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enero-febrero. año VII. No. 41. 2001

ÍNDICE

PATRIMONIO

  

FIESTA PATRONAL,

PROCESIONES

Y VERBENAS EN

LOS PALACIOS

por Jesús Marcos García

 

     

 

Actualmente, a casi cuarenta años de la celebración de la última verbena en suelo palaceño, el recuerdo de aquellas tradicionales y exquisitas festividades se encuentra presente en la memoria de todos los habitantes del Municipio de Los Palacios que disfrutaron de estos eventos; quienes, con nostalgia en el corazón traen continuamente a sus mentes la remembranza de aquellos alegres y regocijantes tres primeros días del mes de mayo, días en que se celebraba la Verbena y la Fiesta Patronal.


Los jóvenes que no los conocieron muestran su asombro y se maravillan ante los relatos de los placenteros festejos, donde primaban la abundancia en comestibles y la cortesía en el trato y comportamiento personal. A ellos, pertenecientes a una época y a un entorno social muy distinto, estos relatos les parecen sueños asociados a una quimera o pertenecientes a una utopía.


Las verbenas son absolutamente de influencia española. Consisten en veladas, procesiones y ferias que en Madrid y otras poblaciones de la península se celebran en honor del Santo Patrón del pueblo. Son acompañadas de otras festividades para el disfrute y regocijo popular.


En Los Palacios la fiesta patronal se comenzó a celebrar a finales del siglo XVIII. Primeramente se celebraba solamente el día 3 de mayo, día del Patrón del pueblo Jesús de Nazaret y se llamaba la Fiesta de la Santa Cruz.


En ese día, las familias se reunían en convites y agasajos. Antes del anochecer salía la procesión de la parroquia conduciendo en andas al Santo Patrón Jesús de Nazaret, el que era paseado por las polverientas calles del entonces caserío de Los Palacios. De regreso a la Iglesia se procedía a la solemne y Santa Misa en honor del Patrón. Al liberarse Cuba del coloniaje e instaurarse la República, se continuó celebrando la Fiesta Patronal, la más tradicional del pueblo palaceño y que tiene sus inicios casi inmediatos a su fundación. Es bajo la égida del dinámico y entusiasta Pedro Liz Cabezas, alcalde de Los Palacios, que a partir de 1925, a la Fiesta Patronal se le añade la celebración de la verbena, comenzando los festejos el día 1 de mayo terminando el día 3. Las verbenas se celebraban en honor al palaceño ausente y tuvieron esa denominación hasta el año 1959.


LA VERBENA Y FIESTA PATRONAL DE 1925

Además de ser patrocinada por el municipio, contó con la participación de la Iglesia, las sociedades, el comercio, familias distinguidas y clases vivas del pueblo.
Se buscó la cooperación de algunas casas comerciales de la Habana y otros lugares, las que enviaron infinidad de regalos. Las utilidades de la verbena estaban destinadas a la construcción de un parque de recreo infantil, que aún existe, y dotar de uniformes y de instrumentos musicales a la Banda de Música Infantil. Esta Banda que llevaba tiempo estudiando y ensayando con un profesor pagado por el ayuntamiento, en la fiesta del 20 de Mayo, Día de la República; ejecutó el Himno Nacional de completo uniforme y dotada de relucientes instrumentos musicales. Todas las fachadas y las columnas de las edificaciones del pueblo se engalanaron con la tradicional penca de guano de palma real. A las seis de la mañana del viernes 1 de mayo se inauguraron los festejos con el toque de diana que durante los tres días que duró la Verbena se repetía a igual hora de la mañana. A las ocho de la mañana del propio día primero de mayo, llegó la orquesta de Emilio Dueñas de Pinar del Río. Agrupación musical muy popular en su época que amenizó la verbena durante los tres días. Se construyó una magnifica pista de una milla de largo para carreras de automóviles en el reparto Betancourt. A la una de la tarde se celebraron carreras a pie. Se pensaba que el fotógrafo Francisco C. Rodríguez, conocido como el "Paavo Nurmi Palaceño" fuera el ganador; sin embargo, ganó Gregorio de Armas. A las dos de la tarde del sábado día 2, hubo un desafío de pelota entre los equipos Los Palacios y San Cristóbal. Lanzó por Los Palacios el zurdo Joseito Guerra y ganó el club local 11 por 6.


LOS BARRIOS

Había cinco, que representaban a nacionalidades y etnias residentes en Los Palacios. Barrio Cubano, Español, Chino, Paso Real y Oriental. Estos Barrios fueron situados en un extenso solar preparado y que estaba anexo a la Estación de Ferrocarril, el lugar más céntrico del pueblo. Cada uno se componía de varios kioscos y bazares. El salón de baile era el almacén de la Estación del Ferrocarril, amplio y muy ventilado. En el centro del mismo se colocó la orquesta y una soga o cuerda lo dividía en dos partes. En una bailaban las personas de raza blanca y en el otro las de raza negra o mestiza. Cada barrio estaba profusamente alumbrado, al igual que el parque y toda la zona; cortesía de los nuevos dueños de la planta eléctrica local, señores Maristany y Compañía.


EL BARRIO CUBANO

Se componía de seis kioscos y se llegaba a ellos pasando por una bonita doble hilera de pinos. El director de éste era el Dr. Armando Valverde Massino y era atendido por las señoras: María Álvarez, Luisa Hernández de Medel y las señoritas: Magdalena Álvarez, Delia Azcuy, Olimpia Morejón, Ofelia y Rosalía Valverde, Mercedes Verde, Josefa Piñera y Emérita Brito. En él había un kiosco destinado solamente a bazar que era grandioso, repleto de lindos objetos que se adquirían todos con asombrosa rapidez por el módico precio de veinte centavos. Al lado del kiosko bazar había otro más pequeño donde estaba instalado un ingenio azucarero en miniatura, curiosísimo trapiche representando el Central "La Francia". Allí se servía al minuto el sabroso guarapo acabado de molerse. Era atendido por las señoritas: Cuca Fernández y Antonia Bernal. En el Barrio cubano se encontraba el kiosco del pozo misterioso, dentro del cual existían infinidad de objetos destinados a la venta de manera ingeniosa. Por un real (diez centavos) tiraba usted de una cuerda y extraía un artículo que le devolvía con creces su dinero y ayudaba a su pueblo. Otro kiosko, situado junto al pozo misterioso, dedicado a las cantantes de guarachas, boleros y décimas, espectáculo netamente criollo. Allí entonaban las canciones con excelentes voces las señoritas: Jacinta y Sabina González, Emilia y Felicita Sánchez, acompañadas de las guitarras tocadas por los populares Cobo y Bienvenido; dos magos de las cuerdas. Por último bajo unas chozas formadas por cañabravas, de rústico y primitivo aspecto, estaban colocados los indios. Varios niños con traje de aborígenes, muy bien personificados. En este lugar se expendía casabe, café, tabacos y cigarros, empanadas, pescados fritos, buñuelos con dulce de coco o melado, tamales, yuca con su mojito, arroz congrí y el típico lechón asado. Los marranitos eran asados en el mismo lugar y sus raciones llegaban al consumidor calienticas, humeantes y crispantes los pellejitos. En las chozas indias, como en los alrededores, también se expendía: cerveza, vinos, rones y traguitos preparados. Dentro de ellos el criollísimo "chiringuito". Los que asistieron a las chozas primitivas fueron atendidos por las amables jovencitas: Amparo Romero, Teresa y Rosa Piñera y María Teresa. Al frente de este kiosko estuvo la señora Regla Álvarez de Delgado.
El Barrio Cubano recibió gran cantidad de donativos, muchos de ellos provenientes de la prensa. El semanario "La Política Cómica" envió tres decenas de hermosos juguetes para el bazar. El "Diario de la Marina" un valioso abanico con su vanity, que le correspondió en suerte a la Srta Hortensia Valverde y el periódico "El Mundo" envió un precioso automóvil de niño.


EL BARRIO ESPAÑOL

Estaba conformado por un enorme y precioso kiosco que se encontraba entre dos enseñas nacionales y la bandera española. Lo rodeaba el Kiosko un adorable jardín de encantador estilo. El servicio era realizado por distinguidas señoritas vestidas a la típica usanza española. Dentro del mismo jardín, un teatro, donde, al son de la gaita, se bailaban jotas aragonesas. Representaban el Barrio Español las Sras Julia Martín de Lizquete, Estela Díaz de Dorta, Nubia Roig de Ramírez y Lolita Urrutia de Morales. Las señoritas: Ramona Piñera, Emelina Suárez, Zenaida Cruz, Cusa Díaz, Teresa Brito, Emilia Figueroa y Frany Dorta. También lo atendían las señoritas: María Inclán, Gloria Barroso, Angustia Breijo, Maruca Franchi y Santa Romero. Tenía este barrio su bazar con preciosos objetos de procedencia española. Además se expendían artículos de puro sabor español. No faltó la espumosa cidra, los vinos y licores españoles, así como: las sardinas, quesos, chorizos, salchichones, aceitunas y demás artículos y embutidos de la Madre Patria. Una simpatiquísima nota fue el día de la inauguración de la verbena. Todos los integrantes del Barrio Español formaron una alegre comitiva y delante iba un burrito cargado con dos pipas de vino y sobre el asno, montado, el popular gaitero con su vestimenta y su célebre gaita.


El BARRIO CHINO

La Colonia China de Los Palacios para esta verbena construyó un gran kiosco que contaba de dos pisos. Destinado el primer piso a bazar, atendido por primorosas chinitas de deliciosa belleza y donairoso andar. Este barrio tenía infinidad de objetos de procedencia china, entre ellos valiosísimos mantones y sedas. Se danzó con gran lucimiento el baile del dragón. Puede afirmarse que la concurrencia al Teatro Chino, que estaba situado en el segundo piso, fue inmensa. Ningún participante de la Verbena dejó de visitarlo. Este Barrio estuvo dirigido por el señor Carlos Lam, que era a la vez el presidente del Casino Chino de Los Palacios. Integraban el barrio las Sras: Fe María Rodríguez de Ferrer, Laudelina Torres de Castillo y Petrona Capote de Grenier y las señoritas: Josefa Betancourt, Lolita Tejera, Carmelina Figueroa, Zenaida Suárez, Aracelia Brito, Juana María Cabrera, Silvina Chávez, Adelaida Bernal, Marina Ascuy, Elena Soto, Domitila Torres, Eloisa y María Josefa Tejera, Dilia Ramírez, Margarita Viñas y una encantadora chinita: Lolita García. El barrio chino fue el que más ganancias económicas aportó a la Verbena de 1925.


El BARRIO PASO REAL

El pueblo de Paso Real estuvo representado en la Verbena de 1925 por lo más distiguido de su sociedad y un hermoso kiosko. Al frente del barrio de Paso Real estaban las señoras Dolores Achón de Orizondo, Emilia Lavale de Ríos y Rosalía Lodesma de Zarragoitía asistidas por las señoritas: Antonia González, Delia Suárez, Luz María López, Herminia Díaz, Mercedes Montoya, Dulce Sánchez, Consuelo García, Petra Rubio, Francisca Hernández y Caridad Fernández. También por Paso Real asistió la futura Condesa de Turín. En el Barrio de Paso Real, al igual que en los otros barrios, se expendieron ricas golosinas y comidas criollas, además de un surtido bazar.
El Barrio Oriental: Este Barrio compuesto por estimados elementos del pueblo, estuvo muy lucido y celebrado. Sobre todo su bonita casita criolla muy bien presentada y fue la nota simpática del barrio. El Barrio Oriental obtuvo unánimes elogios.

 

LAS CARRERAS DE AUTOMÓVILES

Fueron las carreras de automóviles el más importante evento de la Verbena de 1925. A estas carreras se les dio carácter provincial y asistieron competidores de la Habana con sus autos. A la seriedad de sus organizadores, al frente de los que se hallaba el jefe militar de Los Palacios, teniente Cruz Garay y la importancia de los premios ofrecidos, despertaron un entusiasmo colosal por el evento.
Fue el pueblo de Los Palacios el primero en la provincia pinareña que celebró carreras de automóviles, les cabe ese honor a los palaceños. Fueron verdaderamente un acontecimiento.
Económicamente las careras tuvieron, por concepto de entradas, un considerable ingreso para el municipio. No faltó en los terrenos adyacentes a la pista lo más distinguido y selecto de la sociedad palaceña.


RELACIÓN DE LOS AUTOMÓVILES Y SUS CATEGORÍAS

Categoría abierta

-Dodge Brothers Special / Antonio Jané
-Dodge Brothers / Armando Martínez
-Mercer / Gustavito Fernández
-Ford Special / Oscar Álvarez (Calderón del bote)
-Chevrolet / Manuel Castilla
-Essex / Luis Aisperrúa

Segunda Categoría

-Dodge Brothers / Vicente Guerra
-Dodge Brothers / Ignacio Ruiz
-Ford Special / José M. Durán
-Dodge Brothers / José Gil
-Dodge Brothers / Emilio Domínguez
-Ford Special / Oscar Álvarez (Calderón del bote)
-Chevrolet / Manuel Castilla

Tercera Categoría (Automóvil Ford)

-Víctor M. Rodríguez
-Julián Llera
-Mario Ramírez
-Andrés Navarro

 

Resultó triunfador en la categoría abierta el auto Mercer conducido por Gustavito Fernández que hizo el recorrido en 9 minutos y doce segundos. En segundo lugar quedó el Dodge Brothers Special de Antonio Jané que utilizó un tiempo de 9 minutos y trece segundos. El triunfador de la segunda categoría lo fue el Dodge Brothers de Emilio Domínguez y en la tercera categoría el Ford piloteado por Julián Llera.
Dada las buenas condiciones de la pista, a pesar de haberse corrido a "fantásticas" velocidades, no se lamentó el menor accidente.

 


A las seis de la tarde del domingo 3 de mayo, último día de la Verbena de 1925, salió la procesión de la Iglesia Parroquial de Los Palacios. El Santo Patrono era llevado en andas por emotivos feligreses. Al frente de la procesión marchaba el presbítero: P. José Rodríguez Suárez, el recordado Padre Pepe, quien se mantuvo por alrededor de treinta años como cura párroco de Los Palacios.


Para este solemne y religioso acto los festejos verbenales se interrumpieron, hasta el tiempo que duró la procesión y la Santa Misa. La procesión transitó por las dos calles principales del pueblo, subió por la calle José Martí y bajó por Antonio Maceo (hoy 21 y 23). Una gran cantidad de público asistió espontáneamente a los actos religiosos, para cumplir con la necesidad espiritual de manifestar su fe y rendir culto al Santo Patrón.


En igual sentido se comportaron los festejos y los oficios religiosos en los futuros años, hasta el 3 de mayo de 1962, que fue la última vez que Jesús de Nazaret se paseó por las calles del pueblo que lo eligió como su Patrón.


Obtuvieron tanto éxito la Verbena y la Fiesta Patronal de 1925 que sirvieron de pautas a seguir para la celebración de los futuros festejos. La Verbena de 1925 y las de los años siguientes fueron durante años motivos de orgullo para los palaceños y se le conocieron, como genuina expresión de reconocimiento y gratitud, con el nombre de las "Verbenas de Perico Liz"


Con el transcurrir de los años las verbenas siguieron su casi inexorable marcha de celebración. Aunque en algunos años obtuvo más éxito que en otros, en relación con la situación económica imperante en el país.
Las Verbenas, al igual que las pascuas, por su arraigo tradicional formaron parte muy directa de la vida espiritual de los palaceños. Esos días traían consigo un ambiente festivo y de alegría, regocijo espiritual y paz interior. Los más humildes hacían sus esfuerzos, tales como cebar un puerquito para su venta, mantener sus ahorros y todo aquello que pudiera generar ingresos para adquirir la vestimenta y en estos días disfrutar de los festejos, en igualdad de condiciones de los más favorecidos económicamente.


En las décadas de los años cuarenta y cincuenta a las verbenas se le incorporaron otras actividades recreativas y de diversión, que prolongaban la actividad festiva por alrededor de un mes. La celebración de la tradicional fiesta palaceña se limitaba a los días 1, 2 y 3 de mayo. Sin embargo, en la segunda quincena del mes de abril llegaban al pueblo parques de diversiones que contaban con caballitos, montaña rusa, botes, canales de deslizamiento, carros locos, trencitos infantiles, sillas voladoras y la popular noria (estrella). Además se hacían acompañar de tiros al blanco y bazares repletos de bellos objetos de utilidad personal o para el hogar, que se obtenían mediante juegos de azar. En esos días los gitanos, en su eterno peregrinar, visitaban Los Palacios y, con sus misterios y leyendas, levantaban sus tiendas nómadas en algún solar yermo del pueblo y de inmediato se dedicaban a sus funciones predestinadoras. Terminada la verbena los parques de diversión con sus variedades permanecían en Los Palacios por unas dos semanas más.


Para amenizar las verbenas se contrataba para el último día, 3 de mayo, una de las orquestas más famosas y populares del país. Los palaceños bailaron a los acordes musicales de orquestas y solistas de renombre, como Arcaño y sus Maravillas, Belisario López, Cheo Belén Puig, Antonio María Romeu y su cantante Barbarito Diez, Beny Moré y su Banda Gigante, Ñico Membiela y la famosísima Orquesta Aragón, entre otros. Los dos primeros días eran cubiertos con orquestas de la provincia y charangas locales. La consolareña Orquesta "Hermanos Palacios" debutaba el día primero.


Las ganancias de las verbenas eran utilizadas para fines benéficos y obras sociales. La construcción o reparación de calles, aceras públicas, escuelas, la construcción de parques, apoyo a equipos deportivos y bandas municipales, adquirir una ambulancia y muchas cosas más en beneficio de la comunidad que eran alcanzados por sus ingresos gananciales.


En 1958 la tradicional verbena no se celebró, motivado por el estado beligerante existente en la nación. No obstante, la procesión se efectuó pacífica y religiosamente.


Con el triunfo revolucionario de 1959, la verbena se celebró en una alborada de alegría y esperanzas. Le correspondió su organización al señor Eladio Alles Collazo, Comisionado Municipal de Los Palacios y con la participación, como en las anteriores, del comercio y las sociedades civiles se llevaron a efecto unos grandiosos festejos. Para esta oportunidad se utilizó la céntrica calle 23 y se cerró desde las transversales calle 24 a la 28. La Orquesta Aragón estuvo presente el día 3, la procesión realizó su recorrido y fue más inmensa que nunca.


En los años 1960 y 1961, primeros años del poder revolucionario y de inquietudes políticas, los festejos verbenales, la procesión y oficios religiosos se efectuaron felizmente.


El año 1962 estuvo marcado como convulso y de grandes divergencias sociales y políticas, motivado por una transformación que a pasos agigantados comenzaba hacerse sentir. El nuevo sistema que se desarrollaba se hacía acompañar de una ideología y una nueva estructura política, social y económica que antagonizaba con muchas de las tradicionales formas de vida del pueblo cubano. La verbena de este año 1962 se celebró en el mes de julio, no en mayo como tradicionalmente se acostumbraba.


En mayo de 1962 la Iglesia de Los Palacios carecía de sacerdote. Los oficios religiosos eran atendidos por el padre Morejón, cura de la vecina Parroquia de San Diego de los Baños.


El día del Patrón de este año, el Padre Morejón, en una posición de responsabilidad y cordura, se opuso a que se efectuara la procesión y se negó a entregar el Jesús de Nazaret, que año tras año acompañaba a la marcha religiosa en su honor. Esta postura del Padre Morejón se debió al momento imperante y al temor de que el acto religioso fuese utilizado por personas completamente ajenas a la Iglesia para manifestarse públicamente y hacer sentir su inconformidad con el sistema. Los feligreses de la Iglesia de los Palacios mostraron su conformidad y apoyaron la determinación del anciano sacerdote.


Ante esta negativa, las personas conglomeradas frente a la Iglesia que esperaban sacar la procesión se dirigieron a la morada de la Sra. Juana Dancausse de Capote y allí obtuvieron una bella imagen en yeso del Redentor. Comenzada la peregrinación, que partió del hogar de la Sra. Dancausse, de inmediato se escucharon consignas antigubernamentales.


Al concluir la procesión varios jóvenes identificados con el proceso revolucionario se liaron a puñetazos con algunos de los que tomaron participación del acto.


Después de aquel incidente la procesión en honor del Santo Patrón no ha peregrinado más por las calles de Los Palacios.


Los oficios religiosos propios de la celebración de una fiesta patronal se han venido realizando todos los años en la Parroquia de Los Palacios. En ese día, después de la Santa Misa, Jesús de Nazaret es conducido por emotivos fieles hasta la verja de entrada a los predios de la Iglesia que la separa de la acera pública. En los rostros de los participantes, en esta corta peregrinación, se reflejan la alegría y el regocijo espiritual, pero, al tener que regresar con el Santo Patrón al interior del templo sus dichas se convierten en tristeza y se preguntan: ¿Cuándo Jesús de Nazaret se paseará nuevamente por las calles del pueblo que lo eligió patrón?


 

Bibliografía

-Geografía de la Isla de Cuba. Esteban Pichardo (año 1854)

-Notas sociales de Los Palacios. Manuel Medel Nodarse
Periódico "El Mundo" 10 de mayo de 1925.

- Entrevista a 15 palaceños, Mayores de 75 años.

- Los Palacios (Término Municipal) con un área de 755 kilómetros cuadrados. Pertenece a la provincia de Pinar del Río, la más occidental de Cuba. Limita por el norte con los términos municipales de Consolación del Norte, (La Palma) y Cabañas. Por el este con San Cristóbal; por el sur con el mar de las Antillas y por el oeste con Consolación del Sur


Nota de interés:

En los primeros meses del año 1896 la Iglesia de Los Palacios fue incendiada por las fuerzas del General del Ejército Libertador Roberto Bermúdez López.. Miembros de una familia palaceña de apellido Corvo rescataron al Santo Patrón de las llamas.
Al ser reconstruida la Iglesia de Los Palacios se adquirió una nueva y bella imagen de Jesús de Nazaret, que es la que hoy se encuentra en el alar mayor y que acompañó a la procesión a partir de ese momento. En el año 1995 esta imagen, bastante deteriorada por el paso de los años, fue restaurada por un excelente maestro restaurador de la ciudad de Pinar del Río, gracias a las gestiones de Monseñor Siro, Obispo de la diócesis de Pinar del Río y el padre José; Cura de los Palacios.
La imagen del patrón rescatada de las llamas fue cedida por los Corvos a Agapito Martínez. El señor Martínez y su familia eran muy devotos de Jesús de Nazaret y le rendían una religiosa pleitesía. Los palaceños le llamaban el Santo de Agapito y cuando el pueblo era azotado por una prolongada y desesperante sequía o se sufría de una epidemia u otro mal, los pobladores acudían al domicilio de Agapito, situado en la Calle Céspedes No. 16 (hoy calle 24) y sacaban al santo en una peregrinación por las calles del pueblo.
Las marchas religiosas organizadas en el hogar de Agapito Martínez y llevando al frente la primitiva imagen de Jesús de Nazaret, eran procesiones ocasionales. La antigua imagen del Patrón de Los Palacios nunca más presidió las procesiones del 3 de mayo después del incendio de la Iglesia en 1896.
Al mudarse la familia Martínez para La Habana el santo fue adquirido por Nicolás Sosa Arrebato (Coco), quien le hizo restauraciones.
En la actualidad esta imagen existe, se considera la reliquia más antigua de Los Palacios, y se encuentra en el hogar de una hija de Coco. Tiene aproximadamente un metro de altura, su construcción es de madera preciosa y sus ojos son de conchas de mar. El Padre Joaquín, Párroco de Los Palacios ha hecho gestiones para obtener la imagen y llevarla para la Iglesia, pero, hasta el momento han sido infructuosas.

 


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