enero-febrero. año V. No. 29. 1999


POESÍA

 

 

ANDRÉS HUERTA BERNAL

                  

Hombre común

 

Ese hombre que ves ahí perdido

en medio de la muchedumbre es

el que también sueña como tú

y como yo y como los otros yo

lo he visto abordar el camión

pensativo quizá piense en su

hijo en su mujer y en el salario

que ya no le alcanza

y que también cree en el amor

y en el destino

si se corta le duele la herida

y sufre como vasallo los

malos humores del patrón

él alguna vez pensó en el

progreso y soñó con una casa

popular es batallador para

llevar el pan y una loción barata

para darse un lujo también

mira en la noche las estrellas

yo lo he visto contemplar

el cielo...

 

Despierto

 

Anoche me quedé despierto

y podía sentir en todo mi ser

el peso de la noche

la noche era infinita

y sin estrellas

sólo los rumbos de la ciudad

iluminados con luz de gas

la humedad

acariciaba las ventanas

y de las ventanas

salían todos los sueños

de los hombres

los niños también soñaban

y los boletines del tiempo

en la radio

recordé que alguna vez

se nos va el sueño

y tenemos los poros de la

piel encendidos

como brasas

y que hay un fuego eterno

en medio del corazón

del hombre

estamos de vuelta en el amor

es otro día otra historia

y otro sol...

 

 

 

Árbol amigo

a Miguel y a Silvia

 

 

El viento llega

sobre los árboles vecinos

está el encino

lleno de hojas

vapuleado por la mano

y el tiempo

yo le hablo

ha presenciado mi vida

la vida de mis hijos

tal vez también ha sombreado

a mis amigos

cambia de hojas

cuando llega la primavera

bajo la sombra de la noche

alza sus ramas tocando

a la estrella remota y lejana

yo me encierro en mí mismo

y le hablo en voz alta

testigo fiel de mi ausencia

de ese dolor que da la vida

llena de extrañezas

y me arrimo a él

y le cuento las cosas

que me pasan y arrasado

por ese viento amigo

me habla en su lenguaje

riégate con mi llanto árbol

encubre también mi soledad

deja que mi amor trepe

por tus brazos

elévate a la noche ya que

en la vastedad del mundo

fuiste poco a poco

siendo tan amigo...

 


      
       

ODALYS HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ

ROLANDO TOLEDO ROSABAL

        

    

LA SENDA DE CRISTO EN LA ISLA

a S.S. Juan Pablo II, Mensajero

viviente de la Paz y la Esperanza,

por su inolvidable visita a Cuba.

 

 

Que el arco del Espíritu salve mi espacio

mientras busco la ruta del tiempo olvidado

que fluyen las mareas invisibles

y el lejano eco de la luz en mis oídos

se torna arcoiris de estrellas que iluminan mi piel

y surgen universos de fábulas y verdades sempiternas

sobre lo efímero del mundo sub-lunar.

Ahora soy como perla de alquimia en la isla

simplicidad del germen por su fuego místico

enigma de astro en el camino

cuando mis ojos perciben el resplandor de tus ojos

los gestos y la plegaria de guirnalda

/se vuelven ausente del espejo

de la belleza oculta en la mochila

florecen islas con la sabia elocuencia del amor

y sobre el Mar Caribe la verdad se viste de ilusión

más allá del borde del éxtasis.

Después de tanta búsqueda y encantamiento silencioso

a fin de siglo hallarte aquí eternamente glorificado

con la sutileza que embriaga las flores de viva ternura

voy tanteando la luz entre los abismos de mi cuarto

y los crisoles escatológicos de la isla

seguro de encontrar la mano del heraldo victorioso

al pie de los molinos ciclópeos y del gólgota universal

resplandece la vida con la calidez del Hijo de Dios

y el néctar cristalino que irradia del Ábrete Sésamo

hacia el centro de la isla cósmica.

Ahora sé que iluminas mi rostro con estrellas vivas

despojadas del odio y de la muerte intolerable

/del No-Ser

donde no existen los duendes de la noche agazapada

ni el relámpago infiltrándose en el Caracol del olvido

petrifican la balanza de beatitud

Ahora soy luz en tu presencia insondable

y el reino del infinito abrirá las epifanías místicas

como puertas del milagro vibrando las alas renovadas

la senda de Cristo sobre la isla.

 

septiembre de 1998. 

LOS ARCANOS DE TU SOL

 

Aquí me detengo

esta noche de iluminaciones

y en la llama pura del clarividente

que resplandece los soles

de esta tierra que abrasa a sus hermanos

donde se nutre la blanca aurora

con el orden abismal

de la paz y la inocencia infinita

que danzan el firmamento como luciérnagas de vida.

 

Yo sé que existo esta noche

tras el viaje de los Mensajeros elegidos

cuando me señalan el ritmo azul del cielo

que va guiándome en la vía

no importa que las sombras tenebrosas nos acechen

y tiñan las paredes de gris con sus flechas venenosas.

 

Yo sé que arriba estamos iluminando el mundo

creando la fuerza sutil que la sabiduría nos brinda

con palabras prístinas y eternas

para fundirnos de amor con las gotas vitales

de la lluvia divina que nos salva del naufragio.

 

Arcanísima luz redentora

bendición de los santos de Dios para las islas

para regalarnos otro amanecer

/sobre las piedras sobrevivientes

de los que aman la sangre y el cuerpo místico

los fulgores de la bandera del Grial

y las profecías del mundo resurgen en dones celestiales

como las raíces del Árbol de la Vida germinan esperanza

y los frutos que cantan al Chintamani.

 

Aquí me detengo

llevando conmigo el cielo del corazón redimido

las transfiguraciones en las voces del misterio

el rostro de santidad hecho carne y verbo diamantino

con los invencibles arcanos de tu sol.

 

septiembre de 1998.