Revista Vitral No. 52 * año VIII * noviembre-diciembre 2002


MEMORIA CULTURAL

 

ELOGIO A LA DANZA

ROLANDO DÍAZ RODRÍGUEZ

 

 

 

«PERROS DEL AMOR» (1999) DEBRA ROSE Y XAVIER FERLA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


C
omo un elogio a la danza, así se puede calificar al recién concluido 18vo. Festival Internacional de Ballet de La Habana, que desde el 19 y hasta el 28 de Octubre se celebró en nuestro país, teniendo por sede no sólo a la Capital, sino a otras provincias.
En esta ocasión bajo el lema:” pasado, presente y futuro de la danza”, se presentó toda una variedad de estilos coreográficos, desde el romanticismo, el clasicismo, el neoclasicismo, el modernismo, hasta lo más novedoso y atrevido de las tendencias contemporáneas.
Bajo el auspicio del B.N.C. y la inspiración de esa leyenda viva de la danza que es nuestra Alicia Alonso, se aglutinaron en este festival un formidable grupo de artistas y compañías del mundo, que conjuntamente con nuestros artistas, brindaron lo mejor del arte del ballet a nuestro pueblo.
Fueron cerca de diez días de verdadera fiesta para todo aquel amante del ballet. Se ofrecieron galas, conciertos, estrenos musicales y un repertorio consagrado a los ballets más queridos y gustados del público. Fue un verdadero deleite la gala de clausura, muy acertadamente transmitida a todo el país por la T.V. En esa función, una vez más, volvió a brillar ese colosal primer bailarín argentino que es Julio Bocca, quien bailó esta vez acompañado por su coterránea Cecilia Figaredo. Una presencia mágica la de la estrella italiana Alexandra Ferri, considerada uno de los mitos de la escena danzaria en nuestros días, ella bailó junto al cubano Carlos Acosta el pas de deux de Manón. En esta misma gala fue sorprendente la aparición de la primera bailarina cubana Viemgsay Valdés, junto al también primer bailarín cubano Joel Carreño, en el III acto del Lago de los Cisnes, conocido como el Cisne Negro. Ella fue perfecta en sus variaciones, desencadenando todo el virtuosismo y las proezas técnicas que el personaje requiere. Joel Carreño, procedente de una estirpe de consagrados bailarines, mostró su dominio sobre la escena, su viril donaire, su amabilidad y bailó con elegancia. Inolvidable la presencia del primer bailarín cubano José Manuel Carreño junto a la rusa Larissa Lezhmina, en el pas de deux del Corsario. Tuvimos la oportunidad de disfrutar la presencia de Agnes Letesta y José Martínez, primera figura de la Ópera de París.
Pinar del Río, a pesar de no aparecer dentro de la nómina de las subsedes oficiales del Festival, tuvo también un soplo de aire: la presencia del Ballet de Camagüey, los días 26 y 27 de octubre, en el escenario del cine-teatro Pedro Zaydén. Fue muy grato para los seguidores y buenos amantes del ballet en nuestra provincia, poder disfrutar de esta compañía, considerada el segundo elenco de ballet de Cuba, y que se ha consolidado en el exterior como una institución danzaria de enorme prestigio y calidad artística. El repertorio brindado fue rico en valores coreográficos. Cabe destacar aquí las obras Majísimo, Cuerpo de Baile, Avalancha y Efímero. El conjunto mostró sus virtudes, su talento y su formación académica. Pudimos apreciar dentro de sus filas a jóvenes bailarines de una alta calidad, pero sobre todo, rigor y disciplina. Con su presencia, el Ballet de Camagüey contribuyó para que los pinareños gozaran de un arte universal y dio la oportunidad para quienes gustamos del ballet nos sintiéramos entusiasmados.
Hace poco tuvimos la visita del Ballet de Laura Alonso, que vino a romper el silencio de varios años sin contacto directo con la danza. Ojalá que a estas dos agrupaciones se unan otras y que los pinareños podamos seguir admirando este tipo de espectáculo que ennoblece la vida y que el pueblo sabe agradecer. Años atrás solían venir acá agrupaciones danzarias como es el caso del propio B.N.C. , el Ballet de Camagüey y el Ballet del Teatro Lírico de Holguín. Incluso, en algunos años nuestra ciudad fue subsede de los Festivales Internacionales de Ballet, y en esos años disfrutamos, no sólo de la presencia de primeras figuras cubanas, incluyendo la de la propia Alicia Alonso, también pudimos apreciar a bailarines de otros países como Rusia, México, Venezuela y Checoslovaquia, entre otros. En aquellos años nos visitó el Ballet Clásico de España, compuesto por jóvenes figuras y del que se guarda un grato recuerdo. Todo esto nos hace ahora reflexionar y preguntarnos: ¿por qué tantos años de silencio? Sería conveniente que quienes son responsables de dirigir la cultura en nuestro provincia y sobre todo en nuestro pueblo, se preocuparan un poco más e intentaran romper este silencio para que se puedan seguir admirando estas presentaciones danzarias.
Se ha culpado, en muchas ocasiones al cierre del Teatro Milanés, pero ahora se ha visto que esa excusa no es válida, pues el escenario del Zaydén así lo demostró. Creo que lo que ha faltado es interés y voluntad. Mucho se habla de la cultura y el desarrollo de ella, como se dice: la “masificación de la cultura”, todo eso no es verdad si no se trabaja en todos los campos de la cultura, y uno de ellos es el arte del ballet. En múltiples ocasiones ha quedado demostrado que existe en nuestra provincia un público que gusta de la danza y que se siente ávido por presenciar estos espectáculos. Es algo que debería tomarse en serio.
Comúnmente el ballet mantiene un silencio, se puede decir que sepulcral, en los medios de difusión y prensa escrita de nuestra provincia. Como “rara avis”, sólo en ocasiones aparece reflejado algo en dichos medios. Ese silencio perpetuo no es nada saludable si de verdad se aspira a que nuestro pueblo alcance una cultura integral. Se debe ir educando a la población en el gusto por la danza y para ello es necesario un trabajo en común entre todos. Si se cuenta con los deseos y con la buena voluntad, pudiéramos, un día, como ocurre en La Habana, Matanzas o Camagüey, ver a un público pinareño conocedor, abarrotar la entrada del teatro cuando se anuncie una función de ballet. Hagamos que esto se convierta en una realidad, nada es tan difícil, ni nada es tan imposible.
El ballet, con su propio lenguaje y forma de expresión reclama tener su propio lugar entre nosotros; hagamos este espacio. Una vez se soñó crear una agrupación de ballet pinareño, el sueño quedó olvidado. Volvamos a revivir esta idea, hagamos ese sueño una realidad. Pienso que si en otras provincias esto ha sido posible, aquí también se puede hacer posible, sólo faltan ganas verdaderas de hacerlo. Tener la voluntad y brindar toda la ayuda necesaria a quienes lo intenten. Sé que contamos con jóvenes talentos para ello, no sólo bailarines, sino pintores, diseñadores, músicos, escritores. Sólo se necesita una persona capaz de aglutinar a todos en una empresa que a la larga confío dará sus resultados.
Siempre se ha criticado a los soñadores, pero la vida y la misma historia han demostrado que los soñadores han sido los que con el tiempo han triunfado, ¡Qué aparezca entre nosotros ese soñador que levante el espíritu y organice la primera compañía de ballet en nuestra provincia! ¡Ojalá así sea!

 

 

Revista Vitral No. 52 * año VIII * noviembre-diciembre 2002
Rolando Díaz Rodríguez
Graduado de nivel medio de idioma alemán. Diseñador,decorador e historiador aficionado al ballet.