PONTIFICIO CONSEJO JUSTICIA
Y PAZ
ORIGEN
El Concilio
Vaticano II formuló abiertamente el auspicio de que fuera creado «un organismo universal
de la Iglesia que tenga como función estimular a la comunidad católica para promover el
desarrollo de los países pobres y la justicia social internacional» (Gaudium et Spes
n. 90). Y para responder adecuadamente a este deseo Pablo VI instituyó, con un Motu
Proprio publicado el 6 de enero de 1967 (Catholicam Christi Ecclesiam), La
Pontificia Comisión «Justitia et Pax».
«Justicia y Paz es su nombre y su programa» escribía el Papa dos meses más
tarde en la Populorum Progressio, la Encíclica que, presentándose en cierta
manera «como un documento de aplicación de las enseñanzas del Concilio» (Sollicitudo
Rei Socialis n. 6), constituye, con la Gaudium et Spes, el punto de partida y
de referencia del nuevo Organismo.
Después de un período experimental de diez años de duración, el mismo Pablo
VI, con un nuevo Motu Proprio (Justitiam et Pacem), del 10 de diciembre de 1976,
dió a la Comisión su mandato definitivo.
Al momento de la reorganización de la Curia Romana, efectuada por la
Constitución Apostólica Pastor Bonus del 28 de junio de 1988, el Papa Juan Pablo
II transformó la Pontificia Comisión en Pontificio Consejo Justicia y Paz ratificándole
a grandes líneas sus funciones.
FINALIDAD Y MANDATO
La
finalidad y el mandato del Pontificio Consejo están por tanto definidos, en modo
sintético y preciso, en la Pastor Bonus, cuyo texto se propone enseguida
íntegramente:
«El consejo tiene como finalidad promover la justicia y la paz en el mundo
según el Evangelio y la doctrina social de la Iglesia (art. 142).
1. Profundiza la doctrina social de la Iglesia, trabajando para que se difunda
ampliamente y se aplique entre los hombres y comunidades, especialmente en lo que se
refiere a que las relaciones entre obreros y empresarios se impregnen más del espíritu
del Evangelio.
2. Recoge informaciones y resultados de encuestas sobre la justicia y la paz, el
desarrollo de los pueblos y las violaciones de los derechos humanos, los evalúa y, según
los casos, comunica a las asambleas de obispos las conclusiones obtenidas; fomenta las
relaciones con las asociaciones católicas internacionales y con otras instituciones
existentes, incluso fuera de la Iglesia católica, que trabajen sinceramente por alcanzar
los bienes de la justicia y de la paz en el mundo.
3. Trabaja con afán para que se forme entre los pueblos una sensibilidad
respecto al deber de promover la paz, especialmente con ocasión de la Jornada para lograr
la Paz en el mundo (art. 143).
Mantiene particulares relaciones con la Secretaría de Estado, especialmente cada
vez que haya que tratar públicamente cuestiones referentes a la justicia y a la paz
mediante documentos o declaraciones (art. 144)».
ESTRUCTURA
El Pontificio Consejo Justicia y Paz tiene un Presidente, asistido por un
Vice Presidente, un Secretario y un Subsecretario, todos nombrados por el Santo Padre para
un período de cinco años. Un equipo de laicos, religiosos y sacerdotes, de diferentes
nacionalidades, colabora en la realización de los programas del Consejo.
El Pontificio Consejo está integrado por unas 40 personas, entre Miembros y
Consultores, nombrados a título personal por el Santo Padre, también ellos
por un período de cinco años. Provenientes de todos los Continentes, los Miembros se
reúnen regularmente en Roma en Asamblea Plenaria para contribuir, según
sus diversas sensibilidades y sus trabajos pastorales o profesionales, a trazar las
grandes líneas de la actividad del Consejo. Se trata de un «tiempo fuerte» para la vida
de este último, durante el cual la Asamblea se dedica a discernir los «signos de los
tiempos».
Los Consultores, algunos de los cuales expertos en doctrina social de la Iglesia,
pueden ser convocados para formar parte de grupos de estudio sobre argumentos
específicos.
CAMPOS DE ACCIÓN
Tarea prioritaria del Pontificio Consejo es el estudio en vista
de la acción. Tal estudio es impulsado a partir del magisterio social de la
Iglesia, pontificio y episcopal, y contribuye a su desarrollo. Se orienta, de
manera particular, en tres sectores:
JUSTICIA. Entran
en este ámbito las cuestiones correspondientes a la justicia social, con los problemas
específicos del mundo del trabajo; la justicia internacional, con los problemas relativos
al desarrollo y su dimensión social. También anima a la reflexión, bajo el perfil
ético, de la evolución de los sistemas económicos y financieros, y examina la
problemática unida a la cuestión ambiental y al uso responsable en la administración de
los bienes de la tierra.
PAZ. Encargado
de reflexionar sobre los problemas relativos a la guerra, el desarme, a los armamentos y
al comercio de las armas, a la seguridad internacional y a la violencia bajo sus diversos
y cambiantes aspectos (terrorismo, nacionalismo exacerbado, etc.), el Pontificio Consejo
fija también su atención en los sistemas políticos y en el compromiso de los católicos
en el campo político. Se ancarga también de promover la Jornada Mundial de la Paz.
DERECHOS DEL HOMBRE. El Pontificio Consejo dedica una atención particular a tal aspecto, que ha
asumido una importancia creciente en la misión de la Iglesia. La enseñanza de Juan Pablo
II ha puesto especialmente de manifiesto la dignidad de la persona humana como fundamento
para la promoción y la defensa de sus derechos inalienables. La actividad del Dicasterio
se desarrolla a través de tres líneas principales: profundización doctrinal, el estudio
de los temas debatidos en el cuadro de las organizaciones internacionales, la
preocupación por las víctimas de las violaciones de los derechos del hombre.
UNA AMPLIA RED DE INTERLOCUTORES
El Pontificio Consejo Justicia y Paz tiene múltiples interlocutores
y colabora con todos aquellos que, en la Iglesia, persiguen sus mismos fines.
Como Organismo de la Santa Sede, el Pontificio Consejo está en primer lugar
al servicio del Santo Padre y colabora con los otros Dicasterios de la Curia
Romana.
Como Organismo de la Iglesia universal, está también al servicio de las
Iglesias particulares, teniendo como principales interlocutores las Conferencias
Episcopales y sus organismos regionales, con los cuales mantiene contactos
regulares y orgánicos; por medio de las Conferencias Episcopales o con acuerdo de ellas,
establece y mantiene relaciones con los diversos organismos nacionales creados
localmente para sensibilizar a los fieles en los problemas de la justicia y de la paz,
así sean organismos prevalentemente de reflexión o también con características
operativas (Comisiones Nacionales de Justicia y Paz, Comisiones de Pastoral social,
Movimientos por la defensa de los derechos del hombre o para la promoción de la paz o del
desarrollo, etc.).
El Pontificio Consejo también mantiene relaciones con todas las instituciones
o movimientos internacionales en la Iglesia (Ordenes y Congregaciones
religiosas, Organizaciones internacionales católicas) que, en comunión con los
episcopados, también ayudan a los cristianos a dar testimonio de su fe en su actuar
social.
Una atención especial es también concedida al mundo universitario y
académico gracias a la colaboración con los docentes de doctrina social de la
iglesia, en particular con aquellos de los Ateneos romanos, y a la estrecha relación que
institucionalmente une el Pontificio Consejo Justicia y Paz con la Pontificia Academia de
las Ciencias Sociales.
La perspectiva ecuménica, en la cual se le pide al Pontificio Consejo que
lleve adelante el mandato confiado, ha también enriquecido su actividad a través de los
diversos contactos. En este ámbito, colabora de manera particular con el Consejo
Ecuménico de las Iglesias.
Finalmente, no se puede dejar de mencionar las relaciones con asociaciones y
entes del mundo laico, comprometidos también ellos en la promoción de la
justicia, de la paz y del respeto de la dignidad humana. En el curso de los años, la red
de relaciones obtenidas con las Organizaciones internacionales se ha ampliado
notablemente. En la óptica de la relevancia atribuida por parte de la Santa Sede a las
Naciones Unidas, el Pontificio Consejo, en colaboración con la Secretaría de Estado,
tiene con frecuencia la oportunidad de entrar en contacto con la ONU y sus agencias
especializadas y esto especialmente en ocasión de las grandes conferencias
internacionales que tratan, la mayoría de las veces, materias relativas a sus
competencias como, por ejemplo: desarrollo, población, ambiente, comercio internacional,
derechos del hombre. Por otra parte, no menos importantes son las relaciones obtenidas con
las Organizaciones regionales como el Consejo de Europa o la Unión Europea y con los
Organismos internacionales no gubernamentales cuyo empeño, especialmente en las
cuestiones que corresponden a la paz o a los derechos humanos, toca frecuentemente las
preocupaciones del Pontificio Consejo.
PUBLICACIONES
El Pontificio Consejo Justicia y Paz publica documentos que
manifiestan un juicio de carácter ético, basado en los principios de la doctrina social
de la Iglesia, sobre algunas cuestiones particulares urgentes, tales como la deuda
internacional, el problema habitacional, el racismo, el comercio de
armas, la distribución de la tierra. En los libros, que también
son publicados por el Pontificio Consejo, se recogen las actas de los Congresos que se
organizan periódicamente, y también se publica, en modo orgánico y sistemático, el
magisterio pontificio, sobre algunos argumentos sociales específicos. Y finalmente, se
afrontan temas de actualidad como, por ejemplo: los derechos del hombre en la perspectiva
de la Iglesia católica y del magisterio pontificio, o bien los aspectos y las exigencias
éticas de la economía y de las actividades financieras. El Pontificio Consejo Justicia y
Paz, también publica trimestralmente el boletín Justpax.
Tales publicaciones tienen la finalidad de dar a conocer y hacer accesible la
enseñanza social de la Iglesia al mayor número posible de los así llamados
«multiplicadores»: Conferencias Episcopales, Comisiones Episcopales de Pastoral social,
Comisiones «Justicia y Paz», Asociaciones y Movimientos de laicos, sacerdotes,
religiosos, seminaristas o catequistas.

Presidente: S.E. Mons. Francisco Javier NGUYEN VAN THUAN
Secretario: S.E. Mons. Diarmuid MARTIN
Sub-Secretario: Giampaolo CREPALDI
Miembros Plenos:
-S.E. Mons. Bernard AGRE / ABIDJAN
(Costa de Marfil)
-Sra. Marie-Claire BECCALOSSI / NOUMEA
(Nueva Caledonia)
-S.E. Cardenal Ricardo CARLES GORDÓ /
BARCELONA (España)
-Sr. Peter CHEUNG KA HING / HONG KONG
-S.E. Cardenal Francisco COLASUONNO / ROMA
(Italia)
-S.E. Mons. Paul J. CORDES / CIUDAD DEL
VATICANO
-Sr. Carlos CUSTER / BUENOS AIRES
(Argentina)
-Prof. Patrick de LAUBIER / GÉNOVA (Suiza)
-S.E. Mons. Heinrich FASCHING / VIENA
(Austria)
-S.E. Cardenal Serafin FERNÁNDES DE ARAUJO
/ BELO HORIZONTE, (Brasil)
-S.E. Mons. Emanuele GERADA / ZEJTUN (Malta)
-Sr. Manuel GÓMEZ GRANADOS / MÉXICO, D.F.,
(México)
-S.E. Mons. Piotr JARECKI / VARSOVIA
(Polonia)
-Prof. Renata LIVRAGHI / MILÁN (Italia)
-S.E. Mons. Alphonsus MATHIAS / BANGALORE
(India)
-S.E. Mons. Theodore McCARRICK / NEWARK, NJ.
(U.S.A.)
-S.E. Mons. Luciano MENDES de ALMEIDA /
MARIANA, (Brasil)
-Sr. Stanley MUSCHETT IBARRA / PANAMÁ
(Panamá)
-Prof. Ignazio MUSU / VENECIA (Italia)
-S.E. Mons. Girolamo PRIGIONE / BORMIDA,
(Italia)
-S.E. Mons. Orlando QUEVEDO / COTABATO CITY
(Filipinas)
-Rev. P. Germain RAJOELIS / ANTANANARIVO
(Madagascar)
-S.E. Mons. Oscar RODRIGUEZ MARADIAGA /
TEGUCIGALPA (Honduras)
-Rev. Fr. Anthony ROGERS / KUALA LUMPUR
(Malasia)
-S.E. Mons. Paul RUZOKA / KIGOMA (Tanzania)
-Su Beatitud Michel SABBAH / JERUSALEM
-Sra. Mariana SETIADARMA / JAKARTA
(Indonesia)
-Sr. Dagoberto VALDÉS / PINAR DEL RÍO
(Cuba)
-Sr. Jérome VIGNON / PARÍS (Francia)
-Sra. Nancy Evelyn WISDO / WASHINGTON, D.C.
(U.S.A.)
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