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enero-febrero. año VI. No. 35. 2000 |
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PATRIMONIO CULTURAL |
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LA ARQUITECTURA DE MADERA PERÍODO REPUBLICANO (II PARTE)
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En el anterior trabajo sobre la arquitectura de madera describimos las características fundamentales de esta tipología durante el período colonial hasta finalizar el siglo XIX. No quiere esto decir que porque nos estemos refiriendo a la culminación de un determinado momento epocal, signifique que lo que el hombre en su quehacer constructivo se encontraba realizando hasta ese momento, cambie o se modifique simultáneamente con las periodizaciones temporales. Los sistemas constructivos, los materiales y las tipologías arquitectónicas, traspusieron los límites decimonónicos y siguió construyéndose de igual manera durante algún tiempo después, ya en este siglo. Sin embargo desde las últimas décadas del siglo diecinueve van a ir apareciendo nuevos códigos dentro de esta arquitectura que establecerán elementos caracte-rizadores distintos, hasta ahora no presentes. Como habíamos señalado en nuestro anterior trabajo, las últimas tres décadas en Cuba estuvieron signadas por un proceso de confrontación, guerras y destrucción. Las tres contiendas bélicas iniciadas en 1868 provocaron una gran depresión económica y la destrucción de importantes capitales peninsulares y criollos. En el plano material, el país se vio seriamente afectado en sus producciones agrícolas y sufrió un vasto proceso de deforestación. En este momento el comercio desarrollado entre Cuba y los Estados Unidos había alcanzado un importante auge, convirtiéndose además en nuestro más importante suministrador de maderas, que ya era necesario importar desde el extranjero, pues nuestros recursos forestales estaban prácticamente agotados. Igualmente había comenzado un proceso de penetración de capitales norteamericanos en inversiones en actividades de la minería, madereras y azucareras, fundamentalmente en la región oriental donde se concentraban las mejores posibilidades en estos sectores de la economía. Importantes procesos migratorios y el establecimiento de colonos provenientes de diferentes regiones de Estados Unidos, técnicos y personal vinculado a dichas actividades constituyeron uno de los aportes importantes en cuanto a la aparición de nuevas tipologías y nuevos elementos foráneos en nuestra arquitectura de madera. Algunas otras migraciones venidas desde las islas cercanas del Caribe, con el propósito de trabajar fundamentalmente en la zafra azucarera y en la recogida de café, contribuyeron también a introducir algunos elementos en nuestra arquitectura en madera que es posible reconocer como unificadores de esta tipología tan característica de nuestra región geográfica inmediata. Los conocidos "bungalow" o "chalet", términos popularmente empleados en nuestro país y muy en particular en la región oriental, para designar con vocablos procedente del inglés a viviendas aisladas de madera , nos reflejan muy claramente esta influencia. Una expresión constructiva característica de este período inicial de la arquitectura en madera de fines de siglo y primeras décadas del veinte lo constituirá el denominado sistema "balloon frame" . Consiste en un sistema prefabricado de viviendas de madera ideado en los Estados Unidos durante el proceso de la conquista y la colonización del oeste norteamericano, que requería de un rápido asentamiento y ocupación del territorio. Estas viviendas se transportaban en partes ya construidas, que incluían no sólo las paredes y cierres exteriores, sino también todos los entrepisos y las cubiertas. Poco a poco, perfeccionado y desarrollado, fue exportado hacia toda el área caribeña, siendo posible adquirir a través de catálogos elaborados al efecto, los elementos para confeccionar el diseño de las viviendas. Muchas de las construcciones en madera que aún permanecen en poblados y ciudades de nuestro país pertenecen a este sistema. Al igual que ocurrió con otros aspectos, nuestros carpinteros y constructores, incorporaron sus aportes y experiencias personales a las viviendas construidas en Cuba, haciendo de éstas elementos tan evolucionados y particulares, muy distantes ya de los antecedentes que le dieron origen (Foto 1) Sin lugar a dudas, en la producción arquitectónica de madera que caracteriza a este período se van a producir modificaciones importantes en los esquemas tradicionales de las soluciones de plantas de nuestras viviendas y en la aparición de un nuevo repertorio de elementos en la expresión y en las soluciones estructurales, que pasaremos a detallar detenidamente en el posterior desarrollo de este trabajo; y de modo particular en el aspecto urbanístico se producirán también cambios conceptuales, sobre todo, en los asentamientos poblacionales que aparecerán en los nuevos y modernos ingenios azucareros, cuya típica estructura anterior, cerrada y compacta, va ahora a caracterizarse por la dispersión y la presencia de la vivienda aislada. Este tema en particular, que reviste una gran importancia en la historia de nuestro país y en la forma de ocupación del territorio puede ser objeto de un trabajo específico en ocasión posterior. Como parte de los aspectos que van a caracterizar la arquitectura de madera de este período pudiéramos referir los siguientes: La compactación de las nuevas plantas de las viviendas con la desaparición de uno de los elementos básicos de la arquitectura colonial, el patio; componente estructurador de la espacialidad y la funcionalidad de la arquitectura cubana y de la de los territorios de Hispanoamérica. La incorporación en la expresión arquitectónica de elementos foráneos o ajenos a nuestras tradiciones y usos como los áticos y las buhardillas, espacio o habitaciones que se desarrollan bajo las cubiertas inclinadas, así como las grandes pendientes de los techos que pueden estar cubiertos con las tradicionales tejas o a partir de este momento con láminas metálicas acanaladas. (Foto 2) Los cambios o modificaciones en las secciones de los elementos soportantes y en las columnas de madera o pie derechos, los que se van a hacer más esbeltos y de proporciones más delgadas. En estos últimos van a desaparecer las tradicionales zapatas que serán sustituidas por otros elementos como las cartelas o tornapuntas, piezas aisladas que aparecen entre el pie derecho y la viga y que conforman de conjunto un triángulo rigidizador, que pueden asumir diversas formas elaboradas y caladas. Las columnas pueden formar grupos de dos o tres elementos, pudiendo asumir diferentes formas y decoraciones variadas. (Foto 3) Las rejas y barandas de hierro, son sustituidas por elementos de madera que pueden adoptar diversas soluciones: balaustres circulares, lisos, torneados y calados, elementos cuya producción es repetitiva o de plantilla y que se esparcen por todo el país y la región. (Foto 4) Los elementos decorativos que ya se encontraban en las construcciones de madera más tardías como guardamalletas o lambrequines, los frisos, las celosías, las crestas, etc., adquieren una gran profusión en la decoración de las edificaciones a la vez que sus soluciones se hacen más complejas y elaboradas predominando sobre todo los calados. (Foto 5)
Un elemento arquitectónico interior, conocido en las islas del Caribe como medio punto, -división de madera entre la sala y la saleta-, que hasta ese momento asumía las formas tradicionales tales como columnas, arcos, etc., será sustituido por ligeros y transparentes encajes de madera calada. Para sorpresa nuestra en una reciente visita de trabajo a la ciudad de Sagua La Grande, oímos llamar a estos elementos, por primera vez en nuestro país, por este mismo nombre. (Foto 6) Otro elemento significativo de los cambios en la tipología va a ser el impuesto por la carencia de la madera, que obliga al uso de secciones y escuadrías cada vez más exiguas y limitadas. Las dimensiones y longitudes de las tablas van a disminuir y serán colocadas en sentido horizontal, empleándose además variedades y especies importadas como el pino y la pinotea. Son utilizadas también soluciones en el interior de las edificaciones que permiten terminaciones similares a la de muros de mampostería fijando sobre el entramado de madera una malla metálica y colocando sobre ésta un enlucido de cal y yeso, cuya expresión, una vez pintado es similar a la de un muro. Aunque nos referimos de manera particular a la vivienda aislada, es importante señalar que en las poblaciones tradicionales también se siguió construyendo la vivienda en tira, en aquellas zonas urbanas en que se imponía la medianería como solución constructiva. Se denomina así a aquellas áreas en que no existe separación entre las edificaciones, o sea una vivienda se pega contra la vecina, compartiendo ambas sus muros extremos. La presencia de la vivienda de madera se expandió por casi todas nuestras poblaciones, ocupando cuadras y manzanas completas, siendo un elemento que caracterizó a las poblaciones cubanas en un período de nuestra historia, y de la que aún quedan sus huellas apreciables en muchos sitios de nuestro país. Si este proceso descrito se enmarca aproximadamente hasta el año 1920, otros conjuntos importantes de arquitectura de madera aparecerán entre 1920 y 1940 en las zonas de playa con la edificación en un inicio, de viviendas de descanso y recreo. Estas áreas devinieron con el tiempo en asentamientos poblacionales definitivos y en la actualidad, debido a las difíciles condiciones ambientales de estos entornos costeros, que requieren de un sistemático trabajo de mantenimiento que ha sido imposible de realizar, dichas estructuras presentan serios problemas de conservación y deterioro, como es la característica general de esta arquitectura. Revisando algunas publicaciones antiguas y fotografías de archivo, pude encontrar imágenes de la playa de Varadero en las primeras décadas del presente siglo, en la que se pueden apreciar una sucesión de espléndidas casas de madera de dos plantas a lo largo de toda la playa, de una singular belleza. En la actualidad, sobreviven muy pocos ejemplares de éstas, las que se encuentran bajo constante amenaza de desaparecer. El museo municipal es un exponente de esta tipología, pero que sin embargo ha sufrido grandes transformaciones en sus paredes exteriores e interiores, las que han sido sustituidas por muros de mampostería (Fotos 7 y 8).
Sin embargo, aún se conservan en nuestro país un gran conjunto de bateyes de centrales azucareros totalmente construidos en madera en las provincias orientales, al igual que una buena cantidad de construcciones de madera en las zonas de playas de Jaimanitas, Santa Fé y Guanabo en la provincia de Ciudad de La Habana, algunos conjuntos de arquitectura de madera en poblados de la provincia de Matanzas como San Miguel de los Baños, en la ciudad de Sagua La Grande en la provincia de Villa Clara, en Punta Gorda en Cienfuegos y en Cayo Granma en la bahía de Santiago de Cuba por sólo mencionar algunos sitios y no hacer interminable el listado. Es imprescindible señalar, que salvo en el conjunto cienfueguero, con el cual se ha realizado un encomiable trabajo de preservación de esta arquitectura, en el resto el estado de conservación de la arquitectura de madera está caracterizado por un panorama que resulta bastante triste y desalentador en cuanto a la garantía de su integridad, permanencia y a un incierto futuro. |
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