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noviembre-diciembre. año VI. No. 34. 1999 |
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ENTREVISTA |
EL MÚSICO MÁS IMPORTANTE conversación con los Sres. Amado Martínez-Malo y Servando Blanco Martínez
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Esa
noche surgió la idea de llevar a los lectores de Vitral una entrevista
con estos amigos, que tocase aspectos relacionados con sus interesantes
propuestas (libro y música), las vicisitudes para su realización, etc. Hoy,
amigo lector, la ofrezco a su consideración. J.R.F:
Amadito, muchas veces, quizás has hablado de la estrecha amistad que te
unió a Pedro Junco. ¿Recuerdas las circunstancias en que lo conociste?¿Cómo
llegaron a ser amigos? A.M.M:
Mira, yo vivía en Máximo Gómez, entre Calle Nueva y Cabada, y la
primera casa que hay después de la de las Hijas de la Caridad era un
Kindergarten, al cual asistí junto con los hermanos de Pedrito. Él no,
porque era mayor que nosotros; pero todos los días pasaban en la máquina
de su casa, dejaban a los más chicos y seguían con él para la escuela.
Después de las clases regresaba, porque la maestra de nosotros, Estrella
Pintado, y su hermana Zoila que la ayudaba en el aula, le enseñaban música,
piano. Además,
ellos vivían allí en Maceo, tú sabes, donde está la sede de la UNEAC,
éramos vecinos y como todos los muchachos, jugábamos juntos en el
barrio, a la pelota y otras cosas. De ahí proviene nuestra amistad. J.R.F:
¿Cómo lo recuerdas? A.M.M:
Era un hombre de 6 pies y unas 180 libras, blanco, con la cara así...
rosada como tú, tenía el
bigote y el pelo castaño oscuro, usaba
gomina porque lo tenía muy lacio... Le gustaba mucho vestirse de
carmelita, con pantalones sin pliegues y camisa de mangas largas, y unos
zapatos que nosotros llamábamos americanos, como esos sports que usan
ustedes ahora. Además,
era todo un caballero, alegre, enamorado, le gustaba el deporte, pero creo
que su vida era sobre todo la música... y las mujeres. Recuerda su edad. J.R.F:
Una de las cosas que me trae hoy a verte es el libro Un viaje a la
Memoria, donde rescatas no sólo parte de la obra, sino la personalidad de
P.J. para todas las generaciones que no lo conocimos. ¿Podemos
afirmar que tu empeño se debe sólo a la amistad que los unió? A.M.M:
Sí, categóricamente. Yo tenía 18 años cuando me dio la libreta con sus
canciones. Al otro año murió y desde entonces quise darlas a la
publicidad. J.R.F:
Pero el libro no es sólo eso... A.M.M:
Hay también vivencias mías, que escribí y luego mis hijos me ayudaron a
organizar, a darles la estructura de libro. J.R.F:
¿Y por qué entonces tardaste tanto en materializarlo? A.M.M:
Tú me conoces desde hace tiempo, sabes que no soy escritor, por tanto
necesitaba ayuda, y encontré mucha indiferencia, muchos oídos sordos
durante un período bastante largo. Por
otra parte, mientras estuve trabajando no tenía mucho tiempo para algo
que, si se va a hacer en serio, requiere dedicación. Una
cosa que influyó fue la pérdida de la libreta, la presté a alguien
“de confianza” y hasta hoy no he vuelto a verla. Eso me desanimó
bastante. Después
que me jubilé decidí sin embargo
dedicarme de lleno a ello, investigué, indagué entre los amigos y
parientes que pudieran recordar o conservar algo que me permitiera
completar lo que por tanto tiempo tuve en mente hacer. J.R.F:
Felizmente tenemos aquí la obra terminada. (Si me lo dicen cuando
intentabas hacer de mi un corredor de medio fondo -¿te acuerdas?- quizás
lo habría dudado). ¿Qué te resultó más difícil? A.M.M:
Lo más duro fue cuando perdí la libreta. Me desanimé, pensé que ya no
había nada que hacer. Sin embargo, cuando decidí enfrentar el asunto de
lleno, la cosa no fue coser y cantar, ¡a ti qué te cuento! Quien nunca
se ha metido en esto cree que es fácil. Cuesta mucho andar detrás de las
personas, buscar datos, pedir opiniones, documentos; porque como viste, al
final no son sólo mis vivencias. J.R.F:
¿Tienes otros planes en este sentido o terminaron las inquietudes
literarias de Amadito? A.M.M:
Mira, empecé una historia del Instituto
de Segunda Enseñanza de Pinar del Río desde 1883 hasta 1960.
Tengo muchos datos, todos los profesores, los directores, los presidentes
de federación. También estudiantes que luego fueron personalidades en
diferentes ámbitos de la vida nacional. También todos los lugares donde
estuvo enclavado, desde Calle Nueva y Martí hasta su emplazamiento final. Tengo
además datos sobre la historia remota de Pinar del Río que podrían
servir para escribir sobre esta. Pero la verdad es que el asunto se las
trae, la vista ya no me acompaña y no sé si podría sacar adelante algo
así sin ayuda. J.R.F:¿Cuánto
hace que terminaste el libro? A.M.M:
Dos años. J.R.F:
¿Por qué entonces no ha sido publicado? A.M.M:
Imagínate, ahí sí que solo nada puedo. Se sabe del libro, gente que
pudo o puede viabilizar su publicación lo conocen, o por lo menos conocen
que lo escribí. Hasta ha habido alguna que otra promesa, pero al parecer
no hay verdadero interés. J.R.F:
El libro vale la pena. Estoy seguro de que llegará a los lectores. ¿Consideras
que puede aún ser enriquecido, o para ti es obra terminada? A.M.M:
Está terminado, incluso tiene tres cosas que al principio no había
previsto y que le dan valor adicional, algo que otros escritos sobre
Pedrito no tienen, que son criterios de especialistas sobre su poesía y
sus canciones, opiniones de Nery Carrillo, Doris Céspedes y de Servando. J.R.F:
Hablando de sus canciones –y esta es también para ti, Servando-, Pedro
Junco ponía letra y música a sus composiciones. ¿Lo consideran Uds. más
músico que poeta o viceversa? Quiero decir, qué brilla más en sus
creaciones, el texto o la melodía. A.M.M:
Él era sobre todo músico. S.B:
En una obra así es difícil separar el texto de la música. Se
complementan. Su música fue maravillosa. ¡Téngase en cuenta la época!.
Fíjate que es un compositor con personalidad propia a pesar de haber
vivido sólo 23 años que es la edad en la que muchos comienzan, quién
sabe si no adonde habría llegado. No se notan en él influencias de otros
músicos de la época. En
los temas de Pedrito, la melodía, la música, responde plenamente al
texto, a sus intenciones, al estado emocional del autor. Pon atención si
no a Estoy triste, y si la comparas con Mi santuario parecen compuestas
por personas diferentes. Cada una da una atmósfera, responde a un estado
de ánimo. J.R.F:
¿Crees que sus melodías funcionan sin los textos, que la gente se sentaría
a escuchar instrumentales de P.J.? S.B:
¡Hombre, claro! Por supuesto, con arreglos adecuados. También
tenemos textos sin música que estoy seguro de añadírsele serían
excelentes canciones, y puedo ponerte el ejemplo, lo tengo. Llanto, luna y
mar, con música de Luis César Núñez González, un compositor de Alquízar,
pero de ascendencia pinareña, que grabé recientemente en R.P. con el trío
Oasis. Creo que es mi mejor arreglo y que funciona muy bien. Lo quiero
para un documental sobre las últimas canciones de P.J. que pretendo
hacer. J.R.F:
¿Un documental? S.B:
Si, pero esa es otra historia. Quisiera hacerlo con profesionales, algo
que haga honor a Pedrito. Me gustaría involucrar a los mejores que haya
por acá, y hablo de los técnicos, guionistas, de todos. J.R.F:
Pero ¿has visto a alguien ya, tienes alguna idea preconcebida? S.B:
Tengo algunas ideas pero prefiero no hablar de ello hasta no tener algo más
concreto, algo adelantado ¿entiendes?. J.R.F:
Por supuesto. Pero volviendo al tema de la música. Me gustaría conocer
la génesis de este binomio Amado-Servando. A.M.M:
Chico, A Servando lo conocí como a ti, en la universidad, pero no sabía
que cantaba. Una vez iba pasando junto a un local allí mismo, y escuché
una voz acompañada por la guitarra. Pregunté y me dijeron: Es Servando.
En cuanto le vi de nuevo le comenté de las canciones, de mi interés por
rescatarlas y que me parecía que él era la persona apropiada. Se los
enseñé y uno o dos meses más tarde, cuando pudo disponer de tiempo para
ello empezamos a trabajar. J.R.F:
Tú cuentas en el libro cómo “reconstruyeron” poco a poco cada pieza.
Un trabajo de artífices. ¿Alguna anécdota al respecto? S.B:
¡Imagínate! Oye como canta Amadito J.R.F:
¡Ah, vamos, el hombre no lo hace tan mal! S.B:
Bueno, en esto ha sido un maestro... Él empezaba a cantar con una línea
melódica. Yo la iba siguiendo y de pronto, más allá de la mitad de la
pieza ya llevaba otra. ¿Cuál sigo? Fue un trabajo delicado, riguroso. A.M.M:
Que nunca hubiéramos podido hacer sin la identificación que consiguió
Servando con Pedrito. Él se ha apropiado el espíritu de las canciones,
como si el propio Pedrito las cantara. J.R.F:
Y grabaciones comerciales, ¿las hay? S.B:
Si, en el CD que grabé en Panamá y Colombia, por ej., hay tres temas de
Pedrito poco conocidos. He grabado casi todas las canciones en R.G., también
algunas en R.P. J.R.F:
¿Crees que se difunden lo suficiente? S.B:
Como te decía, las canciones se han llevado a R.P., R. Habana Cuba, pero
siempre por gestiones personales y en programas muy específicos dedicados
al autor. También
en televisión. Por cierto, la primera vez que me presenté me puse tan
nervioso que confundí todo, llegué a decir que a Pedro Junco lo habían
enterrado en el Cementerio de Colón, y lo peor fue que se rectificó,
pero al salir al aire (era un Te quedarás ) parece que no se editó bien
y salió el fragmento del disparate. A.M.M:
Nos costó disgustos con algunas personas. J.R.F:
Falta entonces la difusión del diario. Su distribución por la programación
musical de los medios ¿no? S.B:
Si, mira, ahora hicimos un Buenos Días, el sábado, con motivo de la
grabación de la que yo considero la última canción de P.J. Llanto, luna
y mar y del próximo aniversario de su natalicio en febrero, que es
redondo, el 80, pero la cosa no pasa de ahí. Incluso
en los concursos P.J., durante muchos años sólo se ponía Nosotros. En
el 95 se programaron una serie de canciones por diferentes intérpretes,
sin embargo, sólo canté yo, el resto no se presentó, no sé las
razones. J.R.F:
Por lo que veo la tarea ha sido ingente. ¿O mejor decir es? S.B:
Ya hay varios que quieren ser los padres de la criatura, pero mucho costó
que naciera. A.M.M:
Siempre quise dar a conocer estas canciones, y lo logré gracias a
Servando. Lo que falta por hacer está ya en manos de los difusores, de
los que dirigen la programación musical en los medios. S.B:
Pedro Junco es el músico más importante de Pinar del Río. Nosotros debe
ser una de las canciones cubanas más conocidas a nivel internacional por
la cantidad de versiones que tiene y el número de intérpretes que la
tienen incorporada a su repertorio. En Colombia, por ej., todo el mundo la
conoce. A.M.M:
Ulises Bretaña la escuchó a una artista Argentina por allá, por
Alemania, donde menos lo esperaba, y estoy seguro que lo mismo sucede en
cualquier país de Latinoamérica, en España... S.B: Yo seguiré cantando sus canciones donde quiera, y ojalá muchos otros las incorporen a sus repertorios. |
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