Revestido de pontificial, con
su luenga barba y en actitud de bendecir, la imagen de San Rosendo,
situada en la hornacina central del altar mayor de la Catedral de Pinar
del Río, constituye una figura inolvidable para todas las generaciones
de católicos pinareños.
Su nombre un poco raro- les ha sido impuesto a muchísimos
niños del terruño (entre las damas nunca fue popular)
de manera que puede inferirse que cualquier cubano llamado Rosendo tiene
muchas posibilidades de ser de Pinar del Río. Este santo, como
Santiago Apóstol, posee más de un nombre, en nuestro caso
es el de Rudesindo y en esta forma ha pasado a otras lenguas(1).
En Pinar del Río, sin embargo, poco se ha hablado de la historia
o, mejor dicho, la hagiografía del santo patrono. ¿Quién
fue San Rosendo? ¿Dónde vivió? ¿Cómo
y por qué se le escogió como Patrono de la diócesis
pinareña? Intentaré contestar estas preguntas.
San Rosendo o Rudesindo es un santo gallego. En su tierra natal se le
aprecia muchísimo, al extremo de que en una antología
hagiográfica publicada allí se dice: De San Rosendo
fálase moito neste libriño de santos porque foi o mais
importante de todos(2) Aunque el juicio me parece exagerado no
deja de tener gran significación.
San Rosendo es un santo medieval. Parece que vivió entre los
años 907 y 977.3 Esto lo sitúa al principio de la Reconquista,
iniciada en el 712 o en el 732 tras la victoria de Covadonga.
Nuestro santo nació en el pueblo de Valdesalas, Galicia, en tiempos
del Rey don Alfonso III el Magno. Su vida discurrió en los reinados
de García I, Ordoño II, Alfonso IV, Ramiro II, Ordoño
III, Sancho I y Ramiro III.4 Fueron aquellos tiempos difíciles
de continua guerra contra los musulmanes invasores, con fronteras ondulantes
de norte a sur y de este a oeste, sin olvidar las incursiones de los
normandos y otros pueblos paganos.
Los padres del santo procedían de la más rancia nobleza
gallega y estaban emparentados con la familia real. Su padre fue el
conde Gutiérre Menéndez (cuñado del Rey Ordoño
II) y su madre Ilduara Eriz (prima del Rey Alfonso III). Ilduara fue
también elevada a los altares, en un caso semejante al de san
Agustín y santa Mónica. De niño, según sus
hagiógrafos pero se sabe ya que la hagiografía es
un género más cercano a la ficción que a la biografía-
Rosendo Gutiérre vivió consagrado a los estudios y a la
piedad, de tal manera que cuando vacó el obispado de Dumio (hoy
Mondoñedo) el noble joven resultó elegido Obispo, a pesar
de contar con sólo 18 años. Rechazó la mitra pero
finalmente la aceptó por haber recibido una revelación
privada. Aparte de gobernar ejemplarmente su diócesis, fundó
un monasterio en Celanova, en la actual provincia de Orense en el 936,
el cual puso bajo la regla benedictina. En la obra del monje Ordoño
de Celanova5 consta que ejerció el gobierno de la diócesis
compostelana donde hubo de sustituir, por orden regia, a su primo Sisnando,
Obispo de vida poco encomiable. Al morir el Rey Sancho I (966 AD) nuestro
santo se vio amenazado por el díscolo prelado jacobeo y decidió
retirarse a su convento de Celanova como un monje más, como ha
de verse. Su parentesco con la familia real hizo que durante su gobierno
episcopal ejerciera autoridad moral, aparte de la eclesiástica,
en la corte asturo-leonesa. Según piadosa leyenda, guerreó
contra los normandos en Galicia y los musulmanes en Portugal6. Esto,
que a primera vista pudiera asombrarnos, resulta normal pues era el
uso de aquella época7. Como se refleja lingüísticamente
en el hecho de que algunas palabras vinculadas con las virtudes tienen
un origen castrense8. Mas no nos perdamos po r esos caminos...
En sus últimos años, relevado ya de sus funciones pastorales,
San Rosendo se recluyó definitivamente en Celanova, como se indicó,
y al morir el abad Franquila, los monjes lo eligieron abad del cenobio.
En el año 977, el primero de marzo, a los 70 años de su
edad, pasó a mejor vida, no sin antes haber hecho numerosos milagros.
En 1172 fue elevado a los altares por el cardenal legado Jacinto Bobo
en una canonización episcopal al uso en aquellos tiempos. Dicha
canonización fue confirmada por el propio prelado al ascender
al solio pontificio con el nombre de Celestino III.9 Parece que ya en
esa época el santo gozaba de un notable culto popular.
En la edición de la obre de Ordoño de Celanova que he
citado antes, se ha añadido una bibliografía sobre San
Rosendo con más de 70 obras escritas en alemán, castellano,
francés, gallego, latín y portugués. Entre los
censados figuran historiadores del fuste del P. Florez, el abad Justo
Pérez de Urbel y don Claudio Sánchez Albornoz. Todo lo
cual avala la importancia de San Rosendo en el desarrollo de la Iglesia
y el Estado ( o de la Corona, si se prefiere) durante la Edad Media
en España.
En una visita que realicé a Celanova en 1998, me informaron que
San Rosendo es el Patrono de la diócesis de Mondoñedo,
de la cual fue Obispo, y de la de Pinar del Río. El dato me llevó
a preguntarme: ¿Cómo nos cayó del cielo
este santo? Personalmente, me asombró que san Rudesindo fuera
el patrono de una región que por su dedicación al cultivo
del tabaco ha resultado tener una notable influencia canaria, se dice
que la segunda en Cuba, tras Cabaiguán en Las Villas. La topografía
pinareña refleja esa influencia: La Palma, Consolación,
Candelaria...Sin embargo, no fue siempre así. No lo era en el
siglo XVIII cuando hizo su entrada en nuestra historia provincial el
santo guerrero medieval gallego. Fue a partir de 1723, tras la ejecución
de los vegueros habaneros opuestos al monopolio estatal o estanco del
tabaco, que algunos vegueros de La Habana se trasladaran a nuestra provincia
para desarrollar casi clandestinamente (pues sus productos se vendían
mayormente a los contrabandistas) el cultivo del tabaco, ya existente
desde alrededor de 1720 en Vuelta Abajo. 10
El eminente historiador pinareño Emeterio S. Santovenia y Echaide,
en su clásica obra sobre nuestra región, presenta a Vuelta
Abajo de los mil seiscientos como una tierra yerma11, donde
existía una abierta pugna entre los ganaderos (propietarios de
hatos, corrales y potreros) y los campesinos (mayoritariamente precaristas)
que intentaban producir algo más que reses y puercos...(pues)
los labradores persistían en el afán de aprovechar una
pequeña parte de tanta tierra yerma para cultivar tabaco y frutos
de comer12. La región no estaba realmente colonizada ya
que faltaban poblados y comunicaciones entre los pocos y raquíticos
centros de población y ocurrió que la Iglesia se
adelantó a la Corona.13 Ello en la persona de Mons. Diego
Evelino de Compostela (nótese el apellido del obispo) quien pensó
que la fundación de parroquias requería la preexistencia
de núcleos de población.14
Según Mons. Dr. Ismael Testé, este obispo nació
en la ciudad jacobea en 1635, allí se formó como sacerdote
y muy joven recibió el doctorado en ambos derechos (civil y canónico)
por la universidad compostelana.15
Santovenia afirma que: Una de las parroquias fundadas por Compostela
fue la de San Rosendo, cuyas aguas bautismales estrenó el 2 de
agosto de 1699 un hijo legítimo de un moreno libre, natural de
Jamaica, y de una india, nacida en la ciudad de La Habana. La
parroquia tenía como base algunas casuchas que se
alzaban a finales del siglo XVII sobre un otero en la sabana
sitas en el camino que se cruzaba con el río Guamá,
avanzando hacia el montañoso espinazo de Vuelta Abajo, dentro
de los límites de un corral llamado Pinal del Río, un
poco más al oeste de Consolación.16 Se encontraba entre
la sierra y el mar, y de esto resulta que la zona norte del viejo municipio
pinareño no entraba entonces en sus límites. Civilmente
este territorio constituiría el el partido de San Rosendo o de
San Rosendo de Pinal del Río.17
¿Fue el obispo gallego Diego Evelino de Compostela el que nos
trajo a San Rosendo?
Recordemos que San Rudesindo había administrado las entonces
diócesis de santiago de Compostela, patria chica del prelado.
De no ser así, ¿ cómo nos llegó al occidente
de Cuba este santo del poniente de España?
En el volumen III de la obra de Mons. Testé, ya citada, al tratar
de la parroquia de San Rosendo de Pinar del Río, hoy parroquia
del Sagrario de la Catedral, se nos habla de don Felipe de Fondesviela,
marqués de la Torre, de su fundación de Nueva Filipina,
y de otros datos interesantes, pero nada nos dice de la selección
del santo patrono. Quizás en los archivos diocesanos, o en los
de la Catedral pinareña, haya algo que nos aclare este patronazgo.
Dejo el campo a otros investigadores que deseen seguir la pista rudesinda.
San Rosendo fue un hombre de su tiempo que supo combinar las virtudes
activas con las pasivas. Fue además de prelado y guerrero, místico
eminente en aquella época. Constituye un buen ejemplo a seguir
en todos los planos. Y eso es, en esencia, lo que se espera de un santo
patrono.
Notas:
1.- Dictionnaire des Saints de Tous les Jours. Ordenado y presentado
por Dom Philippe Rouillard, O.S.B. Haute Provence, Editions Robert Morel,
1963, p. 299.
2.- Vidas de santos galegos. Santiago de Compostela, Os minilibros de
Galaxia, sin autor ni fecha, p. 55.
3.- Están contestes en cuanto a esto todos los libros de vidas
de santos que cito en este trabajo y que no repito aquí para
abreviar.
4.- Juan José Menezo. Reinos y jefes de Estado desde el 712.
Madrid, Historia Hispana, 1978, pp.30-48, ambas inclusive.
5.- Orduño de Celanova. Vida y milagros de san Rosendo, edición
de la Fundación Barrié de la Maza, 1990, p. 131.
6.- Buttler´s Lives of Saints. Edited, Revised & Suplemented
by Herbert Thorston, S:I. Vol. I.N:Y., P.J. Kennedy & Sons, 1968,
p. 454.7.- Hasta los finales del antiguo régimen, muchas ciudades
y regiones europeas eran gobernadas por obispos-príncipes. Hoy,
además del Vaticano, sólo queda el Principado de Andorra,
uno de cuyos dos co-príncipes es ex-officcio el obispo español
de la Seo de Urgel. Por otra parte, esta dualidad cristalizaría
en la fundación de las órdenes militares castellanas,
con la de Calatrava a la cabeza, fundación acaecida en 1158.
Véase la obra de José Ignacio Ruíz Rodríguez
las Órdenes Militares Castellanas en la Edad Moderna. Madrid,
Arco Libro, S.L., 2001, passim.
8.- Anthony Pagden nos recuerda que la propia palabra virtud se deriva
de la voz latina vir (hombre o varón) y originalmente significaba
valor en las batallas. Es decir, que todo hombre virtuoso
era por definición un hombre de guerra. Véase Anthony
Pagden Peoples and Empires. Nueva York, a Modern Library Chronicles
BooK, 2001, p. 21.
9.- Ordoño de Celanova, op. cit. 274.
10.- Leví Marrero Artiles. Geografía de Cuba. Nueva York,
Minerva books Company, 1966, pp.231 y 232.
11.- Emeterio S. Santovenia. Pinar del Río. México, Fondo
de Cultura Económica, 1946, p. 25.
12.- Ibid. p. 30.
13.- Ibid. p. 33.
14.- Ibid. p. 34.
15.- Mons. Dr. Ismael Testé. Historia Eclesiástica de
Cuba. Burgos, Tipografía de la Editorial El Monte Carmelo, 1969,
volumen I, p. 113.
16.- Todas las citas anteriores aparecen en la página 36 de la
obra de Santovenia.
17.- No puedo explicar la moderna mutación de la /r/ por la /l/.
En nuestra lengua se habla de un manzanar, un limonar, un melonar como
del terreno o lugar plantado de los correspondientes frutales, pero
se habla, en el mismo sentido, de un guayabal, naranjal o peral. No
parece que sea un cubanismo pues no hay mención de este fenómeno
en el Diccionario provincial casi razonado de voces (sic) y frases cubanas
de Esteban Pichardo. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1985,
passim. Por otra parte, de una revisión del diccionario de la
real Academia Española se desprende que obviamente existe una
vaciliación lingüística respecto a la desinencia
propia de las palabras o términos que indiquen lugares en que
se plantan árboles frutales o al conjunto de estos.