La S de Seiba: donde el árbol escribe

Hay palabras que uno aprende en la escuela, con lápiz y ortografía, y hay otras que se aprenden bajo la sombra. “Ceiba”, por ejemplo, la escribí con C durante años, obediente al diccionario. Pero hubo un día —y sobre todo, un árbol— que me cambió la letra para siempre. Fue una seiba real de más de 400 años, majestuosa, de raíces expuestas y ramas como brazos de anciana generosa, que crecía en San Agustín, al suroeste de La Habana. Esa seiba no estaba en los libros

La S de Seiba: donde el árbol escribe Ver más »