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enero-febrero. año VI. No. 35. 2000 |
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ECONOMÍA |
LAS REMESAS FAMILIARES OCUPAN UN LUGAR PRIMARIO EN LOS INGRESOS DEL PAÍS
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En 1000 millones de dólares han sido evaluadas las remesas familiares recibidas en Cuba, durante el año 1998, provenientes de los exiliados cubanos en el extranjero, especialmente en los Estados Unidos. Esto es un número frío, pero si lo comparamos con el aporte del turismo que en ese año fue valorado en 720 millones, teniendo en cuenta que el turismo es hoy por hoy uno de los renglones más productivos del país, nos podemos dar cuenta de que la diferencia es muy grande y de que los 1000 millones de las remesas son una cifra considerable y están ocupando un lugar primario en los ingresos del país. Y entonces me surge una pregunta: ¿Seguimos viviendo de ayudas? Ya se ha criticado bastante el tiempo en que Cuba se dejó llevar por la situación especialmente favorable que ofrecía la existencia de un bloque de países socialistas organizados en el CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica). Esta ayuda creó una dependencia de la que en la actualidad sentimos las consecuencias. Esto debió ser una enseñanza más que un motivo para lamentarnos. No es que esté en contra de la solidaridad o de la ayuda necesaria. Tampoco me preocupa que las personas que estén en una posición económica más holgada o ventajosa envíen dinero a su familia. El problema está en que eso se convierta en un medio de vida para personas perfectamente capacitadas y en condiciones de colocarse en buena posición con su trabajo. Desde muy pequeña comencé a oír esa canción popular que dice: «Trabaja, negro trabaja y vive de tu sudor, porque así el pan que te comas tras el trabajo sabrá mejor». Y es que sabemos que lo que nos ganamos trabajando siempre va acompañado de un sentido de honestidad y de humanidad que ennoblece y eleva el espíritu. Por otra parte no hay derecho a vivir del trabajo del otro, es una forma de parasitismo que envilece el alma del hombre.
OTRA REALIDAD PREOCUPANTE: DISMINUYE CONSIDERABLEMENTE EL NÚMERO DE TRABAJADORES POR CUENTA PROPIA Como consecuencia de los cambios ocurridos en el mundo, a finales de los 80, hubo que realizar algunos cambios en la organización económica que teníamos hasta ese momento, entre los cuales aplaudimos la legalización del trabajo por cuenta propia por ser una forma de estimular la iniciativa privada. Pero a medida en que fue desarrollándose nos hemos dado cuenta de que son prácticamente infranqueables las barreras que lo frenan. Víctimas de un control excesivo y de un sistema tributario injusto, los trabajadores por cuenta propia, han vivido en una constante zozobra durante este tiempo, contando además con una falta de seguridad en cuanto a que su trabajo pueda ser mantenido, puesto que siempre se ha dicho en medios oficiales que el trabajo por cuenta propia no es más que un «mal necesario, que irá desapareciendo a medida que vayamos recuperándonos económicamente». Esta situación ha provocado que una gran cantidad de trabajadores por cuenta propia hayan desistido de su actividad y renunciado a su licencia. Un paso atrás en el respeto a uno de los derechos del hombre. Un paso atrás en el estímulo a la iniciativa privada. Un paso atrás en las posibilidades de empleo y en la satisfacción de necesidades de la población. El trabajo por cuenta propia no debía ser considerado como un instrumento utilizado en una coyuntura específica, sino como una manera de concretar el respeto al derecho de desarrollo de la iniciativa personal, como una forma de organización económica que ha demostrado eficiencia y como una manera de que cada cual se gane el sustento diferente al trabajo con el Estado. Lo cierto es que en este año el número de trabajadores por cuenta propia ha disminuido.
DOS REALIDADES QUE SE ENCUENTRAN A la luz de la ética es muy difícil entender la combinación de estas dos realidades. Y no tanto el estímulo y la falta de obstáculos para recibir remesas del extranjero como el aumento de las barreras al trabajo por cuenta propia. Y es que no es ningún problema que alguien reciba 100 dólares mensuales provenientes de un familiar en el extranjero. A nadie se le ocurre «investigar» cómo y por qué los recibe. Y eso está muy bien, porque es un derecho que nadie puede irrespetar. Pero, ¿por qué se considera una forma de enriquecimiento preocupante el hecho de que alguien se gane 100 dólares mensuales con su trabajo? Sí, porque el trabajo por cuenta propia es una forma de ganarse el sustento con el sudor de la propia frente y no con el sudor de frente ajena. Me pregunto cuáles pueden ser las causas de que esto suceda. En una situación difícil cualquiera puede necesitar de ayuda económica. Pero lo importante es cómo va a utilizar esa ayuda, de manera que no cree una dependencia eterna. Y en la sociedad deben existir condiciones reales que permitan procurarse el sustento, para no tener que depender de otros, o que vivir en la ilegalidad.
QUÉ HACER ANTE ESTA REALIDAD Cada uno debe empezar a pensar en que dentro de las consecuencias de la dolarización de la economía no sólo están las diferencias de status que se han creado, sino que es mucho más profundo. Se trata de un estilo de vida que no es honesto que no tiene nada que ver con los valores morales que estamos intentando rescatar, según el discurso oficial. Cada persona escoge el estilo de vida que quiere llevar. Pero resulta inconcebible que la sociedad, con sus mecanismos, más bien estimule el estilo de vida parasitario, que ya sabemos que ha traído hasta problemas familiares entre los que se creen con el derecho de que los que se van y tiene otras oportunidades trabajen para los que se quedan, y los que se van y no encuentran un trabajo que se los permita o simplemente no creen que sea su obligación. Se trata de que la sociedad cree los mecanismos y el ambiente necesarios para brindar oportunidad real de ganarse el sustento y no tener que depender de otros aunque estos sean sus familiares. Se trata de que se estimule la inversión de la ayuda que recibimos y no su gasto, de manera que la ayuda recibida sirva para desarrollarnos y no sólo para satisfacer unas necesidades que volverán a surgir y que entonces no podremos satisfacer si no recibimos la misma ayuda. En el caso concreto de Cuba hoy, el trabajo por cuenta propia es una buena vía para que los que reciben ayuda del extranjero puedan invertir. Pero para esto necesita que se den pasos adelante en su concepción, que deje de ser "un mal necesario y coyuntural" para convertirse en un medio de vida. Por otra parte, deben irse creando las condiciones que permitan que los que no reciben ayudas, reciban el beneficio de alguna manera: con un sistema tributario justo para los cuentapropistas, con la consideración del trabajo por cuenta propia como fuente importante de empleo, con el estímulo a la eficiencia y a la calidad, etc. No es justo que el status social y la posición económica dependa de la separación de la familia. Es un derecho y un deber procurarse el sustento por sí mismo. Es un deber de la sociedad buscar la justicia, velar por el respeto a los derechos y procurar el cumplimiento de los deberes. Y usted tiene el deber de exigirlo. |
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