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enero-febrero.año2.No11.1996 |
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HISTORIA E HISTERIA
por Eurípides Valdés Lobán
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El presente artículo pretende esbozar los elementos que han caracterizado el decursar de la historia de Cuba hacia la conquista de su independencia y la histeria de los Estados Unidos de América por impedirla y una vez obtenida la misma por nuestro país, abortarla, frustrarla y revertir la situación a los orígenes en detrimento del pueblo de Cuba. En este análisis centraremos nuestra atención en la base naval de Guantánamo, territorio cubano bajo la jurisdicción norteamericana desde el diez de diciembre de 1903. En este artículo reseñamos la historia de nuestra Patria desde los finales de la guerra contra España, la intromisión de EE.UU., en dicha confrontación, la independencia mediatizada y la república neocolonial, la concesión de las bases navales y carboneras a EE.UU., incluida la de Guantánamo; la segunda y definitiva independencia alcanzada por el pueblo de Cuba el primero de enero de 1959, la base naval de Guantánamo en la Cuba socialista y el significado de este enclave militar norteamericano en suelo patrio en la postguerra fría o después del fin de la denominada guerra fría. Paralelamente consignaremos los hitos que demuestran la histeria norteamericana hacia la idea y realidad de una Cuba independiente y soberana: El Tratado de París, la Enmienda Platt como apéndice colonial a la Constitución de la República de Cuba en 1901, el Tratado permanente firmado en 1903 entre EE.UU., y Cuba, Cuba del año 1934 y la hostilidad permanente de Norteamérica hacia la Cuba posterior al primero de enero de 1959, así como el recrudecimiento de esta política dictatorial en la etapa de la postguerra fría.
Pretendemos, en fin, hacer de la historia de Cuba en general y de la base naval de Guantánamo en particular, el nudo o centro focal que explica las razones de la legitimidad de las pretensiones y aspiraciones de Cuba para con dicho enclave militar norteamericano y en contraposición y paralelamente, iremos tejiendo la historia de la histeria o la histeria histórica de Estados Unidos de América hacia una Cuba que decida sus destinos por sí misma, sin ingerencia extranjera y con plena y absoluta independencia.
LA HISTORIA. Corría el año 1898, el pueblo de Cuba en armas guerreaba contra la metrópoli española por más de 30 años, la independencia de la Patria, sueño y sacrificio de varias generaciones de cubanos era cierta, la República de Cuba en Armas había derrotado ya, evidentemente, a España. Entonces sobrevino la autoprovocación de la explosión del crucero norteamericano Maine y con ello la intervención de Norteamericana en la guerra cubano-española, convirtiéndose así, por obra y gracia de los apetitos coloniales norteamericanos, en guerra hispano - cubano - norteamericana. Esta guerra terminó formalmente en la mesa de negociaciones lo que el pueblo de Cuba en armas había definido ya en los campos de batalla de toda Cuba. Así se firma el Tratado de Paz entre España y Estados Unidos de América, en París, Francia, el diez de diciembre de 1898. Sin la presencia de ningún representante por Cuba, sin reconocimiento alguno a la República ni a su independencia, sin consideración al pueblo que derrotó a España. Por el contrario, mediante el Tratado de París, Cuba pasó al régimen de " ocupación legal" por parte de E.E.U.U., quien obtuvo como botín de guerra también el archipiélago de las Filipinas, la isla de Guan, las islas de las Indias Occidentales y Puerto Rico. El Tratado de París marcó el fin del colonialismo español y el surgimiento del imperialismo norteamericano. La guerra hispano - cubano - americana, tal y como lo definiera Lenin, constituyó la primera guerra imperialista. Lamentablemente Cuba en esta historia de ocasos y surgimientos de imperios, fue preterida por los fuertes y olvidada por el mundo, la revolución fue abortada y la independencia fue amañada. El primero de enero de 1899, a las doce del medio día, se inicia la ocupación norteamericana de la isla de Cuba, se licencia al Ejército mambí, se disuelve al Partido Revolucionario Cubano fundado por Martí, se convoca a la elección para diputados a la Convención Constituyente, realiza sus sesiones y concluyen la elaboración de la Constitución (entre 1900-1901), todo ello bajo la égida del ejército interventor norteamericano.
Pero Estados Unidos no estaba dispuesto a ceder la "ocupación legal" de Cuba sin mecanismos adecuados de control sobre la isla, es así que se aprueba en el Congreso norteamericano (2 de marzo de 1901) una enmienda a la ley de crédito militar, propuesta por el senador Orville Platt, que pasaría a la historia como Enmienda Platt, que le es impuesta a los constituyentista cubanos por el general Wood, quienes la aprueban como apéndice constitucional en la difícil y cerrada votación de la Convención del día doce de junio de 1901. Conocemos que la inclusión de la Enmienda Platt con rango constitucional, constituyó para Cuba la cesión de los derechos adquiridos en cruenta guerra contra España y la sumisión, en condición de súbditos, al imperialismo norteamericano. De ahí lo acertado, en nuestra opinión, de denominar al período de nuestra historia patria que se extiende desde la constitución oficial de la República (20 de mayo de 1902) hasta el triunfo de la Revolución (primero de enero de 1959), como de República mediatizada o República neocolonial. Una vez instaurada la República, EE.UU., presionó para concretar los compromisos sobre la concesión de bases navales y carboneras, elemento recogido en la Enmienda Platt, y es entonces que primero se concreta el convenio de terrenos en Cuba para estaciones carboneras y navales, después el Tratado Permanente entre Estados Unidos y Cuba y por último el acuerdo suplementario de arriendo de bases navales y carboneras (todos de 1903), por el cual se entregó a los EE.UU., las áreas de tierra y agua arrendadas para el establecimiento de una estación naval en Guantánamo, con fecha 10 de diciembre de 1903. El despojo ya había sido consumado. Esta concesión y entrega de la base naval de Guantánamo se ratificó, mediante una jugada cosmética, reflejo de buena vecindad entre el amo del norte y el súbdito del sur, mediante el Tratado de Relaciones entre EE.UU., y Cuba de fecha 29 de mayo de 1934, que sustituyó al Tratado Permanente de 1903, pero mantuvo con pleno vigor al convenio y el acuerdo suplementario correspondiente sobre el arriendo de bases navales y carboneras.
LA ILEGITIMIDAD. El Otorgamiento, concesión y permanencia de una base naval norteamericana en Cuba desde su inicio y hasta nuestros días constituye un acto ilegitimo, fundamentado en los siguientes postulados.
Sin embargo, por el Tratado de París (diez de diciembre de 1898) pasamos a la condición de territorio ocupado por Estados Unidos. 2.-La Enmienda Platt como documento jurídico violatorio de la Joint Resolution (Resolución Conjunta): Tomando en cuenta los mismos elementos expuestos en el numeral anterior. Ya que es incompatible, contradictoria y excluyente que por una parte se manifieste la voluntad norteamericana de reconocer el derecho del pueblo de Cuba a ser libre e independiente y a no ejercitar soberanía, jurisdicción o dominio en Cuba (Joint Resolution) y por la otra se legisle e imponga a la naciente República, como apéndice constitucional, un texto ominioso que menoscaba totalmente la independencia de Cuba, cercenaba nuestro territorio nacional y convalidaba todos los actos de la ocupación militar, entre otras cláusulas (Enmienda Platt). 3.-Extralimitación de su mandato por parte de los constuyentistas de 1900-1901: Teniendo en cuenta que la Convención Constituyente no estaba legitimada para imponer al futuro gobierno de Cuba, no electo aún, un apéndice constitucional de la naturaleza y alcance de la Enmienda Platt. De esta forma la Constituyente rebasó sus poderes y atribuciones legales, por lo que debe ser considerado como nulo el apéndice constitucional a la Constitución de la República de Cuba de 1901. 4.-Los vicios en el consentimiento presentes en la aprobación de la Enmienda Platt como apéndice de la Constitución de 1901: La misma le fue impuesta a los constituyentes mediante el uso de la coacción y con manifiesto dolo, ya que se les puso en la disyuntiva de aprobar íntegramente y sin modificación alguna la Enmienda en cuestión o no cesaría la ocupación norteamericana a Cuba. Se puso a los constituyentistas en la difícil situación histórica de votar entre dos opciones fatídicas, una independencia a medias o una no-independencia con ocupación permanente por tropas norteamericanas, 5.- La ilegitimidad del Tratado de Relaciones entre EE.UU., de 1934: Mediante el mismo se abrogó el Tratado Permanente de 1903, pero cínicamente se mantuvieron en vigor todos los actos jurídicos y acuerdos que sobre la base naval de Guantánamo se habían producido o tomado hasta la fecha de este nuevo tratado, por lo que las mismas causas de nulidad y vicios en el consentimiento en aquéllos fueron transferidos a este. 6.- La existencia comprobada de la concurrencia del principio de ius cogen (norma imperativa en colisión con lo estipulado en un tratado): Si decidiéramos, a contrapelo de todo lo argumentado hasta aquí, convalidar los actos jurídicos y acuerdos que instrumentaron la existencia de la base naval de Guantánamo, aún tendríamos que concluir que no es legítima en la actualidad su existencia, ya que los tratados vigentes para su establecimiento entrarán, al menos, en colisión o en contradicción con dos normas imperativas de derecho internacional, la condena al colonialismo y a la existencia de bases militares extranjeras en territorio de un estado. Para el autor no caben dudas en cuanto a que el origen de la existencia de esta base es el resultado de un acto colonial, al ser Cuba un botín de guerra entregado por el colonizador vencido (España) al colonialista imperialista de nuevo tipo (Estados Unidos), fue un acto de cesión de una posesión colonial por parte de un imperio colonial decadente a un imperio neocolonial naciente. 7.-La concurrencia de la cláusula rebus sic stantibus (cambio fundamental de las circunstancias): Principio doctrinal del Derecho de Tratados que se pone de manifiesto en el caso de la base naval de Guantánamo, ya que aún considerando como legales los tratados permanentes, primero, y de Reciprocidad, después, serviría para fundamentar la ilegitimidad actual, si tenemos en cuenta el hecho indudable de que si en 1903 y 1934, respectivamente, se podía hablar de relaciones de amistad y relaciones recíprocas de confraternidad entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, es indudable que después del triunfo de la Revolución de enero de 1959 las circunstancias cambiaron radicalmente y el giro en las relaciones intergubernamentales fue de 180 grados. En consecuencia, se dan los presupuestos teórico-doctrinales necesarios para invocar la nulidad, ineficacia o inaplicabilidad de los tratados y acuerdos por los que se legalizó la existencia de la base naval en cuestión.
LA HISTERIA. Nuestro Apóstol José Martí nos dejó como legado la singular visión de sus consideraciones sobre la actitud de los Estados Unidos de América hacia América Latina y Cuba: "Desde la cuna soñó con esos dominios el pueblo del norte, con él nada sería más conveniente" de Jefferson; con los trece gobiernos destinados de Adams; con la "visión profética" de Clay; con "la gran luz del norte" de Webster; con "el fin es cierto", y el "comercio tributario" de Summer; con el verso de Sewal, que va de boca, "vuestro es el continente entero y sin límites"; con "la unificación continental" de Everett; con "la unión comercial" de Douglas; con "el resultado inevitable" de lmgalls, "hasta el itsmo y el polo" con "la necesidad de extirpar en Cuba", de Blaine, "el foco de la fiebre amarilla y cuando un pueblo rapaz de raíz, criado en la esperanza y certidumbre de la posesión del continente, llega a serlo, con la espuela de los celos de Europa y de su ambición de pueblo universal, como la garantía indispensable de su poder futuro y el mercado obligatorio y único de la producción falsa que cree necesario mantener, y aumentar, para que no decaiga su influjo y su fausto, urge ponerle cuanto freno se pueda fraguar, con el pudor de las ideas, el aumento rápido y hábil de los intereses opuestos, el ajuste franco y pronto de cuantos tengan la misma razón que temer, y la declaración de la verdad. La simpatía de los pueblos libres dura hasta que hacen traición a la libertad; o ponen en riesgo la de nuestra Patria".1 Estos eran los enunciados teóricos sobre los que se sustentó la política de Norteamérica hacia Cuba, por ello no le fueron suficientes treinta años de lucha del pueblo de Cuba contra la metrópoli española para al menos reconocer su beligerancia; por eso aprovecharon el fin de la guerra cubano-española para introducirse oportunistamente en ella y ocupar nuestra isla como botín y rapiña imperial; por eso nos impusieron la Enmienda Platt en la primera Constitución de nuestra República recién estrenada; nos vejaron con tratados de Relaciones y Reciprocidad leoninos y nos depredaron con convenios y acuerdos de arriendo de bases navales y carboneras, por los que nos arrebatan hasta hoy el territorio ocupado de la base naval de Guantánamo. Pero llegó el primero de enero de 1959 y con él la historia de la Revolución cubana triunfante y también con él se agravó la patología histérica del imperio, que vio aún más distante o imposible la posibilidad de cumplir su anhelo deseado y manifestado expresamente, desde los inicios del pasado siglo XIX, de anexarse a Cuba. Lo que primero impidió nuestras guerras de independencia y beligerancia activa, después el pueblo de Cuba en la República neocolonial y desde enero del año 1959 lo han impedido el pueblo y gobierno cubanos. La profundización y desarrollo de la Revolución cubana fue directamente proporcional al incremento de la histeria del imperio.
La base naval de Guantánamo fue y es uno de sus instrumentos ideales para tratar de revertir la situación en Cuba y encontrar el camino que conduzca a EE.UU., a apoderarse y anexarse a Cuba. Es por ello que afirmamos categóricamente que el diferendo entre Cuba y EE.UU., no tiene sus orígenes en la Revolución de enero de 1959 ocurrida en Cuba, sino que ha durado toda una época histórica, está a punto de cumplir doscientos años no haber logrado la anexión de Cuba. Para cumplir ese fin lo han experimentado todo; la compra de la isla a España; el movimiento anexionista dentro y fuera de Cuba; la intervención en la guerra hispano-cubana; la intervención militar; los tratados, convenios y acuerdos espúreos, el poder neocolonial de los gobiernos de la pseudo República; entre otros medios ilegítimos e inmorales. Claro está, no negarnos que el triunfo revolucionario en Cuba catalizó la histeria norteamericana porque enriqueció la historia patria. He ahí el binomio en pugna, las antípodas, la historia cubana de ideal de independencia y soberanía nacional en contraposición antagónica con la histeria norteamericana por impedirlo mediante la anexión. Mientras nos mantengamos fieles a nuestro ideal de independencia nacional, soberanía y autodeterminación, contrapondremos un valladar infranqueable a las tesis antipatrióticas de anexar a Cuba a EE.UU., motivo principal e irracional de la histeria del imperio del norte.
LA POSTGUERRA FRIA. Ante el derrumbe del socialismo real y el mundo unipolar imperial y capitalista, muchos, casi todos, han proclamado el fin de la guerra fría, de la era moderna y de los grandes relatos, ideologías y utopías. A esta nueva época se le viene denominando, cada vez más, con el vocablo etiquetado de Postmodernidad. No es el caso en este artículo hacer un análisis a fondo de todas estas tesis. Baste sólo mencionar que, sin embargo, en Cuba se sigue defendiendo la utopía, con una ideología a la que no se ha renunciado, no nos hemos incorporado al tren unipolar del capitalismo (dependiente, periférico y salvaje para nosotros); y no hemos dado tampoco por terminado el trabajo de conquistar los postulados primigenios que inspiraron la modernidad (libertad, igualdad y fraternidad). Pero también es importante señalar que tampoco para Cuba y su pueblo ha concluido la guerra fría, el Caribe cubano, aunque en el trópico, está congelado, el imperio en su histeria demencial no produce el deshielo deseado por todos en el mundo. Cuba sigue hostigada, perseguida, difamada. Discriminada y tratada al mejor estilo y con los métodos más ortodoxos del nutrido arsenal que la política y filosofía de la guerra fría engendró en sus 50 años aproximados de existencia, desde su proclamación formal y oficial en aquel famoso discurso que sir Winston Churchill, primer ministro inglés, pronunciara en la ciudad de Fulton una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial. Un ejemplo evidente de ello lo constituye la base naval de Guantánamo, obsoleta, no funcional desde el punto de vista militar, utilizándose de reserborio de haitianos y cubanos emigrantes ilegales, lo que viola, por cierto, la letra y el espíritu de los ilegítimos acuerdos sobre ella, pero que se mantiene a contrapelo de la lógica, el derecho y la moral!. Cabría preguntarnos entonces, ¿por qué Estados Unidos mantiene la base de Guantánamo?, ¿por la doctrina de seguridad nacional?, ¿por la amenaza del comunismo?, ¿por los intereses estratégicos de la confrontación este-oeste, entre otros argumentos? Es evidente que no, Cuba no constituye una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos, no lo fue antes, ni nunca, ni mucho menos ahora; huelgan los comentarios al respecto. Ya no existe el comunismo (con honrosas excepciones) por lo tanto no puede amenazar quien no existe, la justificación de las amenazas o la conspiración comunista internacional han perdido vigencia. El este si bien existe geográficamente ya no existe políticamente, los antiguos enemigos irreconciliables de ayer son los aliados de hoy. Entonces, ¿por qué EE.UU., no se retira de la base naval de Guantánamo?, porque todos los argumentos anteriores y todo lo demás invocados por casi cien años por los Estados Unidos son solo mera palabrería hueca, justificaciones imperiales, poses del imperio para ocultar sus verdaderas causas para permanecer en Cuba ocupando una extensión de su territorio. Por la histeria norteamericana, que a ratos se convierte en cólera, por su frustración bicentenaria de no haberse podido anexar a nuestra Patria, lo que ha impedido la historia del pueblo de Cuba.
Esto nos demuestra que Cuba está en la mirilla del poder político unipolar del mal llamado mundo de la Postmodernidad, en el que suenan trompetas heráldicas de triunfo clamando por el fin de la historia, la muerte y el entierro del socialismo y el triunfo irreversible del modelo burgués de desarrollo económico, político y social, que ha emergido, después de haber triunfado en la guerra fría, con carácter universal y globalizador, en acto poco digno de autosuficiente autoproclamación. Todo ello ilustra y desnuda el mundo político unipolar e imperial en el que estamos abocados a vivir los habitantes del planeta en los últimos años de la presente centuria que concluirá el segundo milenio. En consecuencia, a los que dudan de Cuba y de su pueblo, de sus capacidades para resistir, vencer y remontar libres e independientes la situación adversa que enfrentamos, les recuerdo a Martí, a los anexionistas de dentro y de afuera les digo con palabras de nuestro Héroe Nacional: 'Lo que tengo que decir antes de que se apague la voz y mi corazón deje de latir en este mundo, es que mi Patria, posee todas las virtudes necesarias para la conquista y mantenimiento de la libertad" 2; y ratifico junto al Apóstol para concluir: 'Nosotros somos el freno del despotismo futuro y el único contrario eficaz y verdadero del despotismo presente. Lo que a otros se concede, nosotros somos los que lo conseguimos. Nosotros somos espuela, látigo, realidad, vigía, consuelo. Nosotros unimos lo que otros dividen. ¡Nosotros somos las reservas de la Patria!..."3.
Citas: 1.- José Martí. Obras Completas. Editorial Nacional de Cuba. Tomo 6, pág,48. 2.- José Martí. Obras Completas. ldem, página 293, Tomo 4. 3.- José Martí. Obras Completas. ldem, página 232, Tomo 4.
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