Revista Vitral No. 56 * año X * julio-agosto 2003


ÚLTIMA HORA

 

BIOGRAFÍA DE CELIA CRUZ

Celia Cruz.
Foto: www.celiacruz.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La voz, carisma y talento de Celia Cruz han dado lugar a una de las trayectorias más impresionantes de todo el mundo de la música. Enumerar sus logros llenaría un libro. Sus más de 70 álbumes han generado una cosecha interminable de discos de platino y oro, y ella recibió más de un centenar de premiaciones de prestigiosas instituciones alrededor del mundo. Ganó en 1989 el primero de sus cinco Premios Grammy, y también recibió dos veces el Premio Grammy Latino. Celia Cruz obtuvo tres doctorados Honoris Causa de Yale, Florida International University y la Universidad de Miami. Además, participó en 10 películas, siendo The Mambo Kings y The Pérez Family las más recientes.
A la edad de 14 años Celia Cruz ya estaba cantando en concursos de aficionados en su ciudad natal de La Habana, Cuba. Estudió teoría musical, piano y voz en el Conservatorio Nacional de Música.
En 1950 comenzó a cantar con el conjunto La Sonora Matancera, agrupación con la cual protagonizó algunos de los capítulos más gloriosos de la música afrocubana, grabando una cantidad de temas legendarios como «Yembe Laroco,» «Yerbero Moderno,» «Burundanga,» y «Caramelo.» Al final de los años 50 la Sonora Matancera era la orquesta más popular de toda Cuba. La dimensión de esta alianza rebasó las costas y fronteras de su isla natal, y exportó su talento al mundo. Como integrante del grupo, Celia conoció a Pedro Knight, uno de los dos trompetistas de la agrupación. Esta relación culmina en matrimonio y una unión de 42 años.
El 15 de julio de 1960 dejó Cuba. Al llegar a los Estados Unidos, de nuevo siguió haciendo historia. En esta década grabó varios álbumes con el maestro Tito Puente y juntos despertaron el interés del público anglo y europeo por la música latina, fenómeno que en los años 70 llegó a conocerse como el «boom» de la salsa. Colaboró también con otros maestros latinos, incluyendo a Johnny Pacheco (con quien grabó clásicos como «Quimbara,» «Cúcala,» y «Bemba Colorá»), Willie Colón, Pete «Conde» Rodríguez y la Fania All Stars.
No se sabe cuándo comenzó a llamársele «La Reina de la Salsa», pero supo llevar con suma clase y distinción ese título. Celia grabó con los más altos dignatarios de la música: Dionne Warwick, Patti Labelle, David Byrne, Gloria Estefan, Wyclef Jean. Como su talento siempre envolvió a gente de todas las generaciones y gustos, también cantó junto a grupos de rock, como Los Fabulosos Cadillacs y Jarabe de Palo.
Su nombre lo llevan algunas de las calles más visitadas del mundo. En 1987 la meca del cine, Hollywood, le dio su estrella en el Paseo de la Fama de esa ciudad. Tres años más tarde la Calle Ocho de Miami se nombró «Celia Cruz Way» y, en 1991, esa ciudad también le dio su estrella, honor que también le confirieron otros paseos dedicados a luminarias, en San José (Costa Rica), y en Ciudad México.
Entre sus muchas distinciones en los años 90, recibió el Premio «Éxito de Vida» de la Institución Smithsonian; la «Medalla Presidencial en las Artes» de la República de Colombia; el Premio «Éxito de Vida» de los prestigiosos Hispanic Heritage Awards; y la Ciudad de San Francisco declaró el 25 de octubre de 1997, el «Día de Celia Cruz» en San Francisco. Pero sin lugar a dudas uno de los momentos más emotivos de su vida, fue cuando en 1994 recibió de manos del Presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, el «National Medal of Arts», el más alto honor que este país concede a las artes, en una ceremonia en la Casa Blanca en Washington, D.C.
En el recién estrenado milenio, la guarachera más feliz del mundo siguió recibiendo homenajes y honores. En el 2000 la revista Billboard, la publicación más importante de la industria musical, le rindió un tributo especial por sus 50 años de carrera. En ese año también ganó el primer Grammy Latino para el mejor álbum de música tropical. En el 2001 se le nominó nuevamente a otro Grammy Latino, e ingresó en el Paseo de la Fama del Jackie Gleason Theater of The Performing Arts de Miami Beach. Su personalidad accesible fue siempre un imán que incluso atrajo a públicos de otros idiomas, algo que quedó más que confirmado cuando cantó «Guantanamera» junto a Luciano Pavarotti en el tradicional programa benéfico que anualmente celebra el ilustre tenor en Italia, y en el memorable concierto VH1 Divas Live: The One and Only Aretha Franklin.
Celia Cruz se dedicó a ayudar a los demás, y en el verano del año 2002 su compañero de toda una vida Pedro Knight y su manager Omer Pardillo realizaron uno de los sueños más preciados de la intérprete al crear «La Fundación Celia Cruz.» El propósito de dicha Fundación es proveer de ayuda financiera a estudiantes de bajos recursos que deseen estudiar música y asistir financieramente a víctimas del cáncer. Precisamente en el mes de marzo del 2003, la cadena Telemundo rindió un homenaje por todo lo alto con el título Celia Cruz: ¡Azúcar!, contando con la participación de grandes estrellas de la música latina y norteamericana. Los fondos recaudados de dicho especial televisivo fueron donados a «La Fundación Celia Cruz» en el mes de junio de este año.
A pesar de todo su talento y todos los premios que recibió, Celia Cruz poseía una sencillez increíble y una alegría contagiosa. Estas son las características con las que escribió uno de los capítulos más importantes de la historia musical afrocubana y del mundo. Baste mencionar el nombre de Celia, para que el espíritu de la gente se llene de alegría y los primeros ritmos musicales se asomen a sus corazones. Es que ella fue, sinónimo de este género musical y la mejor embajadora de la cultura hispana en el mundo.

 

Revista Vitral No. 56 * año X * julio-agosto 2003