¿A dónde
vas laico católico? es una interrogante que, en primer lugar
nos interpela y nos problematiza. ¿ Hacia dónde vamos
los laicos? es una pregunta que nos puede motivar a buscar nuevos caminos,
para nuestro ser laical y para nuestra misión intra y extra eclesial.
Para esta búsqueda debemos partir de los signos de los tiempos
específicos; de algunos mensajes del Papa dados durante su visita
a Cuba y de algunas características que puedan contribuir a estructurar
esa imagen de los laicos de los tiempos venideros para que pueda constituir
"un signo" para los que vivan en esos años.
LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS
Lo primero es
conocer qué signos son los más importantes para los cristianos
es estos momentos. Considero dos: la Iglesia Católica transita
por una época de aplicación, profundización y extensión
de -las reformas conciliares-, y por un fenómeno a escala planetaria
- la vuelta a lo religioso-.
El Concilio Vaticano II (1961-65) convocado por el Papa Juan XXIII fue
el evento principal de la Iglesia Católica durante el siglo.
La reunión de los obispos representando a todos los países
en Roma fue un acontecimiento que asombró, impactó y ha
tenido una gran repercusión dentro de la Iglesia y en todo el
mundo circundante.
Recuerdo los documentos más importantes, para los viejos y los
presento a los nuevos. Lumen gentium (sobre la Iglesia), Dei verbum
(sobre la divina revelación), Sacrosanctum Concilium (sobre la
liturgia), Gaudium et spes (sobre la Iglesia en el mundo actual) y Apostolicam
actuositatem (sobre los laicos). Estos y otros documentos constituyen
las reformas conciliares, como así se le llamó a los nuevos
aspectos que el magisterio eclesial incorporó durante y después
del Concilio.
Lo importante es ubicarnos en este tiempo con relación a la aplicación
de las reformas. Les propongo dos citas que nos pueden ayudar. La primera,
del teólogo alemán Karl Rahner, de su conferencia pronunciada
al final del Cónclave. Dijo: "Cierto que todavía
pasará mucho tiempo hasta que la Iglesia, que ha sido agraciada
con un Concilio Vaticano II, sea la Iglesia del Concilio Vaticano II"
( El Concilio. Nuevo Comienzo. Ed. Herder, 1966, p.18-19). La segunda
del arzobispo emérito de Panamá, Mons. Marcos MacGrath
quien fuera uno de los participantes en el Concilio: "El Concilio
Vaticano II desencadenó un proceso de renovación doctrinal,
pastoral y espiritual de la Iglesia, siempre antigua y siempre nueva,
que no está concluido. Todo lo contrario " ( Rev. Medellín,
86, 6/1996, p.11-33).
Opiniones de dos testigos del Concilio, un eminente perito y un válido
representante de la América Latina. Lo más curioso es
que la cita de Mons. MacGrath fue hecha hace solo cuatro años,
y dijo lo mismo que expresara durante su visita a Cuba a fines de los
60. De Rahner, hay una expresión que subrayo - hasta que la Iglesia
sea-, es la clave del primer signo de estos tiempos que señalo.
Este aspecto nos sitúa en la perspectiva del aggiornamento (
palabra que significó, adecuar, renovar, reformar), o sea, de
continuar la aplicación de las reformas, en cada uno, en el nivel
parroquial o diocesano. La vuelta a lo religioso es un hecho que se
observa en Cuba desde principios de la década de los 90. En nuestro
país, los jóvenes y muchos no tan jóvenes han -vuelto
a lo religioso-. Este hecho se observa a nivel mundial, les doy una
cita valiosa de José Alberigo, laico italiano, profesor del Instituto
de Ciencias Religiosas de Bolonia. Cito:
"Hoy tengo la impresión de que hemos entrado desde hace
algunos años en una nueva fase de sensibilidad por la dimensión
no puramente terrena y banal de la vida. Esto no quiere decir que las
iglesias se hayan llenado, pero ha vuelto la atención por los
aspectos religiosos que había casi desaparecido en los años
80-90" (Vida Nueva, n.2235, 3/6/2000, p.11).
Este es un signo muy importante, para los cubanos y para todos los que
se acercan a lo religioso. Pero, conviene hacer una precisón,
los que hoy buscan lo religioso, buscan más el encuentro con
Dios que con la institución eclesial. Así opinan algunos
analistas. Estos dos signos son básicos para conocer hacia dónde
dirigir nuestros pasos.
JUAN
PABLO II, ALGUNO DE SUS MENSAJES EN LOS FAMOSOS 5 DÍAS DE ENERO
La visita del
Santo Padre en los famosos 5 días de enero como la bautizaran
los periodistas, fue el gran acontecimiento de los últimos años
en nuestra Patria. El carismático, Juan Pablo II, fue noticia
para la comunidad mundial, pero para todos los cubanos fue algo más
que noticia, fue un encuentro personal. El tipo de relación que
establece este líder religioso es única, así lo
comentaban algunos. Juan Pablo II muestra el aspecto de un padre bondadoso
y fuerte y el de un hombre espiritual, de raíz contemplativa.
Una vez, recordada brevemente su visita, les propondré algunas
citas que nos pueden ayudar en nuestra reflexión. Tomadas de
L'Osservatore Romano en su edición en español del 30-1-99,
n.5 (1.518).
En la misa celebrada en La Habana... "Como saben, Cuba tiene un
alma cristiana y eso la ha llevado a tener una vocación universal.
Llamada a vencer el aislamiento, ha de abrirse al mundo y el mundo debe
acercarse a Cuba, a su pueblo, a sus hijos, que son sin duda su mayor
riqueza. ! Esta es la hora de emprender nuevos caminos que exigen los
tiempos de renovación que vivimos, al acercarse el Tercer Milenio
de la era cristiana ! " ( n.7 ).
Subrayo algunas ideas. Cuba tiene un alma cristiana, es una cualidad
de esta nación que es apreciada por el visitante y acentuada.
A continuación, recalca una idea expresada a su arribo y que
constituyó la idea central para la gran mayoría de cubanos
y no cubanos. Otra idea: "Esta es hora de emprender nuevos caminos
que exigen los tiempos de renovación que vivimos"...les
invito a meditarla con calma, la considero como esa flecha que se coloca
en los caminos para indicar, los lugares más cercanos.
En la Catedral de La Habana, en su mensaje final a los allí reunidos
-obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas y laicos- expresó:
"Queridos hermanos: el pueblo cubano los necesita, porque necesita
a Dios que es la razón fundamental de sus vidas" (n.7) .
La primera consideración es el trato que nos da de, queridos
hermanos y no queridos hijos, esta es una cuestión a observar.
La segunda está en esa afirmación que a muchos no católicos
llamó la atención "el pueblo cubano necesita a Dios".
Conozco a otros creyentes y no creyentes que han expresado con un brillo
especial en sus ojos dichas palabras. La tercera consideración
está relacionada con sus palabras, "el pueblo cubano los
necesita". Esta última la comentaré más adelante.
Los invito a copiar en una tarjera la cita completa y colocarla en un
lugar visible de la casa o de la parroquia.
PRESUPUESTOS NECESARIOS PARA CONFORMAR
LA IDENTIDAD DEL LAICO
¿La identidad
del laico es parte de esta reflexión, es decir una imagen que
responda a las necesidades eclesiales y sociales, a los signos de los
tiempos referidos, a los mensajes del Santo Padre subrayados, a los
vacíos del hombre.
¿Conoce usted que los no católicos, creyentes de otras
religiones y hasta los ateos desean ver a un tipo de laico que satisfaga
sus inquietudes? Pero, también los católicos -tradicionales,
nuevos o los que retornan- buscamos una imagen del laico renovada que
nos permita adoptar un nuevo estilo de vida. Todos buscamos una imagen
que se corresponda más a las necesidades descritas y a la idiosincrasia
de este pueblo de alma cristiana.
No trato de prefigurar un tipo de laico frente a una computadora ni
fabricar al laico ideal in vitro. Sí estimo conveniente señalar
cuatro características que considero elementales para todo laico.
Es conveniente que tengamos en cuenta los diferentes carismas, opciones,
estados de vida, profesiones, nivel cultural...éstas son:
* El arraigo, considerado como una virtud
* Ser hombres y mujeres ilustrados y actualizados
* Aspirar a ser ... contemplativos
* El profetismo sobre la vida
EL ARRAIGO CONSIDERADO COMO UNA VIRTUD.
El arraigo, o
sea el compromiso del laico cubano en su medio concreto, su nación,
es un aspecto crucial en estos tiempos.
Hoy existe una situación difícil en esta tierra. Los problemas
y las carencias, unido a lo bien que les ha ido a otros, hacen que no
pocos decidan buscar una vida más acorde a sus aspiraciones en
otro país. No discuto que cada cual tome la decisión que
estime más conveniente para el bien de él y su familia.
Sí pretendo comentar el valor que tiene arraigarse en el lugar
natal y servir a sus conciudadanos en aquellas necesidades que sólo
el cristiano puede ayudar a satisfacer.
Les propongo dos citas que nos pueden ayudar a ver mejor por qué
el arraigo no es una utopía o un lujo. Traigo ahora la cita del
Papa.... "queridos hermanos el pueblo cubano los necesita".
Este mensaje expresado al despedirse en la Catedral habanera me recordó
la despedida de Jesús, cuando le dijo a Pedro: apacienta mis
ovejas.
Traigo ahora a la Madre Teresa y a las Hijas de la Caridad. Destaco
de estas monjas que su éxito está dado porque renovaron
el modo de realizar la labor asistencial en la Iglesia. De esta forma
han sido un impacto para todos, en la Iglesia y en todo el mundo. Ellas
supieron arraigarse en el lugar donde estaba el necesitado. La Madre
Teresa refiere que la clave que estimula su misión es la siguiente:
"cada persona es para mí Cristo; como El es único,
cada hermano es para mí único".
Este sentido del amor al prójimo y del servicio a los necesitados
es un aspecto que nos puede invitar a considerar que el arraigo o compromiso
con las necesidades de este pueblo, sea una virtud.
SER HOMBRES Y MUJERES ILUSTRADOS Y ACTUALIZADOS
Esta característica
es vital para todo hombre y mujer en los tiempos modernos, así
como para los grupos sociales e instituciones, para la vida económica,
social y política.
¿Por qué es importante para los laicos católicos?
Diría que es una doble necesidad, en el orden de nuestro ser
y de nuestro quehacer como cristianos y en cuanto al desarrollo de la
profesión o el trabajo que cada uno realice.
El Santo Padre en su homilía en Santiago de Cuba, al ladito de
la Virgen de la Caridad expresó: "A este respecto, los laicos
católicos, salvaguardando su propia identidad para poder ser
-sal y fermento- en medio de la sociedad de la que forman parte, tienen
el deber y el derecho de participar en el debate público en igualdad
de oportunidades y en actitud de diálogo y reconciliación"
(n.4).
Saco una idea, participar en el debate público. Este llamado
del Papa es un principio conocido de la Doctrina Social de la Iglesia.
Lo interesante de la cita es el lugar y el momento en que el Papa lo
expresó. Por el debate público podemos interpretar la
participación en la vida política del país pero
también la participación en la administración del
estado y la tarea de ser orientadores en todo nivel donde nos desenvolvamos.
Para poder aspirar a esta participación se requiere adecuar el
proceso formativo de los laicos en esta Iglesia.
A tal efecto, la Asamblea Interdiocesana de los Laicos, celebrada en
noviembre de 1997, planteó en el objetivo II, inciso 4: "garantizar
una formación integral, sistemática y diferenciada (esencial,
media, especializada) que ayude al laico en su crecimiento personal
en Cristo, su pertenencia comunitaria y su inserción en el mundo".(Interdiocesana
de Laicos, Memorias 1998, p. 68).
Como refería Juan Pablo II para poder ser sal y fermento y participar
en el debate público, (añado) se requiere un proceso formativo
como el descrito y una buena información que nos actualice en
el ámbito eclesial, en todo acontecimiento importante y los avances
que se produzcan en el mundo en que vivimos
ASPIRAR A SER...CONTEMPLATIVOS
Esta característica
es una cuestión seria, una osadía, puede parecer una utopía.
De ahí que el enunciado sea tímido: aspirar a ser, puntos
suspensivos, contemplativos.
La primera vez que escuché este llamado fue al padre Antonio
Rodríguez en su conferencia a dirigentes laicos en enero de 1997.
El título fue: el futuro de los laicos. El padre Tony citó
al teólogo alemán Karl Rahner:
"El cristiano del siglo futuro será contemplativo, o no
será cristiano"
Su planteamiento causó asombro, fue como el sonido de un gong.
A todos nos pareció que era muy radical. Un tiempo más
adelante leí un artículo de una laica argentina, Regina
A. de Mancilla, el título: "San Juan de la Cruz ¿Misticismo
Hoy?"(Rev. Crecer, año 65, n.1, 1997, p. 22-23). Les propongo
esta cita: "Mística viene del griego y significa arcano,
misterio y es la parte de la ciencia teológica que estudia la
experiencia de lo divino, lo profundo que Dios muestra al hombre y lo
induce a la contemplación". Más adelante precisa:
"hoy se necesita -la ascética de la presencia- para restablecer
todas las cosas según el Evangelio".
Esta publicación de la Acción Católica Argentina
nos muestra por donde va el pensamiento de los laicos de esta organizción
de gran peso en su país.
Otro testimonio de gran valor es el de Clara Lubich, la fundadora de
los focolares (Obra de María). Resalto una cita de sus meditaciones:
"he aquí el gran atractivo de los tiempos modernos: sumirse
en la más alta contemplación y permanecer mezclado con
todos, hombre entre los hombres. Diría aún más,
perderse en la muchedumbre para informarla de lo divino" (Rev.
Ciudad Nueva, 7ma edición, 1998, B. Aires).
El Padre Tony, Rahner, Regina y Clara indican un camino novedoso, pero
lo más llamativo no es sólo el planteamiento, sino que
es la experiencia de los focolares, el movimiento eclesial surgido en
1947 y extendido por muchos países.
La expresión de Juan Pablo II, es hora de emprender nuevos caminos,
merece especial comentario. Veo en ella la clave para enfrentar el reto
que nos plantean los tiempos. Los laicos católicos, somos bautizados
en una Iglesia que es continuadora de la misión dada por Cristo
a sus seguidores, por lo que es necesario hacer frente como adultos
a este reto. Así que como decimos en el lenguaje beisbolero:
juguemos al duro.
¿Qué quiero decir? Jugar al duro significa emprender un
nuevo camino de cristianos profundos, una dimensión contemplativa
y con una ascética de la presencia.
Por los años 60 los laicos nos distanciábamos del prototipo
del beato o de la beata y nos hicimos mundanos, para que no nos chotearan.
Este modo de presentarnos ante los demás, muchos no lo advierten
y es preciso tenerlo en cuenta. Con estas características no
estoy indicando a nadie a tomar poses de santo de estampitas, insisto:
religiosos a fondo.
La concepción de -lo religioso- es bueno revisarla. Para ello,
cito al rabino León Klenicki (argentino que reside en N. York
y se destaca por su labor a favor del ecumenismo): "religiosidad
en español proyecta una dimensión más profunda
de la religión. (...) Entiendo por religiosidad un fervor de
lo sagrado, un hacer realidad la experiencia de Dios, el sentir esa
experiencia en la vida diaria, en el trabajo". (Rev. Crecer, ob.
citada, p. 39). Espero que nadie rasgue sus vestiduras, porque éste
es también, un signo de los tiempos.
Después de más de cuarenta y cinco años como laico
comprometido desde la Juventud Estudiantil Católica (JEC) hasta
la Comisión Episcopal de Laicos (CEL), no tengo la menor duda
en afirmar, hay que jugar al duro. Ser cristianos que vivamos una fe
centrada en la verdad esencial de nuestra fe: Jesús de Nazareth.
A transitar con entusiasmo por la contemplación que es la base
de -la experiencia religiosa- que los tiempos requieren.
EL PROFETISMO SOBRE LA VIDA
El laico muchas
veces estima que no sabe qué hacer ante las preguntas de creyentes
y no creyentes en materia religiosa. Este asunto es más fácil
resolverlo con una mayor formación o con una lectura dirigida
a los temas que solicitan quienes nos preguntan. Hay otras interrogantes
que nos hacemos y nos hacen en lo referente a la vida diaria a los problemas,
al sufrimiento, etc... Lo que más deseamos todos conocer es el
por qué suceden éstas cosas y la interpretación
de dichos acontecimientos.
Introduzco en esta visión del laico del futuro: el profetismo
sobre la vida. El profeta que nosotros reconocemos lo limitamos al antiguo
testamento. Ya sea Jeremías, Isaías, Oseas, Malaquías
u otros. El profeta tenía la misión del anuncio y la denuncia
bajo la inspiración de Dios, era el guía del pueblo escogido
para comunicar los planes del Señor y para señalar los
pecados del pueblo o del rey (caso de David con el profeta Nathan).
La primera comunidad cristiana continuó el profetismo y la Iglesia
lo mantuvo hasta la edad media, según autor contemporáneo.
El Concilio Vaticano II lo revivió al definir con claridad que
todo bautizado participa de la triple función de Cristo como
sacerdote, rey y profeta. En América Latina desde los 60 hasta
los 80 se hizo un profetismo marcadamente social, descuidándose
otros.
El profetismo de cara al siglo XXI requiere de una visión amplia
que abarque -la vida personal, la familiar, lo eclesial y lo social-.
Algunas citas que nos pueden ayudar a conocer un poco más acerca
de éstas características. La primera la tomo de Carlos
Carretto quien cita a Raniero La Valle. Este último expresó:
"o Dios está en el centro o no está en ninguna parte.
Si la religión es la relación con Dios en la fe y si este
Dios se ha pronunciado a favor del hombre, aquella es como el meridiano
que cruza con los paralelos" (C. Carretto, Mañana Será
Mejor, 11a. ed., Ed. Paulinas, 1974, p. 162) .
La segunda del Manual de Formación de los Laicos del CELAM (3a.
ed.1994, p.21), dice: "la profecía exige fidelidad al Espíritu.
No inventamos nosotros la profecía simplemente la comunicamos
<a donde quiera que yo te envíe irás, y todo lo que
te mande dirás y he puesto mis palabras en tu boca> (Jeremías
1.79)". El tercer aspecto a considerar es el acontecimiento. Según
un monje medieval: el acontecimiento es el mensajero de la voluntad
de Dios.
Para resumir el profetísmo sobre la vida, consiste en relacionar
a Dios como centro de nuestra vida y el acontecimiento para descubrir
la voluntad o la presencia de Dios en el mismo. Esta lectura hecha -de
esta forma- es el modo de realizar el profetismo.
Un ejemplo, es el anuncio del ángel a María. Aprecio este
acontecimiento como sigue. Al recibir el anuncio, María sintió
miedo, acostumbrada a la meditación trató de encontrar
lo que Dios quería de ella. Y, aunque Lucas no lo haya recogido,
cuando descubrió la voluntad de Dios, expresó: hágase
en mi según tú palabra.
La lectura de los acontecimientos desde la fe y la contemplación
son dos características necesarias y que a la vez, se necesitan
una a la otra.
El profetismo sobre la vida, así concebido, nos permitirá
ir a donde el Señor no envíe. Sus palabras pasan por nosotros,
comunicarlas implica una previa lectura personal, para después
orientar, responder a las inquietudes de quienes solicitan nuestro concurso
y poder hacer una lectura más enriquecedora de la vida social
que sea algo más que una especulación sociopolítica.
RESUMEN
A la interrogante
Quo vadis, laico católico, espero haberles dado una respuesta.
La misma parte de dos signos de los tiempos específicos en el
orden eclesial y social y de algunas citas de los mensajes del Santo
Padre durante su visita a nuestra patria.
Veamos al laico en plural. La variedad de personas, de carismas y de
opciones de vida nos hace considerar que podemos plantear líneas
generales que sean comunes a muchos, pero cuidado, no pretendo mostrar
un prototipo de laico para clonar a todos.
Las características, aunque las considero como elementales, no
son las únicas. Si conviene tenerlas en cuenta. Las palabras
que considero claves son: arraigo, ilustración y actualización,
contemplativos y proféticos sobre la vida.
Recomiendo añadir a la tarjeta la expresión del Papa "es
hora de emprender nuevos caminos". A continuación agregue
las palabras claves de las características. Subráyelo
todo y la palabra contemplativos, a color.
CONCLUSIONES
Los tiempos venideros,
el mañana, ya sea próximo o remoto, requieren testigos,
de una religión que transforme y renueve a quién la profese.
El testigo de una vida que se renueva cada día en la presencia
de Dios, que lo percibe a través de su experiencia contemplativa
será capaz de "hacer lo cotidiano, nunca igual". Este
testigo que así viva será un signo para católicos
y no católicos.
La misión del laico se asentará en una base religiosa
profunda. Recordemos que, re-ligar, es unir todo lo que acontece en
la vida diaria con Dios. Lo esencial de la misión de los laicos,
en la Iglesia y en la sociedad, radica como decía Regina "restablecer
todas las cosas según el Evangelio", y el modo, según
Clara "perderse en la muchedumbre para informarla de lo divino".
Noviembre del 2000.