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enero-febrero. año I. No. 5. 1995 |
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PATRIMONIO |
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LA CASA CONSISTORIAL, LA CASA DE LA CULTURA Por: Mariolys Reyes Ortega |
Como viejo árbol que ofrece el testimonio de sus años junto al rayano de la apatía, remediable parcialmente con una pequeña dosis de interés y sensibilidad, se emplaza en la intersepción de las calles Martí o Mayor, antiguamente, y Rafael Morales, conocida en 1867 como Camino Real a Mantua o Rio Feo, con el Nro.65 y que ocupa una esquina de manzana privilegiada en nuestro centro histórico, "La Casa Consistorial" o "Casa Ayuntamiento", nombre que alude a su última función, anterior al cambio revolucionario de 1959, hoy Casa de Cultura municipal donde imagen y función se muestran ambiguamente dado a su estado actual. Esta edificación, que fungió inicialmente como vivienda, remonta su origen a la década del 40, supuestamente, y según primer dato encontrado en las actas capitulares y registros de la propiedad perteneció a la señora María Ignacia Forteza Flores, quien obtuvo por herencia de su padre un terreno de 10 varas de frente y 90 de fondo, en cuya parcela aparece iniciada la construcción alrededor de 1844. En esta etapa un relativo auge económico, alcanzado por la región resultado fundamentalmente del cultivo del tabaco, favoreció una evolución en el pensamiento y cierta prosperidad en el comercio, enseñanza, las comunicaciones y otros servicios, que repercutió también en el enriquecimiento de los repertorios urbanos y arquitectónicos. A partir de lo que socialmente implicaba dentro de nuestro contexto la función habitacional, ella requiere trasmitir en lo formal y funcional este cambio lo que deviene en adquirir una mayor prestancia a través de diferentes transformaciones traducidas por el tratamiento de códigos formales, espacios y materiales de construcción. La "Casa Consistorial" junto a la Cárcel, la Iglesia Catedral y otros inmuebles, forma parte de un conjunto de producciones edilicias que trazaron pautas en la evolución arquitectónica de la provincia donde se funde y expresa la caracterización socio-cultural de sus habitantes, a través de la interpretación que había tenido en la isla el neoclasicismo, y a partir del carácter urbano-ruralista de nuestra ciudad. Desde la esquina opuesta donde se ubica el inmueble, se aprecia en toda su volumetría, marcada por la sencillez y regularidad en el tratamiento de las formas expresado al exterior a través de la galería o soportal que recorre sus dos fachadas, rasgo que distingue la arquitectura colonial pinareña, en el cual se destaca un tratamiento diferenciado para ambas, que sugiere junto a otros elementos de cubierta e interiores la existencia de distintas etapas constructivas; en él se emplean indistintamente columnas toscanas y arcos de medio punto sobre pilastras con órdenes dóricos adosados; pero sucede que con el empleo de puntales iguales, el tratamiento del petril de remate, la modulación de la carpintería y la ritmicidad seguida en la colación de los elementos soportantes de cierre, se suavizan las diferencias percibiéndose como una unidad morfológica, que puedes recorrer libremente frente a la sordidez que imponen y a sus mudas puertas-ventanas a la española, cuyos enrejados con motivos musicales fueron traídos por el alcalde desde la "Finca de la Casualidad", propiedad de José M. Pérez Castañeda, hoy Instituto Tecnológico "Tranquilino Sandalio de Noda". Este portal no siempre permitió el libre intercambio entre el espacio privado y el colectivo, ya que en 1870 fue arrendada para emplearla como "Círculo de Artesanos ", sociedad de instrucción y recreo para los españoles y criollos donde se organizaban tertulias y ofrecían servicios de lecturas de revistas y libros, además de disfrutarse del tradicional juego del dominó. El nuevo uso se quiso expresar al exterior con la colocación de elementos de hierro fundido como rejas y barandas con motivos florales que delimitaron este espacio. En 1889 su propietario entonces, José Alonso Gutiérrez, da parte del inmueble en arrendamiento por el precio de 8 onzas de oro para disponer en él la Audiencia de lo Criminal, implantándose en la habitación que se sitúa justamente en la esquina: la sala de juicios. En la última década del siglo XIX fungió además como "Hospital de Sangre", en cuyos aposentos, fueron atendidos los heridos durante los combates de las gestas independentistas. El último cuarto, ubicado en la calle Rafael Morales, se utilizó también como cocina pública para ofrecer alimentos a los pobres. No es hasta 1911 que se construye un nuevo edificio para la Audiencia y esta institución abandona el inmueble, pasando a asentarse aquí definitivamente el Ayuntamiento o Consistoría, que sesiona hasta 1959 cuando se instala en el lugar el Gobierno Municipal por un período de dos años; en 1961 el inmueble queda vacío, volviéndose a ocupar por el Consejo Nacional de Cultura durante 1963 hasta 1965 en que nuevamente aloja al Gobierno Municipal, quedando ya en 1977 como Órgano Municipal del Poder Popular. La constante y agresiva refuncionalización de la edificación ha producido una recreación desacertada de sus espacios, al tratar de readecuarlos continuamente a extructuras muy cambiantes que han deformado espacialmente su planta original en "C", desarrollada alrededor de un patio de árboles frutales y losas de barro, al cual se accede por un extremo de la fachada principal a través de la cochera. Su sistema de elementos componentes ha sido alterado por soluciones que, si respondieron funcionalmente a los requerimientos de las nuevas estructuras, descualificaron la originalidad heredada y otras atentaron directamente contra esa tipología constructiva entre las que podenos citar la compartimentación de los espacios, fraccionamiento de carpintería, perforación de paramentos, mutilación de elementos decorativos, zócalos y falsos techos de madera y cartón, pavimentación de su patio interior, clausura de sus puertas-ventanas que privan de ventilación e iluminación natural, pequeños espacios creados y otros más que se suman a los derrumbes sucedidos en parte de su cubierta de alfarjes y tejas criollas en el local que se empleaba como galería de arte durante su uso actual y la aridez que deambula en todo su ambiente. Desde 1992 el inmueble es ocupado por la Casa de Cultura "Pedro Junco", principal promotora de la cultura en el Municipio de Pinar del Río, aglutinando cinco especialidades artísticas: danza, música, teatro, artes plásticas y literatura, encargada de extender el mensaje soocio-cultural a la Comunidad mediante variados proyectos culturales, además de ser escenario de múltiples actividades, manifestación del desarrollo cultural de la localidad. Es sintomático que la sede de la cultura en la Capital del Vueltabajo se encuentre en mal estado. El inmueble es patrimonio cultural edificado, de lo más auténtico y representativo de la arqiutectura colonial pinareña, que ha logrado llegar a nuestros días con una casi invariable imagen íntegra, en medio de un contexto marcado por el eclecticismo. Es urgente que sus valores sean recuperados en plazo no muy retardado que evite el empeoramiento del deterioro, aún dificil de precisar por la presencia de estructuras ajenas al edificio. Es deseable que forma y función se complementen, así el mensaje será más completo y significativo. Entonces podremos, un día, en tránsito por el centro de la Ciudad pinareña sorprendernos atrapados por "LA CASA DE LA CULTURA". Referencias.
Nota Por error de mecanografía en el último artículo de esta sección se omitieron las referencias:
Tomo LXII, folio 60. Tomo LXXXIX, folio 137. |