Revista Vitral No. 53 * año IX* enero-febrero 2003


MÚSICA

 

IMÁGENES DESDE LA HABANA
LA JOVEN MÚSICA SACRA CUBANA

FRANCISCO ALMAGRO

 

 

 

 

Como una ola submarina, imperceptible a simple vista pero segura en su meta de alcanzar la roca, así se percibe hoy la música sacra que hace la juventud católica cubana. Canción comprometida con el Evangelio, y con el mensaje de paz y reconciliación, y de rescate de valores humanos y cívicos, que tiene audaces líneas melódicas que toman lo mejor del rock sinfónico, del son cubano y hasta del hip hop.
La impresión “desde afuera”, es que en Cuba hoy apenas se hace música cristiana. Salvo que en los últimos años algún músico conocido haya compuesto una bella sinfonía y que algunos grupos corales puedan haber alternado sus presentaciones con cantos alusivos a Cristo y a Dios, la sensación es de casi total aridez. Hasta un músico o crítico bien informado pudiera caer en la trampa de asegurar que este tipo de música, tan vinculada por historia e idiosincrasia a la cultura cubana, es un ámbito en el más completo abandono.
Para cambiar esta imagen hubiera bastado entonces el concierto que en la tarde del domingo diez de noviembre del año 2002 ofrecieron en la Parroquia del Carmen, de Centro Habana, dos grupos de jóvenes músicos cristianos. No tuvieron más propaganda que carteles colocados en las parroquias que alcanzaron, y la llamada persona a persona, la más antigua y eficaz de todas las invitaciones. El patio de la gran Iglesia resultó pequeño, como sucede siempre, para tanto público, en su mayoría también jóvenes.
La primera de estas agrupaciones, Hojarasca, es una banda de siete músicos pertenecientes a la Parroquia María Auxiliadora. En conversación con Fernando Hernández, su director, se supo que vienen haciendo música desde 1995 cuando se llamaron Nazaret y apostaban por un rock duro, más experimental. Después de algunas presentaciones cambiaron el formato y el nombre por INRI. Con ese apelativo visitaron Camagüey, Santiago de cuba, Santa Clara y La Habana. Pero no se sentían satisfechos. Faltaba algo, dice Fernando, sentimos que había un sector de la juventud que quería escucharnos. Volvieron a cambiar de nombre y de perspectiva. Salir a la calle, llevar a la juventud habanera, creyente o no creyente, un mensaje positivo, de paz y de amor, de búsqueda de valores a partir del Evangelio y de Jesús, agrega el director de Hojarasca.
Pero, ¿en todas sus canciones hay un mensaje cristiano? Bueno, responde Fernando el director, todas nuestras canciones hablan de valores que son propios del cristiano, del amor de Él, quien nos conoce sabe que hablamos de Jesucristo; para otros Él puede ser el amor, la paz, el amigo...
El concierto comenzó con la bella voz de Onay, esposa de Fernando, acompañada por él en la guitarra. Y más tarde un aluvión de buena música donde predomina el rock y excelentes textos. Una impresionante canción, muestra de la orgánica articulación entre poética escritural y sonora de Hojarasca es “Salir de ti”. Cuanta juventud pensando en qué pensar, repite el estribillo.
La segunda parte del concierto estuvo ocupada por el grupo Shemá, que junto a Revelación y Maranathá son hoy las agrupaciones de música cubana más conocidas de La Habana. Shemá (Escucha) acababa de regresar de Italia, una gira que le llevó a varias ciudades del centro del país. Pudieron estar junto al Papa, Juan Pablo II, en su audiencia a los peregrinos. Este fue un momento muy emocionante para todos, confiesa Raúl Milanés, director del grupo musical fundado hace más de tres años.
Shemá hace otro tipo de música, más en la línea melódica criolla del son y del montuno. Ha grabado su primer CD; “Ven a mi jardín”, bajo la certera guía de su fundador y arreglista, el ya ausente Julián Gutiérrez. Para mí este concierto ha sido como hacer realidad un viejo sueño, nos decía Milanés antes de empezar; Hojarasca es para mí uno de los mejores grupos de rock de La Hababa en este momento. Independientemente de que haga música cristiana o no. Después añadía: me ha llenado de alegría volver a tocar en Cuba con la asistencia de tanto público entusiasta y diverso que nos quiere oír y hasta bailar con nosotros. Y tiene razón Raúl, porque canciones con un mensaje cristiano como “Darte un nuevo aliento”, “Navegaré” o “Abre tu corazón”, pudieran estar pegadas en cualquier emisora de radio si fueran promovidas como cualquier otra melodía. Mientras veía aquella juventud gozosa: unos haciendo música, otros disfrutándola, recordaba mis años juveniles, siguiendo ávidamente a la entonces no muy divulgada Nueva Trova entre la Casa de Las Américas y el Parque Almendares. Y a los casi clandestinos grupos de rock cubano, muy buenos, con excelentes músicos que hubieran merecido mejor destino que tocar y ser oídos en los garajes del Vedado. Ojalá los tiempos para Hojarasca y Shemá sean distintos, y todos, sin distinción de credos, podamos disfrutar esa música que nos mejora como personas y nos enorgullece de ser cubanos: compartir un patrimonio cultural tan diverso y trascendente.

 

Revista Vitral No. 53 * año IX* enero-febrero 2003
Francisco Almagro
Arquidiócesis de La Habana.