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enero-febrero. año VII. No. 41. 2001

ÍNDICE

NOTICIAS

  

 

CONCLUYE EL

CONGRESO EUCARÍSTICO DE LA HABANA

CON UNA EXHORTACIÓN A LAS AUTORIDADES CUBANAS

por Orlando Márquez

 

     

 


"Abran a la Iglesia en Cuba la posibilidad de cumplir sin dificultades el programa que Jesús nos ha confiado", expresó el Cardenal Jaime Ortega en la Misa de clausura.

La Habana, 11 de Diciembre.- Ante unos cinco mil fieles reunidos en el Campus Eucarístico frente al puerto habanero, el Cardenal Arzobispo de La Habana Jaime Ortega, clausuró el domingo 10 de diciembre el Segundo Congreso Eucarístico de La Habana con un llamado a las autoridades de la nación para permitir de una vez, "sin trabas ni dificultades", que la Iglesia realice su misión en este país.
"Si el Santo Padre al inicio de su Pontificado pidió que los pueblos y responsables de las naciones abriesen sin temor las puertas a Cristo; al comienzo del tercer milenio me atrevo a añadir en relación con nuestro pueblo y con todos los que tienen responsabilidades en él: No sientan temor, abran a la Iglesia en Cuba la posibilidad de cumplir en este nuevo milenio, sin trabas ni dificultades, el programa perenne que el Señor Jesús nos ha confiado: amar y servir a nuestro pueblo para anunciarle así a Jesucristo, el mismo ayer, hoy y siempre", expresó el Cardenal Ortega arrancando prolongados aplausos de los presentes.
El Congreso Euca-rístico de La Habana se inició el pasado 7 de diciembre con el canto de las Vísperas a la Inmaculada Concepción en la Catedral de La Habana, y estuvo precedido por un Simposio Eucarístico (5-7 de diciembre) en el que participaron 150 invitados de las distintas diócesis cubanas.
La Misa de clausura iniciada a las 5:00 p.m., contó con la presencia de siete obispos cubanos, entre ellos el Arzobispo Primado de Santiago de Cuba, Pedro Meurice, más de 80 sacerdotes que trabajan en La Habana, decenas de seminaristas, diáconos y acólitos.
Una masiva procesión eucarística que se prolongó por una hora y precedió la Misa de clausura, recorrió varias calles de la zona vieja de la ciudad hasta el Campus Eucarístico. Encabezada por la banda de música interpretando marchas solemnes, miles de personas en oración y entonando cantos religiosos seguían el paso lento de la carroza adornada con flores, conteniendo en un gran expositor el Cuerpo Eucarístico de Cristo, ante cuya presencia permaneció en constante adoración el Cardenal Ortega.


PUERTAS ABIERTAS Y PUERTAS CERRADAS

Con marcada devoción la multitud concluyó la procesión tras recibir la bendición eucarística del Arzobispo de La Habana, quien durante su homilía en la Misa hizo un balance del Año Jubilar que termina. "Durante este Año Santo, en cada uno de los Jubileos que hemos celebrado -dijo- hemos experimentado que en muchos corazones las puertas abiertas por el Papa no se han cerrado", y recordó que Juan Pablo II había solicitado la restitución de la Fiesta de la Navidad en Cuba porque la "civilización cristiana no es un conjunto de viejas costumbres que pueden variar con el tiempo" sino valores que dan "forma y consistencia a la cultura de un pueblo".
Durante tres décadas desapareció del calendario nacional el feriado de Navidad, años en que el ateísmo llegó a convertirse en "religión", según reconocen fuentes oficiales. El Cardenal Ortega recordó entonces que si el mensaje de Jesucristo es ignorado, de la espiritualidad del cubano quedaría sólo "una especie de esqueleto sin alma", como los huesos secos a los cuales se dirigió el profeta Ezequiel enviado por Dios.
Reflexionando sobre la situación actual de la Iglesia en Cuba, el Cardenal cubano recordó que es grande la necesidad de sacerdotes y agentes de pastoral en la Isla, expresó que han crecido las vocaciones en Cuba pero ha crecido también la Iglesia, añadiendo que se necesita la colaboración de sacerdotes y religiosas de otros países y que muchos están dispuestos a venir a trabajar a Cuba "pero hoy -dijo- esta parece ser una puerta cerrada a Cristo entre nosotros". Una lista con los nombres de decenas de sacerdotes, religiosos y religiosas que desean trabajar en Cuba, está prácticamente congelada en las oficinas oficiales esperando permisos de entrada al país. En los dos últimos años solo contados casos aislados han recibido la necesaria autorización.
"Durante estas celebraciones del Congreso Eucarístico -agregó el Cardenal Arzobispo de La Hababa- hemos pedido a Jesucristo presente en la Eucaristía que ésa y otras puertas se abran al Señor en nuestra tierra". Así mismo animó a los fieles, durante este tiempo de Adviento y Navidad, a rezar "para que en la vida nacional se allanen para el pueblo cubano los caminos escabrosos, que disminuyan las tensiones para que aumente la alegría, que se igualen los desniveles económicos y sociales que producen tanto malestar".


LA NECESIDAD DE RECONCILIACIÓN

Ante esta realidad nacional, el Cardenal Ortega reflexionó sobre la necesidad de reconciliación entre los cubanos: "Son tantas las rupturas en las familias, los rencores entre grupos y entre vecinos, los tristes recuerdos que separan a antiguos amigos por razones afectivas, políticas, ideológicas, religiosas o de otra índole, que llegan a tener un peso negativo en la conciencia social", lo que, dijo, "afecta la convivencia entre los hijos de un mismo pueblo". Para el Cardenal cubano, "estas heridas deben ser sanadas".
Al final de su homilía, el Arzobispo de La Habana afirmó que este Congreso Eucarístico establece como propósito para la Iglesia "servir y amar sin límites".
El Congreso Eucarístico, que incluyó el sábado 9 la primera comunión de 2 mil niños y una velada eucarística nocturna de los jóvenes en la Catedral habanera, ha sido el gran homenaje de la Iglesia en el año 2 mil del nacimiento de Jesucristo./ Orlando Márquez.