Ponerse la capa antes de la “precipitación”

Martes de Karina

Durante ya casi dos años, las relaciones bilaterales entre Cuba y los Estados Unidos, han ido en pos de la normalidad. Ahora parece que retroceden en el camino con el casi cierre de la embajada norteamericana en La Habana, abierta hace solo hace poco más de dos años.

Es evidente que durante este tiempo se han producido muchos más gestos del gobierno norteamericano que del gobierno cubano, para expresar la flexibilidad y la disposición al cambio de política. Mientras se abrían varias puertas en Washington, el gobierno cubano se limitó a participar en las conversaciones, firmando, es verdad, algunos acuerdos sobre el medio ambiente y temas de seguridad, sin perder ni una oportunidad para dejar bien claro que no cedería en materias cruciales como su política interior de unipartidismo y centralización económica.

En estos momentos en que se tensa la situación, no aparece por la parte cubana, un gesto de verdadera importancia presentado por el gobierno cubano para el mejoramiento de las relaciones bilaterales, que haga pensar al nuevo gobierno norteamericano antes de tomar decisiones “precipitadas”. ¿Acuerdos sobre el medio ambiente y seguridad? No se cuida precisamente el medio ambiente con ataques acústicos, y la seguridad no queda muy bien parada con más de una veintena de diplomáticos y familiares afectados.

No cabe menospreciar lo que significa en medio de la actual coyuntura internacional, regional y nacional, las relaciones con los Estados Unidos.

Si Cuba se hubiera abierto y hubiera sido más generosa en el toma y daca de las conversaciones a partir del 17 de diciembre del 2014, ahora podría haber más cosas en juego que, quién sabe si hubieran instado a Washington a pensar un poco más y no tomar decisiones “precipitadas”.

Pero se confió el gobierno cubano. No tiene ahora, nada que poner sobre la mesa, que pueda decidir la parte cubana, y que presione de alguna manera a los Estados Unidos. Al gobierno o a los votantes. Los votantes norteamericanos sí tienen. El pueblo cubano con su influencia en la Florida, también. Pero le tocaría al gobierno cubano entonces, usar la presión de los votantes en la Florida en su favor.

En la confianza está el peligro, dicen. Sería muy inteligente políticamente, si todavía hubiera oportunidad, que el gobierno cubano se “precipite” un poco y la aproveche para dialogar con su pueblo y actuar sin ignorar el descontento y la desesperación que ha producido la falta de libertad. Siempre es preferible y más legítimo, depender del propio pueblo que de gobiernos extranjeros.

 


Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

Columnas anteriores

26 septiembre 2017│La injerencia en los asuntos internos

19 septiembre 2017│Expectativas que no son prejuicios, son experiencias

12 septiembre 2017│Cuando la solidaridad indica aumento de la necesidad

5 septiembre 2017 │¿Cuándo Internet en casa?

29 agosto 2017 │El desabastecimiento persistente

22 agosto 2017 │El gobierno cubano vuelve a “botar el sofá”

Scroll al inicio