1. Una necesaria
introducción
Agradezco a los amigos pinareños la invitación para compartir
con ustedes algunas observaciones en torno al tema que me han pedido:
La Iglesia en Cuba: Del ENEC a la visita del Papa. Retos y perspectivas.
Entre los dos extremos del espectro están El amor todo
lo espera y el Encuentro Conmemorativo (ECO)... Hay
mucha tela para cortar y un sastre poco calificado...
Debo confesarles que acepté la invitación porque a esta
Iglesia Diocesana no se le pueden escatimar solicitudes y, además,
porque para mí es de mucho agrado y enriquecimiento venir por
aquí de vez en cuando. Y ya que de confesiones se trata, abiertamente
les digo que estas temáticas me desbordan por completo. No me
considero capacitado para hablar de cuestiones tan serias, complejas
y trascendentes. Con lo que acabo de decir ya estoy aventurando un juicio
de valor que sustento en la opinión autorizada de Mons. Carlos
Manuel de Céspedes, mi querido profesor y amigo, quien, con su
inconfundible estilo culto, elegante y preciso, en su para algunas personas
sorpresiva ponencia titulada Promoción humana,
realidad cubana y perspectivas, presentada en la Segunda Semana
Social Católica, en La Habana durante los días 17 al 20
de noviembre de 1994, afirma:
... el ENEC ha sido el acontecimiento reflexivo más
importante de la Iglesia en Cuba, en sus cinco siglos de peregrinación
meándrica y que el Documento Final que salió de él,
sin constituir un quinto Evangelio canónico ni un nuevo Apocalipsis,
es un texto del que todavía no hemos extraído existencialmente
todas sus nutricias enjundias.
Otra opinión sabia y conocedora de nuestra realidad es la del
habanero P. Manuel Maza, s.j., historiador, amigo y compañero
quien, en su ensayo Iglesia Cubana: Cinco siglos de desafíos
y respuestas (Revista Estudios Sociales, Santo Domingo, Vol. 27,
No. 99, Enero-Marzo de 1995, 65-112), afirma lo siguiente:
Parece que los católicos cubanos no se enteraron de que
tendían a desaparecer, porque los días 17
al 23 de febrero de 1986 celebraron una de las reuniones más
significativas de toda su historia. El Cardenal Pironio, Presidente
del Consejo Pontificio para los Laicos, presidió el Encuentro.
En su Documento Final el ENEC reconoció sin complejos varios
logros de la revolución, sin omitir los derechos que han quedado
preteridos: el derecho a la libertad religiosa y otras libertades civiles.
Tropezamos, amigos, con una dificultad adicional. Según los datos
-todavía no oficiales- que aporta la Encuesta realizada
en nuestra Iglesia de Cuba en diversas etapas a partir del año
2000, y coordinada por el P. Jorge Cela, s.j., el 49% de las personas
que conforman nuestras actuales comunidades cristianas lleva menos de
10 años en la Iglesia, y de ese % una buena parte ha retornado
a ella después de años de ausencia... Como ustedes podrán
apreciar y teniendo en cuenta los indicativos de la Encuesta,
podemos presuponer que muchos de los aquí presentes no vivieron
el ENEC ni el largo, maduro, enriquecedor y profundo proceso preparatorio
( de 1979 a 1985), que conocemos con el nombre de Reflexión
Eclesial Cubana (REC), proceso que instauró el diálogo
como un elemento fundamental de nuestro ser y quehacer eclesiales y
que, sin proponérselo, coincidió con el inicio de los
grandes cambios que ocurrirían en el bloque socialista
al cabo de unos pocos años. Digo que es una dificultad adicional
porque la historia es una de las dimensiones de lo humano; es esa historia
la que nos permite descubrir y vivenciar el sentido de pertenencia y
de enraizamiento, sobre todo cuando la experiencia de esos descubrimientos
y vivencias es reflexionada y orada. Vuelvo a referirme a la ponencia
del P. Carlos en la Semana Social para suscribirme a su criterio y enfatizar
que quien desee proyectarse hacia el futuro, debe saber en dónde
está y, para lograrlo, no debería dejar de mirar hacia
atrás: de dónde viene, cuál ha sido el sendero
que lo ha conducido a la coordenada en la que se encuentra y prever,
entonces, cómo la flecha puede ir alcanzando las metas progresivas.
Así, pues, acometo la osadía de aventurarme en la intrincada
selva del tema propuesto con la esperanza de no incurrir en desatinos
olímpicos ni en dislates de campeonato.
2. Contextos diversos
Es un lugar común hablar de la rapidez de los cambios en los
días que corren. Muchos antropólogos y sociólogos
sostienen que las transformaciones que en nuestros días ocurren
cada cinco años, ocurrían cada cincuenta en la primera
mitad del siglo pasado. Y esos cambios son universales, globales. Por
más aislado que viva un grupo humano, de una forma u otra el
cambio le afecta. En este mundo posmoderno, muy distante de los militantes
y heroicos 70 del pasado siglo, ya no se dice que vivimos una
época de cambios, sino un cambio de época. Así
las cosas, no es preciso ser un especialista para constatar las diferencias
contextuales entre fechas como 1986 (ENEC), 1993 (El amor todo
lo espera), 1996 (ECO) y 1998 (Visita del Santo Padre).
Sin pretender el establecimiento de vínculos causales deterministas
ni mucho menos, indudablemente que cada uno de los cuatro eventos señalados
anteriormente tiene su historia y, de alguna manera, reflejan
el contexto que los vio nacer; es decir, en alguna medida son respuestas
al momento histórico donde surgieron y, como rezan
los versos de nuestro Martí: cada acción es culpa
que como aro servil se lleva luego cerrado al cuello, o premio generoso
que del futuro mal próvido libra. Intentemos acercarnos
a cada uno de esos momentos históricos y, bajo esa
luz, preguntémonos si nuestras respuestas han sido aro servil
o premio generoso. Como soy hombre de fe y creo firmemente que Dios
hace que todas las cosas concurran al bien de quienes lo aman
(Rom. 8,28), incluso hasta el pecado, como afirmaba S. Agustín,
estoy seguro, con la seguridad que aporta la fe, del premio generoso
que del futuro mal próvido libra. Procuraré resumir algunos
de los rasgos más destacables de dichos contextos.
2.1 Contexto del ENEC
-Cuba pertenece al llamado bloque socialista y se beneficia
del C.A.M.E.
-El mundo vive el clima de la guerra fría y nosotros
estamos inmersos en la política de bloques.
-Hay una aparente prosperidad económica en los países
de socialismo real. De esa prosperidad disfruta Cuba. Los subsidios
soviéticos han permitido a la población una calidad de
vida que, sin ser opulenta, es discretamente satisfactoria.
-En el ámbito eclesial se percibe un cierto clima de distensión
ideológica por parte de las instancias oficiales, distensión
motivada por algunas rectificaciones que parecían definitivas
-y en proceso de incremento- sobre todo en relación con la dimensión
religiosa de la cultura. Este clima fue propiciado, a mi entender, por
las reflexiones y acuerdos del II Congreso del P.C.C. celebrado en 1980
así como por la creación, el 31 de enero de 1985, de la
Oficina de Asuntos Religiosos, presidida por el ya fallecido Dr. Carneado.
-Hubo gestos que reflejaron la referida distensión como la invitación
personal del Dr. Fidel Castro al Arzobispo de La Habana y al Secretario
de la Conferencia Episcopal para que asistieran al Encuentro de la Deuda
Externa que se celebró del 30 de julio al 3 de agosto de 1985.
También ese fue el año del libro Fidel y la Religión
del brasileño Frei Betto, o.p., publicado por el Consejo de Estado.
-En 1986 se celebró el III Congreso del P.C.C. durante el cual
el Dr. Fidel Castro reconoció los esfuerzos de la Teología
de la Liberación por parecerles sinceros y solidarios con los
pobres.
-En muchos y amplios sectores de la población cubana se tiene
la impresión de que el sistema socialista es algo que ha
venido para quedarse, algo definitivo.
Es en este ambiente donde se desarrolla el ENEC, evento que, como he
apuntado, resulta el intento más serio de fundamentar la acción
evangelizadora de la Iglesia en Cuba desde una reflexión teológica
del patio, no importada y, por lo mismo, fuertemente contextuada.
Una reflexión teológica que, sin renunciar a lo dogmático,
buscaba orientar la pastoral para un largo e indefinido período
de tiempo. Esta puesta al día de la Iglesia en Cuba,
este Pueblita criollo como lo bautizó Mons.
Fernando Azcárate, s.j., y muchos le llamamos-, era algo necesario
ya que nuestra situación social, económica, política
y religiosa era y es bastante distinta de la vivida en los demás
pueblos de Latinoamérica. La Iglesia, debido a su misión,
es un organismo vivo y, como decía Federico Ozanam, el intelectual
francés de los tiempos del P. Lacordaire, para predicar
a Jesucristo hay que tener en una mano la Biblia y en la otra el periódico...
En otras palabras, la temporalidad es condición exigitiva de
la economía de la Encarnación. Es desde este contexto,
pues, desde donde podemos aproximarnos, con mirada crítica, al
ENEC.
2.2 Contexto de El amor todo lo espera
Según la opinión del P. Manuel Maza, s.j., este es ...
el documento más importante en cinco siglos de historia eclesial.
Todas sus ediciones se agotan. Realizando su misión de pastores,
los obispos se dirigen a todos los cubanos para darles algunas pautas
a la hora de enfrentar la gravísima situación presente...
ésta es la ocasión en la que los obispos más
claramente se han colocado junto al pueblo cubano en plena solidaridad.1
Como podemos observar, el juicio valorativo de este historiador es contundente.
Veamos el contexto de esta carta del episcopado cubano.
-El último trimestre de 1989 sorprendió al mundo entero:
caía el Muro de Berlín y con él se desplomaba el
bloque socialista de Europa del Este. En lo que se dio en llamar el
efecto dominó, se derrumbaban sin violencia, salvo
el caso de Rumania- los gobiernos prosoviéticos de Hungría,
Checoslovaquia, Bulgaria, Polonia, etc. y Alemania se reunificaba. Algunos
analistas más informados ya preveían un cambio en estos
países por razones de base económica, pero no creo que
ningún gurú vaticinara los eventos que ocurrieron
ni el modo como ocurrieron..
-En el año 1991, y tras las inevitables reformas impulsadas por
M. Gorvachov (la perestroika y el glasnot), desaparece la U.R.S.S.:
el imperio paneslavista soviético deja de existir dando lugar
a las naciones independientes (y, en algunos casos, de culturas muy
diversas a la rusa) que, otrora, habían conformado un vastísimo
territorio cuyo gobierno se centralizaba en Moscú. La guerra
fría ha terminado.
-Desde el punto de vista económico ha triunfado el neoliberalismo
y se va a imponer la globalización que, en su vertiente cultural,
será irónicamente llamada macdonalización
de la cultura. Lo dicho significa el fin del modelo económico
centralizado típico de los países de socialismo real.
-Al desaparecer el bloque socialista surge la llamada crisis
de las utopías con la consiguiente pérdida de credibilidad
de las izquierdas (no me agrada esa denominación)
y el desconcierto de los partidos políticos inspirados, de una
u otra forma, en el socialismo más o menos cercano al marxismo.
-En la década de los 80 Cuba realizaba el 86% de su comercio
con el C.A.M.E.; en 1990 todo ha cambiado bruscamente: los dólares
se buscan en el turismo y se abren las puertas a los inversionistas
y negociantes extranjeros. De manera acelerada aparecen las diferencias
entre los nacionales que tienen dólares (fulas) y
los que no los tienen.
-Comenzó el llamado Período Especial, una
manera de nombrar la situación de carestía y extrema austeridad
que, si bien no con los rigores de los 90, sigue presente en nuestros
días. El corolario inmediato no se hizo esperar: deterioro de
la calidad de vida de la población.
-La desaparición del C.A.M.E. y la inevitable salida al mercado
internacional a vender comprar y competir provoca el estancamiento y
retroceso acelerado de la industria, el transporte y la agricultura
(por carencia de insumos, piezas de repuesto y desfase tecnológico
respecto a los nuevos socios y/o competidores comerciales). A partir
de entonces sí que empiezan a sentirse los efectos del embargo
o bloqueo económico impuesto por los E.U.A. No pocas personas
consideraron que el Período Especial fue el tiempo
cuando vivimos subsidiados por la U.R.S.S. y que la nueva etapa era
el Período Real.
-En 1992 es modificada la Constitución vigente desde 1976 a fin
de acomodarla a los nuevos tiempos donde el bloque socialista y el ateísmo
de Estado no existen. En el mismo sentido de aconfesionalidad estatal
ya había sido autorizada la participación de los creyentes
en el P.C.C.
-En julio de 1993 se despenaliza el dólar, medida necesaria para
paliar la situación tan dura que se estaba viviendo, y con ello
se aumenta la brecha entre los fulanos y los menganos
según se tuviera acceso al dólar (fula) o
no. Estimados no oficiales consideran que las remesas procedentes
de los cubanos de la diáspora constituyen el primer renglón
de ingreso de divisas al país.
-En el mes de enero de 1993 nace el Centro de Formación
Cívica y Religiosa (C.F.C.R.) de Pinar del Río,
embrión inicial de una instancia necesaria para la Iglesia y
que será propuesta y modelo para otras diócesis del país.
Es importante señalar, además, que en la década
del 90 comienzan a aparecer diversas publicaciones católicas
Vitral entre ellas, nacida en 1993- que contribuyen
a llenar el vacío inmenso en este importante sector apostólico
cubierto hasta entonces por la hojita Vida Cristiana.
-En 1994 se produce la crisis de los balseros. Se estima
que llegaron a las costas de E.U.A. unas 30,000 personas. ¿Cuántos
perecieron en las aguas del Estrecho de la Florida?... Probablemente
esa pregunta nunca pueda ser respondida.
Este fue el contexto de El amor todo lo espera, un contexto
sensiblemente diferente al del ENEC (¡ha ocurrido un cambio mundial!)
y, en el ámbito eclesiástico siempre desde mi limitado
horizonte de comprensión-, una floración de aquel. La
prensa oficial desató una virulenta campaña contra la
Jerarquía en los días sucesivos a la publicación
de este Mensaje.
2.3 El contexto del ECO
A juzgar por los resultados impresos y publicados, el ECO tiene un
bajo perfil en comparación con el ENEC y con El
amor todo lo espera. Lo dicho no significa que carezca de importancia.
Quizá un elemento muy interesante de este ECO fue la presencia
en él de delegados de CRECED (Comunidades de Reflexión
Eclesial Cubana en la Diáspora) y la formulación de tres
prioridades (la promoción humana, la formación
integral y las comunidades vivas y dinámicas) que van a constituir
los pilares del actual Plan Global de Pastoral. De igual
manera considero muy importante el discurso que Mons. José Siro,
el pastor de esta diócesis, pronunció en el Seminario
San Carlos y San Ambrosio, discurso en el que, hilvanando
textos e ideas maestras del P. Varela, traza derroteros para la misión
evangelizadora de la Iglesia en Cuba. Acerquémonos al contexto
del ECO.
-La situación económica del país parece haber logrado
un cierto equilibrio en virtud de los dólares aportados por el
turismo y las inversiones extranjeras (¿se cumple lo de Isla
de corcho?). Esto no significa superación de las brechas abiertas
por la dolarización.
-Los acuerdos migratorios entre los gobiernos de Cuba y E.U.A. paradójicamente
logrados tras la crisis de los balseros- han puesto fin a las salidas
masivas de cubanos hacia las costas de la Florida.
-Los movimientos y grupos insurgentes en A. Latina con la excepción
de algunos en Colombia- entran en una etapa distinta, deponen las armas
y se transforman en partidos políticos. Parece que el estilo
y espíritu de los 70 son algo del pasado
(¿efecto del fin de la guerra fría y de la
política de bloques?, ¿consecuencia de la
globalización?, ¿resultado de las agendas
políticas de las partes en confrontación?,
¿fruto de la crisis de las utopías y del desconcierto
de las izquierdas?).
-En el horizonte político interno crecen y van tomando cuerpo
muy paulatinamente -y pagando altos costos- diversos grupos opositores
que intentan, quizá sin proponérselo muy claramente, reconstruir
el tejido de la sociedad civil.
-Al parecer se suavizan las tensiones generadas por El amor todo
lo espera y nuevos agentes de pastoral (sacerdotes, religiosos
y religiosas) ingresan al país y comienzan a trabajar en las
distintas diócesis.
-Desde el ámbito eclesial nacional (¿también desde
el estamento estatal?) vuelve a tramitarse o gestionarse la pospuesta
visita del Santo Padre. El ambiente eclesial universal está marcado
por la preparación para el Gran Jubileo del año 2000 en
conformidad con la Tertio millenio adveniente.
-Durante la Segunda Semana Social Católica, celebrada en La Habana
del 17 al 20 de noviembre de 1994, y con la presencia del Cardenal Etchegaray,
es creada la Comisión Nacional Justicia y Paz, un hito significativo
en el caminar de esta Iglesia por más que su desempeño
haya sido un tanto errático y de contornos no bien definidos,
pero... existiendo, originalidad criolla entre los países de
socialismo real.
-El éxodo sigue golpeando la vida de la Iglesia muchos
laicos comprometidos siguen emigrando- y, por supuesto, la del país.
Con no poca frecuencia estos emigrantes son jóvenes con una respetable
formación profesional.
-Empiezan a hacerse notar, de manera preocupante, algunas de las secuelas
sociales no constructivas de la dolarización: el empobrecimiento,
la prostitución, el consumo de drogas y el incremento de los
actos delictivos. Paralelamente con estos fenómenos sociales
aumentan sensiblemente los efectivos policiales en todas las ciudades
del país. Otro fenómeno, no exclusivamente vinculado al
turismo pero sí más perceptible o público en esta
década de los 90, será la presencia del SIDA y sus
implicaciones en la vida cotidiana.
-Parece definitivamente superada la etapa ateizante de décadas
anteriores y se tiene la impresión que, en las instancias oficiales,
se reconoce la ayuda que la fe cristiana puede aportar al bien social.
-Se ha verificado un sensible aumento del número de personas
que acuden a la Iglesia y se incorporan a las comunidades cristianas.
También ha habido un discreto incremento en las vocaciones al
ministerio sacerdotal y a la vida consagrada. Las crecientes demandas
pastorales favorecen la creación de nuevas diócesis en
el país aumentando así el número de nuestros pastores.
-Con dificultades y tropiezos de diversa naturaleza se ha ido abriendo
paso Caritas Cubana en todas las diócesis.
-Como signo inequívoco de confirmación del camino de esta
Iglesia, el Papa impuso el capelo cardenalicio a Mons. Jaime Ortega,
Arzobispo de La Habana, el 20 de noviembre de 1994.
2.4 El contexto de la visita del Papa
En un par de años, lo que va desde el ECO 96 al 98, no
hay variaciones sustantivas en lo contextual, más bien pudiera
decirse que los procesos iniciados años atrás y los embriones
que habían quedado gestándose, van a producir sus frutos.
Hay, tal vez, algunos hechos que merece la pena recordar. Veamos.
-La visita del Presidente Fidel Castro al Santo Padre con ocasión
de la Reunión de la FAO 97 en Roma; visita en la cual quedó
expedito el camino de Juan Pablo II por las tierras de esta Isla.
-Ambiente festivo y entusiasta -que desbordó las expectativas
de los más sagaces observadores- durante la preparación
de la visita del Papa.
-Larga e inusitada comparecencia del Presidente Fidel Castro ante las
cámaras de TV donde anuncia oficialmente la visita de Juan Pablo
II y elogia su trayectoria histórica. En esa misma intervención
televisiva anuncia que el 25 de diciembre de 1997 sería feriado.
Poco después la Asamblea Nacional del Poder Popular dispuso el
feriado definitivo del 25 de diciembre.
-Durante la visita del Santo Padre tanto la TV como la radio y la prensa
escrita dieron amplia cobertura y difusión a las actividades
desarrolladas por el ilustre huésped.
-Percepción generalizada de descongelación definitiva
del tema religioso en la Cuba marxista; es decir, se tiene
la impresión de que el ateismo es algo ya del pasado. Esta impresión
es la misma que se percibe al oír y leer al Dr. Aurelio Alonso,
una persona conocedora y de seriedad y competencia profesional (Cf.
La Iglesia y el contexto sociopolítico cubano: antecedentes
y perspectivas de la visita pastoral de su Santidad Juan Pablo II,
conferencia en el Aula Fr. Bartolomé de las Casas, La Habana,
26 de febrero de 1998).
3. Pinceladas críticas
Hablar de retos y perspectivas supone, lamentablemente, hacer juicios.
Digo lamentablemente porque los juicios siempre son, de una forma u
otra, valorativos y cuando se ha vivido desde la entraña de la
Iglesia amándola como madre, es costoso y eventualmente doloroso
el examen de conciencia, por eso titulo este apartado con el nombre
de pinceladas críticas. He cedido a la tentación
de poner el adjetivo entre comillas porque, nuevamente, me resisto a
ser juez. Sin embargo, me atrevo a decir que el camino recorrido ha
producido una floración y fructificación que del
futuro mal próvido libra. Me tomo la libertad de citar
un fragmento del discurso, antes referido (Cf. pág. 6), de Mons.
Siro:
La Iglesia en Cuba, en su experiencia por momentos dolorosa, y
a veces consoladora, de estos últimos cuarenta años, ha
confrontado los mismos desafíos a los cuales dio respuesta el
Salvador en sus cuarenta días de ayuno y oración, esgrimiendo
la palabra de Dios, no como solución ya dada, sino como indicadora
de un camino a seguir.
En este sentido quiero decir desde ahora mismo que el campo donde más
ha avanzado nuestra Iglesia del ENEC a la visita del Santo Padre, a
pesar de las limitaciones, sombras, deficiencias, contradicciones, lentitudes
ingratas de los procesos y, por supuesto, pecados, ha sido en el área
social, y que el área donde parece que hemos avanzado muy poco
es en el área de la cultura. Intentaré explicarme.
3.1 Una simple ojeada al índice
del Documento Final del ENEC resulta instructiva. El Marco histórico
ocupa unas 39 páginas. A continuación se encuentran los
Fundamentos bíblicos, teológicos y magisteriales,
una sección que en lenguaje comprensible aborda lo más
denso del Documento en unas 45 páginas. La tercera parte está
dedicada a la Acción pastoral de la Iglesia y tiene
una extensión de 90 páginas. La cuarta parte y final lleva
por título Lineamientos fundamentales para una pastoral
de conjunto de nuestra Iglesia con una extensión de 52
páginas. Es obvio el peso específico de lo pastoral, de
lo concreto, de la mirada de fe sobre la realidad vivida.
3.2 Quisiera fijarme en la tercera
parte Acción pastoral de la Iglesia. Esta sección
consta de 8 capítulos. El título del primer capítulo
es Fe y sociedad y sus epígrafes son:
-Introducción.
-Fe y sociedad en Cuba actualmente.
-Fe y política.
-Aportes de la fe cristiana a una sociedad socialista.
-Aportes de la sociedad socialista a la vivencia de la fe cristiana.
-Dimensiones universales que la Iglesia debe dar a la convivencia humana.
-Líneas de Acción.
Todo este primer capítulo, con los epígrafes antes indicados,
ocupa un total de... 6 páginas. Muy probablemente no faltará
quien pueda pensar como decían los antiguos non multus,
sed multa (lo cual traduzco por no importa tanto la cantidad,
sino la calidad), y es obvio que no se puede medir el valor de
un documento por el número de páginas que contenga. No
obstante, un tema como Fe y Sociedad en Cuba actualmente
no puede ser despachado en apenas 28 renglones..., dígase
lo mismo del inciso Fe y Política cuya longitud es
de 21 renglones... Es evidente que estas temáticas no quedaron
plasmadas en el Documento Final con la extensión y profundidad
con las que fueron tratadas en el evento. Lo señalado puede ser
colateralmente corroborado cuando nos detenemos en el capítulo
II de la Tercera Parte: Fe y Cultura, que tiene una extensión
de unas 25 páginas. Es cierto que de manera sutil muchas de las
temáticas propias de los títulos antes referidos Fe
y Sociedad, Fe y Política- se encuentran transvasadas en el acápite
Fe y Cultura porque:
Creo ... que en el fondo, lo que está en debate es lo que,
según mi criterio, ha estado siempre: es una cuestión
cultural o, para ser más exactos y simplificando un poco la situación,
lo que sutilmente está en el fondo de nuestros diálogos
e intercambios, amistosos o no tanto, son nuestras diversas visiones
de la cultura y de los posibles estilos de vida individual y social
y, evidentemente, la naturaleza y la orientación de las estructuras
sociopolíticas que deben darles sustento, así como el
desarrollo de las tareas de la Iglesia como institución y de
la fe religiosa como realidad individual, que no puede dejar de proyectarse
socialmente.2
3.3 En la cuarta parte y última-
del Documento Final del ENEC titulada Lineamientos Fundamentales
para una Pastoral de Conjunto de Nuestra Iglesia, se establecen
tres opciones juzgadas exigencias prioritarias:
-Una Iglesia evangelizadora.
-Una Iglesia orante.
-Una Iglesia encarnada.
Creo importante destacar estas prioridades porque, a pesar de las debilidades
institucionales y personales de nuestra Iglesia, la ruta trazada por
el ENEC en estas tres opciones ha sido el marco referencial que ha pautado
y orientado la vida de esta Iglesia hasta nuestros días.
3.4 El Mensaje de los Obispos de
Cuba conocido como El amor todo lo espera en unas 11 páginas
(depende de las ediciones mecanografiadas), extrae el jugo de los frutos
del ENEC, y con el talante respetuoso del diálogo aprendido en
la REC y el lenguaje sereno que brota del Evangelio presenta pautas
muy concretas para el momento que se vivía (o...¿se vive?).
Intentaré sintetizarlas:
-Las dificultades deben ser resueltas por todos los cubanos a través
del diálogo franco, amistoso, libre, en el que cada uno
exprese su sentir verbal y cordialmente, diálogo que busca
la verdad con un corazón dispuesto a la comprensión, diálogo
no para averiguar tanto los por qué, como los para qué.
-Ha pasado tiempo suficiente como para poder hacer una evaluación
sobre los aciertos y desaciertos de un proceso que nació cargado
de promesas.
-Se rechaza abiertamente todo tipo de medidas que pretendiendo sancionar
al gobierno contribuyan a aumentar las dificultades del pueblo (referencia
directa al embargo o bloqueo de E.U.A.).
-Se reclama la necesidad de un proyecto económico de contornos
definidos capaz de inspirar y movilizar las energías de la población.
-Se insiste en la necesidad de erradicar políticas irritantes
como el carácter excluyente y omnipresente de la ideología
oficial, las limitaciones al ejercicio de ciertas libertades, el miedo,
la tasa tan alta de población penal, las discriminaciones por
razón de ideas políticas o credo religioso, etc.; la
sensatez puede triunfar, la paz es posible, decían
nuestros pastores.
3.5 Esta propuesta de El amor
todo lo espera contó con la adhesión unánime
de los obispos cubanos de la diáspora (y con la mayoría
de los católicos exiliados) así como con el de Juan Pablo
II quien en reiteradas ocasiones dio claras muestras de su apoyo a esta
propuesta. Al criterio del P. Manuel Maza, s.j. antes citado (Cf. pág.
4) añado mi modesta opinión: este Mensaje no sólo
es el documento más importante en cinco siglos de historia eclesial,
sino que sigue teniendo vigencia y la tendrá por mucho tiempo
puesto que cuando nos ponemos del lado de los pobres, nos ponemos del
lado de los destinatarios de la buena nueva de Jesús, somos creíbles
y, entonces, cumplimos la misión que se nos ha encomendado: ser
sal de la tierra y luz del mundo (Cf. Mt.5, 13-16). Hay que pedir humildemente
al buen Dios, cada día, que nos libre de la oscuridad y la insipidez.
3.6 Por otra parte, creo es bueno
leer en línea de continuidad (así es la historia, no es
una línea discontinua de procesos yuxtapuestos) el Mensaje con
el ENEC. Ese Mensaje es un fruto del ENEC. Quizá lo que al ENEC
le faltó poner por escrito en el Capítulo I de la Primera
Parte (Fe y Sociedad) del Documento Final, lo hizo de manera
magistral El amor todo lo espera. Es desde esta perspectiva
desde la cual sostengo que el área de lo social ha sido en la
que más ha trabajado y avanzado la Iglesia de Cuba desde el ENEC
a la fecha por más que, eventualmente, pueda parecer muy lenta
esta andadura.
3.7 En este momento de la reflexión
podemos hacernos una pregunta que casi resulta inevitable, ¿por
qué el discurso de El amor todo lo espera no parece
haber tenido la continuidad que, tengo la impresión, esperaba
todo el mundo?... Si el Mensaje fue, como considero, el fruto de una
floración del ENEC y el resultado de un serio proceso de discernimiento
que pautaba un modo de proceder de nuestra Iglesia y que contaba con
el apoyo de católicos, de creyentes de otras denominaciones,
de indiferentes y de no creyentes, del patio y de otras orillas, de
muchas Iglesias hermanas de A. Latina y del Santo Padre, ¿por
qué hay que esperar la visita de Juan Pablo II para que retomemos
la conciencia de ser protagonistas de nuestra historia?,
¿por qué en el pasado año, tan cargado de eventos
profundamente significativos como el centenario de la República
y el proceso de recogida de firmas para modificar la Constitución
vigente, por qué estos eventos no tuvieron una palabra iluminadora
y , al menos, de exhortación al discernimiento y la oración
de parte de nuestros pastores?... Son preguntas que he escuchado a otras
personas y que yo me he formulado muchas veces. No tengo respuestas
ni competencia para tan siquiera esbozar pistas en este sentido, pero
confieso que me resulta doloroso escuchar y hacerme esas preguntas.
3.8 Un poco más arriba había
indicado (Cf. pág. 8) que, a mi entender, era en el área
de la cultura donde menos habíamos avanzado. Las observaciones
que voy a compartir con ustedes son deudoras del P. Carlos Manuel. Aquí
van:
Aunque tengo la impresión de que la Iglesia Católica,
al menos por el momento, es incapaz de trazar los derroteros de la vida
del país, no es menos cierto que en la Cuba de hoy, la única
institución no gubernamental que está presente en toda
la geografía de la Isla es la Iglesia Católica ... Y la
única institución que ha estado presente en toda la historia
de Cuba es también la Iglesia Católica ... Si esto constituye
un privilegio ..., es también una responsabilidad y un desafío,
netamente religioso y cultural, en este comienzo del Milenio que se
ha abierto en Cuba con un recrudecimiento de un cierto esfuerzo de ideologización
marxista, a la cubana, al estilo de lo que conocimos hace algunas décadas
y, al parecer, con una sutil involución en el tratamiento oficial
de las cuestiones religiosas, con relación al tono que llevaba
en los años más recientes ... En coherencia con el panorama
presentado, opino que la tarea o responsabilidad más importante
para la Iglesia Católica hoy, en la aurora del Tercer Milenio
del Cristianismo, está relacionada con la evangelización
de la cultura, en el más amplio y universalmente aceptado sentido
de la palabra <cultura>, como <modo de vivir>, como conjunto
de valores éticos comunes, como visión y juicio de la
realidad nacional en conexión con el resto del mundo, como proyecto
nacional, etc.3
3.9 De lo citado en el número
anterior saltan a la vista las implicaciones sociales, ideológicas
y políticas de la evangelización de la cultura. En este
sentido, algunas de las líneas de acción conclusivas de
la VIII Semana Social Católica celebrada en Cienfuegos del 10
al 13 de octubre de 2001 pueden resultar iluminadoras:
-Que las Comisiones Diocesanas de Justicia y Paz sean interlocutoras
de los distintos grupos, movimientos, partidos, iniciativas, organizaciones
y autoridades que están configurando una nueva sociedad en Cuba,
con el debido respeto de la competencia propia.
-Fomentar la conciencia social (analítica y crítica) y
la educación cívica a todos los niveles en nuestra Iglesia,
empezando desde la catequesis infantil.
-Apoyar el derecho constitucional de los cubanos a que se les consulte
sobre los cambios en las leyes que propone el Proyecto Varela u otros
proyectos positivos que puedan surgir.
Y en El Cobre, durante la VI Semana Social, en mayo de 1997, se señalaban
estas otras líneas de acción:
-Apoyar y promover espacios abiertos al diálogo fraterno y solidario
en todos los ambientes y a todos los niveles- necesario para una
verdadera convivencia social, como camino para la reconciliación
y la paz.
-Priorizar la educación ética, implementando un programa
de formación en las virtudes y valores humanos y cívicos,
que conduzcan a la verdadera educación para la libertad y la
responsabilidad, mediante una pedagogía participativa y liberadora
que enfatice el diálogo y la tolerancia.
3.10 Me gustaría llamarles
la atención acerca de como las reiterativas alusiones y referencias
al diálogo siguen, como música de fondo, instrumentando
las lecciones aprendidas en la REC. Creo que esa impostergable tarea
del diálogo con la cultura en la que tanto insiste el P.
Carlos Manuel- ha encontrado espacios en el Aula Fr. Bartolomé
de las Casas que dirigen los padres dominicos allá en el
convento de San Juan de Letrán, en el Vedado, y en el Aula
San Basilio Magno vinculada al Seminario Arquidiocesano en Santiago
de Cuba. Considero que en el terreno cultural la Iglesia Católica
ha ido ganando aprecio y reconocimiento si bien queda mucho camino por
recorrer siendo la presencia en los medios masivos de comunicación
social una etapa a la cual se llegará algún día,
quiera Dios sea más pronto que tarde. Para complementar esta
llamada de atención vuelvo a citar al P. Carlos Manuel:
En Cuba no es tarea fácil el diálogo social, sea
por razones históricas, sea por condiciones personales, sea por
el carácter totalizador, global, de las ideologías o filosofías
sociopolíticas presentes en el País o por el fenómeno
contrario, el relativismo, paralizante de consensos duraderos, también
presente en el País, sea por otras razones y sinrazones propias
de esta postmodernidad sui generis. Me parece que, en realidad, semejante
diálogo y la adquisición de su fruto, el consenso, no
son fáciles en parte alguna, pero tampoco son tareas imposibles.
Son exigentes, pero es ya otra cosa. La existencia responsable es, siempre,
exigente.4
Y, retomando a Martí, añadiría: ... es cosa
grave, y cada acción es culpa que como aro servil se lleva luego
cerrado al cuello, o premio generoso que del futuro mal próvido
libra.
3.11 Para que lo reflexionado y
vertido en papeles no se quede en letra muerta, es precisa la cercanía
al pueblo. Ese siempre ha sido el camino, complejo y a veces ambiguo,
de la Iglesia y uno de sus principales soportes para el trabajo pastoral.
Un problema serio, muy serio, que no ha encontrado respuesta adecuada,
es la evangelización de la religiosidad popular sincrética...
Esta tarea que siempre ha sido algo pendiente (se pueden
consultar las conclusiones de la encuesta acerca del modo de pensar
en materia religiosa del pueblo cubano que realizó la A.C.U.
en 1953), se ha tornado mucho más compleja por la manipulación
de las instancias oficiales. El presupuesto de esta manipulación
está en suponer que, desvinculando la religiosidad afrocubana
de sus raíces cristianas y católicas y reduciéndola
a lo folklórico, se disminuye la base popular de la Iglesia y
se neutraliza la supuesta amenaza para la ideología
de las citadas instancias. El tema del mestizaje cultural,
con toda la gama de implicaciones que supone tanto para la vida civil
como para la religiosa es algo mucho más delicado de lo que pudiera
parecer a simple vista por cuanto nos puede llevar a un crecimiento
y enriquecimiento progresivos o a un deterioro involutivo.
3.12 El ECO, como había apuntado
(Cf. pág. 5), tiene un bajo perfil en comparación
con los eventos precedentes. Probablemente el ENEC y el Mensaje pusieron
muy alta la parada y era necesario darse tiempo para asimilar
y hacer vida todo lo reflexionado. En la Misa de clausura del ECO, el
25 de febrero de 1996, Mons. Jaime, nuestro cardenal, decía:
La Iglesia es servidora de la humanidad, no pretende tener todas
las soluciones ni monopolizar la verdad en cuanto a las cosas factibles
... Cuando aportamos nuestra visión del hombre y de la historia,
la Iglesia Católica quiere trabajar, como decía nuestro
apóstol Martí: <Con todos y para el bien de todos>
... Estas son ... las opciones de base de la Iglesia y del cristiano,
las mismas de Cristo en el desierto cuando preparaba en la oración
y el ayuno su misión redentora:
-Una clara opción por la vida y por el hombre, con su dignidad
y sus derechos.
-Una decidida opción por el servicio humilde, asiduo, no espectacular,
pero en fidelidad a Dios y al mismo hombre.
-Una confianza total en el poder de Dios que vence el mal, aún
dentro del mismo corazón humano, y es dueño absoluto de
la historia; con plena conciencia de tener, en esta hora de nuestra
vida nacional, una especial misión reconciliadora
3.13 No quiero abrumarlos con citas,
pero ellas hablan por sí mismas. En el discurso pronunciado por
Mons. Siro en la velada cultural celebrada en el Seminario San Carlos
el 24 de febrero de 1996, nos decía:
Creo que no sólo la Iglesia sino, y sobre todo, la Nación
necesitan de la formación y el compromiso radical de los laicos.
Es más, no sólo la Iglesia y Cuba necesitan laicos integralmente
formados, sino que necesitan también un laicado comprometido
... Esa fue la obra del Padre Varela: formar laicos que fueran agentes
de cambio y mejoramiento en sus respectivos ambientes ... Esta debería
ser una de las tareas de la Iglesia en Cuba rumbo al Jubileo del año
2000.
3.14 En mi modesta opinión,
independientemente de las dificultades que acarrea el procurar y lograr
la confluencia de criterios de los laicos entre sí y de ellos
con el clero (también de los clérigos entre sí),
creo poder afirmar que, si bien no de manera homogénea en cada
diócesis ni en el país, la apuesta por el laicado ha dado
frutos y ustedes, los laicos, están llamados a marcar el
ritmo en la Iglesia de este siglo XXI. Para que esto sea posible
en todos los campos del quehacer humano incluido, por supuesto,
el político- considero, con el magisterio eclesiástico,
que es necesario ofrecerle a los laicos la debida formación de
la conciencia social. En este sentido es un derecho y un deber de los
pastores proponer los principios morales también sobre el orden
social, y deber de todos los cristianos dedicarse a la defensa de los
derechos humanos (Cf. G.S. N° 76, O.A. N° 4, P.P. N° 81,
C.L. N° 42, y ENEC N° 762 767).
3.15 En la línea de lo que
apuntaba en el párrafo anterior acerca del compromiso laical,
me permito citar la opinión del P. Miguel A. Loredo, o.f.m. quien,
en un texto de 1990 titulado El rol de la iglesia Católica
en Cuba, decía:
Desde dentro, un laico católico, comprometido en la pastoral
diocesana, Osvaldo Payá Sardiñas y su grupo LIBERACIÓN,
está teniendo la valentía de asumir un papel de profeta
convocador hacia el perdón, la reconciliación, el amor,
el entendimiento de todos los cubanos. Pero, al mismo tiempo, denunciando
todas las aberraciones del sistema, el miedo como condicionador de actitudes,
la simulación como patrón práctico aceptado y el
abuso de poder en todos los terrenos. Se coloca en la línea de
los defensores de los derechos humanos y apela al exilio y a los gobiernos
diversos, a los que pide atención y apoyo.
Este laico es fruto de nuestra Iglesia y del camino empezado en la REC
y el ENEC. Su voz y el testimonio de su vida le han hecho merecedor,
el pasado 17 de diciembre, del premio Sájarov a la libertad de
conciencia que otorga el Parlamento Europeo. Muchos otros laicos conocidos
o no, reconocidos o no, han asumido con seriedad y responsabilidad sus
compromisos bautismales y la herencia que nos dejara el padre de nuestra
nacionalidad, el Pbro. Félix Varela. Sirvan estas referencias
de homenaje, agradecimiento, admiración y fraterna solidaridad
de este hermano que les habla. Quiero explícitamente reconocer
a Dagoberto Valdés y la obra del C.F.C.R. de esta diócesis.
Vuelvo a citar al P. Carlos Manuel, esta vez en un texto preparado para
una conferencia en la Casa de América de Madrid, el día
13 de septiembre de 1999, titulado: Cuba aquí y ahora,
mirada de un hombre de fe N° 42:
... la minoría de católicos bien formados y comprometidos
realmente con su fe y con su adhesión a la Iglesia, conocen y
toman en serio la ética de inspiración católica:
la referida a los niveles más individuales, la familiar y la
referida a las dimensiones sociopolíticas y económicas
de la persona. En la medida en que sean capaces de sostener esa centralidad
de la persona componente capital de la enseñanza social
de la Iglesia Católica-, a cuyo servicio deberían estar
el Estado, la economía y la política, ellos pueden ser
fermento social, testimonio de un estilo de vida dependiente de valores
éticos que la Iglesia considera válidos y, muchos de ellos,
imprescindibles, para el desarrollo pleno de la vida en sociedad. En
un eventual diálogo nacional y en una eventual concertación,
pueden ofrecer esta enseñanza y este testimonio como un componente
que, en su momento, podrá o no tenerse en cuenta.
3.16 La visita del Papa Juan Pablo
II desbordó por completo las expectativas que todos, tirios y
troyanos, habían depositado. En aquellas memorables jornadas
se respiraba otro aire, se escuchaba otro lenguaje, se sentía
pulsar en el pueblo la cordialidad sincera que encierra el coloquial
tratamiento de mi hermano. ¿Qué hizo el Papa?...
Mejor habría que decir qué no hizo. Si fuera posible sintetizar
en unas pocas líneas lo más trascendental de la visita
del Santo Padre, lo resumiría en las siguientes afirmaciones:
-Asumir responsablemente el protagonismo de nuestra historia.
-Encarnar la fe en la propia vida.
-Cristo es el camino que conduce hacia una sociedad más justa,
más libre, más humana y más solidaria.
-La Iglesia y las instituciones culturales de la nación deben
encontrarse en el diálogo, y cooperar así al desarrollo
de la cultura cubana.
-Educar a la juventud en la virtud y la libertad.
-La familia, la escuela y la Iglesia deben formar una comunidad educativa
donde los hijos de Cuba puedan crecer en humanidad.
- ... que esta lluvia sea un signo bueno de un nuevo Adviento
en vuestra historia.
Me parece encontrar en estas afirmaciones medulares las concreciones
específicas y necesarias de aquellas opciones fundamentales que
la Iglesia realizó en el ENEC, ratificó en el Mensaje
del 93 y retomó en el ECO: una Iglesia orante, encarnada y evangelizadora.
4. El paisaje
de nuestras comunidades
Requiere citación aparte lo que llamo paisaje de
la comunidad eclesial cubana, es decir, una mirada de conjunto sobre
lo que ha ido pasando en el seno de esta Iglesia desde el ENEC hasta
la visita del Papa. Es casi imposible poner fechas a este mosaico porque
la vida es un proceso y los procesos se resisten a la datación
precisa. Enumeraré algunos detalles que juzgo verdaderamente
relevantes de nuestro panorama sin pretender agotarlos.
-Es cierto que el éxodo ha sido y sigue siendo una constante
fuente de tristeza y pena en nuestras comunidades, pero no es menos
cierto que se ha dado una renovación de las mismas e, incluso,
un incremento numérico de sus miembros. Los nuevos
que se incorporan a las comunidades aportan un aire tal vez menos cargado
por los lastres, perfectamente comprensibles, que arrastramos los que
siempre hemos estado en la Iglesia y hemos optado por permanecer
en Cuba. Es verdad que esas nuevas generaciones de cristianos traen
en su equipaje lagunas de diverso tipo, pero es igualmente
cierto que el esfuerzo por integrar ambas polaridades resulta, de todo
punto de vista, evangélicamente enriquecedor.
-Esa renovación de miembros en nuestras comunidades ha permitido
una más fácil disposición para el trabajo misionero
que, sin duda, ha sido un elemento renovado en nuestro paisaje
a partir del ENEC.
-El incremento de comunidades sin templo que se reúnen en casas
de familia, o en medio de un solar yermo, o bajo un árbol en
muchos bateyes o pueblitos del interior o en los barrios marginales
o periféricos de nuestras ciudades, es otro detalle paisajístico
a tener en cuenta.
-Muchas de esas comunidades antes referidas son acompañadas por
laicos comprometidos que hacen de ministros de la palabra. Este detalle
es indicativo del lugar, cada vez más relevante, del laicado
en nuestra Iglesia. En este sentido hemos escuchado al ENEC
(Cf. ENEC N° 735 ss.).
-La celebración de las Semanas Sociales ha significado retomar
una iniciativa que fue pionera, años atrás, en la Iglesia
de Cuba. Estas Semanas resultan una escuela de reflexión y diálogo,
desde la fe, en torno a la problemática social y cuyos principales
protagonistas son, precisamente, los laicos. Análogo predicamento
merecen las Semanas de Historia que vienen organizando,
con notable éxito, los camagüeyanos.
-Movimientos y organizaciones con diversos fines de servicio eclesial
se han ido conformando en las diócesis a lo largo de estos años
, por ejemplo: el Movimiento de Trabajadores, el Movimiento Familiar
Cristiano, Pro Vida, la Pastoral Carcelaria, la Pastoral de la Salud,
Caritas con todos sus proyectos y programas, etc. Es preciso decir que
con bastante frecuencia estas organizaciones encuentran dificultades
y trabas burocráticas para su funcionamiento como ocurre más
acusadamente con la Pastoral Carcelaria y con Caritas.
-En el área de la formación (teológica, social,
moral) han surgido proyectos con excelentes resultados. Señalo
tres ejemplos que me parecen harto ilustrativos: el Centro Félix
Varela en la capital, el Centro Mons. Pérez Serantes en Santiago
de Cuba y el Centro de Formación Cívica y Religiosa de
Pinar del Río.
-La vida consagrada, femenina y/o masculina, ha ido desarrollando programas
realmente originales y creativos tanto en la línea formativa
como en la asistencial así como en diversos proyectos de promoción
social. Vale la pena citar el empeño del proyecto VIVA, los comedores
para ancianos, los talleres de manualidades y las ya antes aludidas
aulas Fr. Bartolomé de las Casas y San Basilio Magno.
-Un resultado indiscutible del ECO ha sido el que, lentamente, se ha
ido aumentando el consenso a favor de la pastoral participativa cuyo
botón de muestra son los Consejos de Comunidad.
-La tarea misionera, casi silenciada antes del ENEC, ha ido cobrando
cuerpo con un matiz no proselitista, sino encaminado a la conversión.
En este sentido creo no debe pasarse por alto el recorrido de la Cruz
Peregrina del V Centenario y el de la imagen peregrina de Ntra. Sra.
de la Caridad.
-El discreto clima de distensión, lento pero progresivo, respecto
a la confesión y práctica de la fe que, gracias a Dios,
hemos ido respirando en las dos últimas décadas ha favorecido,
no obstante, un debilitamiento de la evangelización testimonial.
Es una sombra que debe ser iluminada, porque, como señalaba Mons.
Adolfo Rodríguez en la XXVII Reunión Interamericana de
Obispos celebrada del 14 al 16 de febrero de 1999, ... ahora tenemos
que ser cristianos en un tipo de sistema donde no es fácil definir
la ideología que lo preside. <Nadie debe eludir el reto de
la época que le ha tocado vivir>, nos dijo el Santo Padre.
5. Retos y perspectivas
He llegado a la parte más ardua de esta larga disertación
que ustedes, amablemente, han tenido el coraje y la paciencia de soportar.
5.1 ¿Qué retos tiene la Iglesia
de Cuba en este siglo que acabamos de estrenar y después del
período que va del ENEC a la visita del Santo Padre?... A mi
modo de ver son muchos, muchísimos, pero algunos son definitivamente
centrales:
- La evangelización de la cultura o, lo que es lo mismo,
la inculturación de la fe. Cuba conserva un alma cristiana
dijo Juan Pablo II en su visita pastoral y el ENEC, en su momento, tuvo
el valor de afirmar que la identidad de nuestro pueblo es sincrética
y que nuestra cultura es una cultura naciente, mestiza y en constante
gestación (Cf. ENEC N° 25, 234 y el Mensaje Final). Los problemas
pastorales que esta situación acarrea nunca han sido convenientemente
abordados ni resueltos. Se impone una reflexión sistemática
y unos modos de proceder realmente consensuados que superen el folklorismo
pastoral5
-El fomentar, cultivar y acompañar la dimensión espiritual
(mística, orante, discerniente) de nuestras comunidades cristianas.
Si la vida cotidiana del cristiano no logra integrar desde una mirada
de fe las experiencias y acontecimientos personales y sociales, nacionales
e internacionales, eclesiales y civiles, difícilmente podrá
la Iglesia brindar ese testimonio de santidad al cual está llamada
por su misma naturaleza y, consiguientemente, no habrá compromiso
auténtico ni gratuidad en el servicio.
-La formación y acompañamiento de laicos preparados y
capaces de enfrentar las tareas que, más tarde o más temprano,
les tocará asumir en la sociedad que ya se está gestando:
tareas en el área de los medios de comunicación social,
en la gestión sindical, en la arena política, en el arte,
en la literatura, en la jurisprudencia, etc. Me refiero a la formación
y acompañamiento de los que unirán sus esfuerzos a los
de otros muchos cubanos en la recomposición de la sociedad civil.
-Propiciar y favorecer el talante dialogal que aprendimos en la REC,
de manera tal que seamos facilitadores de consenso, reconciliación
y concertación donde quiera que nos encontremos. Esta misión,
genuinamente evangélica, brota desde el amor que todo lo cree
y todo lo espera (1 Cor. 13,7) y es requisito para construir futuro
con todos y para el bien de todos, una feliz y congregante
expresión martiana de indudable raigambre cristiana (Cf. Jn.
17, 21).
5.2 ¿Cuáles son las perspectivas
que pueden avizorarse?... Las aserciones histórico prudenciales
no son el resultado de un proceso adivinatorio ni devienen conclusiones
apodícticas, son apreciaciones plausibles con un valor aproximativo
e indicativo. Comparto con ustedes las que me parecen capitales.
- La Iglesia Católica sea por su misma realidad en
Cuba, sea por su carácter internacional- tiene posibilidades
de iluminar situaciones desde el Evangelio y desde su experiencia de
humanidad, así como de facilitar contactos personales e institucionales
y, probablemente, hasta de crear espacios aceptados de diálogo,
de reconciliación interna e internacional- y de concertación.6
Este diálogo deberá estar pautado por la búsqueda
de los ¿para qué? portadores de esperanza,
no de los ¿por qué? reveladores de culpas.
-Progresiva, legítima y creciente relevancia del laicado en las
distintas facetas del servicio eclesial, tanto hacia adentro como hacia
fuera, en línea de continuidad con lo reflexionado por el ENEC
y el magisterio universal de la Iglesia. Dentro de esta relevancia laical
hay que destacar la presencia y desempeño de la mujer.
-Incremento y consolidación de las comunidades cristianas alejadas
de los grandes centros urbanos (barrios periféricos, bateyes
y pueblitos de nuestros campos) que ya van conformando un modo nuevo
o diverso de ser comunidad cristiana. ¿Serán
estas comunidades nuestra versión de las C.E.B. latinoamericanas?
-Nuestra República nació con la marca de la llamada escuela
laica y, me parece, esa marca nos va a seguir acompañando
por mucho tiempo, de ahí que continuarán multiplicándose
los modos no formales de enseñanza y educación
derivados del derecho eclesial de aportar su colaboración en
este servicio a la persona y a la sociedad.
- ... se debería considerar ... la conveniencia del pluralismo
de pensamiento teológico, de espiritualidad, de ritos
litúrgicos, de movimientos o grupos con diversas orientaciones
y finalidades, de disciplina eclesiástica con respecto a algunos
aspectos de la vida eclesial, etc. siempre que esté a salvo la
unidad de la fe y de lo que se deriva de ella en las diversas dimensiones
de la existencia.7 El mundo contemporáneo es plural y hacia
ese pluralismo, afortunadamente, nos encaminamos.
- ... mientras el pueblo sufra alguna injusticia o limitación,
por pequeña que sea, la Iglesia debe hacer de esas necesidades
y dolores de su pueblo un punto cardinal del contenido de sus relaciones
con el Estado. De lo contrario, la Iglesia sólo reclamaría
lo que pudiera ser considerado como sus derechos institucionales o concernientes
a su vida interna, pero para los seguidores de Jesucristo estas demandas
nunca pueden estar separadas de los derechos de las gentes.8 Así,
pues, la Iglesia nunca puede renunciar a su andadura que es, sencillamente,
la del ser humano, la del Señor Jesús, el profeta del
Reino.
6. Punto final
Voy a terminar con otra cita. Es del Santo Padre en su homilía
a los jóvenes en Camagüey. El mensaje sigue siendo una fortísima
apelación a todos y cada uno de nosotros:
No busquen fuera lo que pueden encontrar dentro. No esperen de
los otros lo que ustedes son capaces y están llamados a ser y
a hacer. No dejen para mañana el construir una sociedad nueva,
donde los sueños más nobles no se frustren y donde ustedes
puedan ser protagonistas de su historia.
¡Muchas gracias!
Bibliografía
1 Esclavos, patriotas y poetas a la sombra
de la cruz. Cinco ensayos sobre catolicismo e historia cubana,
P. Manuel Maza, s.j., (Amigo del Hogar, Santo Domingo, 1999), 70 y 71
2 La Iglesia Católica en Cuba en la aurora del tercer
milenio, Mons. Carlos M. de Céspedes, El Cobre, 18 de feb.
de 2001, N° 32
3 La Iglesia Católica en Cuba..., op. cit.,
N° 21 y 24.
4 La Iglesia Católica en Cuba ..., op. cit.
N° 27
5 Promoción humana, realidad cubana y perspectivas
( ponencia de Mons. Carlos M. de Céspedes en la II Semana Social,
La Habana, 1994), N° 3.15
6 Cuba presente en Wilton Park. Mons. Carlos M. de
Céspedes, (Palabra Nueva, La Habana, octubre de 2002),
pág. 66
7 Venturas y desventuras de la evangelización en
América Latina, Mons. Carlos M. de Céspedes, La
Habana, 26 de octubre de 2000, N° 26
8 Discurso de recepción del Doctorado Honoris Causa que
la Universidad de Georgetown concedió a Mons. Pedro Meurice,
Arzobispo de Santiago de Cuba