Ha sido una de
las tesis expuestas por el Dr. Ricardo Árias Calderón y su esposa Teresita
Yániz, en una conferencia dictada el pasado lunes 15 de enero en la
Casa de las Hijas de la Caridad de esta ciudad. La Sra. Teresita es
actualmente Vicepresidenta primera del parlamento panameño y el Dr.
Árias, ya retirado, exviceprecidente de Panamá y ex - presidente de
la Internacional Demócrata-cristiana.
En una amena
charla, seguida de un plural intercambio, los ilustres visitantes disertaron
sobre la revolución de las comunicaciones y el impacto sobre la vida
de las personas y los pueblos. Según expusieron, tres grandes revoluciones
tecnológicas, transporte, comunicaciones e información, han tomado un
papel protagónico en la vida de las personas, especialmente después
de la primavera de 1989, fecha en que el muro de Berlín que dividía
en dos a la humanidad "cayó para ambos lados, porque muchas cosas cambiaron
en los países del llamado Socialismo Real, y también en Occidente".
El fin de la guerra fría posibilitó la apertura definitiva de las redes
de comunicación y la entrada decisiva de muchos pueblos en el enjambre
de comunicaciones y relaciones económicas cada vez más global. Hoy los
productos que producimos y consumimos tienen cada vez mayor participación
de personas de diversas partes del mundo, ya no existen grabadoras japonesas
ni automóviles americanos, sino productos hechos por compañías que reúnen
las producciones hechas en diversos lugares bajo patentes conciliadas
de cientos de inventores. Quien persista en el aislamiento y se oponga
a este proceso, quedará fuera de la historia, dijeron. Junto a estos
fenómenos ha aumentado en el mundo el reconocimiento de los derechos
humanos y especialmente el de la mujer, la cual es aun discriminada
en la práctica aunque en la mayoría de los países las Constituciones
y la legislación las defiendan y reconozcan sus derechos.
Paralelo a estos
hechos se tensa cada vez más la cuerda entre la pobreza de muchos y
la riqueza de pocos (las 354 personas más ricas tienen los ingresos
anuales del 45% de la humanidad), entre los grandes avances científicos
y la muerte por enfermedades curables, entre las nuevas organizaciones
supranacionales y el surgimiento escandaloso de la guerra en muchos
lugares, apuntaron también.
Los Estados nacionales
no son ya capaces de controlar sus finanzas, en el mundo se mueve en
un día el capital que se usa para pagar la producción de todo un año.
Tampoco el Estado es ya dueño absoluto de la política interna, existe
una pérdida de la soberanía de éste, de la cual ha cedido una cuota
a la sociedad civil articulada ahora con organizaciones supranacionales
que influyen directamente en la vida de los ciudadanos, creándose lo
que llamaron una "gobernanza mundial". El estado ahora ya no es la cúpula,
sino parte del sandwitch de las capas sociales.
Durante
el debate los participantes, en número superior a 70, aportaron, preguntaron
y discreparon, sobre todo alrededor del tema del aislamiento de Cuba,
desde fuera y desde dentro. Salió a relucir también la capacidad de
recuperación de nuestro pueblo, el cual es imposible de aislar completamente,
y cuenta con una cultura, una Iglesia y una historia dignas de quienes
pueden salir adelante sin duda alguna. Las conclusiones fueron del Obispo
que recordó las primeras palabras de la Constitución sobre la Iglesia
en el mundo actual del Concilio Vaticano II donde se dice que "los gozos
y las esperanzas, las alegrías y las penas del hombre en el mundo actual,
son los de la Iglesia", y que por eso la Iglesia no puede estar ajena
a éstas. Agradeció la presencia de los ilustres invitados y participantes
y destacó la utilidad de espacios de participación como estos. Fue una
noche en la que nuestra sala lució como el mundo, plural y pequeña,
como anticipo a la realidad que queremos para nuestra nación.
Enero de 2001