"¡Oh,
Dios!,
dinos, dónde, por qué.
No sólo hay un miércoles de ceniza
(en nuestra vida.
Hacia ese camposanto
todo el mundo camina
(con el mismo miedo,
los mismos ojos, los mismos pies..."
Convocado
por el
aprecio a quien no conocí personalmente, por la familiaridad
que no disfruté, el aprecio que le tengo a toda su obra, y el
dolor de los seres queridos, me atrevo a evocar hoy a un pinareño
orgulloso hasta el día de su muerte de gozar de los mejores habanos,
cuyas cepas sólo podían haber sido sembradas en su lejana
tierra de Vueltabajo, y que por muchos es admirado como uno de los poetas
más destacados de los años 50-60 y hasta el presente,
dentro de la literatura cubana contemporánea, a pesar de vivir
fuera de Cuba durante los últimos veinte años.
Nacido en Puerta de Golpe, Pinar del Río, el 20 de enero de 1932,
fallece, cumplidos los 68 años, el poeta cubano Heberto Padilla,
quien desde joven se sintiera atraído por los afanes literarios
y periodísticos, que le hacen fundar y dirigir, siendo apenas
un adolescente, dos revistas literarias estudiantiles: Paladín
Colegial (1945) y Repórter (1946). Hace sus primeros versos y
en 1948 aparece su primera obra: Las rosas audaces. Cursó, sin
concluirlos, estudios de Derecho en la Universidad de la Habana, y desarrolló
una interesante experiencia como profesor de lengua española
en Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica, entre 1957 y 1959,
luego de una estancia en ese país desde 1949 hasta 1952, y luego,
entre 1956 y 1959.
A su regreso
a Cuba, y luego de su experiencia pedagógica que le permite un
especial dominio de la lengua de Cervantes, incursiona profesional-mente
en el mundo de la lírica, al que siempre le dedicó su
tiempo y su pasión, publicando la que se considera su primera
y mejor obra, El justo tiempo humano (1965), que le permite obtener
una mención, que muchos consideraron merecedora del premio principal,
en el Concurso Casa de las Américas; mención que compartirá
con la que luego será su esposa, Belkis Cuza Malé, joven
poetisa guantanamera, de altos vuelos poéticos.
Por estos años
trabaja como redactor y corresponsal de la agencia informativa Prensa
Latina en Londres, como redactor en español de la revista soviética
Novedades de Moscú y en esa misma función del periódico
Revolución.
También
laborará como director-gerente de la empresa Cubana de Importaciones
y Exportaciones Artísticas (CUBARTIMPEX) entre los años
1964-65, y como representante en Europa del Ministerio de Comercio Exterior.
Labores que alternará con su principal profesión de escritor,
poeta, periodista e investigador, que le permitieron trabajar en instituciones,
museos y bibliotecas de los países que visitaba, ahondando mucho
más en su vasta cultura personal.
Trabajó
además como investigador del Centro de Investigaciones Literarias
de la Casa de las Américas, viajando por motivos del trabajo
que desempeñara a países como: México, Venezuela,
algunos países de Centroamérica, África y Asia.
Igualmente laboró en el campo editorial dentro del Instituto
Cubano del Libro.
En Cuba y el extranjero, colaboró con múltiples publicaciones,
periódicos y revistas, como: Lunes de Revolución (tabloide
cultural de ese periódico), Granma, El Mundo, Cuba, La Gaceta
de Cuba, Unión, Casa de las Américas, Pájaro Cascabel
y El Corno Emplumado (ambas de México), Cormorán y Delfín
(ambas de Argentina), Ínsula e Índice ( las dos de España),
Europe, Les Lettres Nouvelles, L´Arc y Les Temps Modernes (de
Francia), Literatura Extranjera y Novedades de Moscú (Unión
Soviética) y muchas más en los años posteriores
de su exilio en los Estados Unidos.
Con un gran dominio
de varios idiomas, realizó múltiples traducciones de poetas
y autores de varios países como: Inglaterra, Francia, Rumanía,
Suecia, etc. Pudo, igualmente, ver traducidos sus poemas a varios idiomas
como: inglés, francés, italiano, alemán, polaco,
ruso, sueco, danés, chino, etc.
En 1968, fue premiado por un jurado internacional en el Concurso Literario
de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC)
por su poemario Fuera del Juego, que le convertirá en un controvertido
poeta, especie de "enfant terrible", en el contexto de la
nueva política cultural establecida por la dirección de
la Revolución, y luego de varios conatos de enfrentamiento entre
intelectuales y funcionarios del gobierno, que manifestaban una manera
de coartar la creación artística si esta no se regía
por los cánones impuestos por ellos, se editó su libro
premiado, haciéndose constar en su prólogo, que por su
carácter contrarrevolucionario no era reconocido oficialmente
como tal, ubicándosele desde ese momento en una línea
de disidencia cultural y política, según la norma ideologizante
de la cultura que comenzaba a imperar luego del Congreso de Intelectuales,
que anatemizaba toda crítica o independencia de la creación
con la política cultural establecida.
A raíz
de este incidente, se vio marginado de las actividades dentro del mundo
de la cultura y las letras, siendo casi condenado a un ostracismo social,
que incluyó su apresamiento y cuestionamiento político,
que generaría todo el proceso conocido como el "Caso Padilla",
que motivó una fuerte repulsa de los medios culturales de casi
toda la intelectualidad de izquierda del mundo, que se expresó
en una carta colectiva signada por las más destacadas personalidades
del momento, que protestó contra la manipulación de los
intelectuales con fines políticos, permitiendo que fuera liberado
pero que sufriera una mayor marginación hasta su salida de Cuba,
por intercesión del Senador Edward Kennedy y del Papa Juan Pablo
II, en 1980.
Los últimos
veinte años de su vida, los vivió fuera de su Cuba amada
y de su familia. En el exilio, ha desarrollado una extensa obra poética
y periodística, en la que continúa manifestando su tendencia
a la reflexión metafísica de la existencia humana, destacándose
también como conferencista y profesor en importantes publicaciones
y universidades norteamericanas, hasta el instante de morir, en que
se encontraba trabajando como profesor de la Universidad de Alabama,
luego de trabajar largos años en la de Princenton.
Entre sus obras
más destacadas, resalta su libro de poemas. En mi jardín
pastan los héroes, convirtiéndose junto a Cabrera Infante,
Eugenio Florit, Lidia Cabrera, Severo Sarduy, Reynaldo Arenas y muchos
otros, en la avanzada intelectual cubana en el exterior.
En los medios
oficiales cubanos durante mucho tiempo no se le reconoce ni menciona
ni publica, incluso así está reconocido en el Diccionario
de la Literatura Cubana (donde felizmente se le incluye, entre tantos
olvidados y no considerados dignos de tener en él un lugar),
en el que aparece, en el párrafo final de su ficha personal:
"Después de abandonar el país, ha mantenido una actitud
hostil hacia la Revolución", a pesar de lo cual, parece
que finalmente se le hace un poco de justicia en la última antología
de poetas cubanos titulada Las palabras son islas.
Por tal razón,
elevamos nuestro deseo de que descanse en la Paz del Señor, quien
viviera el justo tiempo humano que Dios le concedió para ver
que en su jardín aún pastan los héroes. Así
sea.