Actualmente,
a casi cuarenta años de la celebración de la última
verbena en suelo palaceño, el recuerdo de aquellas tradicionales
y exquisitas festividades se encuentra presente en la memoria de todos
los habitantes del Municipio de Los Palacios que disfrutaron de estos
eventos; quienes, con nostalgia en el corazón traen continuamente
a sus mentes la remembranza de aquellos alegres y regocijantes tres
primeros días del mes de mayo, días en que se celebraba
la Verbena y la Fiesta Patronal.
Los jóvenes que no los conocieron muestran su asombro y se maravillan
ante los relatos de los placenteros festejos, donde primaban la abundancia
en comestibles y la cortesía en el trato y comportamiento personal.
A ellos, pertenecientes a una época y a un entorno social muy
distinto, estos relatos les parecen sueños asociados a una quimera
o pertenecientes a una utopía.
Las verbenas son absolutamente de influencia española. Consisten
en veladas, procesiones y ferias que en Madrid y otras poblaciones de
la península se celebran en honor del Santo Patrón del
pueblo. Son acompañadas de otras festividades para el disfrute
y regocijo popular.
En Los Palacios la fiesta patronal se comenzó a celebrar a finales
del siglo XVIII. Primeramente se celebraba solamente el día 3
de mayo, día del Patrón del pueblo Jesús de Nazaret
y se llamaba la Fiesta de la Santa Cruz.
En ese día, las familias se reunían en convites y agasajos.
Antes del anochecer salía la procesión de la parroquia
conduciendo en andas al Santo Patrón Jesús de Nazaret,
el que era paseado por las polverientas calles del entonces caserío
de Los Palacios. De regreso a la Iglesia se procedía a la solemne
y Santa Misa en honor del Patrón. Al liberarse Cuba del coloniaje
e instaurarse la República, se continuó celebrando la
Fiesta Patronal, la más tradicional del pueblo palaceño
y que tiene sus inicios casi inmediatos a su fundación. Es bajo
la égida del dinámico y entusiasta Pedro Liz Cabezas,
alcalde de Los Palacios, que a partir de 1925, a la Fiesta Patronal
se le añade la celebración de la verbena, comenzando los
festejos el día 1 de mayo terminando el día 3. Las verbenas
se celebraban en honor al palaceño ausente y tuvieron esa denominación
hasta el año 1959.
LA VERBENA Y FIESTA PATRONAL DE 1925
Además
de ser patrocinada por el municipio, contó con la participación
de la Iglesia, las sociedades, el comercio, familias distinguidas y
clases vivas del pueblo.
Se buscó la cooperación de algunas casas comerciales de
la Habana y otros lugares, las que enviaron infinidad de regalos. Las
utilidades de la verbena estaban destinadas a la construcción
de un parque de recreo infantil, que aún existe, y dotar de uniformes
y de instrumentos musicales a la Banda de Música Infantil. Esta
Banda que llevaba tiempo estudiando y ensayando con un profesor pagado
por el ayuntamiento, en la fiesta del 20 de Mayo, Día de la República;
ejecutó el Himno Nacional de completo uniforme y dotada de relucientes
instrumentos musicales. Todas las fachadas y las columnas de las edificaciones
del pueblo se engalanaron con la tradicional penca de guano de palma
real. A las seis de la mañana del viernes 1 de mayo se inauguraron
los festejos con el toque de diana que durante los tres días
que duró la Verbena se repetía a igual hora de la mañana.
A las ocho de la mañana del propio día primero de mayo,
llegó la orquesta de Emilio Dueñas de Pinar del Río.
Agrupación musical muy popular en su época que amenizó
la verbena durante los tres días. Se construyó una magnifica
pista de una milla de largo para carreras de automóviles en el
reparto Betancourt. A la una de la tarde se celebraron carreras a pie.
Se pensaba que el fotógrafo Francisco C. Rodríguez, conocido
como el "Paavo Nurmi Palaceño" fuera el ganador; sin
embargo, ganó Gregorio de Armas. A las dos de la tarde del sábado
día 2, hubo un desafío de pelota entre los equipos Los
Palacios y San Cristóbal. Lanzó por Los Palacios el zurdo
Joseito Guerra y ganó el club local 11 por 6.
LOS BARRIOS
Había
cinco, que representaban a nacionalidades y etnias residentes en Los
Palacios. Barrio Cubano, Español, Chino, Paso Real y Oriental.
Estos Barrios fueron situados en un extenso solar preparado y que estaba
anexo a la Estación de Ferrocarril, el lugar más céntrico
del pueblo. Cada uno se componía de varios kioscos y bazares.
El salón de baile era el almacén de la Estación
del Ferrocarril, amplio y muy ventilado. En el centro del mismo se colocó
la orquesta y una soga o cuerda lo dividía en dos partes. En
una bailaban las personas de raza blanca y en el otro las de raza negra
o mestiza. Cada barrio estaba profusamente alumbrado, al igual que el
parque y toda la zona; cortesía de los nuevos dueños de
la planta eléctrica local, señores Maristany y Compañía.
EL BARRIO CUBANO
Se componía
de seis kioscos y se llegaba a ellos pasando por una bonita doble
hilera de pinos. El director de éste era el Dr. Armando Valverde
Massino y era atendido por las señoras: María Álvarez,
Luisa Hernández de Medel y las señoritas: Magdalena
Álvarez, Delia Azcuy, Olimpia Morejón, Ofelia y Rosalía
Valverde, Mercedes Verde, Josefa Piñera y Emérita Brito.
En él había un kiosco destinado solamente a bazar que
era grandioso, repleto de lindos objetos que se adquirían todos
con asombrosa rapidez por el módico precio de veinte centavos.
Al lado del kiosko bazar había otro más pequeño
donde estaba instalado un ingenio azucarero en miniatura, curiosísimo
trapiche representando el Central "La Francia". Allí
se servía al minuto el sabroso guarapo acabado de molerse.
Era atendido por las señoritas: Cuca Fernández y Antonia
Bernal. En el Barrio cubano se encontraba el kiosco del pozo misterioso,
dentro del cual existían infinidad de objetos destinados a
la venta de manera ingeniosa. Por un real (diez centavos) tiraba usted
de una cuerda y extraía un artículo que le devolvía
con creces su dinero y ayudaba a su pueblo. Otro kiosko, situado junto
al pozo misterioso, dedicado a las cantantes de guarachas, boleros
y décimas, espectáculo netamente criollo. Allí
entonaban las canciones con excelentes voces las señoritas:
Jacinta y Sabina González, Emilia y Felicita Sánchez,
acompañadas de las guitarras tocadas por los populares Cobo
y Bienvenido; dos magos de las cuerdas. Por último bajo unas
chozas formadas por cañabravas, de rústico y primitivo
aspecto, estaban colocados los indios. Varios niños con traje
de aborígenes, muy bien personificados. En este lugar se expendía
casabe, café, tabacos y cigarros, empanadas, pescados fritos,
buñuelos con dulce de coco o melado, tamales, yuca con su mojito,
arroz congrí y el típico lechón asado. Los marranitos
eran asados en el mismo lugar y sus raciones llegaban al consumidor
calienticas, humeantes y crispantes los pellejitos. En las chozas
indias, como en los alrededores, también se expendía:
cerveza, vinos, rones y traguitos preparados. Dentro de ellos el criollísimo
"chiringuito". Los que asistieron a las chozas primitivas
fueron atendidos por las amables jovencitas: Amparo Romero, Teresa
y Rosa Piñera y María Teresa. Al frente de este kiosko
estuvo la señora Regla Álvarez de Delgado.
El Barrio Cubano recibió gran cantidad de donativos, muchos
de ellos provenientes de la prensa. El semanario "La Política
Cómica" envió tres decenas de hermosos juguetes
para el bazar. El "Diario de la Marina" un valioso abanico
con su vanity, que le correspondió en suerte a la Srta Hortensia
Valverde y el periódico "El Mundo" envió un
precioso automóvil de niño.
EL BARRIO ESPAÑOL
Estaba conformado
por un enorme y precioso kiosco que se encontraba entre dos enseñas
nacionales y la bandera española. Lo rodeaba el Kiosko un adorable
jardín de encantador estilo. El servicio era realizado por
distinguidas señoritas vestidas a la típica usanza española.
Dentro del mismo jardín, un teatro, donde, al son de la gaita,
se bailaban jotas aragonesas. Representaban el Barrio Español
las Sras Julia Martín de Lizquete, Estela Díaz de Dorta,
Nubia Roig de Ramírez y Lolita Urrutia de Morales. Las señoritas:
Ramona Piñera, Emelina Suárez, Zenaida Cruz, Cusa Díaz,
Teresa Brito, Emilia Figueroa y Frany Dorta. También lo atendían
las señoritas: María Inclán, Gloria Barroso,
Angustia Breijo, Maruca Franchi y Santa Romero. Tenía este
barrio su bazar con preciosos objetos de procedencia española.
Además se expendían artículos de puro sabor español.
No faltó la espumosa cidra, los vinos y licores españoles,
así como: las sardinas, quesos, chorizos, salchichones, aceitunas
y demás artículos y embutidos de la Madre Patria. Una
simpatiquísima nota fue el día de la inauguración
de la verbena. Todos los integrantes del Barrio Español formaron
una alegre comitiva y delante iba un burrito cargado con dos pipas
de vino y sobre el asno, montado, el popular gaitero con su vestimenta
y su célebre gaita.
El BARRIO CHINO
La Colonia
China de Los Palacios para esta verbena construyó un gran kiosco
que contaba de dos pisos. Destinado el primer piso a bazar, atendido
por primorosas chinitas de deliciosa belleza y donairoso andar. Este
barrio tenía infinidad de objetos de procedencia china, entre
ellos valiosísimos mantones y sedas. Se danzó con gran
lucimiento el baile del dragón. Puede afirmarse que la concurrencia
al Teatro Chino, que estaba situado en el segundo piso, fue inmensa.
Ningún participante de la Verbena dejó de visitarlo.
Este Barrio estuvo dirigido por el señor Carlos Lam, que era
a la vez el presidente del Casino Chino de Los Palacios. Integraban
el barrio las Sras: Fe María Rodríguez de Ferrer, Laudelina
Torres de Castillo y Petrona Capote de Grenier y las señoritas:
Josefa Betancourt, Lolita Tejera, Carmelina Figueroa, Zenaida Suárez,
Aracelia Brito, Juana María Cabrera, Silvina Chávez,
Adelaida Bernal, Marina Ascuy, Elena Soto, Domitila Torres, Eloisa
y María Josefa Tejera, Dilia Ramírez, Margarita Viñas
y una encantadora chinita: Lolita García. El barrio chino fue
el que más ganancias económicas aportó a la Verbena
de 1925.
El BARRIO PASO REAL
El pueblo de
Paso Real estuvo representado en la Verbena de 1925 por lo más
distiguido de su sociedad y un hermoso kiosko. Al frente del barrio
de Paso Real estaban las señoras Dolores Achón de Orizondo,
Emilia Lavale de Ríos y Rosalía Lodesma de Zarragoitía
asistidas por las señoritas: Antonia González, Delia
Suárez, Luz María López, Herminia Díaz,
Mercedes Montoya, Dulce Sánchez, Consuelo García, Petra
Rubio, Francisca Hernández y Caridad Fernández. También
por Paso Real asistió la futura Condesa de Turín. En
el Barrio de Paso Real, al igual que en los otros barrios, se expendieron
ricas golosinas y comidas criollas, además de un surtido bazar.
El Barrio Oriental: Este Barrio compuesto por estimados elementos
del pueblo, estuvo muy lucido y celebrado. Sobre todo su bonita casita
criolla muy bien presentada y fue la nota simpática del barrio.
El Barrio Oriental obtuvo unánimes elogios.
LAS
CARRERAS DE AUTOMÓVILES
Fueron las carreras
de automóviles el más importante evento de la Verbena
de 1925. A estas carreras se les dio carácter provincial y asistieron
competidores de la Habana con sus autos. A la seriedad de sus organizadores,
al frente de los que se hallaba el jefe militar de Los Palacios, teniente
Cruz Garay y la importancia de los premios ofrecidos, despertaron un
entusiasmo colosal por el evento.
Fue el pueblo de Los Palacios el primero en la provincia pinareña
que celebró carreras de automóviles, les cabe ese honor
a los palaceños. Fueron verdaderamente un acontecimiento.
Económicamente las careras tuvieron, por concepto de entradas,
un considerable ingreso para el municipio. No faltó en los terrenos
adyacentes a la pista lo más distinguido y selecto de la sociedad
palaceña.
RELACIÓN DE LOS AUTOMÓVILES
Y SUS CATEGORÍAS
Categoría
abierta
-Dodge
Brothers Special / Antonio Jané
-Dodge Brothers / Armando Martínez
-Mercer / Gustavito Fernández
-Ford Special / Oscar Álvarez (Calderón del bote)
-Chevrolet / Manuel Castilla
-Essex / Luis Aisperrúa
|
Segunda
Categoría
-Dodge
Brothers / Vicente Guerra
-Dodge Brothers / Ignacio Ruiz
-Ford Special / José M. Durán
-Dodge Brothers / José Gil
-Dodge Brothers / Emilio Domínguez
-Ford Special / Oscar Álvarez (Calderón del bote)
-Chevrolet / Manuel Castilla
|
Tercera
Categoría (Automóvil Ford)
-Víctor
M. Rodríguez
-Julián Llera
-Mario Ramírez
-Andrés Navarro
|
Resultó
triunfador en la categoría abierta el auto Mercer conducido por
Gustavito Fernández que hizo el recorrido en 9 minutos y doce
segundos. En segundo lugar quedó el Dodge Brothers Special de
Antonio Jané que utilizó un tiempo de 9 minutos y trece
segundos. El triunfador de la segunda categoría lo fue el Dodge
Brothers de Emilio Domínguez y en la tercera categoría
el Ford piloteado por Julián Llera.
Dada las buenas condiciones de la pista, a pesar de haberse corrido
a "fantásticas" velocidades, no se lamentó el
menor accidente.
A las seis de la tarde del domingo 3 de mayo, último día
de la Verbena de 1925, salió la procesión de la Iglesia
Parroquial de Los Palacios. El Santo Patrono era llevado en andas por
emotivos feligreses. Al frente de la procesión marchaba el presbítero:
P. José Rodríguez Suárez, el recordado Padre Pepe,
quien se mantuvo por alrededor de treinta años como cura párroco
de Los Palacios.
Para este solemne y religioso acto los festejos verbenales se interrumpieron,
hasta el tiempo que duró la procesión y la Santa Misa.
La procesión transitó por las dos calles principales del
pueblo, subió por la calle José Martí y bajó
por Antonio Maceo (hoy 21 y 23). Una gran cantidad de público
asistió espontáneamente a los actos religiosos, para cumplir
con la necesidad espiritual de manifestar su fe y rendir culto al Santo
Patrón.
En igual sentido se comportaron los festejos y los oficios religiosos
en los futuros años, hasta el 3 de mayo de 1962, que fue la última
vez que Jesús de Nazaret se paseó por las calles del pueblo
que lo eligió como su Patrón.
Obtuvieron tanto éxito la Verbena y la Fiesta Patronal de 1925
que sirvieron de pautas a seguir para la celebración de los futuros
festejos. La Verbena de 1925 y las de los años siguientes fueron
durante años motivos de orgullo para los palaceños y se
le conocieron, como genuina expresión de reconocimiento y gratitud,
con el nombre de las "Verbenas de Perico Liz"
Con el transcurrir de los años las verbenas siguieron su casi
inexorable marcha de celebración. Aunque en algunos años
obtuvo más éxito que en otros, en relación con
la situación económica imperante en el país.
Las Verbenas, al igual que las pascuas, por su arraigo tradicional formaron
parte muy directa de la vida espiritual de los palaceños. Esos
días traían consigo un ambiente festivo y de alegría,
regocijo espiritual y paz interior. Los más humildes hacían
sus esfuerzos, tales como cebar un puerquito para su venta, mantener
sus ahorros y todo aquello que pudiera generar ingresos para adquirir
la vestimenta y en estos días disfrutar de los festejos, en igualdad
de condiciones de los más favorecidos económicamente.
En las décadas de los años cuarenta y cincuenta a las
verbenas se le incorporaron otras actividades recreativas y de diversión,
que prolongaban la actividad festiva por alrededor de un mes. La celebración
de la tradicional fiesta palaceña se limitaba a los días
1, 2 y 3 de mayo. Sin embargo, en la segunda quincena del mes de abril
llegaban al pueblo parques de diversiones que contaban con caballitos,
montaña rusa, botes, canales de deslizamiento, carros locos,
trencitos infantiles, sillas voladoras y la popular noria (estrella).
Además se hacían acompañar de tiros al blanco y
bazares repletos de bellos objetos de utilidad personal o para el hogar,
que se obtenían mediante juegos de azar. En esos días
los gitanos, en su eterno peregrinar, visitaban Los Palacios y, con
sus misterios y leyendas, levantaban sus tiendas nómadas en algún
solar yermo del pueblo y de inmediato se dedicaban a sus funciones predestinadoras.
Terminada la verbena los parques de diversión con sus variedades
permanecían en Los Palacios por unas dos semanas más.
Para amenizar las verbenas se contrataba para el último día,
3 de mayo, una de las orquestas más famosas y populares del país.
Los palaceños bailaron a los acordes musicales de orquestas y
solistas de renombre, como Arcaño y sus Maravillas, Belisario
López, Cheo Belén Puig, Antonio María Romeu y su
cantante Barbarito Diez, Beny Moré y su Banda Gigante, Ñico
Membiela y la famosísima Orquesta Aragón, entre otros.
Los dos primeros días eran cubiertos con orquestas de la provincia
y charangas locales. La consolareña Orquesta "Hermanos Palacios"
debutaba el día primero.
Las ganancias de las verbenas eran utilizadas para fines benéficos
y obras sociales. La construcción o reparación de calles,
aceras públicas, escuelas, la construcción de parques,
apoyo a equipos deportivos y bandas municipales, adquirir una ambulancia
y muchas cosas más en beneficio de la comunidad que eran alcanzados
por sus ingresos gananciales.
En 1958 la tradicional verbena no se celebró, motivado por el
estado beligerante existente en la nación. No obstante, la procesión
se efectuó pacífica y religiosamente.
Con el triunfo revolucionario de 1959, la verbena se celebró
en una alborada de alegría y esperanzas. Le correspondió
su organización al señor Eladio Alles Collazo, Comisionado
Municipal de Los Palacios y con la participación, como en las
anteriores, del comercio y las sociedades civiles se llevaron a efecto
unos grandiosos festejos. Para esta oportunidad se utilizó la
céntrica calle 23 y se cerró desde las transversales calle
24 a la 28. La Orquesta Aragón estuvo presente el día
3, la procesión realizó su recorrido y fue más
inmensa que nunca.
En los años 1960 y 1961, primeros años del poder revolucionario
y de inquietudes políticas, los festejos verbenales, la procesión
y oficios religiosos se efectuaron felizmente.
El año 1962 estuvo marcado como convulso y de grandes divergencias
sociales y políticas, motivado por una transformación
que a pasos agigantados comenzaba hacerse sentir. El nuevo sistema que
se desarrollaba se hacía acompañar de una ideología
y una nueva estructura política, social y económica que
antagonizaba con muchas de las tradicionales formas de vida del pueblo
cubano. La verbena de este año 1962 se celebró en el mes
de julio, no en mayo como tradicionalmente se acostumbraba.
En mayo de 1962 la Iglesia de Los Palacios carecía de sacerdote.
Los oficios religiosos eran atendidos por el padre Morejón, cura
de la vecina Parroquia de San Diego de los Baños.
El día del Patrón de este año, el Padre Morejón,
en una posición de responsabilidad y cordura, se opuso a que
se efectuara la procesión y se negó a entregar el Jesús
de Nazaret, que año tras año acompañaba a la marcha
religiosa en su honor. Esta postura del Padre Morejón se debió
al momento imperante y al temor de que el acto religioso fuese utilizado
por personas completamente ajenas a la Iglesia para manifestarse públicamente
y hacer sentir su inconformidad con el sistema. Los feligreses de la
Iglesia de los Palacios mostraron su conformidad y apoyaron la determinación
del anciano sacerdote.
Ante esta negativa, las personas conglomeradas frente a la Iglesia que
esperaban sacar la procesión se dirigieron a la morada de la
Sra. Juana Dancausse de Capote y allí obtuvieron una bella imagen
en yeso del Redentor. Comenzada la peregrinación, que partió
del hogar de la Sra. Dancausse, de inmediato se escucharon consignas
antigubernamentales.
Al concluir la procesión varios jóvenes identificados
con el proceso revolucionario se liaron a puñetazos con algunos
de los que tomaron participación del acto.
Después de aquel incidente la procesión en honor del Santo
Patrón no ha peregrinado más por las calles de Los Palacios.
Los oficios religiosos propios de la celebración de una fiesta
patronal se han venido realizando todos los años en la Parroquia
de Los Palacios. En ese día, después de la Santa Misa,
Jesús de Nazaret es conducido por emotivos fieles hasta la verja
de entrada a los predios de la Iglesia que la separa de la acera pública.
En los rostros de los participantes, en esta corta peregrinación,
se reflejan la alegría y el regocijo espiritual, pero, al tener
que regresar con el Santo Patrón al interior del templo sus dichas
se convierten en tristeza y se preguntan: ¿Cuándo Jesús
de Nazaret se paseará nuevamente por las calles del pueblo que
lo eligió patrón?
Bibliografía
-Geografía
de la Isla de Cuba. Esteban Pichardo (año 1854)
-Notas sociales
de Los Palacios. Manuel Medel Nodarse
Periódico "El Mundo" 10 de mayo de 1925.
- Entrevista
a 15 palaceños,
Mayores de 75 años.
- Los Palacios
(Término Municipal) con un área de 755 kilómetros
cuadrados. Pertenece a la provincia de Pinar del Río, la más
occidental de Cuba. Limita por el norte con los términos municipales
de Consolación del Norte, (La Palma) y Cabañas. Por el
este con San Cristóbal; por el sur con el mar de las Antillas
y por el oeste con Consolación del Sur
Nota de interés:
En los primeros
meses del año 1896 la Iglesia de Los Palacios fue incendiada
por las fuerzas del General del Ejército Libertador Roberto Bermúdez
López.. Miembros de una familia palaceña de apellido Corvo
rescataron al Santo Patrón de las llamas.
Al ser reconstruida la Iglesia de Los Palacios se adquirió una
nueva y bella imagen de Jesús de Nazaret, que es la que hoy se
encuentra en el alar mayor y que acompañó a la procesión
a partir de ese momento. En el año 1995 esta imagen, bastante
deteriorada por el paso de los años, fue restaurada por un excelente
maestro restaurador de la ciudad de Pinar del Río, gracias a
las gestiones de Monseñor Siro, Obispo de la diócesis
de Pinar del Río y el padre José; Cura de los Palacios.
La imagen del patrón rescatada de las llamas fue cedida por los
Corvos a Agapito Martínez. El señor Martínez y
su familia eran muy devotos de Jesús de Nazaret y le rendían
una religiosa pleitesía. Los palaceños le llamaban el
Santo de Agapito y cuando el pueblo era azotado por una prolongada y
desesperante sequía o se sufría de una epidemia u otro
mal, los pobladores acudían al domicilio de Agapito, situado
en la Calle Céspedes No. 16 (hoy calle 24) y sacaban al santo
en una peregrinación por las calles del pueblo.
Las marchas religiosas organizadas en el hogar de Agapito Martínez
y llevando al frente la primitiva imagen de Jesús de Nazaret,
eran procesiones ocasionales. La antigua imagen del Patrón de
Los Palacios nunca más presidió las procesiones del 3
de mayo después del incendio de la Iglesia en 1896.
Al mudarse la familia Martínez para La Habana el santo fue adquirido
por Nicolás Sosa Arrebato (Coco), quien le hizo restauraciones.
En la actualidad esta imagen existe, se considera la reliquia más
antigua de Los Palacios, y se encuentra en el hogar de una hija de Coco.
Tiene aproximadamente un metro de altura, su construcción es
de madera preciosa y sus ojos son de conchas de mar. El Padre Joaquín,
Párroco de Los Palacios ha hecho gestiones para obtener la imagen
y llevarla para la Iglesia, pero, hasta el momento han sido infructuosas.