noviembre-diciembre. año III. No. 16. 1996


NUESTRA HISTORIA

EL ASALTO A LA IGLESIA DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DE LA CHORRERA POR LOS INDIOS FEROCES DE LA VUELTA ABAJO

por Armando Abréu

En los albores del siglo XIX ocurre un hecho sui géneris en lo tocante a huídos, cimarroneria o rebeldía en la zona de la Vuelta Abajo.

Desde el año 1799 (documentalmente confirmado), medraban en el territorio de la entonces Nueva Filipina, y aún más al Este, en el espacio territorial correspondiente a los actuales municipios orientales de la provincia de Pinar del Río, y parte de La Habana, dos indios que pusieron en vilo a las autoridades españolas, y al propio sistema político-económico; aterrorizando a toda la población comprendida desde Guanajay hasta el Cabo de San Antonio.

Estos indios no era cubanos, como erróneamente se afirma en alguna bibliografía tradicional. La historiografía, hasta este momento en que se ha realizado un trabajo a fondo sobre el asunto, sólo recoge la muy escasa referencia que daba del hecho la tradición oral, o en brevísimas citas realizadas por autores como Elpidio Pérez Samora o Cirilo Villaverde.

El hallazgo del expediente completo del Indio Grande y el Indio Chico, nos ha permitido un estudio pormenorizado, del que tomamos algunos aspectos en este trabajo.

Los llamados «Indios Grandes» e «Indios Chicos» o «Indios Feroces de la Vuelta Abajo», eran indios Mecos o Chichimecos, traídos a Cuba como forzados desde el Reino de la Nueva España. Existen sólo dos casos similares en la Historia de Cuba: el de otros seis indios Mecos fugados de Casablanca en 1802, insertos también dentro de este expediente, y el del Indio Bravo de Camagüey.

Pero ningún caso tuvo el alcance del de los Indios Feroces de la Vuelta Abajo. Estos hicieron que los hacendados abandonaran sus propiedades, pusieron en peligro el fomento agrícola del territorio, y produjeron en las más altas instancias del Gobierno preocupaciones de primer orden, en tanto se hacía casi imposible detener la activísima efectividad de los indios en un espacio muy extenso y casi despoblado: el Norte de la provincia de Pinar del Río; donde precisamente en esos años tomaba cuerpo el verdadero proceso colonizador, y de diversificación de la economía.

El Gobierno, junto al Muy Ilustre Ayuntamiento de La Habana, tomó la decision, refrendada en pleno y por el propio Capitán General de la Isla, el Marqués de Someruelos, de retirar las cuatro Partidas que desde hacía más de un año (la decisión se toma en Octubre de 1802) perseguían a los Indios Feroces de la Vuelta Abajo; y dar la comisión de su captura al Capitán del Partido de San José de las Lajas, don José López Gavilán, en virtud de los buenos resultados obtenidos por éste en la captura de los otros seis indios Mecos (Chichimecos) que se fugaron en Septiembre de ese año de los Arsenales de La Habana, y fueron eliminados en menos de un mes.

En Diciembre de 1802 ya el Capitán don José López Gavilán se encuentra en la Nueva Filipina, donde recorre todas las haciendas, sin resultados. En vista de esto cambia la estrategia y divide sus fuerzas. Envía tres hombres por las haciendas del Norte, y él toma las posesiones del Sur para una nueva búsqueda. Las haciendas del Norte serían rastreadas por don Eugenio Marbar, don Manuel Avila y el guachinango José Otero, que serviría de práctico.

Estos fueron avisados en San Cristóbal de los Pinos que los indios habían quemado el Hato de Rangel, y salieron en su persecución. Tuvieron referencias de que la Hacienda Canalete (en el actual municipio La Palma) era crucero fijo de los indios, y allí se apostaron durante tres días. En este lu-gar recibieron la información, dada por el mayoral, de la presencia de los indios en «La vuelta de La Chorrera», con los que se había cruzado. Inmediatamente salieron ha-cia ese sitio y encontraron a los Indios Fe-roces de la Vuelta Abajo, acompañados por dos pardos, dos guachinangos y un negro.

Hicieron fiera resistencia, como era su costumbre, y en la refriega resultó muerto el Indio Grande, a manos de don Eugenio Marbar. Murió también el guachinango José Otero, quién sería enterrado el día siguiente en el cementerio de La Chorrera, y fue herido el propio don Eugenio Marbar, de un flechazo en el hombro derecho, lanzado por el Indio Chico.

Por la descripción del combate, y los testimonios que aparecen en el expediente, se puede lograr una idea bastante exacta de los acontecimientos, así como de las características de los indios, su ferocidad, y algunos elementos de orden psicológico y cultural.

En la cabeza de proceso levantada por el Capitán don José López Gavilán, se destacan y detallan por los testigos las distintas acciones realizadas por los indios, dándole al documento una importancia capital, desde el punto de vista histórico, y en ella se mencionan las de ese propio día.

Se cuenta cómo ese tres de Enero de 1803 entraron los «Indios Feroces de la Vuelta Baxo» en la Hacienda La Chorrera. El testigo don Imido Miranda dice que: «las muertes fueron muchas, (refiriéndose a las causadas por los indios en otros tiempos y lugares) pero de ciencia conoce hecha por los indios la de Francisco Peña, una mujer y cuatro niños, con el que le sacaron del vientre, en la Hacienda Luis Lazo y... a don Blas Hernández y a Isidro Remigio, y a otras muchas y a infinidad de reses y bestias y cerdos... y el mismo día de la muerte del Indio Grande entraron en la Hacienda La Chorrera y mataron siete perros y entraron en la Iglesia y la trastornaron y en la Hacienda rompieron la loza y se robaron la ropa y varios muebles, picaron un serón y unas hicaduras de hamaca... ».

El testigo José Ignacio Izquierdo, residente en La Chorrera, sirvió de práctico, y estaba presente en el combate. Cuenta que en su casa, en ese día, los indios «acabaron veintitantas reses, dos bestias, siete perros, un cajón de loza, botaron la sal y el arroz, se llevaron la ropa y muebles, un caldero, una navaja, catorce mudas de ropa, un sombrero... ha oído que quemaron la Hacienda La Palma, Rangel, violaron la Iglesia de La Chorrera rompieron una puerta, trastornándola, se llevaron el mantel del altar, le quitaron una mano a Nuestra Señora la Pura y Limpia y se llevaron la vasija que servía de Pila Bautismal, también ha oído que quemaron las Haciendas Viñales, Sitio del Infierno y Luis Lazo... ».

La Iglesia de la Purísima Concepción de La Chorrera (iglesia auxiliar de la de Consolación del Sur) es un caso más en la historia de los Indios Feroces de la Vuelta Abajo, que aún serán un problema para el Gobierno hasta 1806, con la actividad del Indio Chico, apalencado en la zona del actual municipio La Palma, con algunos negros, y que llevará la inestabilidad a toda la zona norte de Pinar del Río hasta esos años.

Estas líneas, las primeras que se publican sobre el trabajo de fondo referido a los Indios Feroces de la Vuelta Abajo, dan una pequeña luz sobre un estudio que se hace por primera vez, en torno a un suceso de suma importancia en la cimarronería cubana y sin embargo desconocido prácticamente hasta la realización de este trabajo, aún inédito, y que representa un aporte al conocimiento de la Historia de Pinar del Río, y de la Historia de Cuba.

 

Bibliografía.

-A.N. Cuba. Expediente sobre extirpación de los Indios Mecos que tienen aterrorizada la población campestre con sus delitos y excesos (copia en el A. del autor).

-Pérez Somoza, Elpidio "Cuentos de Don Cheo". -Villaverde, Cirilo. "Excursión a Vuelta Abajo".

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CITMA

 

Por: Ernesto Morales Pérez y Williams I. Rodríguez Torres

(coordinadores del proyecto A.H.N.)

El pasado día 15 de Noviembre se llevó a cabo en el Centro provincial de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), el primer taller provincial de educación para el medio ambiente, presidido por:

-Lic. Juan Francisco Santos, jefe del departamento de gestión para el medio ambiente.

-Sr. Jorge Ferro Díaz, director de la unidad de medio ambiente de la delegación de Pinar del Río.

-Dr. José A. Díaz Duque, delegado territorial del CITMA en Pinar del Río.

Este evento se realizó con la participación, además, de varias figuras del Centro Universitario y el Instituto Superior Pedagógico de P. del Río, sumado a otras personalidades que trabajan por la preservación, el cuidado y el desarrollo sostenible del medio ambiente, quienes enriquecieron dicho evento con importantes aportes para la educación ambiental a través de la exposición de proyectos, ponencias, etc. Vale subrayar la destacada labor del municipio San Juan y Martínez, que además de presentar un gran número de ponencias, está accionando en diez proyectos que vinculan a familias, niños y ancianos, con la educación y el sector obrero, promoviendo además un amplio trabajo ecológico. En ese mismo municipio se creó el «Club Flora y Fauna al Rescate», dicho club está dirigido fundamentalmente hacia el cuidado y protección de las aves. Su presidente el Sr. Elíseo Luis Peraza, junto a un miembro del mismo, hicieron su presentación en este taller.

En las palabras de clausura del taller, el Sr. Jorge Ferro decía: «De vital importancia es que por primera vez no solo se escucha a los académicos o especialistas, sino a todos los muchos colegas de diferentes niveles intelectuales, que trabajan por el medio ambiente a lo largo de toda la provincia».

A pesar de que no todos los invitados estuvieron presentes, y de que otros no le dieron mucha importancia, como por ejemplo lo demostró la prensa con su superfugaz presencia de escasos minutos, el taller fue calificado como excelente, con resultados excepcionales y nutridos. Es necesario resaltar la participación de la Iglesia, representada por el Movimiento Católico de Animación Social (MCAS), el cual presentó el proyecto «Amigos del Hombre y La Naturaleza», y como producto del mismo, dos adolescentes pertenecientes a este proyecto presentaron una ponencia sobre un diagnóstico realizado por los participantes de dicho proyecto sobre la situación ecológica en la ciudad de Pinar del Río; ponencia que se tituló «Propuestas para una Educación permanente sobre Medio Ambiente». De esta forma se comienza a recoger los primeros frutos de la preocupación ambiental en nuestra provincia, los cuales han de trazar la estrategia territorial a seguir en un futuro próximo.