julio-agosto. año I. No. 2. 1994


POESÍA

 

ALINA BENGOCHEA

 

 

POLAROID DE ORDINARIA LOCURA

para E. Álvarez

 Marium Read, el corsario y Anne Bonney,

tenían pechos altos como sus propias naves

y contra todas las adivinaciones

unieron máscaras y animales totémicos

después fue el ritual los cuerpos sublimados

monumento a las noches sucesivas

del amor en su proximidad.

cuando Marium Read decía: mi boca es suave

y alberga secretos de tu cuerpo

en otro cuerpo sin imagen

su amante de conocido destino

le respondía:

soy quien frecuenta de tu impúdico tiempo

que me ata y agoniza dulcemente.

Marium Read, el corsario, y Anne Bonney

abandonaron su paciencia

a lo profundo de un deseo insaciable.

Marium Read y Anne Bonney

llegaron al íntimo misterio:

lo probado una y otra vez.

  

 

ALIANZA POSIBLE

lo que parecía y no fue posible

la promiscuidad de encantadores de serpientes

su cercanía no es

precisamente el final

así como el indefinible alarido

cambio de trasiego del sueño

y el dolor estuvo al otro lado

me pregunto

si el dolor se pusiera en el sitio opuesto

¿qué sucedería?

aire un aire frío ambiguo

en la inquietante frente

donde no hay memoria.

  

 

CATEDRAL EN UNA MALETA

a Pat Massinni

Una gota de savia puede llenar el camino y hacerlo intransitable, es agua del desierto, lo no posible no fuimos capaces de omitir los abrevaderos donde saciar la sed y prescindir de la visible dicha como el impulso del enemigo galopante. Así fluye la tierra cuando las aguas no regresan a su sitio. Si destruí los campos en los que nos deteníamos a sobrepasar el fruto decidido. si cada amigo resultó una cifra inmensamente triste ¿a dónde ir con tanta indiferencia?, ¿a dónde llegar con esa impresión de brevedad? las cosas exalan dulces olores, son objetos volátiles que ya no sirven al olfato y se disuelven por los derroteros del cielo y de la tierra. Los contemplo y me hiere la culpa que se mantiene en el aire alterado.

  

 

COMO EL QUE REVELARÍA UNA CONDENA IMPLÍCITA DE UNA PIEDAD SIEMPRE INTERESADA O HIPÓCRITA

 ya no hay gritos. su cuerpo partió pero en el apeadero anterior dejó su alma. fue como llegar al sitio de las notificaciones intemporales con todo lo pronunciable y lo indecible. "¿mas quiénes son ellos, los errantes, aquellos un poco más fugaces que nosotros a quienes ungidos desde muy temprano los retuerce una voluntad jamás calmada?" ya no hay gritos la complicidad es un fuego fatuo que contamina la existencia y el esfuerzo a lo espíritu oriental cesa al más leve reclamo.

II

no sé por qué esa necesidad resultante del conocimiento entre dos realidades aparentes si el que palpa los contornos ha desaparecido si el que dispersa el delirio y lo convoca hacia la soledad y lo engrandece desde el forzado anonimato es una silueta que entra en la penumbra y seguirá habitando las luces de la introspección para no volver.

 

 

Pier Francesco Orsini, cambia su mesa catafalco

por una historia mejor para su Horóscopo.

convoco al único no elegido

sobreviviente del abandono

que olvidó la magia

de este sitio expuesto a la impureza

si la sangre mutila su duda más amarga

¿qué diré yo, un sacro monstruo como él,

perdida en el descalabro de la noche?

cuando el detenimiento sea el acoso

y la alucinación propicie ocasionales vicios

¿cuáles serán los poderes del temor?,

como si fuera el alma de un etrusco

de un muerto a quien acogió su espacio

pero con la reposada figura como tapa.

los nacidos tarde no escuchan

los nacidos tarde no escuchan

los nacidos tarde rozan los bordes

de un voraz sepulcro

y se arrastran para golpearlo todo.

imposible buscar allí donde, no hay más

ni intentar espantarse de sí mismo

yo lo protejo

con exquisita crueldad.

 
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