Nació nuestro Gaspar el
29 de Noviembre de l803. Su padre: Don Diego Betancourt y Aróstegui,
hombre de poca instrucción según el mismo Gaspar en carta
al Conde de Pozos Dulces. Su madre: Doña Loreto Cisneros y Betancourt,
mujer que al decir de su hijo: leía mucho y tal vez tenía
más libros que todas las demás señoras camagüeyanas
de su tiempo (...) Mi madre se la lucía, por entonces en la tertulia
de mi abuela Doña Luisa Rufina, que era una señora respetabilísima,
y en cuya casa se reunían los personajes que visitaban Puerto
Príncipe.
El Lugareño salió en 1822 hacia Filadelfia,
luego de un matrimonio con Rosalia González. Allá participó
en la tertulia de Bernabé Sánchez; compartiendo con otros
patriotas cubanos y latinoamericanos.
Al regresar a la Isla, Gaspar Betancourt Cisneros se establece de nuevo
en Camagüey. Viene saturado de ideas de progresos, libertad y civilización;
y la realidad de su pueblo es el estancamiento, la rutina y el aislamiento
en medio de la Isla, inaccesible al intercambio de productos y de culturas.
El escenario lo impresiona y decide luchar por el cambio de esa realidad.
Sus proyectos se encaminan a transformaciones en la industria, la economía
en general; lo educativo y lo social, todo se hará panorama activo
para El Lugareño. Su amplio espíritu innovador,
su generosidad y compromiso social lo llevaron a plantear la subdivisión
de la propiedad territorial. Y para el fomento de la agricultura, la
creación de escuelas, el mejoramiento de los cultivos, de nuevos
métodos para la cría de ganado vacuno y caballar. Está
claro que comprende la necesidad de las transformaciones económicas
para el mejoramiento del territorio.
Es el problema social de la comarca camagüeyana reflejo de situaciones
en su base económica, un punto vital en su afán de lucha,
comprende que la suerte de la futura sociedad está en juego y
su pluma recoge las necesidades de renovación y reorganización
de los principales componentes de la población tanto de la Isla
como de manera particular en Camagüey.
Como hombre de avanzado pensamiento es enemigo de la esclavitud y brinda
solución, aconsejando que se concentrara en el corazón
de la Isla una población homogénea.
Educación campesina
y libertad a los esclavos
Sus ideas no son solamente palabras, para que otros las realicen; él
une la predicación con su ejemplo de acción y en su hacienda
de Najasa establece colonias, da lecciones gratuitas a los campesinos
y promueve con su peculio la emigración de catalanes y canarios.
Pero, los hechos más importantes son: la libertad absoluta que
da a sus esclavos y la fundación del ferrocarril de Puerto Príncipe
a Nuevitas. Estas obras engrandecen su amplio programa de reformas intelectuales,
morales y económicas. Todas ellas parten de la problemática
social que él asumió.
Ya en 1853, presentó el primer proyecto de ferrocarril en Cuba,
aunque por dificultades económicas no fue el primero en circular,
ya que al ser inaugurado en 1846, existía el de La Habana a Güines
que vino a ser el primero en Cuba. Su preocupación por el ferrocarril
demostró su civismo y perseverancia, entendiendo que este proyecto
tenía un gran alcance social, ya que no sólo es el transporte
rápido, la comunicación como tal, es necesario tener en
cuenta el servicio a la sociedad, al convertirse en medio para el desarrollo
de las ideas y la evolución de la cultura, así lo palpó
El Lugareño. Se enfrentó a los descreídos
y lo hizo realidad para beneficio de puerto Príncipe.
Escenas Cotidianas es una obra de un profundo tratamiento social donde
El Lugareño va analizando los graves problemas sociales
que enfrenta Puerto Príncipe, y expone soluciones enmarcadas
en el momento que vivió. En algunos textos se palpa el sentir
de una burguesía ascendente (a la que él mismo perteneciera)
y que trata de modelar costumbres en expresión social, como en
el caso de las fiestas carnavalescas; en cuya crítica se mezclan
el sentido común de una mejora ética y a través
de esta misma, un toque clasista inconsciente, pero palpable; sobre
todo a la distancia del tiempo.
El tratamiento a los problemas de la mujer, en La Gaceta de Puerto Príncipe
de fecha 28 de Julio de 1838 está encabezada con estas palabras
de Holbach: Lo mismo que los príncipes, las mujeres son
aduladas... del modo común de educarlas da entender que se teme
que sean racionales y agrega:
En la ignorancia de los tiempos pasados era una especie de máxima
camagüeyana, que las mujeres no debían saber otra cosa que
cuidar una casa, hacer algunos medicamentos y guisos caseros, y remendar
un túnico. Leer y escribir eran un contrabando y hasta se suponían
siniestros fines en aprenderlo: hablar correctamente no era natural:
idiomas y aritméticas eran cosas inútiles para quienes
no habían de ser viajeros o comerciantes: historia, geografía,
o algún tramo de ciencias naturales eran mirados como puras pedanterías
en las mujeres.
Obra educativa integral
En otro sentido patrocina el plan de estudios llamado: Proyecto de Seminario
para Niñas, Ramos de Enseñanza.
Este proyecto, originalmente de José María Clairac presentaba
un modelo, que según él; podía ser así o
llevar algún cambio, entendiendo las dificultades que existían
en la época, en la sociedad camagüeyana, que se dividía
en PRIMARIOS Y SECUNDARIOS, y pretendía enseñar además
de la religión cristiana, elementos de lecturas, gramática,
aritmética, geografía y las artes del hogar, incluyendo
la música vocal, instrumental y el baile, rompiendo con los prejuicios
de la época respecto a la educación femenina. Como es
lógico no encontró eco para materializar rotundamente
este proyecto.
La escuela de Nuevitas
En 1841, fue nombrado Socio corresponsal de la Real Sociedad Económica
del País en Camagüey (recordemos que era el foco principal
de ilustración y cultura) honor que aprovechó para fundar
una escuela en Nuevitas donde los alumnos recibirían completa
enseñanza; entendía que la multiplicación de la
enseñanza era el medio más eficaz para elevar la condición
humana. En su artículo: Remitidos, a favor de la
enseñanza, muestra el desaliento de los niños por la falta
de estímulo para estudiar, la indiferencia pública y la
de los padres o tutores que no llegaban a comprender que sólo
el establecimiento de una educación correcta y comprometida prepararía
a los niños y jóvenes para la conquista de una nueva sociedad.
Su alto concepto de justicia lo lleva a rebelarse contra los premios
de estimulación a los niños, comprende que el tratamiento
de la sociedad a los discípulos no se corresponde con una pedagogía
de avanzada, incluso llega a preocuparse por las antipatías,
los celos y el falso tratamiento que según él no enaltecían
ni educaban con amor, y vuelve a recordar, reprobándolo, lo que
en su niñez su padre habló, y que refiere en su biografía:
La letra con sangre entra.
En el artículo de 1838 sobre El San Juan, califica de manera
clara como puntos flojos las manifestaciones de la cultura y la educación
de esta fiesta, la más importante de la sociedad camagüeyana,
donde critica las costumbres indecorosas; combate algunos bailes que
considera inadecuados para el estado de la cultura camagüeyana
en ese momento, y ensalza todo lo que enaltezca a la festividad heredada
de la cultura española.
En relación con la familia, se observa en El Lugareño
preocupación por la situación de las distintas clases
sociales; comprendiendo que los ricos pueden echar mano a cualquier
pobre, si es negro mejor, para que le sirva, preocupándose por
el comportamiento social de estos pequeños, y se pregunta qué
futuro les ha de esperar. También los padres de origen pobre
se cuestionaban la labor de sus hijos para buscarse el pan de cada día,
pero sólo podían aspirar a que laboraran en cualquier
tarea doméstica o taller, para que con mucha suerte se prepararan
para algún oficio y alertó a las autoridades para que
impusieran a los padres modos para cumplir con sus derechos de paternidad.
Es digno de detenernos en una cita de la sabia y antigua Grecia que
El Lugareño hace: El Gobierno debe crear y
dirigir las buenas costumbres, lo mismo que aniquilar las malas; jamás
hay una razón para que una cosa mala se perpetúe, la habilidad
del Gobierno está en las medidas de prudencia y eficacia para
destruir lo malo y fundar lo bueno.
Se observa una crítica fuerte y objetiva, más allá
de lo que podía entender el Gobierno de la Isla, lo que nos muestra
el alcance de su preocupación social.
Su pensamiento político
Departiendo con Antonio Abad Iznaga en Nueva York sobre las victorias
de Bolívar, surge la idea de viajar a su encuentro y pedirle
su cooperación en la liberación de Cuba.
El 23 de Octubre de 1823 zarpó del pueblo newyorkino la goleta
Midas con destino a La Guaira, en Venezuela. A bordo iba una comisión
integrada por Gaspar, José Antonio Miralla, José Aniceto
Iznaga y Fructuoso del Castillo, con el objetivo de encontrar a Bolívar,
a su arribo recibieron ayudas, que junto a otras gestiones en Estados
Unidos encaminaron sus propósitos. En tierra venezolana los apoyaría
jubilosamente el camagüeyano Francisco Javier Yánez, en
aquel momento Presidente de la Corte Suprema de la entonces Colombia.
Luego de muchísimas dificultades, un miembro de la Comisión
logró en Lima entrevistarse con Bolívar, quien le testimonia
su deseo de liberar todas las Antillas. Mas, la posterior posición
norteamericana respecto a Cuba expuesta por ellos en el Congreso celebrado
en Panamá el 22 de Junio de 1826, dio al traste con los impulsos
liberadores de este plan.
Este y otros hechos en torno, quitaron fuerza a los impulsos conspirativos
dentro y fuera de la Isla.
Gaspar regresa a Camagüey en el año 1834, bajo la atenta
vigilancia española comienza a desplegar todo su empeño
patriota en labores civilistas y de promoción social. En 1846
vuelve a los Estados Unidos, pero su ideal político respecto
a los caminos para alcanzar la libertad de Cuba tiene variaciones. Las
luchas entre los hasta hace poco hermanos de armas de los pueblos suramericanos
origina modificaciones en cuanto a sus valoraciones.
No obstante él, que se consideraba progresista, como
lo expone en una de sus Escenas Cotidianas, específicamente en
la Núm. 15, escrita en 1838, trabajó fuerte por la anexión
de Cuba a los Estados Unidos, que a su decir es un cálculo
y no un sentimiento; mediante el que pensaba lograr un cruzamiento
racial que fortaleciera el elemento blanco de la población en
Cuba. Sin embargo, es un hombre que libertaría a sus esclavos.
Varias gestiones anexionistas son emprendidas por cubanos; entre otras
es fundada la Junta Cubana en New York, compuesta por Gaspar,
Miguel Teurbe Tolón y Cristóbal Madan. También
se formó una denominada Comisión Patriótica,
que hizo gestiones anexionistas con el Presidente norteamericano de
turno: James Polk, mientras el Club de La Habana negociaba
con el general Williams Jenkins Worth para lograr su invasión
a Cuba al frente de 5.000 hombres, pero no se pudo llevar a hechos.
En el 1848, junto a otros cubanos funda Gaspar el periódico La
Verdad, para divulgar sus ideas anexionistas. Publicación
que circuló hasta 1853 y que fue introducida clandestinamente
en Cuba.
Antípodas en las ideas, su siempre calurosa amistad con José
Antonio Saco nos testimonia en sus intercambios epistolares las posiciones
y conceptos que manejaron ambos. Saco fue partidario del abolicionismo
total, y de golpe; no gradual como propugnaba Gaspar.
Saco propugnaba la emancipación total de España, sin el
cálculo anexionista de Gaspar, pero tampoco lograba los medios
para ello.
En carta enviada desde París el 19 de Marzo de 1848 a su amigo
Narizotas (como tildaba a Saco El Lugareño)
Saco le dice que la nacionalidad es la inmortalidad de los pueblos
y el origen más puro del patriotismo, y que en caso de
anexión seríamos absorbidos por los Estados Unidos sin
poder salir luego de ellos, entre otras reflexiones.
Desde New York, Gaspar le responde el 30 de Agosto de 1848 dirigiéndole
una carta con el amigable encabezamiento de Saquete mío,
en la cual le protesta las semillas étnicas de nuestra nacionalidad
y clama por el cruzamiento racial con europeos, incluso árabes
y de otras geografías, para contrarrestar el peso de los que
cantan y ríen al son de las cadenas, a decir suyo.
En otra carta de 19 de Octubre de 1848 le expone:la anexión,
Saco mío, no es un sentimiento, es un cálculo (...).
Todos los fracasos de la idea anexionista y la superación constante
de este concepto como estrategia libertaria entre los luchadores cubanos,
llevan a Gaspar a exclamar en un discurso en New Orleans en el año
1854: La independencia nacional de Cuba es el primer artículo
de nuestro programa revolucionario (...) y dice más: El
Gobierno español en Cuba es el ladrón que roba y despoja
a Cuba de todo cuanto tiene; pero el Gobierno de Estados Unidos el que
la viola y deshonra. (...) a nombre del pueblo cubano, en el seno de
esta Asamblea y en presencia de Dios, quiero dejar consignada nuestra
solemne protesta contra el raptor y violador de Cuba.
Al ser decretada una amnistía por el gobierno español
regresa El Lugareño a su Camagüey en 1861. Llegaba
con el dolor de haber perdido no hacía mucho a dos de sus tres
hijos. Sin embargo, al año siguiente ya promueve la compra de
un vapor que transportara ganado de Camagüey a La Habana, lo cual
redundará en mejores condiciones competitivas para los ganaderos
de la zona. Otras iniciativas lo ocuparon hasta el año 1866 cuando
muere en La Habana.
Para una valoración
final
Constante siempre contra el domino español, no contra su pueblo;
como dijera en una de sus cartas a Saco, así como en sus iniciativas
de promoción social en la economía, la educación,
el adelantamiento de la mujer, los niños y los más pobres.
Preocupado por la injusticia de la esclavitud, El Lugareño
fue un cubano de positivo accionar social. A pesar de su estrategia
equívoca en su ideal político libertario, con la anexión
como cálculo; nunca como sentimiento, como también expresara
en su epistolario a Saco.
La dialéctica de los hechos y la sinceridad de motivaciones lo
llevan a aceptar el independentismo como recurso político en
sus últimos años. El desengaño del propósito
real del gobierno norteamericano fue esencial en esta toma de posición.
Otras generaciones sembrarían sobre lo que él abonó
hacia la independencia.
Si bien no tuvo la visión de otros en su tiempo, su vida estuvo
bien lejos de cualquier mezquindad material o de cualquier otro interés
de índole personal. Su ruta vital es un ejemplo de accionar desinteresado
y bien comprometido por la tierra que lo viera nacer: Cuba y su Camagüey.
Pero es mejor que sea su propio verbo el que testimonie su posición
motivacional, expuesta en una de sus Escenas Cotidianas :
No vacilemos, veteranos del siglo: la lucha entre progresistas
y retrógrados camagüeyanos no puede ser dudosa. Los mártires
del progreso renovarán la gloria de los mártires del cristianismo
y su triunfo. Los progresistas queremos fundar escuelas y talleres en
los puestos que hoy ocupan los retrógrados con billares y tabernas.
Aquellos ilustran y enriquecen, estos estupidizan y empobrecen.
¿Por cuáles se decidiría el pueblo?
Fuentes bibliográficas
Escenas Cotidianas ...Gaspar Betancourt Cisneros
El Lugareño....Conferencia de Domingo Besteiro
Cultura: Fondo de Historia... Centro Nicolás Guillén
Letras de Prto. Príncipe. Estudios del Siglo XIX...Dr. Luis Álvarez.