precisamente porque se introdujeron las TRD.
También en Cuba había un mercado negro de compra venta de dólares que fue reducido de manera significativa por el establecimiento en 1995 de las CADECA. La Resolución no dice si se continuará la práctica de comprar dólares en CADECA con pesos o pesos convertibles si bien las autoridades han asegurado que continuará pero con el gravamen del 10% en caso de compras con pesos. Es probable, sin embargo, que eventualmente sólo se permita el cambio de dólares en pesos convertibles. Las nuevas medidas resultarán en una escasez de dólares en el mercado a la par que un incremento de la demanda (por los que viajan o entregan dólares a viajeros cubanos para que les compren en los EEUU, etc.), por tanto, generando un incentivo para la reactivación del mercado negro. Si esto ocurre, el precio del dólar en el mercado negro subirá y pondrá presión para devaluar el peso. El Presidente del Banco Central afirma que no habrá un aumento del mercado negro pues el pueblo tiene “confianza” en el gobierno pero la economista disidente Marta Beatriz Roque mantiene lo contrario.
La Resolución no menciona las remesas, por lo que puede asumirse, al menos por el momento, que permite su recepción en dólares, aunque luego el gobierno capture el 10% al cambiarlos por pesos convertibles. En la mesa redonda donde se anunciaron las medidas, se recomendó a los que reciben remesas (62% de la población según CEPAL) que coordinasen con sus familiares en el exterior su envío en las cuatro monedas autorizadas para evitar el gravamen del 10%. Pero la mayoría de los cubanos emigrados vive en los EEUU y les es más fácil el envío en dólares, además la única agencia autorizada por el gobierno norteamericano para transferencias a Cuba es la Western Union que sólo acepta dólares. De manera que, para la gran mayoría, el máximo anual permitido de remesas que es 1.200 dólares se reducirá a 1.080 cuando los cambien en Cuba. Si los remitentes se las arreglan para mandan euros o una de las otras tres monedas autorizadas tendrán que pagar una comisión por el cambio de moneda. A las restricciones impuestas a las remesas por el gobierno de los EEUU, ahora se añaden las restricciones introducidas por el gobierno de Cuba, lo cual puede provocar una reducción en dichas remesas.
De los turistas que fueron a Cuba en 2003, 58% eran canadienses y de la zona del euro o la libra esterlina, de ahí que las medidas no tendrán repercusión en el número de ellos que visite Cuba. Otro 7% procedía de América Latina y 4% de los EEUU, la zona del dólar, y el gravamen del 10% encarecerá el costo de la estancia y compras en la Isla. Las restricciones impuestas por el gobierno de Bush para viajar a Cuba han reducido en 30% el número de visitantes estadounidenses y cubano-americanos, así que el efecto de la Resolución será secundario en estos turistas. Pero entre los latinoamericanos sí puede tener impacto negativo, ya que es un turismo generalmente de bajo ingreso y en busca de vacaciones baratas.
Las tarjetas de crédito autorizadas seguirán funcionando en dólares sin el gravamen del 10%, porque no envuelven movimiento en efectivo, ni hay costos ni riesgos asociados con las transacciones en efectivo. Pero los cubanos están practicando un ingenioso mecanismo para burlar las medidas: una persona que tiene dólares y quiere comprar un artículo en las TRD pero evitar el gravamen, le entrega el efectivo a otra persona que tiene tarjeta de crédito, ésta compra el artículo y recibe una gratificación del comprador real pero mucho menor que el 10%. Si estas operaciones se vuelven notorias y de gran volumen, el gobierno intentará regular el uso de las tarjetas o cargarles el gravamen con consecuencias económicas negativas.
C. Efectos adversos sobre la población
Las medidas reducirán aún más el consumo del pueblo. Corrigiendo la inflación, el consumo personal en Cuba cayó al 40% entre 1999 y 1993; en 2000 todavía estaba al 22% por debajo del nivel de 1989. El estudio ya citado de la CEPAL reconoce que en 2002 aún no se había recuperado el nivel de consumo anterior a la crisis. Las cuotas de racionamiento que antes cubrían, aunque de manera magra, un mes de necesidades mínimas alimenticias, ahora sólo alcanzan a una semana, por lo que la población tiene que recurrir a los mercados agropecuarios y las TRD para comprar alimentos y subsistir las otras tres semanas. Los precios en los referidos mercados aumentaron 23% en 2002 y volvieron a subir en 2003 y 2004; por su parte las TRD elevaron los precios entre 10% y 30% en marzo de 2004. Las nuevas medidas imponen de facto un incremento adicional de 10% en los precios de las TRD, por lo cual, en 2004 los precios aumentaron entre 21% y 43%.
III. Conclusiones y posibles
medidas futuras
Según la explicación oficial, las medidas fueron tomadas para contrarrestar las presiones de los EEUU sobre bancos extranjeros para impedir que Cuba pueda hacer depósitos en dólares con los que cumplir sus obligaciones financieras internacionales. Pero si esto fuese así no habría razón para imponer el gravamen de 10%. La explicación de que las medidas son pasos para lograr la convertibilidad del peso y la eliminación de la dualidad monetaria también ha sido refutada. La causa principal de las medidas es la grave iliquidez del gobierno y su necesidad urgente de obtener divisas para subsistir. La prohibición de transacciones en dólares es un paso más en un proceso de recentralización económica, reducción de espacios del pequeño sector privado y control de divisas que se ha acelerado desde 2003.
A corto plazo las medidas generarán más dólares para el gobierno cubano por varias vías: el gravamen del 10%, el mayor control del Banco Central sobre las cuentas en dólares, el aumento del número de cuentas abiertas y de los cambios en CADECA. Pero esto no resolverá los graves problemas existentes, como el enorme déficit en la balanza comercial, el escaso acceso al crédito externo y la insuficiencia consuetudinaria de divisas. A mediano y largo plazo, pueden ocurrir efectos adversos para el gobierno como la resurrección del mercado negro de productos y dólares, la presión para devaluar el peso, la posible reducción en las remesas, una disminución del turismo latinoamericano y el uso de las tarjetas de crédito para evadir el gravamen. El más perjudicado, es el pueblo cubano que sufre un nuevo incremento de 10% en los precios en las TRD, reduce su consumo aún más y enfrenta la incertidumbre de cual será la próxima ronda de medidas.
Futuras medidas pudieran hacer obligatorio el cambio del dólar a peso convertible, suprimir las cuentas bancarias y los certificados de depósito en dólares, controlar las tarjetas de crédito en dólares o cargarles el gravamen del 10%, y prohibir por completo la tenencia de dólares, empeorando aún más la paupérrima situación del país.
Referencias
1.Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Política social y reformas estructurales: Cuba a principios del siglo XXI, México DF, 2004.,
2. Cuba: Evolución económica durante 2003 y perspectivas para 2004, México D.F., 2004.