enero-febrero. año I. No. 5. 1995


JUSTICIA

Y PAZ

 

NO A LA ESCLAVITUD

por Sor Ligia Palacio Jaramillo z

 

"Nadie estará sometido a la esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata están prohibidas en todas sus formas".

(Articulo 4 de la Declaración Universal de los derechos Humanos).

"El Señor me envió a proclamar la libertad a los cautivos y a poner en libertad a los prisioneros" (Is. 61, l).

"Para que seamos libres nos liberó el Mesías; así que manténganse firmes y no se dejen atar de nuevo al yugo de la esclavitud" (Gál. 5, l).

"Entre tantas miserias, debemos vivamente deplorar la esclavitud, a la cual, hace muchos siglos, está sujeta una parte considerable de la familia humana, oprimida en la más sórdida abyección, contrariamente a todo lo que Dios y la naturaleza desde el inicio establecieron e instituyeron. El Autor Supremo del universo ' confirmó al hombre desde la creación, el dominio sobre los seres animados e inanimados. De ningún modo, sin embargo, le autorizó a ejercer cualquier dominación sobre sus semejantes... Dios permita que los que detentan la autoridad y el poder, los que desean salvaguardar el derecho de las gentes y la humanidad... se empeñen, con el mayor ardor, en reprimir y abolir el tráfico de esclavos y su infame e inimaginable ignominia" (león XllI en carta a los obispos de Brasil el 5 de mayo de 1888).

"Hombres, y mujeres sufren hoy insoportables insultos a su dignidad humana por la discriminación racial, el exilio forzado o la tortura" (Juan Pablo Il, en su mensaje a la Jornada Mundial de la Paz, el lro. De enero de 1985).

Detente un momento y reflexiona. ¿Estas voces que nos llegan, condenando la esclavitud bajo cualquier forma o nombre, están fuera de lugar en nuestro contexto?

Cuando hablamos de esclavos, parece que nos referimos solamente a 500 años atrás. ¿No está hoy nuestro pueblo, bajo dura servidumbre?

Dicen que la historia se repite, hoy tendríamos que aconsejar a quienes se presentan como tutores de pueblo, como sus gobernantes, lo que en otro tiempo Jetró suegro de Moisés, le aconsejó a éste: descentralizar la organización del pueblo; dar oportunidad al pueblo mismo para que ejerza su poder de decisión, para que él mismo elija, para que él sea el sujeto de su historia y no simplemente el objeto pasivo y manipulable.

Quizás las cadenas de hoy sean más sutiles, no por eso dejan de ser cadenas, no por eso dejamos de ser esclavos.

Digamos con Benjamín González Buelta, S.J.

"Dueños del comercio

quieren convertir nuestra espalda

en una valla publicitaria

de su marea de moda,

y todo nuestro cuerpo

en una sucursal de su negocio.

Dirigentes políticos

pretenden abrir

Una oficina del partido

en el hueco Justo que deja

en nuestra cabeza

la injusticia y la utopía.

Organizadora del espectáculo

Intentan montar

en nuestra fantasía

un escenario permanente

donde suene su música

baile su coreografía sin descanso.

Adictos de sus productos,

seguidores de sus ideas

fanáticos de su espectáculo

¿vamos o nos llevan?

¿Y no es esto esclavitud? Cuando nos cambian el cerebro o nos disimulan el disfraz.

Los esclavos no piensan, piensan sus amos por ellos, se va perdiendo la propia identidad. "Y no debe subestimarse el que tantos hombres, obligados a emigrar por varios motivos, cambien su manera de vida". (G. S. No. 6).

..."Las personas y los grupos sociales están sedientos de una vida plena y de una vida libre, digna del hombre, poniendo a su servicio las inmensas posibilidades que les ofrece el mundo actual... De esta forma, el mundo moderno aparece a la vez poderoso y débil, capaz de lo mejor y de lo peor, pues tiene abierto el camino para optar entre la libertad o la esclavitud entre el progreso o el retraso, entre la fraternidad o el odio." (G. S. No. 9).

¿Y tú, por qué optas?

¿Qué clase de esclavitudes descubrimos en nuestra situación actual?

¿Qué podemos hacer para salir de la situación de esclavitud en la que vivimos?

"Las mejores cosas de la vida no pueden lograrse por la fuerza"

"Puedes" obligar a comer,

pero no puedes obligar a sentir hambre;

puedes obligar a alguien a acostarse,

pero no puedes obligarle a dormir;

puedes obligar a que te elogien,

pero no puedes obligar a sentir admiración;

puedes obligar a que te cuenten un secreto,

pero no puedes obligar a inspirar confianza;

puedes obligar a que te sirvan,

pero no puedes obligar a que te amen".

(Anthony De Mello. Un minuto para el absurdo).

Si ves que tus aspiraciones de libertad las limitan, no por ello pienses que no existe la libertad. Recuerda que la palabra no esta encadenada, y que si nos tapan la boca, gritaran las piedras.

Eso si, no te duermas, no te acomodes a vivir como esclavo, cuando desaparecen las aspiraciones, desaparece el hombre. Nuestro proyecto es hacernos cada día, en este camino, el que no avanza, retrocede.

Nuestra inercia no puede ser tanta que nos impida advertir que el corazón aún palpita, y mientras éste vibra aun hay aspiraciones a la libertad y aún hay sueños por lograr.

Cuando nos dejamos pisotear y renunciamos al derecho de protestar, estamos cayendo en la más vil servidumbre.

Ya decía un autor contemporáneo: "...la explotación del otro, su servidumbre, hasta la eliminación física, pura y simple, tiene su causa última, en el rechazo por los hombres de aceptarse como criaturas, y de reconocer su dependencia existencial respecto de Dios su creador. El no-reconocimiento de Dios entraña una defraudación de la relación con el otro" (Shooyans, M. La Place des Droites de L´ homme dans le catholocisme, Lumen Vitae).

De nuevo y para siempre ¡no a la esclavitud!

 
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