noviembre-diciembre.año IV.No.22.1997


OPINIÓN

ORIGEN Y SIGNIFICADO DE LA NAVIDAD

por Pedro Pablo Arencibia Cardoso

En los textos bíblicos y concretamente en aquellos que conforman el Nuevo Testamento (NT) no aparece de manera explícita la fecha del nacimiento de Jesucristo. Las alusiones más cercanas a dicho momento son las que aparecen en el Evangelio según San Lucas:

" Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que cuando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón."

Lucas 2, 1-7

y la siguiente alusión indirecta:

"En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinea, y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados,"

Lucas 3, 1-3

si la leemos conjuntamente con Lucas 3,21:

"Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,"

En un marco más amplio que el nuevo testamentario como lo es la Tradición Apostólica, la cual está contenida en los libros del NT pero también en los escritos de los grandes escritores cristianos de los primeros siglos, tampoco se encuentra la respuesta sobre la fecha exacta del nacimiento de Cristo. No obstante, los primeros versículos citados sirven para afirmar que Cristo nació aproximadamente 6 años antes que el año en que al principio se calculó su nacimiento, o sea, existe un error aproximado de 6 años en la manera en la que se han fechado tradicionalmente los diferentes hechos históricos de la humanidad con el convenio "después de Cristo" o "después de nuestra era", pues Jesús había nacido antes. Los cómputos se hicieron en el Siglo VI de nuestra era por el Monje Dionisio y la razón de ese error fue el carecer de la suficiente información para situar la fecha del nacimiento de Jesús correctamente. Pese al conocimiento que se tiene actualmente de ese error, se mantienen los fechados calculados con anterioridad por el trabajo y la confusión que podrían traer sus correcciones.

¿ POR QUÉ EL 25 DE DICIEMBRE ?

Para conocer el por qué los cristianos celebramos el nacimiento de Jesús el 25 de Diciembre, debemos remontarnos a la Roma del siglo IV d.C., en la cual desde el siglo anterior había aparecido el culto al dios Sol o dios Solar. El nacimiento del dios Solar era celebrado un día equivalente a nuestro actual 25 de Diciembre, pues en aquellos tiempos se usaba un calendario diferente al actual. Esa fecha fue escogida por el hecho de que ese día, el sol surgía triunfante de la noche más larga del año (según los cálculos de esa época), o sea del supuesto equinoccio de invierno para el hemisferio norte pues dicho equinoccio realmente ocurre el 21 ó 22 de Diciembre. A principios del siglo IV, el emperador romano Constantino el Grande había promulgado el Edicto de Milán en favor de los cristianos y decretado festivo el primer día de la semana o domingo, día del Sol para los paganos pero también, desde hacía dos siglos, día del Señor para los cristianos según se puede leer en los escritos de san Ignacio de Antioquía (muerto en el año 107 d.C.). El domingo es el día de la semana en el que Cristo resucitó y en el que posteriormente realizó varias de sus apariciones ante los apóstoles lo cual aparece intencionalmente destacado en el Nuevo Testamento, señalando con ello la importancia de ese día.

La coincidencia del día de la semana consagrado para el dios Sol y el día del Señor, así como el hecho que se identifica a Cristo como el sol de justicia del que se profetisa en Malaquías 4,2:

"Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada."

y la Luz del mundo de que se habla en Juan 8,12:

"Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida."

llevó pocos años después a identificar el día del nacimiento del dios Sol con el día del nacimiento histórico de Jesucristo.

Pero la Navidad no sólo celebra el nacimiento histórico de Jesús, también celebra la encarnación de Dios hecho hombre llamado el Misterio de la Encarnación que fue anunciado por Isaías.

"Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Enmanuel."

Isaías 7,14

"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz."

Isaías 9, 6

Como consecuencia de la expansión que tuvo el cristianismo en esa época, ya en el siglo V d.C. la celebración de la Navidad se había extendido grandemente por el mundo conocido de esos tiempos.

¿ PAGANISMO O EVANGELIZACIÓN ?

El origen pagano de la celebración de la Navidad el 25 de diciembre, ha sido tomado por pocas y bien determinadas personas para calificar de paganismo la celebración de la Navidad ese día. Esas personas probablemente desconocen que las más importantes fiestas del pueblo de Israel como son: La Pascua (la fiesta más importante del calendario judío), la Fiesta de la Primera Gavilla y la Fiesta de los Panes Ácimos y muchas otras costumbres judías, como es por ejemplo el considerar que el día comienza por la tarde y se extiende hasta la tarde siguiente, tienen su origen pagano en los pueblos entre los cuales nació y se desarrolló el pueblo de Israel así como por sus relaciones con los pueblos vecinos. El pueblo de Israel le dio un carácter totalmente nuevo a esas fiestas y costumbres, despojándolas de los elementos paganos que ellas poseían. Por nuestra parte, los cristianos hemos estado llevando a cabo desde muy temprano en la historia, una actividad que recibe hoy el nombre de Evangelización de la Cultura. La celebración de la Navidad el 25 de Diciembre y la adopción de un símbolo de origen pagano como es el árbol navideño, el cual procede de los pueblos nórdicos, son vivos ejemplos de esa actividad en las cuales los componentes religiosos paganos fueron totalmente eliminados y en su lugar hemos situado elementos de indiscutible carácter cristiano.

Los cristianos con cada Navidad celebramos el nacimiento del tierno y entrañable niño Dios y Padre eterno que vino a mostrar el camino para hacer realidad los anhelos de justicia, fraternidad, libertad y paz de toda la humanidad. La celebración de la Navidad es necesaria, bella e importante, pero aún más importante que celebrar ese bello acontecimiento, es ayudar a que ese niño nazca dentro de nosotros en esta muchas veces oscura gruta que llamamos corazón, y que después, crezca sano y hermoso acompañándonos en nuestro peregrinar. Cualquier momento es bueno para ese alumbramiento, pero La Navidad de este año sería sin duda un marco maravilloso para que dentro de muchos de nosotros se haga realidad ese acontecimiento.

¡Feliz Navidad 1997!

Bibliografía:

La Biblia (Latinoamérica),Edición Pastoral, Editorial Verbo Divino, Navarra, España, 1972

Biblia de América, Editorial La Casa de la Biblia, coeditan Atenas, PPC, Sígueme, Verbo Divino, Madrid, España, 1994

La Santa Biblia. Antiguo y Nuevo Testamento (Reina-Valera), Sociedades Bíblicas Unidas, Corea, 1989.

Diccionario de Pastoral,

P. Manuel H. de Céspedes García Menocal.

 

Queridos Reyes Magos:

Hace años que no les escribo. Dicen que los viejos vuelven a ser niños. Quizá será por eso que me he animado a escribirles. Falta mucho para el Día de los Reyes, pero como el asunto de esta carta es muy serio (los niños siempre tratan cosas serias... recuerden El Pequeño Príncipe) he querido mandársela con bastante anticipación.

El motivo de esta carta es que quiero pedirles algo; algo que no es sólo para mí, sino para todos los cubanos. Unos pocos días después del día de ustedes, en Cuba sucederá, Dios mediante, un acontecimiento singular: por primera vez en nuestra historia nos visitará un Papa. ¡Alabao! Muchos estamos muy contentos por esto. Otros están un poco nerviosos. Muchos anhelamos esta visita con esperanza.

Anhelamos esta visita con esperanza porque no queremos que esa visita sea una más de un personaje importante. No, no queremos que sea sólo eso. Queremos que esa visita deje su huella entre nosotros, deje su huella en la Iglesia cubana, deje su huella en Cuba. El Papa está preparando esa visita. Fíjense que ha enviado a colaboradores suyos para que todo se coordine bien. Nosotros también estamos preparando esa visita. La última etapa de esa preparación ha comenzado con la Misión Popular en toda la diócesis y con el recorrido de una imagen de la Virgen de la Caridad, tan querida por nosotros. Me han dicho que las otras diócesis hacen algo parecido.

Muchas familias están siendo visitadas. Muchas personas acuden convocadas por su amor a la Virgen. El Papa también la quiere mucho. Él quiere ser todo suyo. Por eso él irá a Santiago de Cuba a coronar su imagen, aquella que tres compatriotas nuestros encontraron flotando en la bahía de Nipe.

Para que esa visita deje su huella en Cuba, yo quiero, queridos Reyes Magos, que todo esto contribuya a que las familias se miren a sí mismas y piensen si son lo que tienen que ser: un hogar y una escuela de humanismo, de fe y de amor. Yo quiero que contribuya a que los jóvenes se miren a sí mismos y piensen si sus vidas están respondiendo a un ideal noble y grande y se están sacrificando por él. Yo quiero que contribuya a que la Iglesia cubana se mire a sí misma y piense que más tiene que hacer para servir y evangelizar mejor. Yo quiero que contribuya a que toda la nación se mire a sí misma y -fiel a lo mejor de sus tradiciones- medite en lo que en Ismaelillo el Apóstol nos dijo a todos: "¿Vivir impuro? ¡No vivas, hijo!".

Me parece que de algo de esto el Papa Juan Pablo II nos hablará en nombre de Cristo. ¿Qué les pido a ustedes? Que todos nosotros, habiéndonos preparado así, estemos bien dispuestos para escuchar la palabra del Papa, mensajero de la verdad y la esperanza; y, habiéndolo escuchado bien, nos encaminemos a la tan necesaria reconciliación nacional.

Cuando niño, al despertar cada seis de enero, me admiraba del prodigio que, por manos de mi madre, ustedes hacían junto a mi cama. Ahora que soy viejo, ¿seré también complacido por ustedes? Aquello era uno de esos sueños que nos construyen como seres humanos. Que esto sea realidad.

Gracias, Reyes Magos. Quizá les vuelva a escribir el año que viene.

 Manolo.

Minas de Matahambre,

17 de septiembre de 1997.