mayo-junio.año 3.No 13.1996


NOTICIAS

SE DEVELA UN ROSTRO.

por Alina Bengochea Escobar.

(a solas con René).

"La singularidad de la poesía moderna

no viene de las ideas o las actitudes

del poeta: viene de su voz. Mejor dicho:

del acento de su voz. Es una modulación

indefinible, inconfundible y que fatalmente

la vuelve otra".

Octavio Paz.

 

A solas con Casandra, del escritor René Valdés Torres, libro de versos publicado por el sello editorial Loynaz, constituye su ópera prima pero no por ello el libro deja dudas cuando en ocasiones esto pueda suceder por tratarse de un primer conjunto Literario.

Aquí René agrupa lo mejor de su creación, la que se a ido puliendo como alhaja salida de las manos de un buen orfebre y A solas... resulta un fuerte cuaderno de versos, donde los temas trascienden y confirman que la poesía es eso: constante alquimia de fines de siglo.

La cita referente con que comienza el libro pertenece a ese clásico de la tragedia griega que es Esquilo y la obra en sí forma parte de la Orestíada, con su primera tragedia: Agamenón, pero sin alejarme del comentario sobre el libro de Valdés Torres, abundaré en el tema de la tragedia, cosa esta que acercará al lector al libro en sí.

Agamenón es el héroe que regresa de la inmensa tarea bélica, trayendo consigo como esclava a Casandra, profetisa por demás y cuando Clitemnestra, esposa de Agamenón y adúltera con su primo Egisto lo invita a entrar en el palacio, Casandra, presa de una crisis profética, descubre lo que ocurre: Clitemnestra está asesinando a su esposo y después la matará a ella. Apenas Casandra se precipita hacia la muerte cuando la reina abre de par en par las puertas para mostrar los dos cadáveres, mientras con su amante Egisto contiene a la multitud aterrorizada y enfurecida.

René en un sutil e inteligente pretexto nos cita y remite a esta obra de Esqulo, que ha suscitado pasiones furiosas entre muchos, hombres y mujeres porque Agamenón fue el héroe que regresó de la guerra sobrio de palabras, grave, piadoso, que rehuyó la vanagloria y Casandra fue una criatura en éxtasis a quien el conocimiento del porvenir no le impidió ser su presa...

¿Será que los mejores siempre estarán destinados al sufrimiento constante?. Por eso el estoico lo entrega todo.

Es cuando el poeta - sujeto, Casandra - objeto lírico volteado al vacío y la muerte dice en el libro de René: tino me voy a salvar/yo siempre estuve al pie de los aplausos/yo siempre me reconocí en los otros/yo siempre fui leal y mansa/yo nunca tuve noticias/yo, simplemente/renuncié a mí misma".

Esta sensación angustiosa penetra versos quemantes y dolorosos a la caza de la especialidad vital y ya el poeta, desprovisto de envolturas externas y frívolas entabla su propio diálogo y se confiesa con el lector:

¿cuál fue la realidad, Casandra? / ¿No conocieron los soldados la causa de la guerra. Tú fuiste el oráculo en que nadie confió pero sabías todo. /Sigue contando tu verdad: los vencedores siempre cuentan la historia a su manera y olvidan muchas cosas".

Casandra, la profética; pitonisa destinada a la muerte, debe responder, pero ella "no se va a salvar".

Me he detenido en esta primera parte de A solas con Casandra porque resulta la más lograda dentro del libro y los cuarenta y cuatro poemas que conforman este primer segmento quedarán como uno de los mejores textos que hasta ahora se han escrito dentro de la lírica en la provincia. Bien pudieran haberse publicado como un único poemario, satisfacción que editorialmente no podemos disfrutar.

Otros poemas conforman la segunda y tercera parte de A solas... intituladas Como una luz golpeada y Corazón de agua. Estos textos se nos presentan en una atmósfera que clasifico como la de la cotidianidad y el entorno seculares, ejemplo "Las costureras: hacen sus vestidos en la niebla y la pasmosa soledad del frío/con las agujas marcadas por el signo de la espera".

La tercera parte Corazón de agua se pudo eliminar y los poemas agruparse junto a los de Como una Luz pues su temática no varía de los versos que le anteceden, así acontecería una especie de hermanamiento lírico, donde las constantes son varias: la preocupación por el entorno, el sufrimiento del poeta y sus ansias y esperanzas, incertidumbres y deseos comunes a todas las almas sensibles.

Por eso es mejor, cuando terminamos de leer A solas con Casandra de René Valdés Torres, pensar como Saint – Víctor: "la revelación y el inicio de una ley nueva y benigna, sustituida finalmente a los horrores precedentes; el advenimiento del equilibrio y la paz bajo las alas de la Divinidad aplacada".

Lo más idóneo para nuestra espiritualidad.

Pinar del Río, en el mes de mayo, verano de 1996.