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noviembre-diciembre.año IV.No.22.1997 |
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ECOLOGÍA |
MARTÍ: HOMBRE TELÚRICO. ENTREVISTA A RAFAEL ALMAZA ALONSO por Eudel Cepero. |
Una calurosa tarde, a inicios del año 1995, como es mi costumbre una
o dos veces por semana, conversaba con ese hombre pequeño, de ojos claramente profundos,
frente despejada y barba prematuramente encanecida; que es uno de los más completos
pensadores de la treintañera generación de la reflexión martiana y responde al nombre
de Rafael Almanza Alonso.
La plática transcurría, como casi siempre, en el pequeño y atiborrado estudio de su añeja casona, ubicada en la centenaria calle Rosario de Camagüey. Íbamos de la política a la literatura, de los amigos a la música, de la familia a la historia , en fin, de lo intrascendente a lo serio, cuando se me ocurrió pedirle o más bien exigirle, una entrevista para mi hoy extinta sección radial ecológica "En torno al Entorno", que por esos momentos se transmitía semanalmente en la emisora "Radio Cadena Agramonte". Luego de la esperada negativa y de escuchar una sólida andanada de atinados argumentos en contra de la radio, la televisión, los periódicos y otros "medios masivos de confusión"; esgrimí con fuerza el año del centenario, la necesidad de recordar al Apóstol, de proteger el medio ambiente, y vencí al proponerle como patrón para la entrevista: la referencia de los principales elementos de la naturaleza en la obra y el pensamiento de Martí. Hoy retomo aquella transcripción, hecha a pesar de los inconvenientes establecidos, con el único ánimo de perdurar la valiosa disertación del mayor desconocido de nuestros martianistas. Propongo comenzar por la atmósfera, pensaríamos en el cielo, las nubes, el sol, el espacio... Este es un elemento que está en toda la obra de Martí, en su poesía, en las crónicas y sobre todo en los diarios del último período. Él era un hombre vertical, de manera que todo aquello que lo vinculara al cielo, lo hacía mover la pluma, por ejemplo: en su postrer diario tenemos la descripción de un paisaje que culmina con una visión del cielo, "alrededor los montes, redondos y verdes y el cielo Azul arriba con sus nubes blancas, y una paloma en la nube. Libertad en lo azul". Vemos cómo el sentido ascensional del texto y la descripción del paisaje, converge hacia lo alto, converge hacia lo azul. Tenemos que recordar también aquel famoso poema que comienza con el verso: "a los espacios entregarme quiero...", en el que ya no estamos hablando sólo del cielo físico, terrestre, sino del cielo galáctico, universal; incluso del cielo óntico, del cielo del ser. Ese verso, que por cierto viajó en una nave espacial, define esta ambición de totalidad que tradicionalmente asociamos al cielo. Entonces, bajemos, pongamos los pies en el suelo, en la tierra. Martí es un hombre telúrico, es decir, un hombre vinculado a la tierra desde niño. Hay que recordar que nació en la ciudad pero tuvo una experiencia muy importante a los nueve años, cuando viaja a la finca Hanábana, y el primer texto que tenemos de él está vinculado a la tierra, incluso a los animales. Desde entonces llegó a tener una especie de veneración por la tierra, incluso física. Hay un discurso que pronunció en el club de comercio de Caracas en 1881, siendo muy joven, y en este vemos cómo Martí ama la tierra, hasta el punto que la nube de polvo de un camino la considera "señal de vida de la tierra". Observa qué condición telúrica tan potente, porque parece que el polvo es lo que menos pudiera interesarnos de la tierra, bueno, pues de esta nube de polvo dice él: "es en los caminos más que estorbo para el viandante, señal de vida de la tierra", lo cual significa un amor profundo por la naturaleza más física de la tierra, por lo más físico de lo físico en la tierra que es simplemente el polvo; hasta eso lo amaba. En tu libro En torno al pensamiento económico de José Martí, te refieres a la parte agraria de su estancia en Guatemala y a su pensamiento sobre el uso de la tierra. En realidad se comportó como un campesino en muchos momentos de su vida, yo creo que esa experiencia que él tuvo a los nueve años lo llenó de amor por la tierra y los campesinos. Y en todo momento la agricultura es un elemento fundamental del pensamiento económico de Martí y de su proyecto social, por supuesto que también en el plano metafísico y religioso la tierra tiene una importancia extraordinaria en su pensamiento. A él corresponde la frase: "La tierra es la única fuente constante y verdadera de riquezas". Digamos que esa frase es un eco de los fisiócratas, una escuela económica de finales del siglo XVIII en Francia, muy importante, porque es la primera en destacar el papel básico de la agricultura en una economía contemporánea, es un eco de los fisiócratas pero es también un pensamiento orgánico de Martí pues tenía esa posibilidad, esa característica de incorporar el pensamiento ajeno hasta hacerlo intransferiblemente propio. Para completar una trilogía importante necesitamos las aguas. El agua es un elemento curioso en la vida de Martí, porque se pasó la vida viajando por mar y ese hecho unido a que nació en un puerto de mar, La Habana, generó paradójicamente un cierto rechazo al mar. Llegó a decir en un poema: "odio al mar", pero el odio este Martí no era un hombre de odios- hay que tomarlo entre comillas porque el mar fue lo que siempre lo separó de su país, el mar fue el camino del destierro y por eso su relación con el mar es hasta cierto punto, polémica. Sin embargo, cuando en los diarios finales vemos que hace un viaje de Cabo Haitiano a Montecristi por mar, ahí, oye cantar el mar, en un fenómeno subacuático que se produce en ese lugar donde parece que el mar canta durante horas. Y refirió eso con el lenguaje más alto de la poesía, con un enorme entusiasmo lírico, no puedo citarlo porque sería muy largo, pero vemos entonces que ese rechazo al mar lo es a la separación de su país, al exilio, y en ningún momento el rechazo a la naturaleza del mar. Pero también están las aguas dulces, y él dijo: "el arroyo de la sierra me complace más que el mar". Exacto, es decir, que su predilección en este caso es por agua dulce, de la tierra adentro, de lo que él pudiera considerar la humildad porque en cierto modo el tamaño del mar, a este hombre que era un ser cósmico, no sé por qué no acababa de resultarle orgánico. Yo lo digo con cierto dolor, porque soy una persona que ama mucho el mar, y para quien el mar es un símbolo de primera importancia; pero Martí tenía otra óptica, prefería el arroyo de la sierra porque era un símbolo de la humildad y de la trasparencia, y su capacidad de meditación sobre eso fue inmensa. Tenemos la experiencia de los campesinos que vivieron con él en su último período: Martí llegó a bañarse desnudo, junto a un niño campesino, en un río muy frío de la zona de Baracoa, porque realmente para él, el agua que corre es una experiencia paradisíaca, que por cierto también en el discurso del club de comercio de Caracas existen referencias a ello. Y se refiere también al uso del agua. Sí, se refiere digamos al uso industrial, al uso social del agua pero también al arroyo como tal, cuestión que está también en el Ismaelillo, pues en ese discurso él dice: "con aguas de estos ríos restaña tus heridas" y esa misma imagen la vemos en el Ismaelillo: "bañaré sonriendo mis hilillos de sangre". Hay que apuntar que ambas cosas fueron hechas en la misma época. Esto nos da la idea de cuanto amaba el agua que corre y pienso que eso era muy importante para Martí, porque el agua que corre es un agua telúrica que está vinculada a la tierra, elemento cósmico fundamental en él, aparte del cielo. Se afirma que en el agua surgió la vida, los primeros animales, las primeras especies de la fauna y vendría bien darles ahora el lugar a ellos. Por ejemplo, en esa carta, a los nueve años, él dice que está criando un gallo fino y que está enseñando a marchar a su caballo, "para que marche bonito", y esto es muy importante porque entre las tergiversaciones de su personalidad, se nos da un Martí infelizmente intelectual que murió porque se le desbocó el caballo. Desde luego, esto es algo que no tiene ningún respeto pero que todavía permanece en la conciencia de algunas personas que están desinformadas, pues eso es imposible porque Martí, a los nueve años, montaba a caballo lo suficiente como para enseñarle a marchar bonito. Entonces, a temprana edad vemos una vinculación con los animales, incluso con aquellos que hasta cierto punto son animales machistas, símbolos masculinos, es decir, proyección de su propia personalidad. Los gallos vuelven a aparecer en el diario de campaña, también con este mismo sentido de la lucha y de pelea, y por supuesto el caballo también, porque andaba a caballo. De manera que pudiéramos decir que el caballo (tiene un poema que se llama "Árabe" dedicado a la equitación) y el gallo son animales emblemáticos de Martí. Ahora recuero los versos que dicen: "Yo he visto el águila herida/ volar al azul sereno/ y morir en su guarida/ la víbora del veneno", o sea, que usó algunos animales como símbolos. Hay toda una zoología simbólica en Martí, que está por estudiar, y en esos versos que tú acabas de citar, tenemos una imagen de la nobleza del alma, de la grandeza del alma, que es para él, el águila. Por cierto, que todas esas cosas las dice sin ningún perjuicio, pues siendo antimperialista, como todos conocemos, no sólo es un cantor de la naturaleza cubana, también lo es de la norteamericana, que él gozó sin ningún problema y está incorporada a su obra de forma absoluta. Por ejemplo el águila en Cuba no la tenemos y esa, a la que se refiere, es la norteamericana, pero no la del escudo, sino el águila otra, la de la naturaleza, la que significaba para él un símbolo de la majestad del alma humana. Y por otro lado está también la víbora, pues en esta zoología simbólica hay animales positivos y negativos, que es una representación de la bajeza, de lo que se arrastra por la tierra que no es lo mismo que cuando hablamos del sentido telúrico en Martí, es decir: de la tierra que en él se levanta hacia el cielo, que es otra cosa, por supuesto. Para terminar aún más alto este tema, recuerdo que el 18 de abril de 1895 anota en su diario de campaña la impresión que le causa el sonido del bosque nocturno. Sí, él dice: "es la miríada del son fluido", es extraordinario que Martí en las condiciones de la guerra, de madrugada, en campamento mambí, durmiendo en una hamaca pudiera llegar a esos extremos del lenguaje, que son muy difíciles de alcanzar para una persona que se dedique profesionalmente a la literatura con las mejores condiciones para escribir, esa imagen es contemporánea y se la causa precisamente la contemplación, pero sobre todo la audición de la noche cubana, de los miles de animales que habitaban en esa noche, creando una especie de sinfonía natural. Demos paso al hombre, a la humanidad...
Martí tiene una característica y es que tiene una visión ecuménica del hombre, no sólo en el aspecto cultural sino también en el aspecto racial, no hay una cosa que le interese más como la diversidad física y cultural de la humanidad. Si recordamos el artículo "La exposición de París", en La Edad de Oro, vemos cómo va describiendo a cada uno de los pueblos: a los chinos, a los árabes, a los africanos, a los vietnamitas, incluso a los norteamericanos, también a los franceses y a los ingleses. Con sus características físicas, el color de su piel, el aspecto de su cara, el rasgo cultural predominante y digamos que la obra de Martí constituye una especie de sinfonía ecuménica, una sinfonía humanista en la que aparecen prácticamente citadas todas las razas en un plano de igualdad. Hay que tener en cuenta que en su primera obra literaria, Abdala, que escribió cuando tenía quince años, el personaje es un negro o un moro, como lo queramos interpretar y que se trata de "Nubia" un pueblo del norte de África. Se refirió mucho a los indios norteamericanos con un gran respeto y prácticamente a todas las razas y pueblos que habitan el planeta, en ese sentido él tenía una visión global de la humanidad, en su aspecto físico y en la interrelación con la naturaleza que para él como para cualquier otro romántico era una fuente de inspiración trascendental. Pensaba terminar, pero algo se me quedaba: la vegetación, los árboles, Mejor es hablar de una idea que se ha hecho en otro lugar, de crear el bosque de Martí. Un bosque compuesto por los árboles que él describe en el diario de campaña, que pudiera estar en un lugar al que el pueblo tuviera acceso directo, un lugar en que la gente pueda verlo, ver los nombres de los árboles. Creo que es esencial tener los árboles de Martí, debidamente cuidados, clasificados y siempre recordando que eso sale precisamente del pensamiento del Apóstol y por lo demás, una invitación a amar la naturaleza, sin la cual no somos personas, y sin la cual nunca podríamos sobrevivir. |