“No yerra quien intenta componer un pueblo en la hora en que aún se lo puede; sino el que no lo intenta.”
José Martí
A solo un día del 19 de abril, los cubanos nos movemos entre recelos, miedos, esperanzas, incertidumbre. Y me parece bien. Me parece bueno, porque es la primera vez en sesenta años que sentimos cosas como esas en tiempo de elecciones. Por primera vez nos preguntamos quién será el próximo presidente de Cuba. Por primera vez escucho a varias personas decir que no harán ninguna gestión legal hasta después del día 19 “porque no se sabe qué de bueno o malo traerá este momento”. Por primera vez veo a gente de pueblo haciendo planes sobre qué hacer en Cuba si cambian las cosas.
Muchos hablan de que no importa el rostro del nuevo gobernante si este asume responsablemente la tarea de reconstruir el país y de brindar la oportunidad de que, trabajando entre todos, logremos salir de la situación desesperada en la que estamos los cubanos.
Nuestra oportunidad está a la vuelta de la esquina. Cuba puede salvarse, si logramos la combinación perfecta entre gobierno y ciudadanos, que no exige más que el respeto de ambos a la función que cada uno tiene en la sociedad y el trabajo mancomunado por el bien de todos.
Esperemos este 19 de abril, con la convicción de que todos queremos un cambio no solo de gobierno, sino de vida de la nación. Una nación que sabrá ir hacia adelante porque ha demostrado fuerza y resiliencia. Confiemos en que resurgirá la Cuba alegre y trabajadora, culta y dispuesta, acogedora y emprendedora que siempre hemos sido. Dese la oportunidad y este pueblo la aprovechará para trabajar por el futuro que soñamos hace ya bastante tiempo.
Livia Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1971).
Licenciada en Contabilidad y Finanzas.
Miembro del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.