Abram, Abraham y LA CULTURA HOMOFÓBICA
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"Faether ure, thu eart on heovenum, sie thin namá gehalgot..."1 Hace unos años, cuando aprendí por vez primera estas palabras en inglés antiguo, reconocí la incapacidad del hombre moderno para, con la palabra, entender el fenómeno que acontece ante sus ojos. Corresponden al Padre Nuestro, quizá en su primera versión después del latín. Nótese cómo el verbo eart impone luego al inglés, no solo la condición de ser o estar moderna, sino también la raíz que significa "tierra". Así es que el "Padre nuestro que estás en el Cielo..." de antaño presupone una estancia terrenal o cercana al hombre y además en todo el cosmos. El padre que está aquí y ahora con nosotros y que lo estará también en el Cielo. La creencia era vivificante para los antiguos, aunque metafórica para nuestra cultura. Ese padre terrenal, por disposición cristiana, es el Papa que de alguna forma siempre nos visita; sin embargo, no tiene todos los poderes en la tierra. Así es que sus plegarias al Cielo parecen tener una moratoria por los actos de los hombres religiosos y de los hombres paganos. Esto es, a la manera de Rousseau, un conflicto entre la religión del hombre y la religión del ciudadano; entendida la primera como la religión teísta o del Evangelio y la segunda, la típica teocracia fundada en la unión del culto y las leyes2 . Si lo vemos así, podemos explicarnos lo que significa una visita del Papa católico a la isla. Hay en Cuba hoy un poder político erigido como una religión, donde la patria es objeto de adoración y servir al Estado (hasta hace muy poco), es servir a un Dios omnipotente y a una idea universal falsa, donde se mezclan leyes morales y sociales en una turbia amalgama de intereses de la colectividad, mas no del individuo y donde el culto Divino se entiende como ornamento espiritual de la existencia. El Papa, en cambio, ofrece un reino de concordia, de hermandad, donde el hombre sencillo se suma a la patria de Dios sustentada en la tolerancia y la reciprocidad. Una patria prometida ya no en el Cielo, sino que a la medida del hombre y por la acción de este en la sociedad, puede conseguirse en la tierra: "venga a nos el Tu reino". No es esta una súplica, más bien una promesa de actuar de los hombres, para que sea el reino de este mundo semejante al reino de Dios3 . En medio de la secularización es imposible reconocer que dos tendencias opuestas logren la reconciliación dentro del grupo humano; a lo sumo abre grietas, crea conflictos y se adentra en la simulación de patrones no del todo acatados por el alma o la razón en cada caso. Es poco probable que las plazas llenas, las banderitas en una y otra mano, los gritos y los vivas superen en el interior de los corazones la dramática puesta en escena que, desde las dos posiciones, se ha orquestado con la visita de Juan Pablo II. El Estado para representar en plazas y sitios históricos el destino nacional; la Iglesia contraponiendo valores y derechos universales que las leyes internas y el devenir histórico del país proscriben. Lo prohibido viene a deformar una vez más los intereses. Una vez concertada la aparente imposibilidad de cambiar el orden establecido, los hombres se lanzan a desafíos enmascarados. Por una parte, le fue imposible al Estado ocultar el valor de las creencias y prácticas sociales de la Iglesia católica en Cuba; y a las libertades (sobre todo de expresión) promulgadas por la Iglesia, les fueron abiertas las plazas, las calles y los medios de comunicación, incluidos. Lo barato de la entrada a este espectáculo promueve una malformación de posiciones éticas, engendrada en los individuos por la falta de coherencia de ambas partes y el amorfismo con que se presentan los roles protagónicos una vez pasada la visita del Santo Padre. El asunto es que la religión y el Estado en Cuba se debaten en un conflicto donde la lógica de razonamiento no es de tipo divino o político; sino, y en correspondencia con la modernidad, una lógica marcada por los valores de consumo4 . La religión es un producto apetecido después de años sumamente ateos o de teocracia del Estado. Ante la crisis de los valores de la oferta estatal y el pluralismo que imponen ciertas medidas económicas, la religión es un producto más, cuya oferta: espiritual, de libre asociación e incluso de realización de proyectos de todo tipo; está sujeta al Marketing y el conflicto, a una situación de mercado. Ya Dios no se nos presenta en una nube de humo, sino a través de una cadena de percepciones individuales que empieza en el animador o el reportero y termina en la mente de cada persona. Así el uso de los medios de comunicación en esta visita ha sido un alarde. Alarde del Estado, para reivindicar en el exterior el dominio y la permanencia de las ideas patrias; y por otro lado, de la Iglesia, en una carrera agónica por aprovechar al máximo cada minuto de transmisión nacional en hacer catarsis y promoción de las ideas pluralistas, de participación y de compromiso social acordes con la doctrina católica; que en Cuba está explícitamente abierta al diálogo y la reconciliación entre todos los cubanos. Las sacudidas mediáticas posteriores a la visita del Papa vuelven a ser de confrontación, toda vez que una parroquia ha oficiado misas a personalidades opositoras al gobierno cubano. En tanto que las celebraciones patrióticas posteriores han sido utilizadas por la oficialidad como reajustes de posiciones donde pudieran verse signos de cierta apertura consecuentes con la visita del Papa. Mientras que unos disponen la vuelta a la normalidad y otros reanudan el camino de "abrir espacios", se inicia el proceso de archivar y estructurar en la memoria histórica del país el 81 viaje de Juan Pablo II y la primera visita de un Papa a Cuba en los 500 años de la evangelización.
1 En Poesía medieval inglesa y escandinava, Sores y Arcanos, Madrid, 1919. Según Jorge L. Borges "El idioma español tiende a lo abstracto; el inglés, a lo físico, y abunda en locuciones comunes de tipo físico que suelen ser intraducibles". Casi todos los textos escritos en inglés antiguo no tenían una clara influencia del latín. No es hasta la invasión de los normandos que la base germánica del anglosajón se mezcla a la superestructura latina aportada por el francés. 2 Esta idea está mucho más enriquecida en El Contrato Social de Juan Jacobo Rousseau, en Libro IV, Capítulo VIII. De la religión civil. 3 Para una introducción en el análisis teológico de la oración del "Padre Nuestro", ver los textos del alemán Oskar Ernst Bernhardt también conocido con el seudónimo literario Abd-ru-shin y compilados bajo el título En la Luz de la Verdad. 4 Como teoría fue magistralmente desarrollada por Peter L. Berger en El dosel sagrado. Elementos para una sociología de la religión, Amorrortu, Buenos Aires, 1971 y en Para una sociología de la religión, Kairós, Barcelona, 1981. |
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