marzo-abril.año3.No.18.1997


NUESTRA HISTORIA

LA ESCUELA PARROQUIAL

Y EL PATRONATO ESCOLAR DE VARADERO:

OBRA SOCIAL Y EDUCACIONAL DE LA IGLESIA CATOLICA

por Julio A. Calderín y Rene Casiñeiras

 

A partir de 1898 se consolida el dominio norteamericano en el país y despuntan Matanzas y Cárdenas como grandes centros urbanos con economía floreciente y esplendor social y cultural.

En Varadero la actividad turística desplaza a la salitrera.

Después de un descenso poblacional iniciado el siglo, la población se incrementa con el desarrollo del turismo. Abandonada desde la etapa colonial, la educación continuó siendo muy desviada en las primeras décadas del siglo actual.

En medio de esta crítica situación educacional y en pleno crecimiento económico de la localidad, surge, en 1940, la escuela parroquial para niños pobres, promovida por la Iglesia, ante una necesidad social que el gobierno no atendía.

Más que el desarrollo histórico de esta escuela y su singular Patronato trataremos de exponer sus peculiares características. Por ejemplo, los niveles de Enseñanza estaban organizados en: Primaria, Preparatoria y Bachillerato, Departamento Comercial (Contabilidad, Mecanografía, taquigrafía), y Artes y Oficios (Ebanistería, repujado, pirograbado, tejado, corte y costura). Además de las asignaturas del Plan de Estudio, aprobadas y exigidas por la Secretaría de Educación, se impartían las siguientes asignaturas complementarias: Inglés (a partir del "Kindergarden", con frecuencia diaria para la enseñanza primaria, secundaria y comercio), Música (para la enseñanza primaria, secundaria y comercio), Religión (para la enseñanza primaria, secundaria y comercio), Deportes (voleyball, basketball, gimnasia, pelota y tenis de campo, además de la obligatoria Educación Física). La escuela contaba con las siguientes instalaciones: Dos bibliotecas, Un museo de Historia Natural y Dos laboratorios (Uno de anatomía y otro de física). Además, existía allí Una Banda de música, Un coro, Una Capilla, Un dispensario Médico y dental para la atención gratuita de los alumnos, a los que se brindaba también tratamientos antiparasitarios, primeras curas, etc. Estos servicios se extendieron a familiares y vecinos de la zona.

Otras características eran: El centro era propiedad legal del Patronato; No era un requisito ser católico práctico para trabajar en la escuela; Funcionó un centro de Educación de Adultos; Hubo maestros que profesaban otra fe (Presbiteriana), maestros de filiación comunista, y maestros de diversas razas: negros, chinos, etc.; Los salarios eran sumamente modestos…

Respecto del alumnado: Se aceptaban alumnos de todas las razas y nacionalidades, en la escuela estudiaron niños españoles, japoneses, norteamericanos, alemanes, filipinos, suecos, coreanos y chinos; No se discriminaba a ningún niño por no ser católico, se respetaba la fe y filiación político-ideológica que imponía la familia del niño; Aunque fue un centro destinado para niños pobres, asistían al mismo otros de clase media, acomodados y alguno rico. En el centro se borraron las diferencias sociales y de credo; El alumnado era mixto (hembras y varones); El niño entraba en el "Kindergarden" y egresaba, según su capacidad y situación económica familiar, con un oficio: contador, mecanógrafo, taquígrafo, etc. o capacitado para proseguir estudios universitarios (es decir que la relación alumno-escuela era muy singular).

Todos los servicios de la escuela, incluidos los de transporte y atención médica eran gratuitos. Las cuotas que se pagaban eran al Patronato y totalmente voluntarias.

 

 

 

Patronato Escolar

 

Fue una asociación de laicos católicos, fundada en 1941, legalmente e independiente de la Institución Eclesial. El párroco fungía en su directiva como "Asesor Eclesiástico", con voz pero sin voto.

El Patronato se fundó para sostener y dirigir la

 

 

escuela pero en su reglamento y en la práctica los propósitos de su fundación tuvieron más alcance.

Comenzó dirigido por personas de clases acomodadas pero incorporó otras de origen humilde. El caso más significativo fue el de Luisa Julia Llera quien, además, fue la Directora del Centro durante 16 años (de los 21 de existencia).

En su reglamento, de 36 artículos, se aprecia su proyección social. El artículo no. 1 dice: "El fin del Patronato Escolar de Varadero será fomentar la cultura intelectual, moral y física de los niños de Varadero, como también de los adultos que no posean los conocimientos de la enseñanza primaria, y elevar el nivel cultural de la sociedad".

El artículo No. 3 expone: "Para conseguir un objetivo, el Patronato empleará todos los medios lícitos a su alcance, tales como organizar escuelas gratuitas o cobrando pequeñas cuotas; dar conferencias, cursillos, fiestas culturales, etc. y cualquier procedimiento mediante el cual se difunda la enseñanza, hasta eliminar por completo el analfabetismo".

La idea de eliminar por completo el analfabetismo será el planteamiento más revolucionario, que encontraremos en este reglamento.

No cabe duda que este proyecto social se encuentra firmemente enraizado en la renovación que por aquellos años se venía realizando en la Iglesia Cubana y que ya prendía con entusiasmo en el laicado. Renovación esta, al decir del Documento Final del ENEC que: "originada fundamentalmente en Europa, dio nueva fuerza a nuestra Iglesia Latinoamericana. Acción Social de la Iglesia, espiritualidad laical, Acción Católica, Apostolado de los laicos en los diferentes ambientes de la vida humana", promoviendo así el compromiso de los laicos al calor de la Doctrina Social y la Acción pastoral de la Iglesia.

En el artículo No. 14 se establece la elección de Presidente Honorario. Este artículo busca garantizar el apoyo de personas, en su mayoría Señoras, que podían influir en diversas esferas para la obtención de fondos para la obra. Como ejemplo podemos citar que en todas las Directivas entre 1942 y 1951 las "Primeras Damas de la República" fueron elegidas "Presidente de Honor". Esta práctica rindió sus frutos, pues con la presencia de tan influyentes señoras en la "Presidencia de Honor" se lograron obtener fondos mediante aportes y créditos bancarios con bajos intereses, entre otros resultados.

Sin embargo el Patronato atravesó momentos difíciles en el orden financiero, que hicieron peligrar la obra, pero en ningún momento las dificultades se impusieron a los principios. Cuando el 10 de marzo de 1952 el General Fulgencio Batista quebró el orden constitucional, el Patronato, en un gesto que sólo podemos interpretar de repudio a la situación creada, abandonó la tradicional práctica de elegir "Presidente de Honor" a la "Primera Dama". No hay en las actas ninguna referencia a lo ocurrido, pero lo cierto es que la Sra. Martha Fernández de Batista no fue elegida nunca "Presidente de Honor", a pesar de haber hecho ella, personalmente, importantes donaciones al colegio.

El patronato se caracterizó por ser una asociación de laicos católicos comprometidos por la promoción social de las capas humildes de la sociedad de su tiempo; compromiso este que le llevó a superar cualquier criterio estrecho que se opusiera al logro de sus propósitos, tal es el caso del millonario norteamericano Dupont quien anualmente realizaba importantes aportes monetarios, por lo que fue elegido en reiteradas ocasiones "Presidente Honorario" a pesar de ser Protestante.

En íntima relación con su misión de enseñanza y transmisión de la fe, la Iglesia Católica ha dedicado muchos esfuerzos a la educación a lo largo de su historia. Todo el período colonial, en Cuba, la Iglesia asumió también esa misión como parte de su labor en la Isla. La primera mitad del siglo XX va a constituir la etapa de mayor auge de la obra educativa de la Iglesia en Cuba y, hacia los años 40 ha ido ganando fuerza la idea de lograr una escuela católica más identificada con los sectores humildes de la sociedad. Así van surgiendo colegios gratuitos para "niños pobres", dirigidos algunos de ellos por órdenes religiosas y otros impulsados por trabajo abnegado de sacerdotes, como es el caso de las escuelas parroquiales.

Estos son los antecedentes que darán lugar al surgimiento en Varadero de la que llegó a ser la más grande e importante del país.

 

Al analizar el papel de la escuela parroquial a la luz de los logros registrados por la educación en Cuba durante el proceso revolucionario, salta a la vista la vigencia de aquella experiencia, a pesar de los años transcurridos, y nos asombra ver cómo en la práctica se aplicaron conceptos que hoy se manejan como retos a enfrentar y vencer en el terreno educativo no sólo en nuestro país, sino en todo el Tercer Mundo: La tolerancia, la integración social, la integralidad y la relación alumno-escuela. Una educación al alcance de todos fue el logro tal vez más importante del Colegio "Sta. Teresita del Niño Jesús".

No podemos dejar de significar aquí la figura del Padre Magín Redorta Musadi, quien con su sencillez evangélica y su amor por los más pobres fue el núcleo alrededor del cual se agrupó la naciente organización que habría de dedicar sus esfuerzos a lograr el bienestar de las clases pobres de Varadero.

No dudamos en afirmar que fue el propio Padre Magín quien animó al Patronato a emprender proyectos de profundo contenido social en la línea de una auténtica promoción humana.

Serán los años de la presencia del Padre Magín en la Dirección del Patronato los más representativos en cuanto al alcance social de la obra.

En 1944 surge el proyecto del Barrio Obrero, motivado por la convicción de un grupo de socios que consideran que el Patronato debe ampliar el radio de sus actividades promoviendo cuantas obras sean necesarias para el mejoramiento de los pobres de la playa que se encuentran en condiciones muy precarias en cuanto a viviendas, medios de vida, etc.

Sensibilizados con las críticas condiciones de vida del pueblo humilde, el Patronato es consciente de que su obra de educación "nunca podrá estar completa ni elevar sus fines si no se atiende el estado de las familias y sus condiciones de vida".

Sorprende esta afirmación que podemos calificar de muy avanzada para su tiempo, sobre todo si se tiene en cuenta que no estamos en presencia de políticos sino de mujeres, en su mayoría procedentes de la burguesía cubana de aquella época. Sin temor a exagerar y utilizando un concepto propio de nuestros tiempos pudiéramos decir que en su momento el Patronato vio la necesidad de contribuir con todos sus esfuerzos y sin rasgos de paternalismo a que los pobres llegaran a ser sujetos de su historia recibiendo un apoyo solidario inspirado en la justicia social cristiana.

 

Poco tenemos que agregar a esta historia. Cuestionada por algunos por la procedencia aristocrática de los recursos y/o las motivaciones que tuvieran sus protagonistas: dar como limosna lo que correspondía como derecho; lo cierto es que durante 21 años existió en Varadero una escuela para niños pobres organizada y promovida por la Iglesia. En medio de aquella sociedad injusta y desigual un grupo de laicos católicos fue capaz de realizar esta obra social y educacional.

 

 

 

Conclusiones

 

La Escuela jugó un papel de vital importancia en el territorio de Varadero. El centro ayudó a solucionar un grave problema social y alivió la situación de las clases más humildes contribuyendo al acercamiento de estas a la Iglesia. Además promovió la fundación de la Parroquia, todo lo cual influyó en la vida religiosa del territorio.

El centro tuvo una gran integralidad en el aspecto educativo y cívico moral, la relación alumno escuela, la tolerancia, etc., no superada hasta el momento. La calidad técnico docente y de las instalaciones del centro son comparables y en muchos casos superiores a algunos centros privados (Pagos) de aquella época y a muchos centros docentes de la actualidad. Fue capaz de financiar localmente todas sus actividades sociales y buscar apoyo de las autoridades gubernamentales. En toda esta obra predominó la presencia activa de las mujeres.

El Patronato promovió el amor a Dios, a la Patria y a la Democracia. La administración de sus recursos fue un modelo de eficiencia y honradez. La entrega, dedicación, desinterés material, consagración y amor presentes en esta obra fueron admirables, respondiendo así a las mejores tradiciones de la Iglesia Católica. En esta obra se puso en evidencia una tolerancia consecuente y un amor ejemplar al prójimo.

Lamentablemente esta experiencia tan singular de escuela católica, este "Modelo" no se generalizó, pero tiene aún, a juicio nuestro, una enorme vigencia en Latinoamérica y todo el tercer mundo. ¿Por qué no? también en el Primer mundo, lleno de injusticia Social.

Modelos de escuelas católicas al estilo de esta pudieran ser válidas en el presente y futuro como alternativa de la enseñanza pública -con las necesarias adecuaciones de la época- en todo el mundo, también en nuestra Patria donde el laicado, en íntima comunión con la Institución Eclesial, está dispuesto a jugar el papel que le corresponde en la nueva evangelización a la que nos convoca el Santo Padre.

4 agosto 1996, Día del Párroco