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enero-febrero.año2.No11.1996 |
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ENCUENTRO |
REFLEXIONES ENTORNO A LA PLÁSTICA CUBANA CONTEMPORÁNEA. por Ángeles Álvarez y Pedro P. Porbén.. |
Entrevista al señor David Mateo Núñez a propósito del ll Salón de Arte Relígioso Contemporáneo, en Pinar del Río, el 2 de diciembre, de 1995.
Cuarenta años después de celebrado el lI Salón de Arte Religioso Contemporáneo en Pinar del Río, VITRAL convocó a los artistas plásticos de Vueltabajo para reeditar aquel acontecimiento de mayo de 1955. El día 2 de diciembre de 1995 se inaugura, en la casa de las Hijas de la Caridad, el II Salón de Arte Religioso con la participación de 40 creadores pinareños, estudiantes y graduados, la mayoría de la Escuela Provincial de Artes Plásticas, de la Escuela Nacional de Arte (ENA), del Instituto Superior de Arte (ISA) y del Instituto Superior Pedagógico de Pinar del Río. Como miembro del jurado de este salón, se encontraba David Mateo Núñez, crítico de arte, escritor y director del taller de serigrafía "René Portocarrero (Fondo Cubano de Bienes), además de editor y redactor del cuaderno especializado en artes visuales "Lo Que Venga". VITRAL no quiso dejar la oportunidad de dialogar y conocer los criterios de este importante crítico artístico. A propósito del salón, ¿cuál es su valoración preliminar del mismo? D.M. El salón puede ganar mucho más todavía en calidad, en valor, es una lástima que un tema que ha suscitado tanto interés o, una manera más que un tema, entre la cultura cubana actual y específicamente en Pinar del Río, tenga por un lado, pocas obras y por otro lado, que no haya una equidad en ellas. No obstante, lo importante es que de alguna manera detrás de este salón haya un interés -detrás, no delante-, haya un interés por conjeturar ese pedazo, esa nueva forma de asociación de la tradición sacra y cristiana; además de resucitar toda una serie de debates que podrán esclarecer tanto a los proyectistas de las ideas como a los artistas. Se habla de un Segundo Salón, pero es casi el primero si se analiza la distancia entre ambos, epocalmente muy aislados.
D.M. Cierto, cuánto no puede haber muerto, cuándo no puede haber sido restaurado, es en esto donde el salón resulta contundente, en la manifestación de este momento de restauración por la forma de hacer, de apropiarse y de desarrollar el arte, la estética y la preceptiva cristiana. Se manifiesta, a través de él, una necesidad histórica, coyuntural, existencial, de reconsiderar el espíritu dentro del hecho creador. Considero que la vía del arte cristiano específicamente, y no hablo de arte religioso pues se han mezclado los criterios religiosos, es la que potenciará mantener la idea, las definiciones, de aquí la necesidad de que el salón en un futuro defina algunos perfiles y esclarezca algunos principios donde prime el rigor artístico acompañado por la novedad en las propuestas, que ya se observa.
D.M. Hay proyectos, propuestas de apropiación dentro de estos cultos que también son novedosos, originales, los casos de Belkis Ayón, de Santiago Rodríguez Olazabal, Juan Francisco Elso, etc., como variantes en la utilización de los mitos con un sentido más sarcástico; pero básicamente, de manera general, esta apropiación a sufrido una gran mutación, una "degeneración como ustedes apuntan y en relación al arte cristiano está ocurriendo todo lo contrario: se reconsidera y se replantea, a la vez que se ganan espacios a esa iconografía que ha sido retórica en imágenes, en visiones, en interpretaciones y en percepciones.
D.M. Eso es algo interesante y nadie lo habla planteado así. Sí es una restauración de la fe desde ese punto de vista, porque el medio es la estética, en el arte el medio no es la palabra sino la imagen, con un sustrato estético, donde se restaura la forma de representación.
D.M. Sí, considero que la plástica cubana actual está atravesando un momento de búsqueda de nuevas maneras de renovar el lenguaje alegórico, metafórico. Una búsqueda que no es pasiva, imparcial o formal, de la cual emerge fortalecido el dogma cristiano, en el mejor sentido, incluso en la mutación, en la, en la aparente subversión, pues quedarse en una interpretación fría de obras como la de Lissette en la que ella se esta esbozando, ofendiendo, transgrediendo y agradeciendo a su vez a la imagen, sería no llegar a la ruptura, a la revalorización, al análisis de las formas de interpretar el culto y el mito e incluso, el icono.
D.M. El artista es tan osado que llega incluso a un sentido cáustico, irónico, transgrediendo a veces los códigos ortodoxos de la escritura narrativa, del concepto ideal de la doctrina que encierra el pasaje y la imagen, rompe en núcleo; el dogma se consolida incluso se restaura con otras alternativas, por ejemplo en la pelea de los ángeles ¿quién va a ganar?, o en san Jorge donde una mujer puede ser éste, arriba con la pica que ya no es tal sino un destupidor, o san Jorge subiendo una escalera con un balde para limpiar algo... pero san Jorge está, siempre, aún en cualquiera de los bandos, está en sentido de la oposición.
D.M. En el debate de la noche anterior, se enumeraban tres claves para entender o definir un poco lo referente al arte religioso; por un lado estaba, el sentido que se reflejaba en la obra, por otro lado, la trascendencia, y por último, la distancia aproximada de cómo concebir un proyecto que pretende promover una obra de carácter religioso. Yo me niego un poco a utilizar determinados criterios empíricos, en abstracto para problematizar el fenómeno religioso que si se quiere promover hay que concentrarlo un poco más -como ustedes dicen- asirlo en un todo, aunque sea conjeturándolo y después de ahí liberarlo. No toda obra espiritual es religiosa, aunque la religión sea la esencia del espíritu. Hablamos de un arte religioso, de la representación del ícono, pero como plasmación inherente al hombre. Deberá respetarse el medio portador de la esencia con su protagonismo implícito.
D.M. Desde mi punto de vista el fenómeno no es tan traumático, no lo es, ni será definitivamente apocalíptico. Es cierto que hemos tenido que adulterar todos nuestros órdenes del pensamiento con relación al mercado, todas nuestras ideas "puras" sobre el arte; los años 80 y el arte funcional han quedado atrás. Muchos artistas están buscando alternativas muy interesantes y bien compensadas de cómo conseguir intereses vitales, los que tienen que ver el sustento físico concreto, con la sobrevivencia espiritual, artística. El hecho que genera el cambio, el mercado, se irá asimilando definitivamente como una realidad que aunque es ajenal al cubano no lo es para la historia del arte.
D.M. Ahí tienen razón, en las instituciones recae una dosis de responsabilidad muy grande, ellas no estaban preparadas para un cambio sucedido con tanta rapidez. Y es paradójico, pues siempre la propuesta intelectual ha estado por delante de la dinámica institucional. No ha existido un nivel de consonancia entre el pensamiento que generan las estrategias institucionales y el pensamiento o las necesidades del artista; por otro lado, las utilidades de la institución no han estado acordes a las demandas reales del artista, de su producción material y uno de los hechos que se ha manifestado ahora en este nuevo fenómeno del mercado es que las alternativas con las cuales se ha ido insertando el artista son individuales, personales; ahora los artistas están viviendo el fenómeno del representante, del galerista independiente, del marchand de artes, es una responsabilidad que tienen que asumir las instituciones si quieren seguir controlando la producción artística, seguir si quieren seguir siendo parte de ese proceso tan importante que es el creativo, pero más que nada, de ese de interacción de la sociedad y el arte, pues es esa su función: ser el vínculo entre el artista y la sociedad preservando toda una serie de intereses que se han ido obviando. Creo que con el fenómeno del mercado nos hemos dado cuenta que la gestión institucional no ha ido ni al paso ni al ritmo de la creación. Los sentidos de relación y comunicación han comenzado a ser más funcionales, más prácticos, consecuentes y respetuosos después de estas experiencias.
D.M. Sí, se volvieron a cerrar. Y el fenómeno del arte específicamente se volvió a revitalizar a través de proyectos artísticos individuales: René Francisco y Ponjuan, Los Carpinteros, Las Metáforas del Templo, Estéreo Segura, Carlos Garaicoa o Lissette Matalón, son ejemplos de estas propuestas, que intentaban reactivar un espacio de gran silencio institucional a riesgo de que se les censurase, criticase, o que se les censurase incluso, dentro de los propios artistas...
D.M. Y yo incorporaría esto -no tal vez con la misma fuerza- la labor de la crítica, la obra de teórica de Lupe Álvarez, Gerardo Mosquera, Rufo Caballero, Ernesto Leal, "Lo Que Venga"... pues la crítica es un fenómeno potenciador de esta reactivación detonada en los albores de los 90.
D.M. Considero que hay géneros, como los que uds. mencionan, que por su tradición en la plástica cubana se han visto reanimados. Las xilografías, la caligrafía, la litografía y el grabado en sentido general han tenido en Cuba una escuela de fuerte repercusión; el retrato, de alguna manera, también ha sido importante y junto al paisaje son elementos protagónicos latentes en la producción artística. Hay géneros que han sido reconsiderados por diferentes vías, quizás por una necesidad de atmósfera, o que de nostalgia en el sentido existencial y humano de la palabra, o porque en estos momentos hay una necesidad de volver a los órdenes ortodoxos de la percepción, de la interpretación, incluso de la estética. En el caso del retrato, me parece que ha ocurrido lo contrario, pues los artistas a través de él han expresado lo quedaba de ellos mismos de un modo intimista, introvertido, como un modo de "purificación estética", como sucedió, por ejemplo, en la exposición "Vestigios" el año pasado y es que en todas los momentos de crisis el hombre se vuelca a los órdenes tradicionales, a la ortodoxia, siempre optando y no como dogma fijo, sino como búsqueda.
D.M. Lo primero que han hecho los artistas es restaurar esos órdenes que han sido retóricas en la historia de la plástica cubana, indagando en otros temas no tan conocidos ni tan manifiestos como el caso de Arsenio Díaz Amaral que es casi una representación abstracta, geométrica de los salmos, de los pasajes bíblicos; el artista retorna en su obra códigos, símbolos alusivos a una epopeya llevada a un nivel protagónico que implica su reevaluación, su reaprehensión.
D.M. El artista está buscando esencias, fundamentos, sentidos, si lo comunica o no, es algo que tiene que ver con las experiencias culturales y el espíritu de ese sector que asimila la obra, la comunicación dependerá del medio social, del nivel cultural por lo que el artista no puede poner por delante la efectividad comunicativa, el artista crea y explora y en estos momentos está más preocupado por autoconfirmarse determinadas ideas y buscar su lugar, su acomodo dentro de determinadas preocupaciones y después, interactuar con una provocación, entendida la comunicación como esa provocación; pasando a un segundo plano la comunicación.
D.M. Esto es muy difícil y más con un proceso tan dinámico como el nuestro. La historia de la plástica cubana es muy convulsa, una historia de grandes cambios en poco tiempo, llena de generaciones, proyectos, ideas que han ido mutándose y han ido reanimando o se han ido definitivamente. Sin embargo, por ejemplo, creo que el mercado dejará de ser fenómeno traumático, convulso y adaptivo, dejará de ser preocupante para el pensamiento y para el artista cubano; por otro lado, considero que por un buen rato el arte cubano va a dejar de ser un arte de ideas, de conceptos, de análisis, de profesión porque en la comunidad nuestra el cubano tipifica este tipo de inquietudes. Considero que hay una reactivación de las preocupaciones estéticas entendidas como los derechos propios de la autonomía de la obra, de la imagen, de la forma que redundará en una consolidación de la "factura" de la plástica cubana; para renovar determinadas ideas, para reconsiderar pensamientos, los artistas cubanos acuden a ordenes preceptivos tradicionales reorganizando determinadas formas de representar esas ideas y esos órdenes mismos; por suerte el acervo cultural de la plástica en Cuba es extenso y rico. En estos momentos, esas nuevas propiedades estéticas no hay por qué temerlas, no hay por qué dudar de que ellas cambien el curso de la lógica y el análisis en el pensamiento del artista pues ellas van oxigenando las nuevas maneras de representar, de legitimar, alegorizar e indagar el arte cubano.
DM. Pudiera ser una búsqueda de identidad experimental en el campo, en orden visual de la práctica artistica que no solo cubana sino universal, y nuestro movimiento plástico esta bebiendo de ese universo, esta ganado en universalidad. Por ejemplo, la obra de Tomás Maeira, la de Tamara Campos que es tan impersonal y costumbrista, Lázaro García que hace una especie de recapitulación de las formas de la pintura antigua, Lissette Matalón que desde una realidad muy peculiar, personal e íntima, valora criterios universales.
D.M. Me parece muy importante que VITRAL se preocupe y se proyecte por los problemas de la plástica en el contexto pinareño que está tan limitado, y en ese aspecto la revista atiende, como lo hace con otros aspectos socioculturales, la plástica con seriedad abriendo un perfil de análisis que reafirma a VITRAL como una publicación cultural seria, aunque deben salir un poco del marco local, que con todo derecho lo emprenden como medio de legitimación de sus artistas, hacia la actualización de temas polémicos y de debate que servirán de renovación a los mismos artistas, aunque reconozco que esta parte corresponde bastante a los críticos, papel que aún juegan. Al artista pinareño le urge la actualización intelectual, mantenerse a tono y nivel en cuanto a la labor en las esferas del arte: ya VITRAL y su Galería valen como ese espacio, como atmósfera, pero debe proyectarse hacia el debate en torno al contexto de la creación y del pensamiento artístico. Agradezco a ustedes esta invitación a este importante ll Segundo Salón de Arte Religioso Contemporáneo y el interés por mis puntos de vistas referentes al arte cubano actual.
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