10 años
en la bimilenaria historia de la Iglesia no significan nada, muy poco
en la de la República de Cuba, que ya tiene 100. Sin embargo,
10 años sí son muy significativos en la vida de cualquier
persona concreta. Y en efecto, estos 10 años han tenido gran
significación en la historia de muchas personas, que han encontrado
aquí oportunidad y aliento, horizontes y sentido para su vida.»
Así empezaban las palabras de bienvenida de Dagoberto Valdés,
director del Centro de Formación Cívica y Religiosa
de la Diócesis de Pinar del Río (CFCR) que cumplió
10 años el pasado 29 de enero, al presentar a los invitados
y al conferencista de la tradicional cesión abierta que inaugura
los encuentros anuales de formación de animadores de dicho
centro. En esta ocasión el conferencista fue el Dr. Ricardo
Arias Calderón, ex vice-presidente de la República de
Panamá y ex-presidente de la Internacional Demócrata
Cristiana. El Dr. Arias vino acompañado de su esposa, Teresita
Yániz, habanera de origen, que es parlamentaria en Panamá
y ha sido presidenta de dicho Parlamento. Estaban presentes también
Mons. José Siro González Bacallao, Obispo de Pinar del
Río y rector del CFCR, Mons. Nicolás Thevenin, secretario
de la Nunciatura Apostólica en la Habana, acompañado
de Madame Brigitte y de la oblata Mariela, secretaria del Sr. Nuncio
Apostólico.
La conferencia del Dr. Arias se titulaba: Democracia: Formación
Cívica y participación ciudadana, la cual comenzó
abordando los conceptos principales de Democracia y mostrando brevemente
su realización en diferentes momentos de la Historia. Seguidamente
aborda el Concepto, según se ha ido exponiendo y madurando
en las 12 Cumbres Iberoamericanas, de las cuales el Presidente cubano
ha firmado las 10 primeras. En cuanto a su concepción de la
Democracia Iberoamérica es discípula del Padre
Varela ha dicho el Dr. Arias al exponer los puntos de contacto
entre las declaraciones de las Cumbres y las enseñanzas del
P. Varela, padre de la nacionalidad cubana. Luego el conferencista
resume todo un inventario de condiciones políticas para la
gobernabilidad democrática entre las que destacó el
respeto incondicional a los derechos humanos, las elecciones libres
y competitivas, y el auténtico debate público. Recalcó
asimismo lo imprescindible de la división de poderes y la lucha
contra la corrupción de éstos como elementos imprescindibles
para el respeto a los derechos ciudadanos: la corrupción
de los políticos es la de los pueblos, dijo, y advirtió
de la importancia de la formación cívica y política
de los ciudadanos en todos los estratos sociales, para hacer posible
el consenso en medio de la diversidad, que hace posible la democracia
y minimiza los males que pueden hacer aparecer como alternativa a
cualquiera de las formas de autoritarismo que amenazan con hacer involucionar
a los procesos democráticos que se viven en el continente.
El cristiano no teme al fracaso, porque sabe que de ahí
puede surgir la resurrección, afirmó al referirse
al necesario compromiso de los cristianos en la política, que
muchas veces es rehuido por ser realmente difícil, desvirtuado
por muchos, y exigente de muchos sacrificios. Al finalizar la conferencia
hubo una sesión de preguntas y comentarios en la que los participantes
pudieron expresarse libremente. El Dr. Arias contestó a todas
las preguntas en un ambiente de diálogo y tolerancia.
El encuentro continuó a la mañana siguiente con una
dinámica, en la que cada cual debía presentar al resto
de los participantes, a otra persona que hubiese conocido allí
en el encuentro. Fue un buen momento para conocer nombres, ocupaciones,
gustos, aspiraciones, y compromisos en la comunidad. Estaban presentes
animadores de Cabañas, Candelaria, San Cristóbal, Los
Palacios, Bahía Honda, San Juan y Martínez, San Luis,
Sandino, y Pinar del Río.
Seguidamente se dio paso a la sesión de trabajo de la mañana
que comenzó con el testimonio del Dr. Árias y su esposa,
que expusieron lo que entendían por el compromiso político
de los laicos, y cómo lo habían vivido como matrimonio,
fue un momento privilegiado para que los participantes pudieran palpar
cómo pueden integrarse las dimensiones de la vida de la familia,
en las que el ejercicio de profesiones concretas y la entrega a los
demás en la práctica política, forman parte de
una misma espiritualidad de seguidores de Cristo.
Señalaron que la política es una vocación, es
decir, un llamado, que debe ejercerse como un oficio, al cual hay
que dedicar tiempo y esfuerzo. La política es el arte
de sustituir la violencia por la palabra. Los lugares públicos
donde se ejerce la política, son lugares donde se habla, donde
las personas se comunican entre sí para ponerse de acuerdo
en resolver sus problemas y conseguir el progreso común. La
política es el arte de hacer posible lo necesario, aunque parezca
imposible. Dijeron también que el trabajo político
debe hacerse por la gente concreta, por ejemplo, Teresita que dirige
una ONG de promoción de la mujer, no trabaja por la mujer
en abstracto, sino por Juana, María, Cecilia,..., que
son personas concretas que se sirven de su organización y que
tienen unas necesidades y unas capacidades específicas. La
política, afirmaron, requiere disponibilidad para atender las
solicitudes de la gente, a cualquier hora, y en cualquier circunstancia
de la vida personal, pero al mismo tiempo no puede absorber toda la
vida, y todas las dimensiones de ésta. El compromiso no puede
arrebatar el descanso, la vida familiar, el ejercicio de algún
oficio o profesión concreta, y el cultivo de amistades, porque
entonces se haría inhumano y ficticio. Este equilibrio es difícil,
como lo es el propio compromiso en sí, que para ser ejercido
con transparencia y eficacia, espantando vicios y corrupciones, debe
vivirse como un asunto de la vida eterna, es decir, como
parte de un camino cuyo final y cuyos frutos, sólo se ven realizados
completamente en la vida con Dios, al final de nuestro peregrinar
en este mundo. En este arte es preciso aprender a perder, a ver fracasar
proyectos, y a dar sin recibir nada, sino, a veces, mal por bien,
sin embargo, para el cristiano esta dura realidad significa
perder ahora para ganar después, recibir perjuicios, a cambio
del beneficio, a veces desconocido, que nuestro trabajo realiza en
otros, afirmaron citando a Arístides Calvani, insigne
político venezolano que los acompañó y los animó,
sobre todo en los momentos más difíciles en que sufrieron
humillaciones y destierro. Teresita y Ricardo viven su matrimonio
como comunidad de vida, en la que se respetan mutuamente los modos
de hacer la política, que pueden ser diversos, en medio de
una comunión de lo esencial.
Al finalizar el rico intercambio, en el que no faltaron muy buenas
preguntas, y transparentes testimonios de los participantes, se pasó
a un momento de reflexión personal con preguntas encaminadas
al discernimiento sobre la manera de como cada cual entendía
y vivía la dimensión política del compromiso
cristiano. La plenaria que siguió tuvo un rico debate en el
que hubo opiniones diferentes. Unos consideraban el compromiso político
como opcional en la vida cristiana, y otros que esta dimensión
es obligatoria, parte de, en el compromiso cristiano,
sólo que hay personas que la cultivan en un mayor grado y otros
en un grado mucho menor, si se entiende la política en su concepto
amplio de acción encaminada al bien común, y no sólo
como la militancia partidista concreta. La segunda opinión
prevaleció al final.
La tarde del sábado estuvo dedicada a un taller sobre la mística
que inspira al animador del CFCR. Un momento para el cultivo de la
propia espiritualidad, y para confrontar los elementos que conforman
la mística del Centro, con la manera en que cada cual vive
y se relaciona con Dios y con los demás, un tiempo para el
cuestionarse sobre si se está en disposición y capacidad
para vivir un compromiso con el sentido y las motivaciones que han
conformado la mística del Centro en estos 10 años, algunos
de cuyos elementos son: tener a la persona como centro, protagonista
y fin de la dinámica social; creer en la fuerza de lo pequeño,
siendo sal y fermento; debatir ideas y proyectos, no atacar personas;
educar para la libertad y la responsabilidad; permanecer y comprometerse
en Cuba y por Cuba; y optar por la gradualidad: sin parálisis
ni radicalismos. Esta reflexión estuvo antecedida de una breve
exposición sobre qué se entiende por mística.
Los participantes trabajaron duro, de lo cual pueden esperarse provechos.
En la dinámica seguida, cada cual debía hacer una lectura
orante de los 15 puntos que describen esta mística y que están
escritos en la Presentación del CFCR, y luego profundizar en
uno de ellos, asignado al azar, para reflexionar sobre cómo
este elemento contribuye a animar la fuerza interior (ser más),
y cómo contribuye a desarrollar motivaciones para la animación
(hacer más). Al final en equipos pequeños de tres o
cuatro personas, se ponían en común las reflexiones
y se llevaron a plenario, que fue también muy rico y participativo,
aunque con poco tiempo. Por la noche los participantes disfrutaron
de una velada cultural animada a tres manos: el bolerista habanero
Frank Hernández, el también cantante y pinareño,
Gilberto de la Rosa, y cuatro miembros del grupo musical de la Iglesia
de Bahía Honda, Peregrinos del Amor, que participaban
en el encuentro e improvisaron una sabrosa descarga.
La mañana del domingo se dedicó al intercambio de experiencias
que evaluaba el trabajo de los equipos de animación en las
parroquias, de los grupos del Centro, así como el camino recorrido
en 10 años, para superar limitaciones y potenciar lo logrado,
sabiendo ser fieles a los signos de los tiempos en las necesidades
concretas del pueblo al que Dios nos ha llamado a servir. La eucaristía,
muy emotiva, y con una liturgia cuidadosamente preparada, puso ante
el altar del Señor del la Historia, todo lo vivido, para que
su Fuerza, que da al hombre y a la mujer, un Motivo para vivir, sea
la que nos siga acompañando. ¡Felicidades pequeño
equipo! ¡Sigan adelante en su empeño de personalizar
y socializar!