Revista Vitral No. 61 * año XI * mayo-junio de 2004


ECONOMÍA

 

LA BÚSQUEDA DEL EMPODERAMIENTO ECONÓMICO


MARÍA CARIDAD GÁLVEZ CHIÚ

Este horno para cocer pizzas, construído por un pequeño empresario, demuestra la gran capacidad creativa que tiene el cubano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El trabajo por cuenta propia en Cuba, en los últimos años ha disminuido considerablemen
te. Y aunque siempre en Cuba ha habido trabajo por cuenta propia, aquella apertura a la legalidad, que ayudó a paliar la situación en los peores años de esta crisis que vivimos y demostró cuán dispuesto estaba el pueblo cubano a emprender en su propio país, ahora parece cerrarse...
Ya el gobierno cubano había anunciado que la apertura al trabajo por cuenta propia sería una situación coyuntural, provocada por la extrema situación de la economía cubana en los años noventa y por la incapacidad del Estado cubano de asumir la satisfacción de las necesidades básicas.
Las causas de esta disminución pueden ser discutibles, pero no puede negarse que por una parte el Estado ha declarado que la economía ha crecido a un ritmo bastante aceptable, con lo que supondrá que tiene mayores posibilidades de satisfacer las necesidades que no podía resolver en los años noventa, desaparece una de las causas por las que, según el Estado, había surgido el trabajo por cuenta propia. Por otra parte, o a lo mejor como consecuencia de lo anterior, los impuestos resultan excesivos para los pequeños empresarios quienes “voluntariamente”, al no poder sostener la carga impositiva, entregan sus licencias.
Pero que entreguen sus licencias no significa que no continúen trabajando por cuenta propia. De los pequeños negocios, en su mayoría ahora ilegales, se sirven muchos ciudadanos, pues por la vía legal es casi imposible acceder a lo que se necesita diariamente y también es muy difícil ganarse el sustento sin un trabajo particular o paralelo al trabajo con el Estado por el cual percibimos un salario a todas vistas insuficiente. La economía informal ha tomado mayor auge en los últimos tiempos y a pesar de que en cualquier país la marginalidad económica juega su papel, en Cuba se ha convertido en la única economía que funciona en el país. Ante esta realidad el gobierno ha tomado distintas actitudes: o bien la tolera y se hace, como se dice, el de la vista gorda, o emprende una oleada de persecuciones, registros a domicilios y confiscación de bienes que ha resultado desproporcionada (aún en los casos de conductas ilegales éticamente inaceptables como la corrupción, la drogadicción, etc.) Todo esto ha provocado una baja real de la economía informal.
Unida a esta situación tenemos la incapacidad del sector estatal para satisfacer con un mínimo de calidad las necesidades de las personas. Esto se traduce en más dificultades para el pueblo a la hora de adquirir bienes que el Estado no puede garantizar y en menos poder de adquisición, pues la mayor parte de los ingresos de la población que no provienen de las remesas familiares son generados por los propios negocios.
¿Por qué las personas se arriesgan a ser sancionados y siguen trabajando por cuenta propia ilegalmente?
Podríamos decir que siempre hay personas que viven fuera de la ley, en cualquier sociedad, esto es por su educación, por los valores que priorizan en su vida, etc. A estas personas no les satisfará nunca lo que ganen con su sudor porque necesitan vivir de otros, sin aportar nada o perjudicando a alguien, estas personas deben ser sancionadas por la sociedad hasta que estén dispuestas a aceptar y acatar las normas de convivencia. Pero no estamos hablando sólo de estas personas cuando hablamos de trabajadores por cuenta propia ilegales. Sabemos que dentro de estos existen aquellos que estarían dispuestos a pagar un impuesto justo con tal de vivir dentro de la ley.

El coche tirado por caballos, una iniciativa del cubano para paliar las crecientes dificultades del transporte humano.


Podríamos decir también que la situación de crisis económica y la imposibilidad de que el estado pueda garantizar lo necesario para vivir, condiciona la actitud de los cubanos de hacer negocios por cuenta propia sabiendo que esto implica vivir fuera de la ley. Según esta explicación, el empeño de los cubanos por emprender se convierte en algo circunstancial.
Pero resulta que existen personas que aún con una situación económica holgada, porque su familia exiliada se la proporciona, y en cualquier circunstancia que haya vivido el pueblo cubano, realizan negocios que los colocan en riesgo de ser fuertemente sancionados por la ley. Algunos juzgan a estas personas como ambiciosos e inconformes, temerarios y provocadores. Pero estoy segura de que usted, como yo, conoce personas muy decentes, muy humanas, muy solidarias, que se encuentran en esta situación.
Todo este análisis me hace pensar que existe algo más profundo, que no es circunstancial, ni problemas de actitudes éticas, que hace que las personas emprendan y busquen elevar su nivel de vida sin tener que depender de otros. Y es que la persona humana, desde su propia naturaleza, es emprendedora, creativa, necesita volcar todo el potencial que tiene para vivir en sociedad. La persona humana nace con el poder de ser persona plena, todos podemos. Por supuesto, entonces, tarde o temprano, de una u otra manera, se rebela contra todo lo que le impida su plenitud, ya sea una persona, una institución, una ley, un gobierno. Sólo necesita tomar conciencia de lo que vale y puede. A esta toma de conciencia del poder que cada persona tiene como patrimonio personal se le ha llamado en los últimos tiempos “empoderamiento” (empowerment).

Necesidad de empoderamiento económico para el empoderamiento personal

Cuando hablamos de empoderamiento personal no nos referimos a “poderío” personal, como tampoco cuando hablamos de empoderamiento económico nos referimos a “poderío” económico. El empoderamiento es el descubrimiento por parte de la persona de su dignidad, de su papel protagónico en la sociedad en que vive, de lo que puede transformar en el mundo y en su vida, de lo que vale su humanidad; y como consecuencia de esa concienciación, el compromiso y la responsabilidad ante la vida personal y social.
En el empoderamiento personal juega un papel muy importante el empoderamiento económico, considerando que la persona tiene derecho a vivir dignamente y para eso necesita, entre otras cosas, dinero. Todo el que se oponga al empoderamiento económico, se opone al empoderamiento personal.
La persona que es libre económicamente es más dueña de sí misma y no teme tomar sus propias decisiones. La dependencia económica genera dependencia de todo tipo. Toda persona es dependiente económicamente de alguien hasta cierta edad, mientras no crecemos. El hijo no se atreve a desobedecer a su padre mientras que este lo mantenga y el padre le exige obediencia, pero no podemos ser adultos y seguir siendo niños en lo económico. Por eso toda persona debe tener la posibilidad de ganarse con su esfuerzo su vida, su sustento y el de su familia.
Esto no significa que las gratuidades no sean legítimas como modo de solucionar diferencias y redistribuir la renta o hacer la caridad. Hay personas que necesitan vivir de la solidaridad y de la asistencia social y es obligación moral que la sociedad se la proporcione. Muchas veces las gratuidades no son más que justicia. Pero normalmente a la búsqueda de la independencia económica sólo se renuncia cuando física o mentalmente es imposible para la persona. La persona puede renunciar a esa búsqueda, pero es imperdonable que, sin haberlo hecho, se vea imposibilitado de intentar ser independiente económicamente, por frenos externos, por condiciones sociales que no consideran justa la independencia económica personal.
Pueden exponerse muchas razones para no considerar justa la búsqueda de la independencia económica:

1.- Que crea desigualdad social:
La desigualdad social que se produce como consecuencia de la diferencia en los ingresos, si todos tienen las mismas oportunidades, no es injusta, lo es la desigualdad social que se produce por diferencias en los ingresos cuando la obtención de estos no depende del trabajo, del esfuerzo personal, de la responsabilidad ante la vida; cuando vemos que no son los que más trabajan los que mejor viven. La pregunta es: ¿El bloqueo a la iniciativa económica personal en Cuba ha evitado que existan desigualdades sociales o por el contrario ha promovido el surgimiento de diferencias? ¿Qué será más justo: que las diferencias dependan de los familiares que tenga una persona en el extranjero o que las diferencias sean generadas por los pequeños negocios donde los ingresos dependen del trabajo personal, familiar? El problema de la desigualdad social no se resuelve con el bloqueo a la independencia económica. Cualquier sociedad debe estimular la búsqueda de la independencia económica si quiere promover al hombre como persona plena, si quiere su desarrollo integral, si quiere la adultez de sus miembros. Y tiene la obligación ética de ofrecer igualdad de oportunidades e instrumentos y ambiente social en que realmente se puedan aprovechar.

2.- Que provoca desvío de los recursos:
Esto sucede cuando no hay otra vía para acceder a ellos. El monopolio sobre todos los recursos y el control excesivo sobre su utilización genera la búsqueda de opciones para obtenerlos sobre las que no se puede tener ningún control. Cuando sólo una parte de la sociedad quiere decidir sobre el destino de los recursos que son de toda la nación es inevitable que la nación encuentre la manera de acceder a ellos sin importarle mucho si es legal el método o no lo es. Entonces el término “desvío” de recursos es cuestionable. ¿De quién son los recursos en definitiva? De la nación. Si los recursos son desviados del uso que sólo una parte de la nación decidió darle para el uso de la otra parte de la nación que no puede decidir, no es “desvío”, es tomar el camino correcto. De todas formas, el desvío de recursos no es tampoco consecuencia de la independencia económica, es consecuencia del monopolio sobre los recursos que conlleva la imposibilidad de adquirirlos legalmente y del descontrol que provoca el exceso de control (y valga la paradoja).

3.-Que provoca concentración de los ingresos:
La falta de independencia económica personal no parece haber evitado que los ingresos y las mejores posibilidades de vida se concentren en una parte de la población y no precisamente en los que más trabajan. La legalización de los pequeños negocios conlleva el pago de impuestos (si se establecen con justicia). El pago de impuestos permite a cualquier gobierno redistribuir los ingresos. Por el contrario, la necesidad de realizar negocios informalmente, exime de la obligación de contribuir y por tanto perjudica la redistribución de ingresos. En toda sociedad, el gobierno tiene la responsabilidad de lograr que los beneficios creados lleguen a todos a través de diferentes mecanismos (impuestos, subsidios, servicios públicos gratuitos). La concentración de ingresos en manos de unos pocos más bien se beneficia con un ambiente en el que buscar la independencia económica es ilegal.

4.- Que explotan a los que emplean:
¿Qué significa explotar a los trabajadores? Pues pagar un salario insuficiente, exigir trabajar el fin de semana y en horario extra sin pagarlo, no ofrecer condiciones de trabajo humanas adecuadas. En muchos lugares del mundo esto se resuelve con regulaciones por parte de las autoridades, o no se resuelve y existe explotación de los trabajadores. Pero no todas las empresas privadas en el mundo pueden ser acusadas de abusar de sus trabajadores. Hemos escuchado a amigos de otras partes del mundo decir que están contentos con su trabajo el cual realizan para una empresa privada. Es cierto que se cometen abusos, pero no sólo en las empresas privadas. Hace poco, en Argentina a quienes querían rebajarle el salario y pagárselo según la situación del presupuesto, eran trabajadores de empresas estatales. Por tanto, tampoco la explotación o abuso con los trabajadores es consecuencia de la legalización de los negocios particulares, que a fin de cuentas, en Cuba, nunca pudieron ser legalmente una fuente de empleo.

5.- Que abusan de los clientes con sus precios:
Es cierto que a veces los productores privados se aprovechan de la escasez para establecer precios que convierten en inalcanzables para muchos los productos que venden. Pero también hemos visto con pesar que en los establecimientos estatales los precios no son muy distintos de los particulares. Y es que parece ser que los precios no son solamente abuso de los particulares sino que la situación de crisis los establece. Las leyes del mercado, si bien se pueden encauzar sus consecuencias, no se pueden ignorar: a más escasez mayores precios. No se trata de una voluntad expresa de los pequeños negocios, se trata de una situación real que el Estado también ha tenido que enfrentar con precios altos. De cualquier manera existen mecanismos económicos para regular el alza de los precios pero que sólo funcionan en una economía sana.

6.- Que genera riqueza excesiva para unos pocos:
Es cierto que la independencia económica puede crear riqueza excesiva para unos, lo que no es justo pues casi siempre el exceso es producto de actitudes poco éticas y que afectan a la persona humana. El problema está en determinar dónde empieza el exceso y hasta dónde es posible que el dinero obtenido sea producto del trabajo. En condiciones de pobreza general nos parece que tener una casa cómoda y un medio de transporte es ser un magnate. De todas maneras siempre es preferible que el exceso de posibilidades económicas sea producto de un negocio o un trabajo, que de actitudes corruptas o de abuso de poder. Pero la independencia económica no sólo puede generar riqueza excesiva (esto podría paliarse con regulaciones adecuadas), sino que también genera indiscutiblemente riqueza para todos.
Independientemente de las razones anteriores que pueden ser discutibles, existe la verdad de que la persona humana nace con el derecho de desarrollarse plenamente como tal y no hay justificación suficiente para frenar o bloquear su iniciativa económica que es una de las bases de este desarrollo.
Cuando es un gobierno quien no facilita el empoderamiento económico, el problema no es sólo económico, es un problema político, es un problema social, es un problema de desarrollo personal. Y si por demás se entorpece abiertamente, entonces el problema es irrespeto a un derecho humano: el derecho a crear, a tener iniciativas.

¿Qué hacer?

Primeramente sería bueno para Cuba que tomáramos conciencia de la diferencia entre lo ilegal y lo inmoral. Ilegal es lo que está fuera de la ley, inmoral es lo que afecta la dignidad de la persona humana, lo que hace daño a alguien, a uno mismo o a la sociedad. Moralmente no hay obligación de cumplir las leyes injustas que afecten la humanidad de la persona. Por tanto, no hay que tener cargo de conciencia por estar trabajando por cuenta propia en aquellos casos en que no sea posible ganarse la vida honestamente por otros medios.
Los pequeños empresarios por cuenta propia deben mantener la ética ante los clientes (pesar bien los productos, no vender productos en mal estado, estabilizar lo más posible los precios y establecerlos de acuerdo con el valor real del producto, etc.) que les permita mantener una buena imagen ante la sociedad. Las actitudes poco éticas en Cuba en estos momentos, afectan el prestigio, no sólo de un negocio, sino de muchos negocios de su mismo tipo.
Las autoridades cubanas deben estimular la iniciativa económica de los ciudadanos impulsando, y no frenando, el trabajo por cuenta propia. Por una parte porque es un derecho de la persona, que debe ser respetado y la sociedad tiene la obligación de crear un ambiente que permita su ejercicio. No es justo, ni ayuda al desarrollo personal, vivir de remesas familiares cuando nuestro trabajo podría proporcionarnos el sustento. Y por otra parte, porque la economía de Cuba necesita de nuevas inyecciones, de nueva vida, que no tenemos por qué esperarla de naciones extranjeras cuando podemos ofrecer, al menos, la oportunidad de que los cubanos lo intentemos con esfuerzo y libertad de iniciativa. La ayuda de naciones extranjeras no creará depedencias infantiles si la invertimos y no simplemente las gastamos. Para esto se necesita mucha responsabilidad, por supuesto, porque la libertad siempre tiene riesgos y las autoridades competentes deben, al mismo tiempo, establecer las regulaciones que permitan el ejercicio del derecho a todos los ciudadanos y no sólo a unos pocos; regulaciones que pongan límites a la libertad personal ante la libertad del otro y el bien común, sin bloquearla; regulaciones que no permitan el abuso a trabajadores y clientes.
Un país de personas empoderadas económicamente, será un país con mayores posibilidades de prosperar. No vale la pena privarnos de un derecho como la libertad de iniciativa económica por los riesgos que pueda presentar. Mucho menos cuando así no hemos evitado males que existen en cualquier otra sociedad que no se ha privado de ejercer este derecho.

 

Revista Vitral No. 61 * año XI * mayo-junio de 2004
María de la Caridad Gálvez Chiú
(Pinar del Río, 1968)
Graduada de Licenciada en Economía en la Universidad de Pinar del Río, 1994. Profesora en el IPE “Rafael Ferro”. Miembro del equipo diocesano del Centro de Formación Cívica y Religiosa y del Consejo de Redacción de la revista Vitral.