"El animal anda en manadas; el hombre con
su pensamiento libre."
J. Martí (Tomo II, 52)
Martí, un hombre
real
José Julián Martí
y Pérez ha sido una de esas personalidades de la historia de
las que muy pocas veces se ha hecho una valoración objetiva y
real.
La persona de José Martí fue deshumanizada (sobre todo
después de su muerte) por parte de sus adoradores, los cuales
no deben confundirse con aquellas personas que lo veneran, o sea, que
le ofrecen un culto de veneración: amor y respeto. José
Martí fue una persona con muy admirables, altos y positivos principios
éticos que acompañaba con su actuar, pero no fue un santo;
no fue perfecto como tampoco lo somos ninguno de nosotros. Recordemos
que, a los cristianos, la santidad nos la da Dios como gracia, pues
ninguno de los seres humanos llegamos por nuestros méritos a
ella; en nuestra vida a lo más que llegamos, con la ayuda de
Dios, es a una santidad ¨aproximada¨ e imperfecta. No está
demás señalar que los cristianos solamente debemos darle
culto de adoración a Dios, el cual es un Dios único y
trino que frecuentemente identificamos con Cristo: la Persona divina
del Hijo hecho hombre; Verdad y Vida y el único Camino para llegar
al Padre.
Martí y el
socialismo
Pero si su persona ha sido manipulada y reducida en toda su riqueza
y complejidad humana mediante sensibles silencios, su ideario ha sido
aún más usado, manipulado y podado de incómodos
señalamientos; aunque hay determinados períodos de nuestra
historia patria donde esto se ha manifestado más que en otros.
Algunos ejemplos los podemos ver en su carta del 29 de mayo de 1883.
En dicha carta Martí habla positivamente del fundador del marxismo
pero desecha los métodos propuestos por Marx basados en la lucha
de clases.
¨ Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado
de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala
el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino
el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea
de echar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento
de unos hombres en provecho de otros. Mas, se ha de hallar salida a
la indignación, de modo que la bestia cese, sin que se desborde,
y espante
¨ (Tomo 9, 388)
y escribe más adelante:
¨
Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre
nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó
el modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de prisa,
y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de
pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que
no han tenido gestación natural y laboriosa ¨ (Tomo 9, 388)
advierte:
¨
Son los rusos el látigo de la reforma: mas ¡no!,
no son aún estos hombres impacientes y generosos, manchados de
ira, los que han de poner cimiento al mundo nuevo: ellos son la espuela,
y vienen a punto, como la voz de la conciencia , que pudiera dormirse:
pero el acero del acicate no sirve bien para martillo fundador¨
(Tomo 9, 388-389)
En su crítica sobre la obra ¨ La Futura Esclavitud¨ de
Herbert Spencer, Martí también plantea sus objeciones
sobre el socialismo; una de esas objeciones es:
¨
De ser siervo de sí mismo, pasará el hombre
a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se
llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios.¨(Tomo
15, 391)
En sus cartas públicas y personales nuestro Apóstol también
hace fuertes críticas al socialismo; estas cartas han sido muy
poco divulgadas en nuestro país. En la carta al Director de La
Nación del 9 de enero de 1890 plantea:
¨
Cada pueblo se cura conforme a su naturaleza, que pide diversos
grados de la medicina, según falte este u otro factor en el mal,
o medicina diferente. Ni Saint-Simon, ni Karl Marx, ni Marlo, ni Bakunin.
Las reformas que nos vengan al cuerpo. ¨ (Tomo 12, 378)
Y en la carta personal a Fermín Valdés Domínguez
de mayo de 1894 señala:
¨
Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras:-el
de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, - y el de la
soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose
en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse,
frenéticos defensores de los desamparados
¨(Tomo 3,
168)
Martí: demócrata y liberal
José Martí fue un destacado liberal del siglo XIX, entendiendo
como liberalismo a aquella corriente de pensamiento filosófico,
económico y de acción política que propugna limitar
al máximo el poder coactivo del Estado sobre los seres humanos
y la sociedad civil. A continuación expondré algunos fragmentos
de su ideario que muestran su carácter profundamente democrático
y liberal.
¨ La independencia de un pueblo consiste en el respeto que los poderes
públicos demuestren a cada uno de sus hijos.¨ (citado por
Pichardo en 317)
Para Martí la independencia no solamente no existía cuando
una Metrópoli no respetaba los derechos de los habitantes de
la Colonia; tampoco se era independiente cuando los poderes públicos
de una nación, desempeñados por nacionales o por extranjeros,
no demostraban respeto hacia cada uno de sus hijos. Observemos que ese
respeto, según Martí, debía ser para cada uno de
sus hijos y no para una parte, pues el concepto de pueblo para Martí
no era sectario:
¨ Un pueblo es composición de muchas voluntades, viles o
puras, francas o torvas, impedidas por la timidez o precipitadas por
la ignorancia. Hay que deponer mucho, que atar mucho, que sacrificar
mucho, que apearse de la fantasía, que echar pie a tierra con
la patria revuelta, alzando por el cuello a los pecadores .... hay que
sacar de lo profundo las virtudes ..¨.
Para Martí si en la nueva república no se iba a respetar
el carácter entero de cada uno de los hijos de la nación,
no valía la pena ir a la supuesta lucha libertaria:
¨... O la república tiene por base el carácter entero
de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos
y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí
y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro
de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre;
- o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres
ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos,
y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no
para acorralarlos. ¡ Para ajustar en la paz y en la equidad los
intereses y los derechos de los habitantes leales de Cuba trabajamos,
y no para erigir, a la boca del continente, de la república,
la mayordomía espantada de Veintimilla, o la hacienda sangrienta
de Rosas, o el Paraguay lúgubre de Francia !...¨ (Tomo 4,
270)
En el monumento al Apóstol que hay en la ciudad de Pinar del
Río se lee un aforismo que también habla de su carácter
profundamente liberal:
¨De la independencia de los individuos depende la grandeza de los
pueblos¨
Para Martí no sólo la grandeza de un pueblo estaba supeditada
a la independencia de los individuos; para el Mártir de Dos Ríos
la soberanía de una nación radicaba en sus hijos y no
en su gobierno. Es más, Martí asociaba el concepto de
patria al de libertad:
¨ Y no constituye la tierra eso que llaman integridad de la patria.
Patria es algo más que opresión, algo más que pedazo
de terreno sin libertad y sin vida, algo más que derecho de posesión
a la fuerza. Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones,
unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores
y esperanzas.¨ (Tomo 1, 93)
Por eso en un artículo a raíz de la muerte del poeta Julián
del Casals, Martí escribe que no tiene patria hasta que la conquiste.
Su característica liberal de estar opuesto a que las estructuras
del poder coactaran la libertad de los individuos, hizo que Martí
rechazara profundamente al caudillismo.
Martí en contra
del caudillismo
La experiencia latinoamericana en lo relativo a las luchas intestinas
y fratricidas que siguieron a la liberación del yugo español
de ciertas naciones de América del Sur y la desconcertante experiencia
de ver que varios de sus libertadores se convirtieron posteriormente
en dictadores de sus pueblos, dejaron en Martí una impronta tal,
que él prefería que Cuba siguiera siendo colonia española,
antes de que cayera en manos de caudillos:
¨Y no quiero a mi patria ¡no! víctima de capataces.
La prefiero esclava de los demás a verla esclava de sus hijos.¨
(citado por Pichardo, 286)
El 20 de octubre de 1884, y después de un incidente desagradable
con Máximo Gómez, Martí le escribió al dominicano
su determinación de:
¨no contribuir en un ápice por el amor ciego a una idea en
que me está yendo la vida, a traer a mi tierra a un régimen
de despotismo personal, que sería más vergonzoso y funesto
que el despotismo político que ahora soporta y más grave
y difícil de desarraigar, porque vendría excusado por
algunas virtudes, establecido por la idea encarnada en él, y
legitimado por el triunfo¨ (Tomo 1, 177)
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Interior
del mausoleo de José Martí en el cementerio de Santa
Ifigenia.
Sobre la tumba de bronce siempre se encuentra la bandera nacional.
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En esa misma carta definió bien claro, como buen liberal, que
la búsqueda de las libertades públicas son la única
razón por la que se puede iniciar una lucha:
¨¿Qué garantías pueden haber de que las libertades
públicas, único objeto digno de lanzar a un país
a la lucha, sea mejor respetada mañana? ¿Qué somos,
General? ¿ Los servidores heroicos y modestos de una idea que
nos calienta el corazón, los amigos leales de un pueblo en desventura,
o los caudillos valientes y afortunados que con el látigo en
la mano y la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra
a un pueblo, para enseñorearse después de él ?¨
(Tomo 1, 178)
En su artículo del 18 de agosto de 1888 titulado El General Sheridan,
Martí al alabar a Sheridan, alabó a todos aquellos luchadores
que dejando generosamente a un lado su ambición de poder, dan
paso a otros por el bien de la nación:
¨ Te defendí ¡ oh patria ! en la hora de necesidad;
pero no te perturbaré en la hora de la paz con mi ambición,
porque me diste vida para defenderte y ocasión para ganar gloria;
¿ haré yo de mi valor ¡ oh patria ! un látigo,
y de tí haré mi caballo ? Así no habló Sheridan,
que no era hombre de palabras finas; pero obró así, que
es mucho mejor que hablar¨ (Tomo 13, 120)
Martí, como ya vimos en la tercera cita de este subtítulo,
no quería que Cuba se convirtiera en la finca particular de un
caudillo como había sucedido en otros países iberoamericanos
después de concluidas las guerras contra la Metrópoli,
pero para Martí no sólo los caudillos eran merecedores
de fuertes críticas; también los pueblos llevaban su parte.
En el segundo volumen de la edición de las Obras Completas de
nuestro Apóstol, publicadas en el centenario de su nacimiento,
y en sus páginas 50 y 51 se lee:
¨ De hombres que no pueden vivir por sí, sino apegados a
un caudillo que los favorece, usa y mal usa, no se hacen pueblos respetables
y duraderos.¨
Y con vistas a una convención de clubes independentistas donde
se discutirían múltiples temas, manifestó:
¡que los pueblos no son como manchas de ganado,
donde un buey lleva el cencerro, y los demás lo siguen .!
(Tomo 2, 17)
Martí no sólo criticó el control de un país
por un caudillo; también criticó el control político
de la nación por un solo partido político:
¨ Siempre es desgracia para la libertad que la libertad sea un partido¨
(Tomo 20, 25)
Y para Martí, según plantea en ¨Tres Héroes¨
en la conocida obra La Edad de Oro:
¨Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a
pensar y a hablar sin hipocresía.¨
A raíz de la ascensión del Partido Republicano estadounidense
al poder en 1883, escribió sobre lo conveniente que era para
una nación que un partido político no permaneciera mucho
tiempo en el poder:
¨ La libertad ha de ser una práctica constante para que no
degenere en fórmula banal. El mismo campo que cría la
era, cría las ortigas. Todo poder amplia y prolongadamente ejercido,
degenera en casta. Con la casta, vienen los intereses, las altas posiciones,
los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas; las castas se
entrebuscan y se hombrean unas con otras.¨ (Tomo 9, 340)
Es cierto que Martí fundó un solo partido, nadie funda
más de un partido a la vez, pero ese partido por las bases tan
amplias que tenía, no era excluyente; se fundó con el
único propósito de llevar la independencia a Cuba y Puerto
Rico. En el Partido Revolucionario Cubano (PRC) había personas
de todas las tendencias políticas: demócratas, anarquistas,
socialistas, etc.; bastaba que la persona deseara la independencia para
pertenecer al mismo. En las bases no se habla de continuar la existencia
del PRC después de la independencia cubana y puertorriqueña
de España (por eso Don Tomás Estrada Palma, el sucesor
de Martí, lo disuelve al lograrse la independencia de España
concluida la Guerra Hispano Cubana Norteamericana); en las bases del
PRC tampoco se habla de excluir o de prohibir la participación
de otros partidos políticos en la lucha independentista o en
la vida republicana.
La búsqueda
de un modelo para las Antillas
Martí, en una carta rimada del 21 de octubre de 1889 (Tomo
16, 354-358), dirigida a un antiguo compañero y colaborador,
el anexionista Néstor Ponce de León, expuso sus convicciones
antianexionistas pero a la vez el respeto a las ideas de los demás.
A mi Señor
Néstor Ponce de León:
Viene a decirme Capriles
Que alguien dijo en Broadway,
Que en mi discurso exclamé:
¡Los anexionistas viles!
¡Bien y con mucha razón
Me mandó usted el recado
De tenerme preparado
El espinudo bastón!
Miente como un zascandil
El que diga que me oyó
Por no pensar como yo
Llamar a un cubano vil.
.....................................
Donde no nos puedan ver
Diré a mi hermano sincero:
¿Quieres en lecho extranjero
A tu Patria, a tu mujer?
Pero enfrente del tirano
Y del extranjero enfrente,
Al que lo injurie: Detente
Le he de gritar: ¡Es mi hermano!
En la Patria de mi amor
Quisiera yo ver nacer
El pueblo que puede ser,
Sin odios y sin color.
Quisiera, en el juego franco
Del pensamiento sin tasa,
Ver fabricando la casa
Rico y pobre; negro y blanco.
Y cuando todas las manos
Son pocas para el afán,
¡Oh, patria, las usarán
En herirse los hermanos!
Algo en el alma decide,
En su cólera indignada,
Que es más vil que el que degrada
A un pueblo, el que lo divide.
¿Quién con injurias convence?
¿Quién con epítetos labra?
Vence el amor. La palabra
Sólo cuando justa, vence.
Si es en uno el honor, los modos
Varios se habrán de juntar:
¡Con todos se ha de fundar,
para el bienestar de todos!
Su Martí
N.Y. 21 de octubre de 1889
|
Monumento
a José Martí en Matanzas, Parque de la Libertad.
|
El Mártir de Dos Ríos nunca sintió odio o rencor
contra los anexionistas o contra cualquier otra persona. Es bueno aclarar
que solamente en su pequeña obra ¨Abdala¨, escrita a
los 16 años, es donde habla positivamente del odio o rencor al
definir el amor a la patria como ¨
el odio invencible a quien
la oprime; es el rencor eterno a quien la ataca¨ (Tomo 18, 19).
Después de la experiencia del presidio político desterró
a esas palabras de su corazón y cuando llamó a la Guerra
Necesaria, no recurrió al odio al enemigo para hacer de los combatientes
revolucionarios frías y eficientes máquinas de matar.
En su obra sobre el presidio político en Cuba escribió:
«La venganza y el odio son dos fábulas que en horas malditas
se esparcieron por la tierra»
Años más tarde y siendo coherente con su doctrina de amor,
sentenció:
¨En pueblos, sólo edifican los que perdonan y aman. Se ha
de amar al adversario mismo a quien se está derribando en tierra.
Los odiadores debieran ser declarados traidores a la república.
El odio no construye¨ (Tomo 14, 496)
José Martí vivió muchos años en Estados
Unidos y conoció perfectamente al modelo norteamericano de gobierno
así como a la sociedad de ese inmenso, monstruoso, país;
conocía sus virtudes y defectos. En su carta al Director de La
Nación del 3 de junio de 1886 y continuando la disección
de la sociedad norteamericana que realizaba en esos años, escribió
sobre algo de esa sociedad que le provocó una gran admiración:
¨Nunca se ha visto cosa más hermosa. De este pueblo del Norte
hay mucho que temer, y mucho que parece virtud y no lo es, y mucha forma
de grandeza que está hueca por dentro, como las esculturas de
azúcar; pero es muy de admirar, como que cada hombre se debe
aquí a sí mismo el magnífico concepto de la libertad
y decoro del hombre en que todos se mantienen y juntan, y produce espectáculos
de viril y gigantesca indulgencia, o de pacífico y radical volteamiento,
que en nada ceden al brío épico y resplandor marmóreo
de la grandeza pública de Grecia.¨ (Tomo 10, 459)
Ya al inicio de esa carta había expresado: La tolerancia
en la paz es tan grandiosa como el heroísmo en la guerra.
(Tomo 10, 459)
Para José Martí existían características
en esa sociedad que debían incorporarse al proyecto republicano
cubano, de la misma manera que debían desecharse otras características.
En su discurso conocido como Con todos y para el bien de todos
invitaba a ir a la búsqueda de la esencia de un verdadero
estado republicano cubano, en el cual no permaneciera el alma colonial
disfrazada con novedades correspondientes al sistema norteamericano
que lo hiciera aparentar algo que realmente no era.
¨ .... Y con letras de luz se ha de leer que no buscamos, en este
nuevo sacrificio, meras formas ni la perpetuación del alma colonial
en nuestra vida, con novedades de uniforme yanqui, sino la esencia y
realidad de un país republicano nuestro, sin miedo canijo de
unos a la expresión saludable de todas las ideas y el empleo
honrado de todas las energías, - ni de parte de otros aquel robo
al hombre que consiste en pretender imperar en nombre de la libertad
por violencias en que se prescinde del derecho de los demás a
las garantías y los métodos de ella ...¨ (Tomo 4,
273)
|
Estatua de
Martí en el Parque Central de La Habana. Obra del escultor
José Vilalta de Saavedra.
Inaugurada el 24 de Febrero de 1905 por Tomás Estrada Palma
y Máximo Gómez.
|
Martí, profundamente permeado de los ideales liberales que universalizó
la Revolución Francesa y de la práctica de democracia,
libertad, independencia y soberanía que observó en la
sociedad norteamericana, no dudó en escoger lo mejor de ambas
fuentes.
En su testamento político, la carta a Manuel Mercado pocas horas
antes de morir, Martí planteó algo que parece descabellado
si lo entendemos como una confrontación entre Cuba y los Estados
Unidos: que Cuba pudiera evitar que los Estados Unidos se extendieran
¨con esa fuerza más¨ por las Antillas. Martí en
esa carta en ningún momento se refiere a una confrontación
de Cuba con los Estados Unidos, pues él no estaba fuera de la
realidad y conocía perfectamente la correlación de fuerzas,
pero más importante, fundamental y decisivo que lo anterior,
es que Martí era un hombre de paz y no de guerra. Para Martí,
solamente la instauración de un ejemplar modelo republicano cubano
podía servir de alternativa a los países antillanos para
evitar la tentación que provocaba incorporarse al modelo y sistema
de los Estados Unidos; tentación en la que cayeron muchos cubanos
antes y durante los primeros años de la Guerra Grande (iniciada
en 1868) y que se prolongó de manera decreciente hasta esos años
de finales del siglo XIX; Santo Domingo fue otro país que quiso
ser anexado. Esa oportunidad, según Martí, no la desperdiciarían
los Estados Unidos. En la carta a Federico Henríquez y Carvajal
del 25 de marzo de 1895 ya había expresado esos objetivos.
¨
Pero aún puedo servir a este único corazón
de nuestras repúblicas. Las Antillas libres salvarán la
independencia de nuestra América, y el honor ya dudoso y lastimado
de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán
el equilibrio del mundo...¨ (Tomo 4, 111)
Un modelo republicano, profundamente democrático y de culto a
la dignidad plena del hombre, que no tuviera los defectos del modelo
estadounidense, podía ser un modelo alternativo para Hispanoamérica,
donde las dictaduras y los caudillos, como en ese momento Porfirio Díaz,
se habían enseñoreado y se enseñoreaban sobre sus
pueblos.
Volviendo a la posición antianexionista de Martí deseo
añadir que una de las objeciones o argumentos martianos en contra
de la anexión de nuestra América (¨ la del perro de
presa¨) por la otra (¨la del arado¨) era el desprecio que
los muchos habitantes del Norte tenían por sus vecinos latinos;
hasta con respecto al independentismo, ese desprecio, tenía su
importancia: Martí alertó a los cubanos de la época
que había que ganarse el respeto del vecino, sin cuya simpatía
era imposible alcanzar la independencia, y mucho menos mantenerla.
Sobre el desprecio particular de los norteamericanos hacia los cubanos,
se lee lo siguiente en el periódico Patria, órgano oficial
del Partido Revolucionario Cubano, periódico fundado por José
Martí, Delegado de dicho partido.
¨Los americanos, dijo, no deben juzgar los esfuerzos de Cuba desde
el punto de vista de hoy. Ellos parecen desdeñar a Cuba porque
Cuba no hizo lo que ellos hicieron hace un siglo, pero las colonias
americanas tenían tres siglos de vida cuando arrojaron el yugo
inglés, y Cuba solamente ha vivido cincuenta años en la
cultura. Diez años de ellos gastados en una guerra infructuosa
por la libertad. Pónganse los americanos en el lugar de sus antepasados,
en 1776, y ellos comprenderán lo desigual de la lucha. La diferencia
del idioma ha sido la causa de tantos errores acerca de la causa cubana.
Es injusto que un país que ha vivido trescientos años
desdeñe a la colonia militar de cincuenta años ¨ (Tomo
4, 333)
Y en otra parte de ese artículo se lee:
¨ El Delegado analizó concienzudamente, las diferencias de
composición, carácter, sociedad, gobierno y tendencias
de España y Cuba; demostró que Cuba es superior a España
en civilización, en ideas de gobierno, en riqueza, y que no puede
esperarse que una metrópoli que no sabe ni puede resolver sus
propios problemas resuelva los de su colonia; explicó el por
qué del fracaso de los autonomistas, y dijo que la recompensa
que había recibido era ver los impuestos doblados, y los derechos
desconocidos; expuso con claridad las razones por qué ni a este
país ni a Cuba convenía la anexión, y sí
la amistad y comercio entre las dos repúblicas.¨ (Tomo 4,
333-334)
Bibliografía
José Martí, Obras Completas (Tomos:
1, 2, 3,4, 9, 10,12, 13, 14, 15, 16, 18, 20 ), Editorial de Ciencias
Sociales, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1975
Hortensia Pichardo, José Martí-Lecturas para los niños.
Edición muy deteriorada por el tiempo.