noviembre-diciembre. año VI. No. 34. 1999


NOTICIAS 

 

 

 


  

HOMENAJE A

FLORITA PRIETO

EN LA CELEBRACIÓN DEL 

DÍA DE LA DIGNIDAD PINAREÑA

 

Con un homenaje a la Sra Florinda Prieto de Lamar (Florita) celebró la Comisión Católica para la Cultura el Día de la Dignidad pirareña.

Dagoberto Valdés, director de Vitral y de la Comisión, dijo a la invitada unas palabras que dieron paso luego a otras con que los numerosos asistentes, entre los que se incluía Mons. José Siro, obispo de la diócesis, quisieron explicitar su simpatía a la sencillez, el tesón y sentido patrio de Florita.

La Banda Provincial de Conciertos ofreció a todos una amplia muestra de su repertorio, como colofón a la noche en que los pinareños celebramos una de nuestras más significativas tradiciones.

 

PALABRAS DEL HOMENAJE 

PRONUNCIADAS POR DAGOBERTO VALDÉS  

 

Sr. Obispo:

Querida Florita:

Sras y Sres:

 

Cada año la Comisión Católica para la Cultura en Pinar del Río elige a un conciudadano insigne para rendirle un homenaje en ocasión del Día de la Dignidad Pinareña, que como todos sabemos, recuerda la fecha de la fundación del Comité Todo por Pinar del Río, la institución cívica más significativa en  lo que va de este siglo.

Este año elegimos por unanimidad a la Sra. Florinda Prieto de Lamar.

No puedo decir solamente que me encargaron estas palabras de elogio, pues no sería sincero. Me las encargaron y yo tenía ganas de que así fuera, cumplo un deber que me honra, pero lo hago como una satisfacción que me llena de orgullo.

Conocí a Florita cuando era un niño que ayudaba a Misa en la Catedral y ella, en mi memoria infantil, una señora gruesa, de espejuelos más bien gruesos y de armadura plástica, de saya plisada casi siempre azul o negra, de invariable blusa blanca de mangas, iba al coro de la Parroquia o daba catequesis. Un  día, no sé cuándo ni cómo, no la vi más.

Entonces comencé a conocer a Florita por los recuerdos de mi madre y del Padre Cayetano. La primera siempre hablaba del hombre más alto de Pinar, Raúl Lamar, ella decía que Lamar siempre iba con su esposa y su bastón, o confundiendo a ambos. El Padre Cayetano me enseñaba una y otra foto tirada por él mismo, donde aparecían las muchachitas de la Iglesia del tiempo de aquella, que podía identificar junto con Cachita, Amparito Ferro, y las demás de las que sólo podía conocer el nombre.

Un buen día, estando yo en la sacristía de la Catedral, me dice el Padre Cayetano: hoy llega Florita Prieto, de regreso de Estados Unidos. Dos cosas me sorprendieron: la primera, que alguien volviera del exilio. Allí aprendí la palabra repatriación. Lo otro que me sorprendió fue la figura de la Florita que regresaba: entró por el Sagrario a saludar al mismo Señor de  aquí y de allá, pero que era el único además de ella y Raúl que sabía todo lo que había pasado...

Luego llegó a la oficina del Padre en la Sacristía y me encontré con una señora en  pantalones, cartera de colgar al hombro, blusa de colores, espejuelos al aire y mucho agua corrida bajo el puente entre Cuba y el exilio. Su andar independiente y ligero, su inmensa alegría mezclada con una innombrable tristeza, su sencillez meridiana con ese aire elegante de gran señora, que son siempre sencillas, y que no ha perdido ni perderá... allí llegó con sus anécdotas de emigrante y su inconfundible cubanía.

Fue un doble corrientazo para un adolescente rayando en joven. Y no sólo para mi, sino para los del grupo que le caímos en su casa, no la del balconcito romántico y con plantas, como su nombre, la de Máximo Gómez, sino en la de su mamá, tan ella misma -de raza le viene al galgo-, tan segura y elegante, tan presumida y limpia, tan por dentro como por fuera. Conocí entonces la raíz de la sorpresa y el imán de la atracción a primera vista. Ya no sabía si oír la versión de mamá o los muy pausados relatos de Cuba y el exilio... increíblemente pausados al decir y al pensar, que embridaban los pulsos del sentir con altivez de amazona que doma el potro de una vida a caballo entre tres amores: su esposo, su madre y Cuba. Quizá deba decir entre dos amores porque el de Raúl Lamar, su esposo y Cuba eran el mismo o si se quiere, el de su madre y Cuba también eran el mismo, aunque distinto.

Después de decir esto estoy seguro de que no fue una vida compartida entre dos amores sino la vida de un solo y único amor, el de su madre, el de su esposo, el de la Cuba que fue en un tramo de los dos y tuvo cobija para ambos, y el otro tramo en que Cuba fue para unos sí y para otros nunca, y el único e indivisible amor tuvo que andar por décadas a trancos sobre el mar. Ay, el mar... la mar. Para Florita Lamar con mayúscula y unido. Unido por salvar su matrimonio, la dignidad de su pareja, la felicidad de los dos que no estuvo nunca reñida con el sacrificio. He aquí una de las razones, o mejor, de los sentimientos, por los que consideramos a Florita como una pinareña insigne.

Insigne quiere decir «como un signo». Ella es una pinareña-signo de la dignidad, la indisolubilidad y el sacrificio del matrimonio feliz. Y eso en esta época es un signo por defecto y por necesidad perentoria. Ella nunca dijo «yo también tengo derecho a ser feliz», o «yo tengo derecho a hacer mi vida» como se dice hoy. Y si lo dijo o lo pensó supo decidir bien. Y eso es un signo.  Florita, signo de fidelidad a su esposo hasta el sacrificio de marchar y hasta el testimonio de regresar para servir a la Patria que él amó sin medida. Ella ha servido aquí, después del regreso, como Raúl hubiera querido.

Y esta es otra de las razones: Alguien que regresa, no «después de todo», como sueñan algunos, sino cuando aún estaban corridas las cortinas y su madre esperaba con la vitalidad, la lucidez y el talante que Dios quiso regalarle. Creo que Dios ha «jugado» con extremada ternura en esta campeonato de amor y sacrificios. Él tejió las cosas para que Florita pudiera hacerlo todo como si hubiera estado escrito, no digo en una novela de amor, que sería poco, sino como en una historia de salvación, que es lo que es.

Florita es una pinareña insigne porque regresar a la Patria es una señal de luz cuando todos, o mejor dicho casi todos, hacen todo lo posible y más de lo creíble  para marcharse de aquí. Ella regresó antes que el dólar y la shopping, antes que el Papa y las misiones, antes que la Iglesia fuera lo que es hoy y el País lo que no es. Creo, con todo el corazón, que en eso radicaba el imán que llevaba a tantos jóvenes, quiero recordar, Pepe Sanjudo, Barrial, Garrido, Amable, y tantos otros, a los sillones de la terracita para hablar de Cuba y de su  Iglesia. Recuerdo que recién llegada, tenía grabadora y casettes y grabó unas conferencias que hice sobre evangelización en la Catedral, largas como la esperanza de regresar, y que después transcribimos no se para qué... sería la justificación para las tertulias y conversar, sobre Eduardo Chibás, a quien admiraba primero y después... me recordaba más de una vez. Sobre sus tiempos de la Ortodoxia y yo creo que ella vivió la ortopraxis.

Ya ven, de pronto, alguien que regresa de los Estados Unidos y habla continuamente... no de Miami y sus maravillas u horrores sino de Cuba, de su historia, de su presencia, pero sobre todo Florita es una pinareña insigne porque fue una señal de esperanza para que pudiéramos ver con confianza y con intrepidez el futuro. Ella es una mujer de futuro. Digo es y no fue. Digo es, porque teje hoy con su delicadeza y perseverancia, una red de futuro para Cuba. Lo de esta noche es sólo una puntada. Dios sabe lo que ha tramado en la paz y la pausa, en el incómodo soñar con la libertad, en el callado pero imparable actuar en la sencillez de las cosas grandes.

Florita: signo has sido también haciendo música de Dios desde el Coro de la Misa mayor, qué lástima que ser organista de la Catedral no signifique hoy lo que tú mereciste en perseverancia y alabanza al Creador de toda belleza. Tú fuiste insigne en eso, como los mejores, algún día ser organista después de Severiano y de ti, también lo será.

Signo de fidelidad, de discreción y del ponderado sentido del consejo y la compañía has sido para dos obispos de esta Diócesis como su secretaria personal.  Mons. Jaime, hoy nuestro cardenal, y Mons. Siro, nuestro querido e intrépido pastor. Cada uno con su carisma y su personalidad y tú la misma y la siempre fiel. Eso vale mucho y la Iglesia no tiene como recompensar ese camino de cada mañana y de todos los días.

Yo soy testigo de ese andar, paraguas y cartera, erguida por fuera y por dentro, como si viera al Invisible y como si llevara al lado la inmensa figura del que amó y ama sin medida. Soy testigo de la dignidad de aquel pinareño incorruptible, Raúl Lamar, conocí a su familia, culta y cubanísima. Hacia él va también, esta noche, este modesto y cordial homenaje que no podría ser por separado como no pudieron ser sus vidas, aunque antes se interpusiera el espacio donde no encontraron lugar para servir a Cuba desde la libertad y hoy se interponga el tiempo, que no le alcanzó a Raúl, pero que Dios Todopoderoso ha regalado a Florita, nuestra insigne florecita pinareña hasta el pistilo.

Pero el tiempo y el espacio, cuando intentan entorpecer la vida y la virtud, quedan superados y trascendidos por la Providencia de Dios, transformando los años de este mundo en Kairós, es decir, tiempo de salvación. Cambiando las distancias de este mundo en comunión fraterna que trasciende las fronteras y los mares. Sobre el espacio informe se cernía el Espíritu que da vida. Por eso hoy podemos celebrar este Día de la Dignidad Pinareña con todos los hijos de este Municipio donde quiera que estén, más allá de las fronteras, los mares y los tiempos. Ellos, dispersos todavía hoy, como lo estuviste tú, saben que somos una única familia y un signo de comunión fraterna.

Es que esta Comisión Católica para la Cultura, cree en la fuerza de lo pequeño de una flor, en la fecundidad y el vigor de la semilla, en la imparable potencia de una simple luz, en lo insigne de vivir a plenitud la vida desde el sacrificio cotidiano, que es más meritorio que el sacrificio coyuntural por lo que invierte de tiempo y por el valor de signo y de testimonio martirial.

Florita: Así te reconozco, te reconocemos en este tercer descubrimiento que tengo el inmenso gozo de hacer de tu fecunda y  radiante vida. Fecunda, porque engendraste en nosotros, aquellos  jóvenes, una generación de hijos que se fueron haciendo hermanos; radiante, porque tu signo es de luz, pero no de luz cegadora, des-lumbradora... de frente, que encandila... tú lo sabes... has dado luz desde arriba, desde abajo y desde adentro. Y esto es ser lo que Jesús nos enseñó, y entonces... ¿qué cosa pudiera ser más insigne y digno de elogio?

Florita: Si Pinar del Río busca acrecentar su dignidad debe encontrar tu camino. Un camino de sencillez en la grandeza o mejor de la grandeza incomparable de la sencillez rotunda. Tu lo has vivido, esa es la encarnación del estilo de «lo pinareño» ese es y debe ser nuestro talante y nuestro carácter. Eso distinguió a los insignes del Comité: ser grandes, valientes, sencillos y dignos.

Eso provocó que el Santo Padre dijera en su mensaje al sobrevolar Pinar del Río, que las  bellezas naturales de esta porción más occidental de la Nación «evocan aquella otra riqueza que son los valores espirituales que les han distinguido y que están llamados a conservar y transmitir a las generaciones futuras para el bien y el progreso de la Patria».

Para eso te hemos hecho este homenaje, no porque podamos agregar nada a tu belleza interior ni a la elegancia de tus formas, sino porque ellas encarnan aquellos valores espirituales que engrandecen a Pinar del Río y que, recordándolos y honrándolos hoy, deben servir para el crecimiento de Cuba,  a quien tanto amas.

Que Dios te conceda seguir siendo hasta la plenitud, signo, semilla, luz y sobre todo... flor.

Dios bendiga a Pinar del Río.

Dios te bendiga.

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CENTENARIO DEL

P. CAYETANO MARTÍNEZ

 

«Se fiel hasta la muerte y   te daré la corona de la vida» (Apocalipsis).

 BREVE BIOGRAFÍA DEL P. CAYETANO

Nació en Acevedo, León, España el 23 de noviembre de 1899. Llega a Pinar del Río en noviembre de 1910. Estudia en la escuela Ciprián Valdés. Es alumno de las Escuelas Pías de Pinar del Río en el año 1911-1913. Entra  en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio el día 8 de septiembre de 1913, donde estudia 10 años. Se ordena sacerdote en la Catedral de Pinar del Río el 2 de septiembre de  1923, de manos de Mons. Manuel Ruiz, quien  es para Cayetano, padre, Maestro, Obispo. Canta la 1ra Misa en la inauguración de la Iglesia de la Caridad el 8 de septiembre de 1923. Vice-canciller Secretario del Obispado, Vicario cooperador en la Catedral y Capellán de las monjas en 1923. Es canciller del Obispado desde 1933. Asiste a la coronación de la Virgen de la Caridad en Santiago de Cuba el 20 de diciembre de 1936.  Integra la delegación Oficial Pontificia para acompañar al cardenal Arteaga a la coronación de Ntra. Sra. de Coromoto, Patrona de Venezuela en septiembre de 1952. Es sacerdote fundador y 1er Capellán de los caballeros Católicos en Pinar del Río en noviembre de 1929. También de las Damas Isabelinas y de las Maestras Católicas. Nombrado Vicario General de la Diócesis en 1950. Nombrado por S. Santidad Pío XII Prelado Doméstico en agosto de 1950 con motivo de sus Bodas de Plata (25 años) sacerdotales. Nombrado Párroco de la Catedral en septiembre de 1943. Participa como Prelado acompañante en la Consagración del Sr. Nuncio Apostólico Mons. Cesare Sacchi en la Catedral de La Habana, 12 de dic. de 1967. Elevado a la dignidad de Protonotario Apostólico por Su Santidad Pablo VI el 7 de junio de 1973 con motivo de las solemnes fiestas por su 50 Aniversario de Ordenación sacerdotal.  Nombrado 1er. Párroco de la Iglesia de la Caridad al ser ésta elevada a Parroquia en 1979.  Recibe el reconocimiento a su fidelidad y servicio a la Iglesia durante 60 años al recibir en la celebración solemne de sus fiestas, un autógrafo del Papa Juan Pablo II y la asistencia de los 3 Obispos vivos que rigieron o rigen la Diócesis, Mons. Evelio, Mons. Jaime y Mons. Siro. También presentes Mons. Azcárate, el clero diocesano, sacerdotes de Cuba y una multitud de fieles. Es el decano de los Párrocos en activo de Cuba (84 años) y el sacerdote de más años de ordenado (60 años)

-      Su gran tesoro: Los niños.

-      Su constante preocupación: La Catequesis.

-      Su vida: Fidelidad.

-      Su lema: “Aquí estoy, envíame».

-      Sus características: El cumplimiento del deber.

-      Su tierra: Pinar del Río.

-      Su gran amor: La Virgen de la Caridad.

-      Su devoción: El Corazón de Jesús.

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HOMENAJE A

PEDRO JUNCO

EN EL DÍA DE LA CULTURA CUBANA

 

Con un homenaje a la figura y la obra de Pedro Junco, la Comisión Católica para la Cultura celebró, el pasado 20 de octubre, el Día de la Cultura Cubana.

Invitados especiales a la velada fueron los Sres. Amado Martínez-Malo, amigo del compositor y autor de un libro en el que nos da su visión del mismo, y Servando Blanco, quien junto a Amadito, ha conseguido rescatar del anonimato algunas de las composiciones encontradas en la papelería del connotado músico o entregadas por éste a Amado en sus tiempos de correrías juveniles, parte de las cuales pudimos escuchar los asistentes en la voz del propio Servando, que con sus interpretaciones matizó la charla establecida entre ambos y el público.

 

LAICOS PROFETAS

El profetismo cristiano en Cuba hoy, fue el tema que reunió al Consejo Diocesano de Laicos de Pinar del Río el pasado sábado 13 de noviembre en la Casa de las Hijas de la Caridad.

Laura María Fernández, de la diócesis de Santa Clara, fue quien animó esta vez nuestra reflexión. Primero reflexionamos sobre las expectativas para el encuentro y sobre el tema. Luego la exposición del tema fue dividido en varias partes:

-Misión del profeta: llamado don, carisma, servicio.

-Signos del profetismo hoy en Cuba: Ser signo de contradicción, de purificación, de verdad, de hermandad, de esperanza, de Jesús en medio del pueblo. Ser memoria del pueblo.

En equipos se profundizó en el compromiso profético en la familia, la sociedad y la comunidad, así como las dificultades para vivir este profetismo.

Con la Eucaristía presidida por Mons. Siro, dimos por terminada esta jornada en la que además de reflexionar e intercambiar experiencias procuramos encontrar caminos para continuar con la dimensión profética cristiana.

Todos somos llamados a ser sacerdotes, profetas y reyes ¿Estamos conscientes de que para vivir auténticamente nuestra vocación laical debemos vivir estas 3 dimensiones equilibradamente? Y tú ¿te sientes llamado a ser profeta? ¿qué respuesta das? ¿cuáles son los retos que se le presentan a los cubanos de hoy que quieren ser profetas?

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SUSPENCIÓN 

DE VIGILIADE JÓVENES 

A LAS PUERTAS DEL 2000

 

                                                      El Cobre, 2 de diciembre de 1999.

Señores Obispos, Sacerdotes, Religiosas

Queridos Jóvenes.

 

Sentimos comunicar a ustedes que la Peregrinación-Vigilia que pensábamos celebrar en El Cobre el próximo 4-5 de Diciembre, ha sido suspendida por las Autoridades competentes de la Oficina de Asuntos Religiosos, que a su vez me han comunicado que las autoridades de Santiago de Cuba están reacias a la celebración del evento y la responsable de esta Oficina, Sra. Caridad Diego Bello, no ha podido convencerlas para poder realizarlo.

Esta Vigilia ha sido pensada, preparada, reflexionada y orada por los jóvenes de nuestra Iglesia cubana con tiempo, sacrificio, viajes y generosidad, animados por la Comisión de Jóvenes de la COCC. Este esfuerzo lo hemos realizado pensando en que este evento fuera la Celebración Juvenil en espera del Jubileo por el III Milenio y una ofrenda por los frutos del Año Jubilar.

Precisamente en el material de preparación sobre la ‘Mística del Peregrino´, que hemos repartido con anterioridad a cada joven para su preparación espiritual, decíamos: “Cualquier acontecimiento forma parte de las incomodidades y del sentido que se tiene que dar a todo lo que va viviendo en su caminar el Peregrino, con una total confianza en su padre Dios que le espera al final del camino, y que siempre alienta a sentirse hermano de todos los hombres. El peregrino es humilde y no se desanima por las dificultades; sabe que no está solo ni abandonado, que tiene un futuro y un proyecto que está misteriosamente guiado por su Padre” (Espiritualidad del Peregrino).

Que podamos ofrecer a María de la Caridad, a quien pensábamos ver y honrar personalmente en su Santuario todas las incomodidades y frustraciones que esto nos pueda ocasionar.

                    Mons. Carlos J. Baladrón Valdés

                   Comisión de Jóvenes de la COCC.

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LUGAR DE

ENCUENTRO Y ESPACIO

PARA LA IGLESIA EN AMÉRICA Y EN CUBA

 

por Humberto Bomnín

Humberto Bomnín Javier

 

En los días del 30 de noviembre al 3 de diciembre pasados, se desarrolló en la Ciudad de La Habana, el Simposio  “Exhortación Apostólica Eclessia in America”,  Implicaciones Antropológicas, económicas y sociales en Cuba.

Con la intención de dar continuidad al camino abierto por el Santo Padre en su reciente Visita a Cuba, en el nuevo contexto del Gran Jubileo por el Tercer Milenio del Cristianismo y ante la necesidad de aplicar el caudal inspirador y programático que contiene la “Exhortación Eclessia in America” y atendiendo además a la realidad concreta que configura la vida de la Iglesia y del pueblo de Cuba en estos momentos.

Este encuentro brindó y favoreció espacios que sirvieron y han servido para ampliar los horizontes del entendimiento al diálogo abierto entre personas de nuestro país, extranjeros, católicos y no católicos, que con un elevado nivel académico, se pronunciaron sobre temas que presentan una fuerte incidencia en la vida nacional y Eclesial.

Se dio apertura a este encuentro con una amplia, rica y bien organizada agenda de actividades y celebraciones, de las que fue motivo de inspiración inicial, la Misa celebrada en la noche del día 30 de noviembre en la catedral de La Habana, presidida por Mons. Jean Louis Tauran, Secretario de La Santa Sede para las relaciones con los Estados. Otro momento destacado lo fue, la cerrada ovación en que todos los participantes, de pie, se identificaron ante la Magistral conferencia de apertura dictada por Mons. Jean Louis Tauran, titulada “Relaciones Estado-Iglesia en la sociedad moderna”. Con  esta inicial, se abrió una serie de diez conferencias que recorrieron aspectos relacionados con la Iglesia, la economía, la sociedad y la política.

Este primer día estuvo cargado de emociones, con acontecimientos como los de la Recepción en la Nunciatura Apostólica de La Habana, brindada a los participantes en el Simposio. Impresionantes fueron  las magníficas interpretaciones de la actuación del Concierto brindado por el Coro de niños de Philadelphia, ofrecida en una noche lluviosa y fría en la Parroquia de Santa Rita de Miramar. Momento estelar lo constituyó la interpretación del Ave María de Schubertt por un infante de solo once años; al finalizar hizo vibrar a todos los asistentes que le aplaudieron de pie y con lágrimas de emoción en los ojos.

El jueves sobresalió la Conferencia “Globalización y ética cristiana” dictada por el Dr. Ricardo Arias Calderón ex-vice presidente de Panamá y ex-presidente de la Internacional Demócrata Cristiana, que al abordar el tema de la globalización en el mundo de hoy brindó sus apreciaciones y visiones muy aprensibles para nuestras realidades americanas de hoy y para nuestro contexto histórico social y eclesial.

Otra conferencia polémica y de gran aceptación fue la impartida por el Dr. Pedro Monreal, del Centro de Investigaciones de Economía Internacional (CEI) de la Universidad de La Habana, con el título: “Cuba: Reinserción Internacional y Globalización. Una reflexión sobre los eventos de los noventa” en la que desarrolló ideas como:

-Del cañaveral a la playa- , ¡El Rey ha muerto, viva el Rey!...

-Inmovilismo; -el patrón de desarrollo de los noventa, guarda un nexo de continuidad impresionante con el patrón de desarrollo anterior...

-La globalización ¿catapulta o tapón de desarrollo?...

 

El propio día doce por la noche, se realizó un recorrido por el casco histórico de la ciudad de La Habana a partir de la Casa de los Capitanes Generales que culminó con una bella cena en el restaurante “La Mina”, donde se cantó a coro, se bailó y hasta se arrolló a ritmo de conga por el interior del Restauran.

Después, por razones de tiempo, se sustituyó la visita a la ceremonia del Cañonazo de las Nueve, por la feliz idea de ir a visitar al Cristo de La Habana situado en la loma de Casa Blanca que domina la ciudad capital, desde donde espontáneamente se cantó y rezó y donde las mujeres reunieron las espigas de gladiolos que le habían regalado en la cena y las depositaron a los pies del Cristo de La Habana y Señor de la Historia, y en ese preciso momento en que se fundían el canto, la oración y la ofrenda de las flores, varios participantes dieron testimonio de haber visto sobrevolar el lugar por una paloma que acudió al homenaje en espíritu de tanta fe y corazón de pueblo.

El viernes, su excelencia el Cardenal Jaime Ortega, en la homilía de la misa matinal en la capilla de la sede del evento, exhortó en la necesidad de la reconciliación del amor en la caridad y de una evangelización encarnada y dirigida a todos y sobre todo a los más pobres, en un evangelio capaz de cambiar el corazón del hombre que es también el de este pueblo necesitado de esa palabra de esperanza y de vida, de esa palabra que endulza el espíritu con la luz de la verdad y anima a todos los hombres de la Tierra en esta nuestra Iglesia Universal en tiempo de adviento y anuncio del Tercer Milenio. Pidió porque la gracia del misterio pascual iluminara las intenciones del evento en su etapa culminatoria del día...”

Este tercer día se impartieron las conferencias del Prof. Andrea Ricardi y de la Profesora Helen Álvarez (norteamericana) “Cultura de la Vida y Civilización del Amor” y la conferencia final como ya nos tiene acostumbrados Mons. Carlos Manuel de Céspedes, titulada “La exhortación Apostólica, Iglesia en América y los cambios culturales en el continente” donde tocó la noción de cultura y relaciones entre Fe y cultura, la referencia a los cambios culturales y a la Evangelización de la cultura; la proyección sobre la realidad cubana cultural y evangelización. Rememoró la Vigencia del ENEC como documento activo y lleno de nuestras realidades vividas en la Iglesia y en la sociedad.

Finalmente dio cierre a su vibrante conferencia con un sentido testimonio de su seguridad, su esperanza y confianza en la casa Cuba que no sea una quimera o sueño carente de objetividad, nos ofreció una sincera muestra de amor a Cuba en la que apostó, parafraseando sus palabras, su confianza en Dios, en Nuestra Señora de la Caridad, Reina de Cuba y de todos los cubanos, y se dirigió de manera especial a los jóvenes. Y como en un breve poema  de grandiosas y sinceras implicaciones, en el que entretejió las aspiraciones varelianas y martianas, en las que él avizora, decía, los Elpidios de  nueva generación a los que se les debe entregar con sonrisa de serenidad y confianza la antorcha de nuestra mejor herencia.

Las palabras de clausura de Nuestro excelentísimo Cardenal Jaime Ortega Alamino, fueron encomiables, sinceramente agradecidas y en sus ojos rebosaba el brillo de la alegría, de quien cumple un sano y modesto deber como Pastor agradecido, que da gracias a todos los que tuvieron que ver para que este evento llegara a feliz término y dando Gracias también al altísimo por los resultados que de él se deriven, y que de él logremos repartir todos los que allí estuvimos.

Me parece digno acotar la presencia y participación de personalidades destacadas, que asistieron invitados a título personal y que tuvieron allí un espacio fraternal donde intercambiar y probar una vez más la inmensa hermosura y profundidad de la diversidad, de la libertad y de la responsabilidad que implica respetar y trabajar para todo lo que une y sirve al hombre en su trascendente, para todo lo que enaltece y enriquece su dignidad, con todos y para el bien de todos ¡Qué otra vez vuelva a ser, y otra más, lugar de encuentro y espacio para la Iglesia en América y en Cuba.

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 SIMPOSIO

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA

ECCLESIA IN AMÉRICA

 

Del 1 al 3 de diciembre de este año 1999, se celebró en el centro de Eventos ORTOP adjunto al Hospital Ortopédico “Frank País” de La Habana, el Simposio “Exhortación Apostólica Ecclesia in America. Implicaciones antropológicas, económicas y sociales para Cuba”, convocado por su Eminencia el Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana y animado por la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.

En este evento participaron sacerdotes, religiosos y laicos de todas nuestras diócesis en Cuba, así como invitados no católicos y conferencistas cubanos, norteamericanos, latinoamericanos y europeos de alto nivel, entre los cuales se encontraba el Excmo. Mons. Jean Louis Tauran, Secretario de la  Santa sede para las Relaciones con los Estados.

Este encuentro ha sido continuidad en el camino abierto por el Santo Padre  en su visita a Cuba en el nuevo contexto del Gran Jubileo por el Tercer Milenio del Cristianismo y ante la necesidad de aplicar el caudal inspirador y programático que contiene la Exhortación Ecclesia in America sobre el Encuentro con Jesucristo Vivo camino para la conversión, la comunión y la solidaridad, atendiendo la realidad concreta que configuró la vida de la Iglesia y del pueblo de Cuba en los momentos actuales y de cara al año 2000.

Espacios como éste, amplían los horizontes del entendimiento y favorecen el diálogo abierto entre personas, nacionales, extranjeras, católicos y no católicos que pueden intercambiar opiniones, compartir experiencias y pronunciarse sobre temas que afectan a las personas, a las comunidades, a la nación y a todo el mundo ante la era de la globalización.

Durante estos días experimentamos con gran satisfacción y alegría cómo es posible y necesaria la unidad en la pluralidad; pero sobre todo la unidad en la humildad (Fil 2,2-4), donde nadie impone; sólo propone, donde nadie cree ser el dueño absoluto de la verdad; sino que cada uno coloca su pequeña verdad en el proyecto común, donde no hay quejas estériles no prepotentes, sino memoria del pasado, anclaje profundo en el presente y una mirada al rumbo preciso que debemos emprender hacia el futuro; donde se abre la puerta a la paz y la esperanza ante un pueblo cansado de luchar por la sobrevivencia cotidiana y desesperado ante la incertidumbre e impotencia sobre su futuro.

La Exhortación Apostólica Ecclesia in America y las conferencias impartidas en este Simposio, su estudio, reflexión y aplicación pueden ser parte del material necesario para la construcción de la llave que abra esta puerta.

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MARIO EN LAS PUERTAS DEL CIELO

PREMIO VITRAL 99

  

El libro Mario in de heaven’s gate, premio Vitral de narrativa 1999, fue presentado el pasado mes de diciembre en el salón de la casa de las Hijas de la Caridad en esta ciudad.

Junto a los familiares del autor cienfueguero Juan Francisco Pulido, estuvieron Mons. José Siro, obispo de Pinar del Río, Dagoberto Valdés, presidente de la Comisión Católica para la Cultura y director de Vitral, la Dra. Rina Malo, presidenta de la Comisión en la parroquia La Caridad, y escritores y artistas de la provincia.

Cerró la noche un proyecto experimental de danza teatro integrado por dos mágnificos artistas de la escena: José Miguel y Gilberto de la Rosa, quienes basados en los textos narrativos recrearon una puesta titulada Mario en las puertas de la tierra. Ediciones Vitral puso en esa ocasión en nuestras manos otra de sus interesantes propuetas literarias.

 

 

PALABRAS DE PRESENTACIÓN

 

por Ernesto Ortiz

Mario in the Heaven‘s gate y otros cuentos suicidas parece inscribirse dentro de cierta narrativa nacional de la que se alarmaba hace poco un crítico porque había encontrado en un único cuento, y ponía el ejemplo, la historia de una jinetera cuyo hogar era un completo desastre, había sido violada por un tío de barbacoa, tenía  un  padre alcohólico, un hermano homosexual o con SIDA (no recuerdo bien), la madre en el norte, y –por supuesto- apagones programados. De este regodeo casi crónico, cuyas causas bien pueden comprenderse, tiende a salir la  literatura cubana, debido a los urgentes filtros de un mercado que impone gustos para ciertas patologías y para otras no. El instinto de conservación que tal estado de cosas tiende a agudizar, alerta sobre el demasiado encierro en una situación social que –por decirlo de alguna manera- sólo a nosotros, quienes la padecemos, importa, y no a los millones de otros lectores en otros países, que tendrán sus propios y otros problemas, y buscarán lo que un refinado gurmet llamaría “valores universales”: no darle tantas vueltas con la cuchara o el lápiz al menú que el ama de casa inventa entre el humo del petróleo como detenerse en la dialéctica del estómago y el fatal anclaje del espíritu al espinazo, no lamentarse tanto del apagón que hace renacer en nosotros los símbolos de la noche, el miedo ancestral, porque –como decía una vecina poco dada a las letras cuando le mostré el título de este libro- “ya la vida está bastante fea como para seguir leyéndola”.

El tema que Juan Francisco Pulido ha escogido, se enfrenta a tales riesgos. Para colmo no es un cuento, es todo un libro sobre la oveja negra del suicidio; escrito por un joven católico que no pretende darnos un sermón de lo que su fe dicta sobre el particular sino explorar, hurgar, con el doloroso dedo de la escritura y los extravíos de una sensibilidad aguda, una vivencia sobre la que no puede o no quiere callar.

Aunque el acto de escoger la propia muerte es caro a los escritores (y cómo no pensar ahora en el suicidio neoyorkino de Reinaldo Arenas), aunque parece mantenerse en todas las épocas (recordemos el de Áyax en la mitología griega, el de Cleopatra, reina de Egipto, a Saúl sobre su espada), aunque ha formado parte importante de algunas culturas (sabemos, por ejemplo, que en el Japón del Bushido existían consideraciones éticas que obligaban al harakiri), aunque ha tenido altos o bajos motivos (desde el amoroso, del cual Shakespeare nos ha dado dos arquetipos preciosos, hasta el político, y recordamos a Eduardo Chivás, por no remontarnos al suicidio inducido en la Roma de los Césares o en la China de la dinastía Chín y otras): a pesar de todo eso comparto la idea de nuestra tradición cristiana, de considerar el suicidio como un atentado al precioso don de la vida.

Comprendo que, en una primera lectura de este libro, nos topemos algunos prejuicios (“¡Qué irreverente eres John. Razón tuvo el Padre Carlos en excomulgarte!”). O consideraciones para hacer un tabú con el tema porque la Cuba de hoy se sospecha que tenga un elevado índice de suicidio, suspicacia que se basa en unas estadísticas que no se hacen públicas y en una sicología colectiva propensa a soluciones escapistas y radicales. De cualquier manera, este es un libro bien escrito sobre un asunto polémico; un libro concebido con una gran madurez, donde unos cuentos dialogan con otros y una intertextualidad sobria dinamiza la homogeneidad temática, con un narrador omnisciente pero tan identificado con los personajes que en momentos parece una parodia del Dios hecho hombre, y es empleada cada técnica (pienso ahora en el trabajo con la duplicación de los caracteres en “Juan and Marian”) en su justo sitio y para apoyar una muy natural intención. En fin, que no son estas (como declara el propio autor en un aparte) “malas historias sobre la redención humana”.

Historias sobre la redención porque Mario in the Heaven‘s gate es un canto al anhelo humano de encontrar la luz en medio de las tinieblas. Un canto de una profunda eticidad, que se percibe no sólo en los momentos en que el narrador se inmiscuye sino en la tremenda ternura desposeída de los personajes, que con  un lirismo propio de tal agónica, leve, postrer búsqueda, definen (All you need is love, love, love is all you need) o intentan definir un sentido para sus vidas (“Ahora, princesa, seguro que Dios nos salva”, dice Mario ante las puertas del Cielo). Canto a capella o acompañado del rasgueo a una guitarra eléctrica, que una persona i-rre-ve-ren-te hace a la vida (aunque trate de la muerte, que no sé por qué se empeñan en separar una de la otra).

“Dios entonces se rió. Y la risa le bastaba”.  Y nos basta la risa, que es la primera señal de una feliz rebeldía.

Estos y otros argumentos asistieron a los miembros del Jurado de narrativa de la Segunda Edición del Concurso Literario Vitral (me refiero a Juan Ramón de la Portilla, narrador y Director del CPDL Hnos. Loynaz, de Pinar del Río, Raúl Aguiar, narrador habanero, y Jorge Domingo, investigador del Instituto de Literatura y Lingüística) en su decisión de otorgar Premio a este libro que tienen ahora ustedes en sus manos, y cuya lectura espero disfruten. Muchas gracias. 

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 GALARDONADOS 

ESCRITORES PINAREÑOS

  

 

El Teatro Nacional prestó su escena el pasado jueves 16 de diciembre para la entrega, por primera vez, del Premio Nacional de Cultura Comunitaria en sus dos categorías: a Instituciones promotoras de la cultura y a Personalidades, para cuya selección se habían enviado al C.N.C.C. un total  de 67 nominaciones. Entre los premiados en esta primera edición, representan a Pinar del Río el concurso Planeta Azul y su promotor Luis Rodríguez, y el conocido escritor Lorenzo Suárez Crespo, que recibe con esto justo reconocimiento a su amplia labor de promoción cultural desde sus facetas de educador, investigador y creador literario.

Lorenzo, que reúne en su haber 6 libros publicados y un importante número de premios nacionales a su vasta obra –que abarca desde la poesía para niños hasta el artículo, pasando por la décima y el cuento- tiene además una encomiable labor como asesor literario de la casa de cultura de Bahía Honda y en el rescate de la tradición oral de dicha localidad.

Jesús Orta Ruiz, Rafaela Chacón Nardi y Eusebio Leal –quien dijera en nombre de todos los premiados las palabras de agradecimiento- son otros de entre las 10 personalidades que esta vez se alzaron con el galardón.

Llegue a todos, y a las 16 instituciones también premiadas, la felicitación de Vitral.

 

 Juan Ramón de la Portilla, narrador pinareño, ganó el premio de novela 1999 “Cirilo Villaverde” que otorga la Unión Nacional de Escritores y Artistas (UNEAC) con su obra “La mujer de Maupasant”. La ceremonia de entrega se celebrará el próximo lunes 10 de enero del 2000 en la Sala “Martínez Villena” de la UNEAC. Muchas Felicidades de Vitral.

 

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