Revista Vitral No. 55 * año X* mayo-junio 2003


ECOS

 

PODER PARA SERVIR: LA SOBERANÍA DESDE ABAJO

Crónica de la Tercera Edición de la Escuela de Animadores del CFCR,
celebrada los días 23, 24 y 25 de mayo de 2003



SERGIO LÁZARO CABARROY

Padre Raúl invitado para animar la III Escuela de Animadores. Detrás, detalle de «El milagro inconcluso del pan y los peces», obra de Pedro Pablo Oliva.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cristina Muñoz animando el taller. «Huellas del empoderamiento».

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El que puede, puede, como decía mi abuelo, «poder pa’ chivar a los infelices”. Así sentenciaba Juan Quinquín, el de Pueblo Mocho, personaje que se hizo popular en unas aventuras de televisión hace algún tiempo, basadas en la novela de Samuel Feijoo, gran cuentero y criollísimo crítico de nuestra realidad, quien, sin dudas, tenía del poder la imagen tergiversada que daban algunos políticos y adinerados de su tiempo, y que hoy tiene gran vigencia. En efecto, quien sólo ha experimentado el poder como fuerza omnipotente, omnipresente y casi incuestionable, venida de afuera y de arriba, ante la que el ciudadano queda como la pieza casi imperceptible de una gran maquinaria, difícilmente pueda pensar distinto a Juan Quinquín. Sin embargo la visión cristiana del poder, proveniente del testimonio de Jesucristo, es diametralmente opuesta. El poder es capacidad que brota del ejercicio de la libertad y la responsabilidad, y que tiene como fin único el servicio. Servicio a los demás y a sí mismo, esfuerzo de socialización y humanización. Cada persona debe ejercer su propia cuota de poder, es decir, desarrollar sus capacidades, ser más y hacer comunidad, para servir a la sociedad.
Con este espíritu Cristina Muñoz y el P. Raúl Lugo animaron la Tercera Edición de la Escuela de Animadores del CFCR, que trató específicamente del Empowerment (Empoderamiento en una traducción literal no aceptada aún por la Academia de la Lengua), el nombre que se les da a los procesos de promoción de la persona y las organizaciones sociales, que incluye la participación plena, y el desarrollo de las capacidades de los protagonistas, buscando mayores cuotas de desarrollo personal y social. Se trata de desarrollar la capacidad de tomar las riendas de la propia vida y de las propias decisiones, descubriendo las propias potencialidades y ejercitando la toma de decisiones frente a otras personas. El empoderamiento es una manera de entender la transformación social “desde abajo”, con los instrumentos de la paz y la participación, potenciando y dando sentido a las estructuras democráticas. Es una manera de obtener y ejercer el poder, sin quitárselo a los demás, sino más bien respetándolo, cultivando relaciones de articulación entre personas y grupos sociales que conviven en pluralismo, superando los modelos antagonistas y piramidales de las relaciones sociales.
El encuentro comenzó a las 5 de la tarde del viernes con la bienvenida a los participantes que venían de varias parroquias de la Diócesis. A las 8:30 de la noche comenzó la acostumbrada sesión abierta con la conferencia “La soberanía desde abajo: ser más y crear comunidad para servir a la sociedad”, dictada por el P. Raúl Lugo, en la que desarrolló tres elementos siempre presentes en la tradición bíblica y eclesial: la necesidad de “ser más” en el sentido de responder a la enorme vocación que conlleva la dignidad humana y cristiana; la necesidad de crear comunidad como esfuerzo conjunto de humanización y sello de nuestro peculiar testimonio cristiano; y la necesidad de hacernos servidores de los demás, entendiendo que la vocación cristiana está abocada a la transformación del mundo. Tras la conferencia, varios participantes hicieron preguntas muy interesantes al ponente, cuyas respuestas enriquecieron sus aportes.
Tras la oración de la mañana, el sábado comenzó con las palabras de bienvenida del Sr. Obispo, a lo que siguió la presentación de los objetivos y el horario del encuentro. Luego el P. Raúl desarrollo el taller “El empoderamiento y sus significados” en el que abordó las diferentes visiones y estilos de ejercicio del poder: desde “el poder sobre” que mide su eficacia por la capacidad de hacer actuar a los demás en contra de su voluntad, hasta el “poder para”, que mide su eficacia por la capacidad de conseguir que cada cual haga aquello de lo que es capaz, según la propuesta de Jesucristo: “el que quiera poder, que se haga servidor de los demás.” Luego de la exposición siguió un trabajo en equipos y un intercambio muy rico entre los participantes y el animador. En la segunda parte de la mañana, continuó el taller con la temática del empoderamiento como proceso educativo, aplicación muy apropiada para un Centro que se dedica precisamente a desarrollar procesos educativos de promoción personal y de la sociedad civil. Un proceso educativo que pretenda empoderar debe entenderse como un acompañamiento de personas que son protagonistas de una experiencia, en la que el líder también se capacita (empodera), a partir del aporte de todos. Estos procesos son lentos y sus frutos se ven sólo a largo plazo, pero los primeros signos de su eficacia deben verse inmediatamente, si realmente van por buen camino.
La jornada de la tarde del sábado se dedicó al Taller: “¿Cómo se puede animar un encuentro semanal de un Ciclo del Centro de Formación Cívica?” animado por Karina Gálvez, Virgilio Toledo y Rafael Capote. Aquí se expuso lo esencial de la experiencia de 10 años de preparación de encuentros en los que se pretende crear auténticos espacios de diálogo pluralista y tolerante, que sirvan de entrenamiento para la práctica democrática y de fuente de conocimiento sobre la persona y la sociedad. El intercambio fue muy rico, tocándose la mayoría de los problemas prácticos, y de las situaciones que pueden presentarse, así como el espíritu que debe animar estos encuentros. Tan rico fue el intercambio que participantes y animadores cambiaron la dinámica para potenciar el mismo, aunque luego en la evaluación, el incumplimiento del horario fue señalado como negativo.
La noche fue recreativa, animada por Servando Blanco y su guitarra, seguido por un intercambio de juegos y chistes en el que participaron todos.
En la mañana del domingo, se desarrolló primeramente el taller: «Huellas del empoderamiento», animado por Cristina, en el que se propuso un “diccionario” de capacidades y actitudes (articulación social, diálogo y concertación de trabajo con otras instancias y referentes ajenos, equidad participativa, etc.) que permiten ir midiendo los pasos en el camino del empoderamiento, que luego se complementó con una reflexión de grupos que evaluó el camino del Centro Cívico a la luz de estos criterios, y permitió vislumbrar algunas perspectivas futuras.
En la segunda parte de la mañana comenzó el intercambio de experiencias que fue interrumpido por la misa y el almuerzo al mediodía, y se extendió después hasta las 4 de la tarde. El intercambio comenzó con la presentación del disco compacto: “Aprenda Computación usted solo”, el cuarto producido por Vitral multimedia, que constituye la primera versión interactiva de los cursos que el Grupo de Computación del Centro animan en su aula desde hace 5 años. Siguió la presentación del curso “Educación en Valores” elaborado por la Madre Ana María García, Escolapia, y la comunidad de Guanajay, que luego fue aceptado por los animadores para conformar del Ciclo 25 del Centro, que complementa al ciclo de Ética ya existente, y que vine como anillo al dedo para la formación de jóvenes y adolescentes, en especial de las pequeñas comunidades del campo, sobre todo por su estilo pedagógico muy didáctico y sencillo, que utiliza dibujos y dinámicas muy afines a los destinatarios más necesitados de esta educación.
Un momento muy especial, al terminar la eucaristía, al mediodía, fue el encuentro con el P. José Conrado Rodríguez Alegre, ilustre sacerdote santiaguero, que se encontraba de visita en Pinar del Río. Al pedírsele unas palabras para los participantes, el Padre, hombre de profundo compromiso en cuestiones sociales, recordó lo crucial de esta hora en la historia de nuestra Patria, en la que los laicos tenemos la grave tarea de ser animadores de los diferentes ambientes.
El resto del intercambio consistió en una evaluación de lo que ha sucedió en los últimos meses en cuanto al trabajo del Centro en las parroquias y grupos. Fue un intercambio muy crítico y al mismo tiempo fraterno, en el que se hizo relucir la verdad y aparecieron múltiples alternativas para seguir adelante.
Luego de la evaluación del encuentro, igualmente crítica y constructiva, los participantes y nuestros ilustres invitados se marcharon. Quiera Dios que la jornada haya servido a todos para realizar uno de los retos que tiene delante la Iglesia junto con el resto de la sociedad civil cubana, que consiste en contribuir a que cada ciudadano y los diferentes grupos de la sociedad reconozcan y ejerzan la soberanía que les es propia, articulándola con la del resto de la sociedad, para conducir a Cuba por el camino de la paz y el progreso, en esta hora crítica de transición.

 

 

Revista Vitral No. 55 * año X* mayo-junio de 2003
Sergio Lázaro Cabarroy
(San Diego de Los Baños, 1971)
Graduado de Ingeniería en Telecomunicaciones (ISPJAE, 1994). Animador del CFCR y Responsable del Grupo de Computación. Actualmente trabaja como técnico de diseño y reparación de equipos electrónicos en la Universidad de Pinar del Río.